Aviso importante al final del Fic.
Celestia estaba sentada en la mesa disfrutando de un gran plato de panqueques con fruta y crema batida, era una mañana tranquila y rutinaria, sin ningún tipo de sorpresa…
Ella miró la puerta, esperando que en cualquier momento su hermana menor entrara tras una noche de trabajo. — 3… 2… 1… — Dijo divertida mirando la puerta, sin embargo, las puertas permanecieron cerradas. Celestia arqueo una ceja extrañada y miró el reloj, el cual marcaba las 7:15 de la mañana.
De pronto y sin previo aviso las puertas se abrieron lentamente y Luna entró en la habitación con unas ojeras impresionantes, y una cara de agotamiento notable, nada novedoso. Sin embargo, lo curioso era que estaba sudada y algo desorientada.
—¿Estas bien Luna? — Dijo Celestia algo preocupada.
—Sí… algo… — Dijo sentándose en la mesa y recargándose sobre el respaldo de la silla.
Celestia se levantó y le llevó a su hermana un plato de panqueques con piña y mermelada de melón. — Gracias hermana pero… ¿Tienes algo para el dolor de cabeza? — Dijo mientras que se frotaba las sienes con sus pezuñas.
—Oh, sí, espera un segundo. — Dijo Celestia mientras que iba a una pequeña repisa junto a una ventana y abría uno de los cajones. De el sacó una tabla de plástico con pastillas, la abrió y sacó una de ellas. — Ten. — Dijo dándosela a Luna, quien se la puso en la boca y la paso con un trago de agua. — Se nota que pasaste una muy mala noche.
—No tanto… Fue bastante rutinaria. — Dijo Luna con cansancio.
—Entonces no entiendo porque estas tan cansada, ¿Estarás enferma? — Celestia le tocó la frente a su hermana para ver si tenía fiebre, en efecto, ella estaba ardiendo. — Mejor te llevo con el medico real, estas ardiendo en fiebre.
—Tranquila Celestia, no es nada que un poco de sueño no cure.
—Da igual, ven, es mejor no arriesgarnos. — Dijo Celestia mientras que tomaba a su hermana y la forzaba a caminar hacia la enfermería.
—Que no es para tanto Celestia, solo un poco de fiebre…
—No me importa, vamos a ver al médico para que estés bien. — Dijo ella imponiendo su autoridad como hermana mayor, a lo que Luna simplemente desvió la mirada y suspiro. Sin embargo, al hacerlo comenzó a toser con fuerza. — ¿Vez? Fiebre, toz, evidentemente pescaste algún virus.
Luna no dijo nada, simplemente cayó se cubría la boca por la toz.
Al cabo de unos minutos de caminata llegaron la habitación de Luna, custodiada por sus leales guardias nocturnos. — Mi hermana está enferma, por favor que uno de los dos vaya por el medico real para que la atienda. — Dijo Celestia, los dos guardias asintieron con respeto y uno de ellos se dirigió a buscar al médico.
—Tranquila, que te vas a poner bien. — Dijo Celestia con una voz maternal, tranquila y segura. Entraron en la habitación y deposito a su hermana en su cama y la tapo con las sabanas.
—Gracias hermana. — Dijo Luna con una voz afónica, lo que preocupó a Celestia.
—No te preocupes, en unos minutos llega el médico y nos receta los medicamentes que necesitas. Igual no debe ser nada serio, una simple gripe, tal vez te diga que descanses un par de días.
—¿Descansar? Pero yo…
—Yo me ocupare de levantar la luna, no te preocupes.
—Pero… ¿Quién cuidara los sueños de los ponis? Tu magia no sirve en el reino de los sueños…
—Nuestros súbditos podrán aguantar un par de días, ellos entenderán que estas mal, no te preocupes. — Le dijo mientras que le regalaba una sonrisa.
Luna le contestó con lo mismo. De pronto la puerta se abrió y por ella entró un pegaso de pelaje color amarillo y crines rojas, con una bata de médico. Seguido de él entraron dos unicornios enfermeras de pelaje blanco y crines negras.
—Doctor Medic Sky, rápido como siempre. — Le admiro Celestia.
—Por favor princesa, para la familia real no hay tiempo que perder. — Dijo mientras que dejaba un pequeño maletín en la mesa de noche de Luna y lo abría, revelando algunos utensilios médicos. — Hearth, Love, por favor preparen el equipo.
