1.- Diclonius
Toda vida es siempre torturada sin ninguna razón evidente, habitualmente son molestias que las volvemos en desgracias sin conocer lo que es la tortura. Es algo normal en humanos… Pero secretamente hay otro tipo de humanos que no son humanos; nacen diferentes, la mayoría cuando son niños empiezan a experimentar el odio y el desprecio por la vida en una edad demasiado temprana; pocos se están resistiendo contra sus instintos por el sueño de ser humanos como los demás… Ese tipo de criaturas se les pueden detectar fácilmente, se les llaman: diclonius.
En el centro d la ciudad de Nueva York un coche negro aparca en un callejón entre dos calles, de el sale un hombre alto vestido de negro con gafas oscuras: el agente Bishop. Camina hacia una cabina de teléfono, y mete en una ranura que hay en un lado del teléfono. El teléfono suena.
Bishop: Soy el agente Bishop, del E.P.F..
La pared de la cabina se abre mostrando un pasillo oscuro. Al final del pasillo, una mujer vestida con bata y con gafas y con pelo recogido.
Catherine:¿Señor Bishop?(le estrecha la mano) Soy Catherine Kent, hablamos por teléfono.
Bishop: Un placer conocerla señora Kent, pero es a la señora Sword a quien he venido a ver.
Catherine: La doctora Sword se esta ocupando unos asuntos importantes, me ha pedido que la sustituya yo.
Bishop: Entonces seguro que me puede explicar la especie de existencia desconocida que ha sido oculta al E.P.F. ¿verdad?
Catherine: Sígame.(avanzan al pasillo. Llegan a una puerta metálica con aspecto robusta y gruesa, en la que Catherine introduce su tarjeta de acceso en el panel de la derecha. Antes de que la puerta se abriera, Catherine le mira) He de advertirle, señor Bishop, que puede que se sorprenda horriblemente.
Las puerta se abre ruidosamente, y los dos entran en otro pasillo completamente blanco con puertas reforzadas en ambas paredes. Bishop podía oír que detrás de cada puerta había alguien llorando o gritando con rabia, e incluso golpes. Delante de ellos un hombre vestido con bata blanca, caminaba hacia ellos con una camilla con un cuerpo ensangretado tapado con una sabana.
Catherine:(parándose ante el) ¿Ha caído otra?
Hombre: Si, la número 16. Estaba intentado escapar durante su exploración, ha herido a dos hombres. No teníamos poción…
Bishop se acerca a la camilla, alza su brazo a la sabana y la retira…
Lejos de ese lugar, un motorista de casco rojo recorre las calles de Nueva York con velocidad hacia un garaje de un almacén abandonado. La puesta del garaje se abre y cierra en el momento en el que el motorista entra. El motor de la moto cesa y Raphael se quita el casco, se baja de la moto y se dirige a la puerta que lleva al subterráneo. El maestro Splinter se había ido por unas semanas por asuntos personales, y los chicos hacían lo posible para pasar el rato y entrenándose. A esas horas Leo blandía sus katanas, apagando con cada sablazo unas velas encendidas; Donatello estaba en la mesa leyendo un libro sobre la biología avanzada y Mikey estaba en el sofa lleno de palomitas leyendo comics.
Leo:¿Dónde has estado, Raphael?
Raph: Por ahí…
Leo: Ya veo…(lanza un ultimo sablazo apagando la ultima vela)
El teléfono inalámbrico suena al lado de Mikel. Este se levanta y revisa los cojines del sillón hasta encontrarle.
Mikey:(contestando al teléfono) Turlte Line ¿dígame?.... Hola April, q tal?... Si ahora te paso.(vocea a Donnie)¡Donnie, coge!
Lanza el telefono hacia Donatello, que lo agarra al aire sin separar sus ojos del libro.
Don:(contestando)¿Si April?
April: Hola, Don.¿Que tal?
Don: Pues sin novedad, estoy leyendo el libro que me dejaste la otra semana. Es muy interesante.
