Un pequeño de 3 años jugaba felizmente con un osito de peluche, sus cabellos pelirrojos y algo largos se movían y saltaban con él cada que caminaba con sus alegres brinquitos. Era una mañana de verano, fresca y soleada, un día perfecto para la familia, tal y como había mencionado el Señor Weasley antes de irse a trabajar. Charlie leía ensimismado el libro de Cuidado de las Criaturas Mágicas de su hermano mayor, dónde había un pequeño apartado referente a dragones y, aunque no sobrepasaba los 3 párrafos, lo había leído tantas veces que lo podía decir de memoria. Los gemelos, Fred y George, planeaban cómo quitarle a Percy sus anteojos y esconderlos con los gnomos del jardín, una pequeña broma comparada con las qué le habían hecho a Bill y Charlie cuando llegaron del Colegio, pero todos sabían que nada pone peor a Percy que perder sus anteojos. Ginny y Ron jugaban con sus animalitos, una escena tiernamente Weasley, ambos pelirrojos abrazaban a sus peluches y perseguían a Scabers, la rata de la familia, que aunque ya tenía sus añitos, todavía jugueteaba, o mejor dicho huía. Bill contemplaba la escena con algo expresión aburrida, después de ser el mayor de 7 hermanos, ya nada podía sorprenderlo, y la ternura y cariño de Ron y Ginny eran más una distracción en un día se óseo que una tarea. Vigila a tus hermanos le había dicho su madre antes de meterse en la cocina para empezar a preparar el almuerzo. Vigila a tus hermanos repitió en un susurro imitando el tono chillón de Molly Weasley. Era típico esos problemas de adolescente rebelde cuando se trataba de cuidar a sus hermanos, y usualmente contestaba con una exclamación dramática o de pronto recordaba algo que tenía que hacer. Esta vez no. Necesitaba portarse bien 'debía' portarse bien, estaba en juego su asistencia a Hogsmade de ese año, y poder pasar Navidad con un amigo del Colegio, además de que estaba harto de los regaños de su madre sobre su actitud con sus hermanos, un poco más y sería la gota que derramaba el vaso, no lo dejarían salir de La Madriguera en todo el verano. Con todo esto, había suficientes razones para portarse bien, pero al parecer las olvidó todas cuando se paró del sillón y dijo con reproche.

-¡Vamos Ronnie! creo que ya estás mayorcito para estos juguetes- los ojos del pequeño se abrieron de par en par mirando a su hermano quien fácilmente le arrebató el osito azulado aprovechándose del shock del pequeño- Deberías aprender a leer hacer algo productivo, no sé…- terminó para después arrojar el peluche sobre su hombro y estamparlo en la pared, y ahí yacía tirado el teddy bear, con gesto triste y pose deprimente. Los ojitos azules de Ron de empezaron a llenar de lágrimas aumentando al meces su tamaño; su labio inferior sobresalía haciendo un triste, pero tierno, puchero; y sus orejas había tomado de pronto un tono escarlata que las hizo perderse en su cabello.

-¡No! ¡No, Ron! ¡Era broma!- se apresuró a decir Bill y como un rayo recogió el peluche y se lo tendió a su hermano- ¡Vamos Ronnie! no llores… ¡toma, toma! Es tuyo, ¡puedes quedártelo el tiempo que quieras! vamos mira a Ginny, juega con ella, ¡Gin, ayúdame! - la pelirroja que hasta el momento había observado todo con calma, se postro al lado de su hermanito y miró a Bill asustada.

-¡Por favor Ron! Ronnie… te compraré otro, uno nuevo del color que quieras y con….-pero no pudo terminar la frase….

-¡AHHHHHHHHHHHHHHH!- gritó Ron que de pronto pareció reaccionar. Aquí viene se dijo Bill…

-¡BIIIIIIILLLLL WEAAAAASSSLEEEEEYYYY!-

Bill se sentó con sudor en la cara y los ojos desorbitados. Sólo había sido un mal sueño, o un mal recuerdo. Rápidamente todo su varita cuando escucho un ¡Crash! Afuera, pero cuando iba a ver qué lo había proferido, recordó que vivía en la playa, y últimamente esos estallidos de las olas con la costa parecían mil bombas en explosión.

Al menos es una bonita noche pensó, cuando bajaba por las escaleras y observaba la Luna llena sobre la pequeña casa de playa. Y era cierto, era una bonita noche, o madrugada, ya que el reloj de la cocina acababa de marcar las tres en punto, haciendo un leve y agudo cucú que sobresaltó al joven a tal grado que aferró la varita con todas sus fuerzas y se alineó en posición de ataque. - Si esto no es paranoia no se qué lo es- susurró mientras tomaba una jarra de agua de la mesa y la vertía en un vaso. Otra vez estaba en lo correcto, todo el mundo mágico, no importaba de qué lado estuvieran, estaba paranoico. Y justo esta era la peor noche que había pasado desde que llegó a Shell Cottage, pues después de no poder dormir hasta las 2 de la mañana, había tenido ese terrible sueño. Ya se estaba retirando cuando se asomó por la ventana, sólo por precaución, y la imagen que vio fue la peor que pudo pasar en toda su estadía. Un vuelco al corazón fue la única sensación que tuvo cuando a unos 30 metros de la casa, divisó una cabeza pelirroja iluminada por la luna.

