DISCLAIMER: Los personajes de esta historia son propiedad de J.K Rowling.
Este fic participa del reto "En tiempos de guerra" del foro La Sala de los Menesteres".
Bellatrix Lestrange
Primera Guerra
Sangre. Que olor tan exquisito.
Súplicas. Que sonido tan reconfortante.
Gritos. La hacían sentir viva.
Sangre, súplicas, gritos. Lo que la hacía alcanzar la felicidad en su estado mas puro, lo que hacía brillar sus ojos de manera casi infantil.
Algo de lo que había podido disfrutar durante años, pero que ahora le era arrebatado.
Sólo una vez mas. La sensación de sus manos manchadas de sangre, el cosquilleo en los dedos que le producía la maldición cruciatus. Y la sangre, y los gritos. Y al final, las súplicas.
Veía a Alice Longbottom retorcerse de dolor en el suelo. Las uñas de la mujer enterradas en el piso de madera, sus dedos cubiertos de sangre.
Porque la guerra había acabado, porque lo más probable era que al final terminara en Azkabán justo con esas malditas ratas asquerosas y traicioneras que en algún momento se habían hecho llamar mortífagos, compañeros. Que no habían luchado por él, que habían deshonrado su nombre.
Pero antes quería disfrutar el placer de torturan a aquellos traidores a la sangre. Quería pintar la paredes del lugar con su sangre. Estaba segura de esos repugnantes amantes de los muggles, al final también tendrían la sangre inmunda.
La pared explotó. Bellatrix Lestrange no se detuvo, quería escuchar los alaridos desgarrados durante el mayor tiempo posible. Quería que quedaran grabados en su memoria y revivirlos uno y otra vez durante su encierro Sabía que sería encarcelada, pero no por mucho tiempo. En algunos años estaría libre, lo sabía, podría disfrutar nuevamente. Disfrutar del placer de oir las voces rogando por su vida.
Y cuando fue arrastrada lejos de allí-soltando risotadas dementes-sonrió.
El juego había comenzado.
