Los siguientes personajes pertenecen a Kubo.
Advertencia: Boy's love|| Historia out-canon||
1: Protegerás a esa persona.
¿Beka, estás ahí?
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Hola Yura. ¿Qué sucedió? Creí que íbamos a salir.
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Perdón, estoy castigado. Hasta ahora me devolvieron mi celular.
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¿Otra vez?
Digo…
¿Qué sucedió?
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De sólo recordarlo quería volver a patear su estúpido trasero. El rubio dejó caer su cuerpo sobre la cama, soltando un pesado suspiro. Aún ahora seguía molesto y si Marco creía que las cosas se quedaban así estaba muy equivocado, debía encontrar una forma de vengarse, una que al menos no le ocasionara su expulsión. Miró su teléfono, quería explicarle todo a su mejor amigo y esperaba que lo entendiera, después de todo jamás dijo algo malo de su familia.
Verás, uno de los idiotas de mis compañeros habló mal de mis padres. Según él no es normal que dos hombres estén juntos. Y no pude evitar golpearlo, así que llamaron a Yuuri y Viktor, sólo que no les conté lo que sucedió. Sé que mi madre es muy sensible y mi padre se habría unido a mí para darles su merecido, pero mamá se altera y no quiero que lo mande a dormir al sofá. Es divertido verlo ahí, pero luego no querrá llevarme a patinar.
Tú lo entiendes, ¿No? Ellos se aman, son muy melosos y cursis, pero admiro que demuestren su amor sin importarles dónde estén.
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Primero, antes que nada. ¿Tú estás bien?
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Claro, no pudieron conmigo. Debiste ver sus caras, no se lo esperaban.
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Qué bueno que les diste su merecido. Tu familia me agrada demasiado, además te criaron bien.
Ya sabes, eres un buen chico. Amor es amor, al carajo lo que piensen los demás.
Si quieres puedo ayudarte, no me molestaría golpearles la cara.
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Una boba sonrisa apareció en su rostro, una que intentó esconder debajo que su almohada que tomó en cuanto esta amenazó con salir. Beka tonto. ¿Cómo podía lograr cambiar su estado de ánimo de esa forma? ¡Ni el piroshki lograba hacerlo! Pero ahora se sentía contento, aliviado de que Otabek pensara que estaba bien el amor entre dos hombres. Eso era lo único que le interesaba, aún si los demás seguían hablando ya no le tomaría importancia, mientras tuviera a esas tres personas especiales en su vida. Bufó, incluso lo hacía sentir más positivo.
Su teléfono vibró de nuevo. Cierto, por estar en las nubes olvidó contestarle al kazajo. En cuando lo leyó sus mejillas se tornaron color rojizo… seguramente por el calor. En Rusia. En pleno inverno.
Sé que estás castigado, pero me gustaría verte.
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Una de las muchas razones por las que quería Viktor y Yuuri era que le dejaban juntarse con su hijo, a pesar de la mala y falsa reputación que tenía, nunca lo juzgaron y le trataban bien, hasta lo invitaban a cenar cuando podía. Nunca ha querido causarles problemas o hacer algo que provoque dejar de ver a Yura, pero esta vez le urgía verlo. Tenía que entregarle su sudadera de animal print, una que le prestó hace dos semanas y que a pesar de que no le quedaba la aceptó. Realmente era urgente, porque tal vez se le olvidaría y se quedaría con ella dos semanas más.
Quizá era mala idea insinuarle que se escapara de casa, quizá podrían descubrirlo y arruinar todo. O quizá por fin se atrevería a confesarse en plena madrugada. Yura lo dijo, él también. Un amor entre hombres no es malo.
Desde que lo conoció sintió una extraña atracción hacia él, en un mal intento de aprender ballet y mejorar sus habilidades en el patinaje, se encontró con el ruso y no pudo apartar sus ojos, hasta que tuvo el valor de hablarle. En un comienzo no lo entendió, pero conforme pasó el tiempo sus sentimientos se fueron aclarando. Porque no era normal sentir celos de su mejor amigo cuando una chica se le confesaba, porque no era normal estar feliz de que rechazara sus propuestas, y porque no era normal querer besarlo cada vez que él reía. No es algo que un amigo deseé del otro. Y nunca le molestó, al contrario, cualquiera en su sano juicio se enamoraría de Yura, lo creyera o no.
Ahora después de dos años de conocerse, compartir secretos y sueños, desvelarse en las noches hablando, escuchando los discos favoritos de Yurio y haciendo mezclas que le dedicaría en secreto, no podía confesarse. Cada vez que lo intentaba terminaba acobardándose, y para colmo parecía que todo el mundo lo sabía menos el indicado, hasta Viktor lo insinuaba con descaro y Yura no parecía captarlo. Algunas personas son muy ciegas para el amor, si las cosas continuaban así seguiría con la etiqueta de mejor amigo. Sin embargo, ¿Si la perdía por declararse?
