Es mi primer fanfic sobre Harry Potter (vamos, mi primer fanfic de todo), espero que sea de su agrado y siempre están bien las reviews para aprender de los errores, asi que... si no es mucha molestia...
Disclaimer: Ningún personaje es mío y no saco anda con escribir esto, solo entretenerme e intentar entretener un rato. Todos los derechos son de J.K. Rowling.
Capítulo 1. ¿Mi culpa?.... No...
Ahí estaba, un día más en clase de pociones, con sus queridos Slytheryngs y los no tan queridos Gryffindor (por no decir odiados). Qué vida más insulsa la suya… clases, quitar puntos a Gryffindor, hacer de vasallo para el Señor Oscuro, jugarse la vida, quitar puntos a los Gryffindor, insultar a Potter y amigos… vaya vida, si es que se le podía llamar vida.
- En la pizarra están los ingredientes. Comiencen… ¡ya! – Apenas habían pasado la puerta y ya esperaba que empezaran con la poción.
Me podré divertir un poco con Longbottom… Ya está la señorita nomepuedoestarcalladayemcimaamigadepotter Granger con la mano levantada…
- ¿Sí, señorita Granger?
- Esto, profesor,… no quiero poner en duda sus dotes como maestro en pociones, pero… - dijo Hermione como pudo. A estas alturas, toda la clase le estaba mirando.- … creo que al final de las instrucciones se ha confundido… - esto último lo dijo en un susurro, pero lo audible para que llegara a su profesor.
Muy bien, Hermione, chica, acabas de sentenciar tu propia muerte, ¡No te puedes callar, para qué!
Espera, ¿me está diciendo que yo, Severus Snape, unos de los mejores profesores, bueno, el mejor de este colegio me he confundido? ¡Se habrase visto niña insolente! Calma, que ya sabes lo que te dijo Albus acerca de las maldiciones asesinas sobre alumnos…
Después de un rato fulminándola con la mirada, (Dumbledore no había dicho nada de miradas asesinas…) se dignó a contestar a la chica.
- No quiere poner en dudas mis dotes pero aun así lo ha hecho, así que… 20 puntos menos para su casa. Y las instrucciones están correctas, por lo que… ¡comiencen! – Pudo ver como la muchacha se encogía en su asiento y se proponía a empezar la poción. Ni que decir tiene que ni se molestó en ver si era verdad que se había confundido.
Por Merlín, cómo me voy a confundir, si soy yo…Tu no necesitas abuela, ¿eh? Cállate, hombre, si sabes que tengo razón.
Después de un rato sin novedades, porque el que Neville no consiga hacer nada decente no es novedad para el profesor, empezó a oir una tos un tanto molesta.
¿Alguien se digna a molestar en mi clase o qué?
Levantó la vista para ver quién era el se atrevía a toser en su mazmorra, y vio que se trataba de Granger, por lo que no le dio demasiada importancia… no hasta que la vio que no podía respirar y se desmayaba, haciendo que todo su caldero cayera al suelo y se perdiera la poción por el sumidero que había para estas ocasiones. Todos los Gryffindors se apresuraron a ayudar a Hermione, mientras Snape, con toda su calma, se acercó para ver qué ocurría. Fue apartando muy "amablemente" a los alumnos hasta llegar a la chica, que estaba sujeta por Harry
- ¿Qué ha pasado, Potter?
- No sabemos, señor. Estaba bien y de pronto ha empezado a toser y se ha desmayado. Creo que no respira… - Harry estaba bastante asustado. Hermione había adquirido un color blanquecido que no daba muy buena señal…
- ¿Cómo que no respira? Déjeme ver – Cómo pudo se acercó a la muchacha y comprobó que sí que respiraba, pero muy débilmente. Mierda, ¿qué se supone que hago yo ahora? Mira, la llevo a la enfermería que allí se encargaran de ella. – La llevaré a la enfermería. La clase ha terminado.
Acto seguido, cargó a Hermione, que ni sentía ni padecía, en brazos, mientras pensaba lo poco que pesaba esa muchacha.
No me extraña que se desmaye, con este peso no debe comer mucho…
Vio como Ron y Harry le seguían hasta la enfermería. Al llegar a la puerta, les dijo que esperaran fuera, no por nada en especial, si no por, básicamente, joder.
Al entrar, dejó a Hermione en la cama que primero pilló y llamó a la enfermera. Le contó, resumiendo las cosas, lo que había pasado, y le dijo que lo más probable es que fuera una desnutrición. Madame Pomfrey fue hasta la cama para poder tomarle el pulso, y ver sus constantes vitales. Snape, que se dirigía a la puerta, ya que pensaba que había cumplido con su deber, se vio obligado a parar a causa del llamado de la enfermera.
- ¿Ocurrió algo antes, fuera de lo común?
- No, nada. El señor Longbottom volvió a hacer el tonto, pero nada extraño…
- Me refería a la señorita Granger. Esto no parece una desnutrición, más bien un envenenamiento…
¿Envenenamiento? ¿En mi clase? Alguien me ha intentado matar… Céntrate, Snape.
Después de asimilar la información sin mostrar ni un ápice de sentimiento alguno, cayó en la cuenta de que sí que había pasado algo.
- Bueno, antes de caer desmayada, empezó a toser bastante. Estaba haciendo la poción que había mandado.
- ¿De qué poción se trataba? Porque lo más probable es que haya sido eso, al inhalar los vapores… - la enfermera se vio interrumpida por el profesor.
