Capitulo 1 El Plan

Hace mucho que el mundo empezó a evolucionar, las personas se volvieron razonables y empezaron a otorgar derechos sin importar genero, raza o edad. Claro que no es así en todos lados.

En un país apartado del resto del mundo, una remota y pequeña isla a kilómetros de la India, llamado ¨Muttaea¨, donde lo principal en la vida de sus habitantes era el placer carnal. Esto no implicaba engañar o ser infiel, pero si el hombre no estaba satisfecho con su mujer podria desecharla y buscar una nueva. Esta ley había sido elevada por la familia real hacia siglos atrás, y el nuevo rey, un príncipe arrogante y egoísta de nombre Saotome. Era un atractivo moreno, de cabello marrón oscuro y unos ojos color miel que hacían que su rostro se viese mas dulce de lo que en realidad era su persona.

El explotaba al máximo la ley que le dejaba desechar esposas. Usándolas hasta que se aburría de ellas, entonces las echaba y se buscaba una nueva. Pronto todos los ciudadanos ya estaban molestos con aquel egoísta rey, incluso los hombres que gozaban de se beneficio, pero el rey usaba a las chicas de los súbditos como esposas y luego las desechaba, y no podían mas que sentirse terriblemente ofendidos. Finalmente, cansados, un grupo de 5 hombres y 5 mujeres, buscaron dentro del espeso y oscuro bosque de la isla una hechicera que nunca se revelaba ante los demás habitantes, mas todos conocían de su existencia, por que si un niño se perdía aparecía al día siguiente contándoles su travesía con la amable mujer que lo guió hasta su casa, mas si una persona se atrevía a hacerle daño al bosque luego contaba con temor las horribles pesadillas que lo perseguían cuando cerraba los ojos y mucho mas.

De no ser por que una de esas mujeres, prácticamente, se había criado en el bosque, jamas hubiesen encontrado aquella pequeña cabaña oculta entre la maleza. Los mismos arboles parecían confabular para esconderla, siendo sus troncos extrañamente torcidos alrededor, formando un muro de gruesa y dura madera. Finalmente, el representante del pequeño grupo, se acerco intimidado y esta se abrió la puerta ante el primer toque.

-Pasen, por favor...- La voz que salio de adentro sonó suave y extrañamente dulce, el grupo de 10 se observaron, y finalmente entraron a la extraña cabaña. Allí dentro todo era rustico, y daba el aspecto típico de la cueva de una bruja, o hechicera, con frascos con contenidos que eran mejor no conocer, libros en idiomas que no eran conocidos, mesas repletas de hojas y polvo, y en una silla había una figura sentaba, cubierta por mantas de tantos colores que habría podido marear a un pavo real.

-Señora... hemos pedido a buscar su ayuda...- La mano cubierta por un guante negro salio de entre las mantas, elevándose para callar al hombre que hablaba.

-Ustedes quieren que pare a su rey, no es así?... Puedo lograrlo, mas hay un precio que deben pagar...- Al escucharla los 5 hombres dieron un paso al frente.

-Pagaremos lo que sea! Le podremos conseguir el dinero que usted pida! Solo haga algo!- El hombre que hablo sonaba desesperado, pero a la ves intentaba ser autoritario, pensando que de esa forma lograría hacer acceder a la mujer mas rápido.

-Shhh... guarda silencio- Sin elevar ni siquiera la voz, el sonido que soltó la mujer causo mayor temor que los gritos de aquel hombre. Poco a poco la sombra se fue poniendo de pie y todos sintieron su sangre helarse. -Su dinero no sirve aquí, y menos si estas aquí solo para ordenarme... mi precio no es monetario, mi precio sera algo mas grande y mas personal... yo detendré a su rey, pero también a ustedes, si yo lo hago la ley que les da la libertad de dejar a las mujeres se anulara... y ustedes abran de aceptarlo...-

Las mujeres del grupo se sorprendieron, pero la sorpresa de los hombres fue aun mayor, y en ese momento comenzaron a discutir sobre si aceptar aquella oferta o no, al final, el mas grande se acerco unos pasos. -Señora... el honor de nuestras hijas vale mas que esa ley... aceptamos su oferta y dejaremos que nos cobre ese precio...-

-Muy bien... nuestro trato esta hecho...- Entonces una espesa neblina le nublo la vista a todos, al disiparse estaban en el medio del bosque, no en la cabaña, ni la extraña mujer seguía allí.