April: Te llamo para decirte que has recibido algo en mi buzón.¿Desde pides libros a domicilio en mi casa?
Don: Espero q no te importe, es q es difícil q nos envíen algo a las alcantarillas.
April: Ya… Por cierto ¿Cómo lo lleváis si el maestre Splinter?
Don: Pues bastante bien, solo ha pasado unos dias y…(se oyen a Raph y a Mikey peleandose)…y ya me extrañaba q hubiera tanta calma…¿Sabes? Iré a verte y a coger el libro.
April: Estas seguro? Esta lloviendo.
Don: Hay cosas peores…
En una sala aislada de todas las zonas, una enorme y gruesa puerta de hierro, un guarda vigilaba con una pistola menuda; y en el interior, entre la oscuridad un hombre caminaba y observaba un monitor pitando. Justo en medio había una camilla de hierro inclinada verticalmente, en lo que parecería ser un cuerpo humano, estaba atado meticulosamente con correas de hierro reforzado y su rostro estaba sellado con un casco de hierro con sensores. De repente, los monitores empezaron a pitar, y la cabeza de aquel cuerpo empezaba a alzarse. El hombre presiona el botón de anestesia, y espera… No pasa nada. El hombre empieza a alarmarse, y el miedo le entra.
Bishop:(sentado en el pasillo)¿Cuántas son?
Catherine: Tenemos un total de diez de ellas. Es una extraña enfermedad que se inicio en Japón y ha llegado a Nueva York. Lo tenemos todo controlado…
Bishop:¿Cómo de peligrosas son?
Catherine:…. No le voy a mentir. La mayoría son de carácter agresivo, y lo intentamos suprimirlo… Se puede decir que son un peligro andante.
El guardia sintió los pasos de una joven secretaria pasando por delante de el… El silencio se detuvo al oír un grito corto en el interior de la cámara. El guardia agarra su arma acciona el código de la puerta y entra seguido por la secretaria. Los demás ruidos que resonaron en la cámara eran de la camilla destruyéndose y doblándose y de una cabeza cayendo al suelo… El guarda mira con pavor y la secretaria no podía aguantar el grito de espanto. Ante ellos había una figura de una mujer con el cuerpo cubierto de vendajes por las zonas intimas y con un casco de metal, que al romperse sin razón mostraba un cabello largo y de color fucsia. En el momento en el que el guardia la apunta con su pistola, su cabeza se desprendió de su cuerpo salpicando sangre por los aires. La secretaria persona un botón rojo y la alarma se activa. Aunque su rostro también estaba vendado, ella la vio.
La alarma resonó e iluminó de todo el pasillo de rojo, Bishop se levanta y Catherine coge un walki talky negro se su bolsillo y se pone seria.
Catherine:¡Atención a todos los hombres!¡Se esta cometiendo un L-7, repito, un L-7!
Bishop:¿Qué esta pasando?
Catherine:¡Se esta escapando una!¡Y la más peligrosa de todas!
Todos los guardias se reunieron en la puerta de metal abierta con todas las armas apuntando con precisión.
Guarda 1:¡Sabemos que estas ahí dentro!¡¡Sal ya monstruo!!
El silencio empezó a desvanecerse con el sonido de unos pasos desnudos, en el momento en el que un rostro vendado surgió entre las sombras, ¡un guardia echo de los nervios abrió fuego!
Guardia 1:¡¡¿Pero que haces?!!
Guardia 2:¡¡La he matado??
Su respuesta nunca fue respondida por el guardia… Era como si un proyectil le había atravesado el cuerpo; giro su cabeza, había disparado a la secretaria desnuda y vendada por su cara, mientras que la chica vendada estaba detrás suya con menos vendas en su cara. Todos dispararon contra ella, pero cada bala se detenía ante ella y caían en el suelo. Empezó a caminar. Aunque solo caminaba, sin hacer ningún movimiento brusco, los cuerpos de los guardias se desmedraban, se decapitaban, se partían en dos… Un baño de sangre, en la que ella marcaba sus desnudas pisadas.