—Sí Doctor. — Dijeron ambas al unísono mientras que salían de la habitación.
—Muy bien Princesa Luna, dígame ¿Qué está padeciendo este día?
—Tiene toz y fiebre alta. — Respondió Celestia.
—Mmmm, a veo. ¡Hearth! ¡Una bolsa con hielo! — Dijo a una de sus enfermeras.
—Sí doctor.
—Bueno, con su permiso… — Medic tomó la cabeza de Luna y comenzó a observarla detenidamente. — A ver, diga "Ah" y saque la lengua.
—Ah… — Luna abrió la boca de par en par mientras que el medico iba revisando.
—Mmmm. — Con una de sus alas tomó una pequeña linterna y alumbró la garganta de Luna. — Irritación en la garganta, leve. Sus ojos están algo colorados. — Soltó a Luna y sacó un termómetro del maletín se lo colocó a Luna en la boca.
Mientras tanto, Love entró en la habitación con un segundo maletín, uno más grande y de color blanco.
—¿Qué hay ahí doctor?
—Medicinas, un poco de todo en caso de cualquier cosa. — Le dijo mientras que le regalaba una sonrisa. — Miró a Love. — ¿Hearth no ha regresado?
—Fue a la cocina a buscar el hielo, no tardara.
—Bien. — Miró a las princesas. — Lo que la princesa Luna tiene es una Gripe Equina Común; Recomiendo una semana de descanso, y algunos medicamentos… Love, dame unas pastillas de Dermilina. — La enfermera asintió y del maletín sacó una tabla de plástico con las pastillas. — Debe tomar una de estas con cada comida e ingerir mucho líquido; Té con miel ayudaría mucho. Me pondré en contacto con el jefe de la cocina para informarle sobre los cuidados a seguir con su alimentación princesa. — Dijo Medic.
—Gracias Doctor.
—Por favor princesa, estoy para servirlas. Y recuerde princesa Luna, procure descansar. — Luna desvió la mirada.
—Doctor, el hielo. — Dijo Hearth entrando.
—Maravilloso. — Dijo tomando el hielo y poniéndolo con cuidado en la frente de Luna.
—Recomiendo que duerma un poco alteza. — Medic cerró su maletín y le hizo una señal a sus enfermeras para que guardaran todo y salieran.
—¿Vez? Nada grave. — Dijo Luna a Celestia en tono de broma, a lo que Celestia rio.
—Si tú lo dices. Bueno, iré a cumplir con mis deberes, tú descansa hermana.
—Claro, adiós hermana. — Celestia apago las luces y le dedicó una última mirada a su hermana, la cual tocio un poco antes de que ella dejara la habitación.
Los días pasaron, y a la cuarta mañana Luna ya parecía estar totalmente recuperada. Sin embargo, Medic Sky recomendó cumplir con la semana de reposo para eliminar cualquier rastro del virus que la afecto. Luna se negó, afirmando que ya estaba perfecta para volver a trabajar, pero su hermana mayor se negó y le dijo que cumpliera con las órdenes del médico. Los tres días de descanso restantes fueron largos para Luna, cansada de no hacer nada y simplemente esperara que Medic la diera de alta. A solas con su hermana, lo llamo "carcelero" a modo de chiste.
Sin embargo, tras cumplir la semana Luna ya estaba totalmente recuperada y volvió a sus tareas, presentando una inmejorable salud durante varias semanas.
Y entonces, llegó la Gran Gala del Galope…
—Ufff, ¿Enserio tengo que asistir Celestia? Tú sabes cómo odio los eventos de gala.
—Vamos Luna, te regale ese vestido cuando regresaste de tu exilio, y no lo has estrenado desde entonces. Quiero que lo uses aunque sea una vez. — Dijo Celestia, la cual llevaba un hermoso vestido de seda dorada con un estilo griego, y una falda rosa translucida sobre la falda dorada del vestido.
Luna estaba tras un probador, negándose a salír.
—Además, eres la Co-Gobernante de Equestria, debes estar presente en este tipo de eventos aunque sea un par de horas.
—¿No será como cuando éramos adolecentes y me obligabas a ir a galas para buscarme un pretendiente, verdad?