Mis padres están dormidos, ya me aseguré. Nos vemos en mi entrada.
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Podía romper las reglas pero jamás las de sus padres, menos después de ver enojado a Yuuri cuando se lesionó y aun así participó en una competencia, pero existían excepciones, o al menos una, esa era Beka. Apurado se quitó su pijama y colocó sus jeans y una camisa de la banda The Ramones. Qué locura, haría lo que fuera para pasar un rato junto a él. Tomó su teléfono y salió de su habitación con sigilo, su estómago estaba revuelto y su corazón acelerado, ¿Eso sucedía cuanto te escapabas de casa? Era increíble, tal vez lo haría más seguido.
Asomó la cabeza por la puerta, Beka estaba sentado de espaldas en los escalones. Cerró la puerta con cuidado de hacer ruido y de puntitas se acercó a él, sus habilidades de felino estaban muy desarrolladas, todo gracias a esas escapadas que se daba a su cuarto cuando sus padres comenzaban a besarse en medio de una película. Se colocó de cuclillas detrás de él, rodeando con sus brazos su cuello y acercando sus labios a su oído.
—Aquí estoy. —Susurró.
Una corriente eléctrica recorrió su cuerpo. Yura no entendía que algo como eso podría volverlo loco, que le encantaba y que sólo deseaba romper aquella cercanía, pero no era fácil. Sintió volver a respirar cuando el rubio se alejó y sentó a su lado. Existía dos opciones: Dejaba de hacer eso, o lo seguiría enamorando. Carraspeó, llevándose la mano al pecho y pidiéndole a su corazón que se calmara o terminaría muriendo de un ataque cardiaco. —Vamos… mi moto está en la esquina.
Tener un amigo con una motocicleta era genial, podían pasear juntos, visitar lugares lejanos y en ocasiones lo recogía de la escuela, iban al cine o a comer algo. Yurio no necesitaba de alguien más, con Otabek era feliz. Esa era una de las razones de que no saliera con otros chicos, ni aceptara un noviazgo con una mujer. Se colocó su casco y sentó detrás de Altin, sería la primera vez que saldría de noche y estaba muy entusiasmado.
Otabek encendió la motocicleta y arrancó. Esta vez quería sorprenderlo ya que quien siempre lo llevaba de un lugar a otro era él, nunca salió a tantos sitios como cuando lo conoció, incluso van de compras y ya sabe de memoria sus tiendas favoritas. En realidad, conoce todo de él. Lo estuvo meditando e investigando, tenía la esperanza de que Yurio no lo haya visitado antes. Era uno de los parques de Petergoff, uno donde no solían pasar muchas personas. Aunque en un principio se preguntó por qué un lugar tan genial estaba tan solo, ahora se alegraba de que fuera así. Tomó la ruta más larga para que disfrutaran del trayecto, Yurio podría apreciar su país y él tendría sus brazos rodeando su cintura un rato más. Si pudieran leer sus pensamientos seguro estaría en la cárcel.
Se estacionó y bajó de la motocicleta. Colocó sus manos en sus caderas, observando el parque. Fue una muy buena elección.— ¿Qué te parece?
No hubo respuesta. Otabek se giró sobre sus talones, desconcertado. Era como un pequeño gato, agazapado y tiritando.
—Ma… maldición Beka, debí traer un estúpido suéter. —Con esfuerzo se acercó a él, recargando su cabeza en su pecho. Salió tan a prisa que no reparó en ello.—Terminaré como los alemanes.
Tragó saliva, sujetándolo por los hombros. ¿De verdad lo hacía? Porque él moría de calor, en un buen sentido.—Si quieres puedo comprarte una chaqueta o algo. —¿A las casi dos de la madrugada? ¿En serio? Vamos, puedes tener algo mejor. Además no llevó su cartera, un gran error porque cuando se trataba de Yurio siempre gastaba mucho dinero.
Negó con la cabeza.— No creo que puedas.
¿Era una indirecta? ¡¿Acaso quería que…?!
Se armó del suficiente valor para hacerlo y dejó caer su chaqueta de cuero sobre la cabeza de Yura.— Espero sea suficiente.
No esperaba que lo abrazara, claro que no. Alzó la cabeza, fulminándolo con la mirada.— ¿Y qué hay de ti? —Frunció el ceño.
—Estaré bien, no tengo frío.—Se encogió de hombros, al menos se llevó una sudadera. En realidad lo tenía, era seguro que sino moría de un infarto, moriría de hipotermia. Pero qué importaba, ver su delgado cuerpo cubierto de su chaqueta le fascinaba.—No quiero que te enfermes.
—Entonces… gracias. —Se colocó bien la chaqueta, le quedaba bastante grande pero resultaba abrigadora. No tardó mucho en llegar el aroma de la loción de Beka a sus fosas nasales, uno que le gustó. Luego le pediría el nombre, posiblemente.— Vamos a caminar.
Una gran sonrisa surcó su rostro, Beka sólo logró asentir. Ojalá esa sonrisa fuera solo para él.
