Twerk

Miró el reloj una vez más y suspiró, su cita de estudio tenía ya media hora de atraso y a ella se le acababa la poca paciencia que poseía. Se levantó de su asiento y empezó a caminar por el pequeño cuarto intentando hallar algo que pudiera distraerla, pero no tuvo éxito. Volvió a mirar el reloj desesperada, habían pasado sólo cinco minutos desde la última vez que le echó un vistazo y sentía que había sido hace horas. Se volvió a sentar y tomó la computadora, tal vez algo de música la ayudaría a distraerse un poco.

Empezó a reproducir aleatoriamente videos y después del tercero, sentía la necesidad de pararse a bailar como lo hacían las mujeres en estos, sin embargo en todos los videos había un movimiento específico el cual para ella, al igual que para muchas otras mujeres era un dolor de cabeza, pero para la mayoría de los hombres la mismísima gloria; Twerk. Enérgicamente se levantó y comenzó a bailar, intentando imitar a las mujeres que se mostraban en la canción, después de reproducir el mismo video una y otra vez intentando aprenderse el baile, una mejor idea se le vino a la mente.

How toTwerk ―murmuró Tenten mientras lo escribía en la barra de búsqueda de la página.

Seleccionó el primer video y comenzó a seguir sus instrucciones. Separó sus piernas a una buena distancia una de la otra y flexionó un poco las rodillas, sacó el trasero y posicionó las manos en sus caderas, guiándose de la muchacha empezó a moverse. Después de unos cuantos intentos bastante raros el movimiento por fin le salía como debía ser. Emocionada, siguió haciéndolo por un rato más, la castaña estaba tan sumergida en su baile que no se dio cuenta cuando abrieron la puerta del cuarto.

―Buenas tar… ¿Qué demonios haces, Tenten? ―preguntó el muchacho que acababa de llegar. Inmediatamente la fémina volteó a verlo. Los colores se le subieron al rostro cuando vio a su amigo a la cara; éste tenía una ceja alzada y como siempre su expresión era seria. La muchacha cerró los ojos y respiró profundo intentado calmarse, abrió los ojos y volvió a mirarlo.

―Llegas tarde, Hyuuga ―alegó ella ignorando totalmente la pregunta que él le había anteriormente, se dio vuelta y fue a sentarse. Quería que la tierra se la tragara; el chico que le gustaba, el cual era bastante serio, la había encontrado haciendo un movimiento poco apropiado para una señorita.

De ahora en adelante necesitaría aprender a esperar sentada.