—¿Qué? ¡Por favor! Nunca me atrevería a buscarte partido de esta manera. — Dijo Celestia, aprovechando el que su hermana no la veía, dibujo una cara maléfica en su rostro. — No tengo ningún derecho a meterme en tu vida amorosa, hermanita.
—Claaaaro, ni tú te lo crees… — Celestia contuvo la risa.
—Bueno, bueno, ¿Ya puedo ver cómo te queda?
Luna suspiro y salió del probador, luciendo un bello vestido tejido en seda color azul rey, con dos listones plateados que estaba atados en su cintura y llegaban a sus muñecas gracias a dos brazaletes de oro. La falda del vestido tenía un tono de azul más oscuro, casi negro y en su pecho había un broche de plata con una luna menguante.
—¡Te vez hermosa!
—Sí, es un muy lindo vestido… — Dijo con una sonrisa. — Pero ni se te ocurra pedirme que me maquille.
—Pufff, como si te lo tuviera que pedir. De las dos eres tú la que más maquillaje usa.
—¡Eso no es verdad!
—Por favor Luna, si siempre te despiertas media hora antes para desliñarte las pestañas y ponerte sombras. Me sorprende que no uses labial. — Le dijo con una sonrisa pícara. — Y después te quejas de que te busco novio.
—¡Ja! ¡Lo sabía! — Dijo Luna eufórica. — Todavía estas con que tenga novio. ¿Por qué no te buscas uno tú?
—Para que he tenido como doce a lo largo de mi vida, ya es hora de que tú tengas algún amorío hermanita. — Luna revoleo la mirada mientras que volaba a ver a su hermana con un fulminante gesto reprobador. — Bueno, bueno… calmada hermanita, un par de horas en la gala y después te puedes ir ¿De acuerdo?
—Hecho, pero nada de presentarme con terratenientes, capitanes de guardia, empresarios, nobles ni nada hermana.
—Me pides muchos. — Dijo Celestia con cierta alegría en su voz mientras que salía de la habitación. Luna, por su parte, siguió el movimiento de su hermana con cierta rabia mientras que la seguía resignada.
—Serán dos horas muy largas.
—¿Solo dos? — Preguntó Celestia.
—Dijiste un par, par se usa para referirse a un conjunto compuesto por dos. Dos horas.
—Ok… Dos horas… — Dijo Celestia resignada. — Dos horas para buscarte novio. — Dijo en voz muy baja para que su hermana no la escuchara.
La gala de este año estaba bastante concurrida; La princesa Twilight y sus amigas habían rechazado la invitación para la misma, con lo que la nobleza más conservadora estaba más que gustosa de disfrutar una noche pacifica sin que las amistades de la princesa Twilght les arruinaran la velada.
—Luna, te presento al Almirante Shark Blade, de la Marina Real. — Dijo Celestia presentando a un poni terrestre de unos treinta años, de pelaje celeste opaco, crin blanca con un mechón rojo y ojos cafés. Llevaba un uniforme de gala de color blanco y lucio varias medallas.
—Un placer alteza. — Dijo el almirante tomando la pezuña de Luna y dándole un beso, lo cual hizo sonrojar un poco a Luna.
—Un gusto Almirante. — Dijo Luna, forzando una sonrisa y desando matar a su hermana en ese preciso momento.
—Se ve hermosa esta noche, si me permite decirlo Princesa Luna.
—Gracias… — Luna estaba ya bastante cansada, apenas habia estado media hora en la Gala y su hermana ya le había presentado a cuatro sementales; El portero de la selección equestre de hoofball oriundo de Manehattan, el hijo de una noble gran amiga de Celestia, un Lord de Sanddle Arabia y ahora un Almirante.
—Ufff, a veces creo que los entrevistas antes de presentármelos. — Le dijo Luna a su hermana, susurrándole al oído.
Celestia, manteniendo su sonrisa traviesa, solo miró a su hermana con un aire victorioso. — Los dejare solos, ir por un ponche.
El almirante asintió con respeto mientras que Celestia se marchaba. — Je, parece que su hermana no la está dejando en paz esta noche. — Dijo Shark con una sonrisa.
Luna suspiro cansada. — Dígame la verdad, ella los entrevista antes de presentarlos conmigo o algo por el estilo?
—Eh… No… — Dijo el Almirante algo confuso.
—Mire, antes de que intente algo como el maldito de Iker Redfire, el dichoso portero del dichoso seleccionado nacional, no intente cortejarme ni nada.