...

-Espero que mi nueva esposa sea mejor que la anterior...- Murmuro el rey, recostado en su exuberante trono mientras comía un racimo de uvas rosadas. Entonces entraron sus fieles sirvientes tocando las trompetas, anunciando a su nueva esposa. Allí entro en escena una de las mas adorables criaturas que sus ojos hubiesen visto. Una joven, de piel blanca como la nieve, ojos grandes de color oro, un hermoso cabello que parecían ser pétalos de flores rosadas, unos dulces labios color fresa y sus maravillosas curvas bien marcadas por ese hermoso vestido de seda, color agua, que caía hasta sus tobillos pero que estaba abierto a un lado, tentando la vista con una de sus largas piernas, mostrando que no tenia calzado alguno, solo una tierna tobillera de plata sin dijes o decoración alguna.

-Mi Señor...- La voz de un hombre lidero el grupo e hizo una reverencia frente al joven rey Sataome. Su voz lo hizo salir de sus pensamientos de golpe, mas no lo demostró.-Le hemos traído a esta joven que se ha ofrecido para ser su nueva esposa...- Se movió a un lado, aquello había hecho que el joven arqueara una ceja con curiosidad, por que sabia de su reputación entre los aldeanos, y que una joven se ofreciera era nuevo.

-Es un placer para mi... poder ser vuestra esposa...- Su tierna y dulce sonó en sus oídos como canción de un ángel, y el rey sonrió satisfecho.

-Me alegra oír eso de una joven tan bella como tu, estoy seguro de que nuestra primera noche juntos sera memorable...- Ante sus palabras la joven solo asintió suavemente.

...

Se llevo a cabo una hermosa ceremonia de bodas, donde extrañamente, no había familiares de la novia, pero el rey no parecía notarlo, y nadie se lo hacia ver tampoco.
Al acabar la lujosa fiesta, y darse el lujo de banquetes, música y bailes, la pareja recién casada se marcho a su habitación, donde Saotome estaba listo para tomar a su esposa, pero en ese momento, ella lo hizo acostarse en la cama, y quedando solamente en un negligee blanco se sentó sobre la cama a su lado y paso sus suaves dedos por su mejilla, cuello hasta su duro pecho. -Mi rey... si me lo permite... me gustaría contarle una historia para poder encender sus deseos.-

-Mi querida esposa, solamente con ver tu hermosa piel me encuentro encendido...- Tomo la mano de la joven y beso sus dedos suavemente, intentando traerla, pero ella se mantuvo sentada y apoyo su dedo indice sobre sus labios.

-Es una tradición familiar... la primera noche de bodas, contaremos una historia... pero no te preocupes, las mujeres en mi familia somos las mejores narrando historias mi señor... y si le parece aburrida podrá detenerme... solo permita me cumplir con esa tradición...- Al ver sus hermosos ojos el joven solo soltó un suspiro y acepto aquello, no podía negarse a tal humilde petición de su nueva esposa.

-De acuerdo... puedes contarme una historia si tanto así lo deseas-

La chica sonrió suavemente, haciendo que el corazón del otro se acelerara, y entonces se acomodo, empezando su relato...

Fin


Espero que les haya parecido un primer capitulo interesante, si les gusta mi fic les recomiendo mi fanfic de Fruits Basket ¨La aman¨, el de ouran High Host Club ¨El acuerdo¨y el de Amnesia ¨Bad End¨