- ¿Insinúa que yo pongo en peligro a mis alumnos? – A ver, ganas tengo, pero no lo hago…
- No he insinuado nada, pero es lo que más concuerda con este estado de coma…
- ¿Cómo que estado de coma? Bueno, podrá solucionarlo ¿no? – Empezaba a sentirse algo mal, si era por la poción, él era el culpable… No, yo no tengo la culpa, si no ¿porqué ningún otro alumno a caído malo?
- Haré todo lo posible, pero sin saber la poción que estaba preparando... ¿Cuál era?
- Era una simple poción multijugos.
- Que yo sepa, esa poción no puede causar este efecto… ¿Seguro que era esa, Severus?
- ¿Cree que soy idiota o qué? Claro que era esa.- Será…
- ¿Y sabe si la estaba haciendo bien?
¿La señorita Granger confundiéndose? No lo creo, aunque me duela admitirlo, es la única alumna que se salva de la incompetencia que parece asolar en este colegio.
- Sé de antemano que la sabe hacer, desde hace mucho, así que dudo que se confundiera.
- Pues hasta que no se sepa qué le ha podido causar este estado, no hay manera de revertirlo. De todas maneras, se quedará aquí a descansar…
- Obviamente… - Siseó Snape por el comentario.- Si le parece la dejamos en su cuarto hasta nueva orden… qué incompetencia.
Ahora sí que salió de la enfermería, pero no como había pensado que saldría. Aunque no quisiera, estaba preocupado, total, había ocurrido en una de sus clases, y a lo mejor por su culpa…
¡No! La poción estaba bien, debe ser otra cosa.
No se había percatado de la presencia de Harry y de Ron, que le miraba pidiéndole información, a lo que les contestó con un simple y bajo:
- Pasen.
Al llegar a la mazmorra empezó a recoger el desastre que se había montado, recogió el caldero del suelo, limpió la pizarra, puso en orden los asientos, todo esto sin prestar atención, todo eran movimientos mecánicos de la varita. Sentado delante de la mesa que había en el aula, pensaba una y otra vez que él no tenía la culpa de nada, hasta que se convenció y se marchó por la puerta de atrás que conducía a su despacho, para pasar otra vez por una puerta que le llevó a su habitación. Allí se dio cuenta de que ya era la hora de la comida, por lo que se fue al Gran Comedor.
Estaba comiendo cuando oyó, sin querer, claro está, la conversación entre McGonagall y el director…
- … sí, está en la enfermería. Pompy no sabe qué puede tener ni cómo solucionarlo. – Decía McGonagall.
- Pobre Hermione… ¿y en qué clase dices que estaba cuando le ocurrió? – Mierda, si ya decía que me tenía que haber quedado en mi habitación… A Dumbledore se le veía realmente preocupado por la salud de Hermione.
- Según me ha dicho, le llevó Severus, estaba dando pociones. – en estos momentos, el director se giró lentamente hacía su otro lado.
- Severus, muchacho, ¿eso es cierto? – Le preguntó directamente.
- Ah, Albus, ¿si es cierto el qué? – Muy bien, Sev, gana tiempo… si total, el discurso de este viejo va a llegar tarde o temprano…
- Lo que le ha ocurrido a la señorita Granger en tu clase… - le dijo sin apartar la sonrisa de su cara.
- ¡Ah, eso! Pues nada… se desmayó. Yo sigo diciendo que es por desnutrición…
- Mira, Severus,… - Allá vamos…- … sabes que tienes que cuidar de los alumnos, ellos son el futuro, y ya sabes a lo que nos tenemos que enfrentar tarde o temprano y necesitamos su ayuda, y claro está, nosotros estamos aquí para ayudarles no solo para enseñarles nuestros conocimientos…- Bla, bla, bla,… claaaaroooo… te repites- … así que tienes que estar pendientes de ellos.
¿Ya ha acabado? Prefiero leer todos los trabajos de Granger juntos… Mierda, otra vez Granger.
- Lo sé, Albus.- Antes de que le diera tiempo para que el director siguiera hablando, se levantó para seguir con las clases de la tarde.
Pasó la tarde como de costumbre, amargando a los alumnos y haciéndose notar por los pasillos con su súper-mega capa negra. Solo había tenido la variante de que no dejaba de pensar en la sabelotodo insufrible y se odiaba por ello.
Por la noche, se fue a acostar sin mucho entusiasmo por quedarse dormido. Hacía años que no dormía del tirón, ni bien… así que a medida noche decidió salir a dar un paseo por el castillo.
Con un poco de suerte, encuentro a algún alumno y puedo quitar puntos, algo que siempre alegra. Severus… deberías plantearte su maldad…
Andando sin darse cuenta de por dónde iba, apareció delante de la enfermería. Ya que estaba allí, echaría un vistazo a ver cómo estaba la señorita Granger. Entró y la encontró en la misma cama donde él le había dejado en la mañana. No se apreciaban cambios ni en su expresión ni nada. Con las mismas salió al pasillo de nuevo. No sabía por qué había entrado. Al cabo del rato, se encontraba de nuevo tumbado en la cama, viendo pasar el tiempo como ya era habitual en sus noches. Estaba en estas cuando cayó en la cuenta de algo haciendo que se incorporara de inmediato…
- … creo que al final de las instrucciones se ha confundido…- parecía oír la voz de Granger allí mismo…
¡Joder, que iba a ser verdad! Claro, así ningún otro cayó malo, porque son tan sumamente idiotas que no habían llegado a esa parte, pero Granger sí, como siempre. ¡Mierda! A ver cómo cojones averiguo yo ahora qué ingrediente había de más en las instrucciones… Recuerda, Severus, recuerda…
Continuará...