—Pero… yo…
—No estoy interesada en novios. Ahora por favor, ¿Sería tan amable de ir a cortejar a otra dama esta noche? Eh oído que la hija de Lady Sunshine está buscando novio y que le gustan los militares, Así que por favor va… — Luna de pronto tocio. — Váyase.
—… ¿Esta bien princesa?
—No se preocupe, vaya a disfrutar de la Gala, yo por mi parte ya tuve sufí… — Volvió a toser, tapándose la boca con su pezuña. Sin embargo, la tos esta vez fue más fuerte, llamando la atención de varios invitados.
—… ¿Segura?
—Sí… no es na… — De pronto sintió otra cosa, una fuerte puntada en el estómago. Ella comenzó a respirar algo agitada mientras que los invitados cercanos la miraban algo confundidos. Tras unos segundos el dolor se fue y volvió a erguirse. — Creo que me retiraré por esta noche, si no le molesta Almira… — El dolor volvió de repente, pero con mil veces más potencia. Fue en ese momento que Luna hizo uso de su magia y se teletransportó fuera de la Gala, directo su baño personal y cerró la puerta con llave.
Estuvo ahí por un rato muy largo, sintiendo como si sus intestinos fueran a salir de su cuerpo mientras que comenzaba a sentir un calor inmenso. Sentada en el retrete se sacó el vestido como pudo y lo arrojó contra una de las esquinas del baño para después encender usar su magia para abrir la ventana para que entrara aire.
—¿Luna? — Dijo Celestia del otro lado de la puerta. — ¿Estas bien?
—Sí… — Dijo Luna con un tono de voz apagado, adolorido y sobretodo cansado.
—Llamare a Medic Sky.
—No… no es necesario… — Luna se limpió el sudor de la frente con una toalla y tomo papel higiénico. Al cabo de un rato ella destrabo la puerta y la abrió, encontrándose con su hermana.
Celestia casi se desmaya al ver el rostro de Luna, parecía que un tren le había pasado por encima. — Ya… ya estoy bien… algo que como me cayó mal.
—… Llamare a Medic de todas formas…
—No Celestia, no es necesa… — De pronto los dolores volvieron y Luna se metió nuevamente en el baño cerrando la puerta de golpe.
Celestia salió de la habitación a toda velocidad, y miró a uno de los guardias que custodiaban la habitación. — ¡Que Medic Sky venga ya! — Dijo casi con furia mientras que los dos guardias salían disparados a buscar a dicho médico.
30 minutos después…
Medic llegó en compañía de sus dos enfermeras, para cuando llegó Luna ya había salido del baño y estaba tirada en su cama sin moverse, manteniendo una mirada pérdida en el techo.
—¡Doctor! — Dijo Celestia.
—¿Qué le pasa? — Preguntó sin más el doctor abriendo su maletín.
—No… no sé… De pronto ella… — Medic sacó su pequeña linterna y alumbró los ojos de Luna, viendo que sus pupilas no respondían ante esto. Miró a sus asistentes.
—¡30 mililitros de glorina y 15 de tauririna! — Las dos enfermeras sacaron dos medicamentos y cargaron dos jeringas con ellos para después pasárselos al doctor, quien inyecto a Luna con ambos, logrando hacer que su respiración de normalizar. — ¡Preparen suero intravenosa! ¡Vamos, rápido! ¡Hearth, saca a la Princesa Celestia de la habitación!
—Princesa, por favor… — Dijo la enfermera mientras que Celestia abandonaba la habitación sin romper contacto visual con su hermana.
Cuando ella dejó la habitación, Medic miró a Luna con seriedad y comenzó a revisar su cuerpo, descubriendo algunos pelos blancos en su pelaje azul.
—Hearth, Love… Tomen una muestra de sangre y envíenla al laboratorio. Y quiero que traigan máquinas de soporte vital y a media docena de enfermeros, vamos a necesitar ayuda.
Celestia de pronto vio como las dos enfermeras salían de la habitación de su hermana se alejaban por el pasillo. La princesa trago saliva mientras que se acercaba a la puerta y se disponía a abrirla. Sin embargo, antes de que siquiera la tocara Medic salió de la habitación.
