Era una hermosa tarde en la aldea de Konoha, los dueños de los locales se preparaban para cerrar sus negocios mientras uno que otro cliente ocasional hacía compras de última hora, ya a esa hora la actividad diurna en la aldea era prácticamente nula y los aldeanos ya iban a descansar a sus hogares, como era el caso de dos personas que regresaban del edificio del Hokage, uno era un Jōnin de cabello corto blanco y ojos negros, vestía el chaleco que denotaba su rango con una camisa blanca de mangas largas holgadas que le tapaban las manos y unos pantalones simples grises, acompañado por un Rubio de ojos azules que usaba googles de banda blanca sobre su cabeza, vestido con ropas anaranjadas de una tonalidad muy escandalosa, se dirigían a sus hogares después de un largo día, el mayor acababa de regresar a la aldea y el rubio había ido a recibirlo.
-hey hey Shiro nii-chan- comenzó a decir el rubio -¿Cuándo sea ninja hare todo tipo de misiones súper geniales y súper secretas como tú?, ¿de qué trato tu misión? y porque…-
-Je, tranquilo Naruto-kun- interrumpió el peliblanco, bien sabia el que si esa roca rodaba mucho tiempo jamás se detendría -si es súper secreta no debería decirte ¿verdad?- el rubio se apeno un poco -además, a todos los Jōnin les tocan misiones incluso más difíciles que la que yo tuve, no te dejes impresionar tan fácil ¿sí?- revolvió sus cabellos y le sonrió, el rubio le devolvió la sonrisa con algo de vergüenza -y dime ¿sigues creyendo que Sakura es la más hermosa de tu clase?- lo miro con picardía y rio cuando vio como la cara del menor cambiaba a un fuerte carmesí.
-¡Cállate Shiro nii-chan!- le respondió haciendo movimientos agitados con un evidente sonrojo -siempre igual…- puso un puchero ligeramente encantador y volteo su cara molesto.
-je, siempre haciendo una escena- rio rodando sus ojos, llegaron a una de las tantas zonas residenciales de la aldea, y se dirigieron a uno de los edificios más bonitos del lugar, pasaron la entrada principal y subieron las escaleras hasta el departamento que compartían en el piso 1, abrió la puerta del departamento y el rubio entro a toda velocidad -hey no te hagas el tonto, vamos a practicar tu control de chakra, Iruka-sensei dijo que faltaste de nuevo- el tono en la última palabra detuvo en seco al rubio y lo hizo sudar frio -me comento también que tienes tu examen mañana- más sudor frio -y lo que le hiciste a los rostros de los Hokages…- se volteo prácticamente azul con una sonrisa tambaleante -¿Qué tienes que decir a tu favor?- le pregunto con una mirada que no aceptaba replica.
-¿Qué comeré la sopa de verduras, tomare tu jugo especial y que luego moldeare chakra hasta morir?- rio poniendo sus manos detrás de su cabeza con pose despreocupada, esa sonrisa temblaba nerviosamente.
-Buen chico- aprobó sonriente, revolvió los cabellos rubios con cariño y se sentó en el sofá –recuerda que tu cantidad de chakra es increíble, asegúrate de no usarlo al máximo, las cosas saldrán MUY mal si usas mucho ¿entendido?-
-¡SI SEÑOR!- grito a modo militar y corrió a la cocina, el peliblanco saco un libro de una de sus mangas titulado "Psicología Ninja: Estrategias avanzadas" lo abrió cerca del final y se dispuso a leer con toda tranquilidad, pocos eran los días que podía relajarse en ese departamento que compartía con Naruto por sus deberes como asistente del Hokage, había salido a una misión muy importante hace una semana junto con otros Jōnins y acababa de volver ese día por la tarde, lo primero que hizo fue conversar con Iruka-sensei para preguntar por Naruto, el peliblanco había sido tutor del rubio al cumplir los 5 años y se había hecho cargo de todo lo concerniente a él, liberando al viejo Sarutobi de una carga muy pesada. Velaba por su seguridad, lo asistía en sus entrenamientos, luchaba con él para que comiera sano y le hacía compañía con una sonrisa.
Él estaba muy consciente que cada vez que el abandonaba la aldea Naruto aprovechaba para gastar malas bromas a los habitantes, afortunadamente para él y desafortunadamente para el rubio Iruka se mostraba muy atento cuando eso pasaba, él era único aparte de Shiro que podía encontrar y regañar como se debía a Naruto después de que cometía una fechoría, compartían nada más que 3 días a la semana pero él había hecho maravillas con el rubio, aunque en lo que sería la personalidad y los modales no pudo hacer nada, simplemente el rubio no tenía remedio.
Sonrió y aparto la vista de su libro un momento, miro a su pequeño departamento con cariño, tenía una sala, dos cuartos a mano izquierda a los que se llegaba por un corredor con un solo baño al final pasillo, una cocina a mano derecha con todo lo necesario para trabajar cómodo y feliz, un mesón blanco separaba la sala del resto de la cocina con dos bancos del lado de la sala, aunque no tenían mesa sentarse juntos a comer en ese lugar daba cierto calor de hogar, le había costado una pequeña fortuna y toneladas de paciencia, el odio mortal que le tenían al contenedor del Kyubi muchas veces interfería con sus vidas cotidianas, para el peliblanco fue necesario decir su rango, trabajo y apellido para que le permitieran comprar ese apartamento, no era como si él estuviera mucho tiempo en ese departamento, pero ese era el único lugar al que él y su protegido podrían llamar hogar.
-oficina del Hokage-
-es una fortuna que estuvieras ahí Iruka- comento el viejo Hokage sentado detrás de su escritorio -sin Shiro aquí Naruto puede llegar a ser incontrolable- le dio una calada a su pipa y suspiro liberando el humo.
-no tiene de que preocuparse Hokage-sama, yo soy uno de los pocos que puede entenderlo- sonrió tristemente -lo iba a invitar a comer ramen pero Shiro-san llego antes de lo previsto, dice que lo consiento demasiado- se rasco por detrás de la cabeza con una expresión apenada.
-Hmph, eso es algo que no se puede evitar- le respondió con tranquilidad -esa es la habilidad de Naruto- dio otra calada a su pipa -¿Está todo listo para la prueba final para ser genin?-
-Sí, será la prueba del Jutsu de clones- al notar la mueca del Hokage añadió –creo que Naruto lo hará bien, no es el mejor alumno pero sus notas no son tan malas-
-es cierto, Shiro ha puesto mucho empeño en que él sea un buen estudiante- le dio una calada a su pipa y sonrió –sigue haciendo un buen trabajo Iruka-
-Por supuesto, Hokage-sama- y en un estallido de humo desapareció.
-es bueno que sus caminos se hayan encontrado- susurro el viejo Hokage mirando el paisaje nocturno de la aldea -sin ellos aquí ¿cómo hubiesen sido las cosas?- y después de una última calada de su pipa, comenzó a revisar los papeles en su escritorio, anciano o no él también tenía responsabilidades -estoy muy viejo para esto…- y con un suspiro continuo con su labor, otra noche sin dormir se veía venir.
/Fin del capitulo 1/
Notas del autor:
Este es uno de mis proyectos mas viejos que por fin toma forma, los dos primeros capítulos son los mas cortos porque no quería sobrecargarlos, estaba experimentando con mi versión y así quedaron, me siento feliz por ello ¡gracias por leer!