No estaba seguro de quien era, pero con sólo pensar que era un Weasley herido, salió de la casa con sólo la varita y corrió hasta la figura que se tambaleaba sobre la costa. Ya se encontraba a unos 10 metros cuando pudo ver quién era. Ron caminaba cojeando y con tambaleos hacia él, murmurando cosas inteligibles. Bill estaba a punto de tomarlo por los hombros cuando una pequeña voz en su cabeza le gritó: ¡Podría ser una trampa!, esta voz curiosamente era igual a la del difunto Ojoloco. Muy asustado y sin poder pensar claramente preguntó:

-¿Cuál era el nombre de la abuela Ellie?-su voz titubeaba y sonaba muy insegura No muestres miedo, se recordó.

-La ¡hip!, la ¡hip!, la abuela Ellie, ¡hip!, no sé Bill ¡No sé!, Cendella, Cendrella, ¡hip!, ¡hip!, ¡No sé!, pero el abuelo se llamaba Séptimus, Séptimus Weasley, y la abuela Ellie, ¡hip!, ¡hip!- contestó entre el hipo y a punto de caerse.

-Con eso me basta- dijo con alivió y se aproximó a ayudar a su hermano. Ahora con la mente despejada, pudo ver que no estaba herido, otro alivio, pero también pudo olerlo. Una combinación de hidromiel con whiskey y ginebra inundaba toda su ropa.

-Ron, estás ebrio…- le dijo cuándo lo ayudaba a pasar por la puerta al jardín.

-¡No me importa! ¡Ya nada me importa! ¡Mi vida es horrible!

-Ron mejor recuéstate ¿Habías bebido whiskey antes de esto? -preguntó

-Sip, ¡hip!, 2 o tres veces, pero nunca ¡hip!, ginebra….

-¡Bill!- oyó un gritó de la cocina, había olvidado completamente a Fleur.

-¿Está, ¡hip!, Fleur?- preguntó Ron mientras se acomodaba en el sofá de la sala. La rubia corrió a reunirse con ellos y su reflejaba alivio y sorpresa al mismo tiempo.

-¿Puede quedarse?- preguntó Bill mientras observaba a su esposa con la mirada de un nuño de 8 años que le pide a su madre permiso para quedarse un perrito.

-¡Won!- exclamó al verlo- ¿Esta' 'eguido? -preguntó acercándose e hincándose al lado de Bill.

-No, creo que no. Sólo está… muy ebrio-

-¡Pero aún triste y sólo!- exclamó dramáticamente mientras se volvía a tirar en el sofá.

-¿Hay algo que pueda haceg? - dijo la rubia con preocupación en el rostro mirando a su marido.

-¿Tenemos algo para dormir?- preguntó. Fleur asintió y subió rápidamente las escaleras.

-Ron, dime la verdad ¿qué paso?- peguntó su hermano con la duda reflejada en su paciente y suave voz.

-No lo recuerdo, estaba enojado, y luego… ¿sabías que cuando mezclas jugo de cereza con ginebra es delicioso?- terminó cambiando completamente el tema, estaba ebrio, no había duda, pero tal vez deberían esperar al día siguiente para las preguntas serias.

-Estas ebrio…-susurró, era el hermano mayor, tenía 6 pequeños hermanos que cuidas, 4 de los cuáles aún eran adolescentes, con todo esto, nunca esperó encontrarse en una situación así.

Fleur ya bajaba por las escaleras cargando una botella grande con un líquido azul, y en la otra un pedazo de tela.- Esto segviga - dijo vertiendo el líquido en el retazo y acercándolo a la nariz de Ron- Vamos Wonald, sólo 'uele, te ayudaga a dogmig.-

Ron no pudo mucha resistencia cuando le acercaron la poción azul, y al cabo de 5 minutos ya estaba dormido.

-¿Qué pasó, Bill?- preguntó Fleur cuando se habían calmado un poco, su cara reflejaba paciencia, paciencia necesaria para lo que estaba a punto de oír.

-Vi a alguien en la playa, era pelirrojo, estaba seguro, tenía que ir, no te quise despertar…-bajó la cabeza, estaba avergonzado, por suerte no se había equivocado y empezado un duelo en la playa.

-Bill, ¿te das cuenta de lo que pugdo 'abeg pasado?, ¿qué tal zi no 'ubiegga sido Wonn? Pudo szeg cualquieg cosa, no debizte ig sólo…- Su enojo le impedía disimular su acento francés y su cara se había vuelto compresiva, sí, pero impaciente de una explicación.

-Sabía que era un Weasley, Fleur. Tenía que ir, estar seguro, ¿te imaginas si hubiera estado herido? No… pensé…

-Exagtamente, no penzasste… toujours moi, personne ne m'écoute, un jour quelque chose va arriver es nous ne sommes pas sûrs, et vient toujours pour voirce qui se passe, a toujours dit «d'alerte constante 'Fol-Oeil, mais qui est le seul qui l'a dans cette maison, je , est chanceux d'être gagné, si il avait été blessé, mais, outre cette alerte permanentebu, clair que si …- empezó a subir las escaleras murmurando en francés, Bill se sonrió a sí mismo, Mañana se le pasará, pensó y se incorporó para acompañar a su esposa arriba, aunque como estaban las cosas en ese momento, mejor iba dormir al cuarto pequeño, no debía forzar demasiado la situación, con suerte mañana Fleur le daría los buenos días…