—Princesa, escuche. Su hermana parece haber contraído algún tipo de virus, no sabría decirle cual, voy a hacer unos exámenes y una prueba de sangre para descartar posibilidades. Por precaución voy a poner a la princesa Luna en cuarentena y voy a tener que pedirle que no entre hasta que logremos esterilizar bien la habitación. No sabemos bien que puede ser, ni siquiera que tan contagioso es. Le recomendaría que fuera a ducharse para evitar cualquier tipo de riesgo de contagio. — Celestia se asombró un poco, conocía a Medic desde hacía mucho tiempo y nunca lo había visto hablar de una forma tan seria.
—… Está bien… Doctor… — Celestia comenzó a alejarse a paso lento, pérdida en sus pensamientos. Sin embargo, cuando estaba a medio camino las dos enfermeras pasaron junto con otros 6 enfermeros y enfermeras, entre todos llevando algunas maletas de gran tamaño.
Celestia se quedó quieta y los siguió con la mirada, bastante inquieta por lo que podía significar.
Los siguientes días fueron difíciles para Celestia, su hermana estaba encerrada en su habitación en cuidado intensivo. Sin embargo, con el pasar de los días la situación fue empeorando, los médicos reales contactaron con expertos de las mejores universidades de medicina tanto de Equestria como fue de la misma, recurrieron a farmacéuticas privadas y a todo recurso al alcance, pero por el momento ninguno parecía lograr frenar lo que sea que estuviera destrozando a Luna por dentro.
Celestia se sentía horrible, ya no comía como antes y se mostraba fría y distante con todos. Solía pasearse por el castillo, pasando numerosas veces por la habitación de su hermana, queriendo tirar la puerta y ver que rayos pasaba con ella.
Medic estaba en su despacho, su crin estaba revuelta y su bata sucia. Tenía notorias ojeras en sus ojos y pintaba no haberse bañado en días.
Frente a él había una serie de análisis de sangre, de fluidos, radiografías, listas de medicamentos entre otras cosas.
Furioso, hizo una bola con la lista de medicinas y la arrojó contra la chimenea del despacho. Se frotó la frente con su pezuña y entrecerró los ojos. — Nada resulta…
De pronto alguien toco su puerta.
—Adelante.
La puerta se abrió y por ella entró Celestia.
—Princesa… — Dijo Medic con una voz derrotista.
—Medic, creo que sabes porque vine. — Dijo ella con seriedad.
—Princesa, como ya le dije, por ética profesional mis médicos y yo acordamos no darle supuestos, cuando sepamos que tiene…
—Lleva 12 días así… — Dijo ella con seriedad. — No me importa cuál sea la hipótesis que estén tratando de desmentir, quiero saber cuál es.
—Princesa, si me permite alegar…
—No, no le permito. — Dijo Celestia con autoridad, manteniendo una postura firme y seria. — Ordene a dos de mis guardias que interrogara a uno de tus enfermeros, me comento que la presión arterial de mi hermana esta en 180 110.
Medic tragó saliva, suspiró.
—Como tu princesa te ordeno que me digas que rayos pasa con mi hermana.
Medic guardó silencio por unos segundos, sin mirar a Celestia cerró sus ojos. — Creemos que es Gripe Oceánica.
Aquel nombre despertó en Celestia una vieja pesadilla, un recuerdo de una tragedia vivida por toda Equestria tan solo un año después de que Luna fuera desterrada. Una enfermedad que amenazó con arrasar por completo a su pueblo.
—¿Cómo…? — Hizo lo posible por mantener la calma y la postura, sin embargo su voz sonó quebradiza y endeble.
—No lo sabemos, se pensaba que el virus había desaparecido hacia mil años.
—¿Cómo? — Repitió Celestia, insistiendo.
—Con algunos médicos compartimos la opinión que tal vez su hermana estaba infectada con el virus antes de ser desterrada a la luna, y que tal vez el poder de la magia oscura de Nightmare Moon creó una especie de "efecto somnífero" en la cepa del virus que ella tenía… Al menos esa es nuestra hipótesis.
Celestia no dijo nada, tragó saliva y desvió la mirada hacia el suelo.
—Por eso no podemos dejar que la vea… Es muy riesgoso… Si su hermana tiene ese virus, y llega a salir de esa habitación… Temo por Equestria.
—Pero si lo tiene… Durante todo este tiempo pudo haber contagiado a muchos… y nadie parece haberse enfermado.