2: Sorpréndelo.
...
Beka, ve a tu puerta.
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Estudiar en la universidad, ser DJ y patinar no era trabajo sencillo. Era su primer año y ya se estaba volviendo loco, pero debía tener una carrera o terminaría como un vagabundo, no podía vivir de la música o el patinaje para siempre. Temporada de exámenes era de los peores momentos por los que pasaba, sentir la presión de perder la beca o de reprobar las materias lo estresaba. Es entonces cuando Beka se aísla de todos y se concentra en sus cosas, al igual que lo hace cuando está preparando una mezcla o cuando debe practicar una coreografía.
Durante días no había hablado con Yura, no puede distraerse. Y sí, lo extraña, pero también es bueno para los dos. Nunca le ha gustado ser el centro de atención del ruso, ni Yurio de él. Sin embargo esta vez fue diferente, le sorprendió recibir un mensaje e hizo caso a sus indicaciones. Por un segundo cuando se dirigía a su puerta del departamento, creyó que lo encontraría ahí, pero cuando abrió la puerta en el suelo estaba una pequeña caja de madera con una nota encima de ésta y una botella de agua de mora azul. Se agachó y agarró la nota.
"Es un bento, Yuuri me enseñó a prepararlo. Espero te guste, esfuérzate y no repruebes el examen de mañana."
Pocas veces Yurio había tenido un detalle para el kazajo, las únicas veces que le regaló algo fue en su cumpleaños, año nuevo y navidad. Lo apreciaba, siempre eran regalos que le gustaban demasiado. Ahora no podía estar más contento, el sabor era bueno, pero lo más importante es que Yura lo preparó para él. Definitivamente se lo recompensaría y no reprobaría. Era la clase de persona que demostraba su cariño de las formas más extrañas, desde algo exagerado como un tigre enorme hasta un pequeño bento. Ya quería que terminaran los exámenes, ya quería estar con él de nuevo.
Gracias Yura, estuvo delicioso.
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No se supone que debías agradecerme. Estudia, tonto.
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No puedo evitarlo… me gustó mucho. Terminando mis exámenes te llevaré a donde quieras, ¿Te parece?
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Me basta con estar conti…No, no, borrar. Fue en un ataque de aburrimiento, Katsuki preparaba el almuerzo para Viktor y aprovechó para aprender a cocinar los famosos bento. El problema fue que no tenía a quién dárselo. Sólo pudo pensar en Beka y que se encontraba estudiando, seguro le caería muy bien. Para no interrumpirlo decidió dejarlo frente a la puerta de su casa y salir corriendo. Tenía miedo de que fuera un fiasco, pero cuando recibió respuesta se sintió realizado.
—Deberías hacerlo más seguido. —Sugirió Yuuri. No solía meterse en la relación de Otabek y Yurio, como cierta personita —su adorado esposo—, pero ver a su hijo tan feliz le daba motivos para opinar. Además, estaba seguro de que Altin se sentía igual.
—Tal vez, así mejoraré mis habilidades.
—Es una muestra de amor muy efectiva. —El albino rodeó con un brazo los hombros del ahora irritado felino—, esos pequeños detalles enamoran.
—¡No es una muestra de amor! —Intentó zafarse de su agarre, pero Viktor lo tenía bien sujeto.— ¡Ahora suéltame! ¿No se supone que ya debías irte?
—Lo que tú digas, lo que tú digas. —Despeinó su cabellera, soltando al ver la mirada de desaprobación de su japonés— Sólo te recuerdo que no eres legal y si quiere ser tu novio tendrá que venir a hablar conmigo. No se la pondré tan fácil.
—No serás tú quien decida eso. —Sentenció el nipón.— Ahora deja de molestarlo.
—¡Pero Yuuri, es nuestro único hijo!
—¡Qué no voy a salir con él!
Sí, me gustaría. Hay un lugar muy cool en el centro, es nuevo. ¡Debemos ir!
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Es la primera vez que escribo de esta pareja, estoy muy nerviosa adkljas. Hasta ahora no me había atrevido porque yo soy miel sobre ojuelas y bueno, ellos no son una pareja romántica. Me los imagino muy torpes, así como cierta personita los escribe: Nina Scherbatsky en 10 cosas que odio de ti. NO PUEDE HACERLOS MEJOR. Pero en fin, no pude resistirme.
Hay diferentes formas de expresar el amor que sientes por una persona, así que me inspiré en ello.
Aclaraciones:
SÍ, MI BEBÉ YURA FUE ADOPTADO. Siempre he amado que sean una familia, só, se supone que el matrimonio lo adoptó.
Beka es universitario, es raro pero bueno, me imagino que debe estudiar XD
Se supone que sería un one-shot, pero quedaría muy largo, así que lo dividiré en 3 capítulos.
Cualquier duda o sugerencia, dejen sus reviews. Me ayudaría mucho :'3
Saludos y besitos.