Guardia 2:(con el miedo en sus ojos)…… ¿Qué eres tu?
Ella paso a su lado… No le mato. Pero de la camisa del guardia, una arruga parecida a las que se hacen cuando se agarra con una mano, fue tirada hacia la chica. No sabia que hacer… Si se movía ella le mataría pero ¿era posible que ella le matase de todos modos?
Llegan ambos a una sala. En un panel que sobresalía del suelo una huella de mano cubierta de sangre presiona un botón y del suelo surge un ascensor cilidrico. Como si fuera empujado por una mano invisible, el guardia se pone delante del panel.
Chica: Actívalo.
El guardia no quería hacerlo, pero acciono el código y la puerta se abrió.
Guardia: Por… por favor… No me mates… ten… piedad…
Chica:…..¿piedad?
De repente el guarda es ascendido desde los brazos, y su cuello empieza a apretarse. No podía respirar… Estaba viéndola a los ojos, sus sangrientos ojos rojos.
Chica: Tu eres un humano… los humanos como tu no saben de…piedad.
¡¡BAMM!!
El guardia cae al suelo boca abajo, respirando sofocadamente. La chica estaba en el suelo, su cabeza sangraba por su lado izquierdo. Detrás del ascensor estaba Catherine con un arma recién disparada en su mano.
Guardia:¡Señora Kent!
Bishop:¿Asi que eso es lo que provoca un diclonius eh?(al otro lado del guardia estaba de pie junto con otros guerdias)
Lo primero que hizo Catherine antes de decir algo, fue tomarle el pulso a la chica. Saca de su bolsillo una jeringuilla de adrenalina y se lo clava en el cuello.
Guardia:¿Pero que hace?
Catherine: Esta debe estar viva.
Guardia:¡¡Acaba de matar a quince hombres!!¡¡Y casi me mata a mi!!
Una voz grave de mujer acorto sus palabras.
Mujer:¡¡Y tu has disparado a una mujer!!
La mujer de pelo recogido, de pelo gris pero de rostro joven se dirigió directamente hacia al guardia.
Catherine:¡Doctora Sword!
Doctora:¿Sigue viva?
Bishop da un paso hacia delante y la doctora le mira.
Doctora: Lamento mucho que tuviera que presenciar este incidente, señor Bishop. Soy Keira Sword…
Los ojos de la chica se abrieron bruscamente… Golpea a Catherine a la cabeza y se cae corriendo hacia el ascensor.
Doctora:¡¡Que no escape!!
Demasiado tarde, las puertas del ascensor se cerraron, y el ascensor bajo siendo parte del suelo otra vez.
Doctora:¡¡Mierda!!
Bishop:¿Cómo ha…?
Doctora:¿¡A donde coño lleva este ascensor!?
En las cloacas, el hidrocoche de Donatello rugía y corria a toda velocidad.
Donatello: Ahora un giro a la izquierda y…
Pero al girar se encontró con un catel, al parecer estaba arreglando las alcantarillas. Retrocede el auto y gira por otra dirección.
Donatello:¡Qué lata! Tendre que ir por otro atajo.
Se para junto a una escalerilla y aparca. Antes de rozas sus dedos con la escalerilla, escucha algo. Era como un gemido. Camina hacia el gemido cuidadosamente, cada vez el gemido se parecia a gemidos de dolor.
Donatello:¿Hola?¿Hay alguien?
Entra en otra alcantarilla, aun mas oscura, pero el gemido venia de ahí. Donatello saca su linterna.
Donatello:¿Hola?¿Estas bien? Oye, tranquila, no pasa…
Su linterna alumbró a una joven vendada por la cabeza, el pecho y la cadera, con las manos en la cara y su cabeza rebosaba sangre suya. Con solo verla Donatello no sabia que decir… La joven retiro lentamente sus manos de la car, con la mirada asustada y triste, y solo pudo decir…
Chica:¿Iiu?