—Es por eso que dudamos que sea Gripe Oceánica, solo pudo contagiarse de ello antes de su exilio y si eso fuera cierto posiblemente toda Equestria ya estaría enferma, y según los registros médicos de todo el reino y los reinos vecinos el último caso de Gripe Oceánica fue hace 997 años. — Volvio a tragar saliva. — Lo que significa que tal vez su hermana no tenga dicha enfermedad…
—¿Y qué otra hipótesis tienen?
—Su hermana pudo haberse enfermado con alguna enfermedad más… moderna, para la cual su cuerpo no tiene forma de defenderse y por ello sufre el doble. Estamos buscando pero hasta ahora todos sus síntomas solo coinciden con la Gripe Oceánica.
Celestia se quedó callada, no dijo nada. Ella simplemente se paró, se dio media vuelta y salió de la habitación.
Su caminó hasta sus aposentos fueron largos, caminando perdida en sus pensamientos. Tantos guardias como miembros del servicio se quedaron asombrados, pues nunca habían visto a Celestia con esa expresión en su rostro.
Llegó a su habitación y se desplomó, mientras que horribles recuerdos volvían a su mente.
—Ayuda… — Resonó la voz de un infante en su mente.
Flashback, hace 999 años.
Canterlot no era la ciudad que es hoy, no era más que un gran palacio con un pequeño pero prospero pueblo a sus pies. Sin embargo, la prosperidad ya no era algo que se viera, pues desde hacía dos meses que un mercader había vuelta de las lejanas tierras de oriente con especias y ceda, trayendo consigo lo que parecía a una simple gripe normal y corriente… Pero con tiempo esa simple gripe desató el infierno sobre el prospero reino.
Hacia tan solo un año que había ocurrido el incidente de Nightmare Moon, un acontecimiento que había destrozado el corazón de la nación… Ahora la misma estaba agonizando por el dolor de la una enfermedad que nadie podía frenar.
Muchos culparon a Celestia, afirmando que al desterrar a su hermana trajo la desgracia al reino, mientras que otros dijeron que era un conjuro de la malvada Nightmare Moon.
Sin embargo, para Celestia esto solo era una segunda puñalada al corazón. Aun destrozada por la culpa por su sucedido con su hermana, ahora su pueblo estaba siendo arrasado por un enemigo al que ella no podía enfrentar, un enemigo al que ninguna magia ni ninguna pasión podía vencer.
Fueron días oscuros, en los que el palacio de Canterlot, cuya construcción fue planificada y su diseño creado por su hermana menor durante su infancia, funcionaba como un hospital, donde todos los enfermos de Canterlot y de los pueblos cercanos estaban siendo atendidos por los sanadores reales.
Para Celestia fue horrible, pues presencio como familias enteras eran destruidas. En las camillas, sus ponis tenían sus ataño brillantes pelajes cubiertos por canas grises carentes de toda alegría. Sus ojos estaban perdidos y temblaban a causa de un frio atroz que no importaba cuan cerca del fuego estuvieran no desaparecía.
Sin embargo lo que más dolor causo en Celestia era ver a los potrillos más pequeños padecer y sucumbir a la enfermedad.
—Ayuda… — Decía uno, un pequeño niño cuyo pelaje y su crin estaban grises y sus ojos apagados y carentes de toda alegría e inocencia infantil.
Fuera del castillo estaban los guardias, acumulando los cuerpos de los caídos ante la enfermedad para ponerlos en una fosa común y quemarlos.
Días oscuros en los que nadie pudo hacer nada.
Una enfermedad que nadie pudo parar, que nadie pudo curar. Una enfermedad que se fue de la misma forma que vino, sin dar respuestas a todas las preguntas que planto.
Fin Flashback.
—Luna… — Dijo Celestia mientras que las lágrimas comenzaban a caer por su mejilla.
Tras esa conversación Medic, por orden de la princesa, preparó informes diarios sobre la situación de su hermana. Se le comunico que las empresas farmacéuticas y médicos relacionados con la situación de Luna habían informado a los altos cargos de todos los hospitales de Equestria para que controlaran la posibilidad de encontrar más síntomas similares a los de Luna, sin embargo Celestia estuvo de acuerdo en mantener la enfermedad sospechosa en secreto para no levantar pánico en la población y que se habrán las viejas heridas de la tragedia.
Y así pasaron los días, con la población orando por la recuperación de Luna; Enviando regalos y cartas deseando su pronta sanación. Dichos paquetes fueron recibidos por Celestia, sintiendo gran lastima por no poder dárselas a su hermana.
Ella estaba en su despachó, leyendo una carta enviada por un joven de ponyville llamado Pipsqueak. Celestia reconoció el nombre, pues era un pequeño potro con el que su hermana se llevaba bastante bien. Al abrir el sobre se encontró con un infantil dibujo del pequeño Pip junto con Luna en un barco pirata, firmado por el niño y acompañado por una frase.
"¡Recupérate Luna!"
Celestia no pudo evitar sonreír ante el gesto, sin embargo una lagrima bajo por su mejilla pensando en que no podía darle el dibujo a Luna.
—Princesa… — Dijo Medic al otro lado de la puerta.
—¿Cómo va todo…?
—… Le dimos calmantes y pudimos bajarle levemente la fiebre… Pero no está consiente.
—… ¿Para qué me está diciendo es? Vaya de vuelta a hacer su trabajo y…
—Princesa… — Medic la miró a los ojos, sintiendo un gran nudo en la garganta. — No hay nada que hacer…
Celestia pestañó sin entender, durante varios minutos no respondió, hasta que finalmente se levantó. — ¿Qué… qué quieres decir Medic?
—Hemos agotado todos los remedios a nuestro alcance… Su hermana simplemente no responde… La posibilidad de la Gripe Oceánica… parece ya ser un hecho…
Celestia se recargó sobre su silla, con una mirada totalmente perdida. — Me temo que, muy a mi pesar, no podemos hacer más por Luna… solo estamos prolongando su sufrimiento. — Celestia no respondió. — Princesa… — Él le dejó a ella un papel en su escritorio.
"Solicitud de Eutanasia."
Celestia miró el papel, su corazón latía sin parar y el dolor en su alma no hacia otra cosa que crecer. — Ella puede ganar… es fuerte… — Celestia retuvo su llanto. — No la conoces como yo… Ella puede sobrevivir a esto.
—Celestia…
—Sé que muchos dirían lo mismo pero… Pero Luna de verdad puede sobrevivir, puede. Ella es especial de verdad y…
—Celestia… — Los ojos de la princesa estaban rojos, mientras que las lágrimas comenzaban a ser incontenibles para la yegua.
—Ella puede…
—¡Celestia! — Gritó el doctor, provocando que la aludida callara y mirara al Doctor con asombro, quien también se encontraba llorando. — Tu hermana… solo sufre con esto… ella… ella no puede más.
—¡Ella puede! — Celestia se levantó y salió del despachó. — ¡Ya lo veras!
—¡Celestia! — Medic la persiguió.
Ella uso su magia, se transportó hasta la habitación de Luna, custodiada por varios Guardias Nocturnos. Todo el personal médico estaba fuera, en silencio.
—¡Luna! — Celestia apareció frente a la puerta y la abrió de par en par.
La visión para ella fue horrible. Su hermana estaba en su cama, cubierta por una burbuja para aislarla. Tenía los ojos entrecerrados, totalmente rojos por la fiebre y sudaba a mares. Estaba conectada a una máquina que le tomaba el pulso cardiaco y tenía suero conectado en su muñeca.
Pero lo que más horrorizó a Celestia eran los espasmos que sufrían cada diez segundos y la saliva seca en su mejilla.
—Luna… — Celestia se acercó y puso su pezuña en la burbuja, haciendo presión para intentar romperla e ir a abrazar a su hermana.
Luna, por su parte, volteo y se encontró con los ojos de su hermana, quien se detuvo al ver que ella la miraba. — Tia…
—Luna…
—Por favor… por favor… que pare… — Aquello fue lo último, una puñalada en el corazón para Celestia. — Qué se termine…
—No… Luna… tú puedes aguantar…
—No… no quiero… — Luna comenzó a llorar. — Todo duele… No quiero…
—Luna… no… tu no me pidas esto… — Celestia cayó de rodillas, pegada a la burbuja mientras que no paraba de mirar a su hermana.
Los médicos, las enfermeras y los guardias estaban parados fuera, mirando sin atreverse a decir nada.
—Te quiero… Celestia… — Decía Luna llorando sin parar.
Celestia entonces recordó el dibujo del pequeño Pip, el cual aun sostenía en su casco. Ella lo pego a la burbuja, para que su hermana lo viera. — Lo envió tu amigo, Pip. Él quiere que te recuperes…
—Pip… por favor… dile que… que… Perdón.
—Luna…
—Perdón a él, a ti… No… no puedo… — Luna comenzó a llorar con fuerza. — ¡Mátame por favor! — Ese grito débil era todo lo que podía hacer Luna ante la adversidad que experimentaba, no tenía otra cosa que hacer.
Esas palabras causaron que Celestia dejara caer el dibujo, quedando totalmente en blanco y sin saber que decir. Luna cerró los ojos y siguió llorando a causa del dolor.
—Le administramos tantos calmantes como pudimos… — Dijo Medic entrando en la habitación. — ¿Ya me crees Celestia? Tu hermana no puede con esto. — Medic volvió a mostrarle el formulario. — Es por su bien.
Celestia no dijo nada, solo se limitó a volver a ver su hermana, quien la miraba suplicante.
La princesa del sol, se limitó a cerrar los ojos…
Toda Equestria estaba en luto, el cielo estaba cubierto por nubes de lluvia sobre la melena de Celestia, quien solo miraba hacia abajo sin decir ninguna palabra.
El ataúd fue bajado del carruaje por nueve miembros de la Guardia Nocturna, quienes lo cargaron atravesando el camino formado por todos los ponis quienes tiraban flores mientras que lloraban por la pena de la inmensa pérdida que había sufrido este reino.
AL final del camino estaba Celestia, junto a los amigos más cercanos de Luna. Todos mantenían un perfil bajo y lucían una vestimenta negra. La princesa del Sol siguió con la vista el viaje de ataúd, que estaba siendo encaminado a un gran mausoleo coronado por dos banderas azules con la luna de su hermana a ambos lados de la entrada.
Los guardias entraron junto con el ataúd, siendo seguidos por Celestia, ella vio como lo depositaban dentro de una tumba hecha en piedra tallada para después retirarse manteniendo una mirada baja y deprimente.
Una vez sola, Celestia se acercó al ataúd, tocó la luna de plata que se encontraba incrustada en la tapa con cariño. Ella ya no podía llorar… ya no… quería hacerlo, quería abrazar el ataúd y llorar a mares y gritar el nombre de su hermana… Sin embargo eso no ocurrió, Celestia ya había llorado hasta la última gota, ya no le quedaba nada que derramar.
Ella cerró los ojos y levitó la tapa de la tumba, para finalmente darle a su hermana el descanso que merecía después de tanto sufrimiento. Una vez selló la tumba, la hermana mayor se quedó parada mirándola.
—Ojala… hubiera sido una mejor hermana… te merecías una mejor. — Colocó su pezuña en la tapa, sintiendo como su corazón se rompía a cada segundo que pasaba dentro. — Nunca te pude proteger… nunca… perdóname… por favor. — De entre su vestido negro sacó el dibujo que Pipsqueak había hecho, lo miró con tristeza para finalmente depositarlo sobre la tumba. Después sacó un pequeño broche de oro, con la forma de sol y lo colocó sobre el dibujo.
Se dio media vuelta y salió del mausoleo. Uno vez ella salió, el resto de los ponis procedieron a pasar dentro para ofrecer sus respetos hacia la fallecida, pasando lentamente y dejando flores o hasta regalos.
Twilight Sparkle trató de hablarle a su antigua maestra, pero Celestia solo paso de largo, manteniendo una mirada serie y unos ojos grises carentes de toda alegría. Caminó entra la multitud, en dirección a su castillo, con el único deseo de estar sola.
Pero entonces, escuchó a alguien toser.
Bueno, este era un trabajo que hacia tiempo quería hacer...
Sin embargo, a igual que el ocaso llegó a la vida de Luna, también llega a una gran etapa de mi vida. Les agradezco a todos el que hayan invertido su tiempo en mis fanfics, han sido años que he disfrutado con gran placer. Digo esto porque es muy probable que esta sea mi ultima publicación en Fanfiction, les agradezco a todos los que estuvieron en la pagina apoyando estos grandes proyectos, pero ya es tiempo de dar un paso adelante e iniciar con otros aun más grandes y más personales.
Una etapa se cierra, y otra inicia. ¡Ojala nos volvamos a ver! ¡Eyedragon, fuera!
