NUEVA VIDA

Kagome era una chica de pelo largo y lacio del color del carbón. Su piel era muy blanca y fina y sus ojos eran almendrados con un color marrón chocolate.

Hacía tres años que vivía en Tóquio pero para ella esos años eran como una eternidad. No le gustaba esa ciudad, la gente siempre iba de un lado para otro sin fijarse en nada y cuando ibas por la calle no conocías a nadie. En el pueblo donde se había criado era como una gran familia donde todo el mundo te conocía des de que eras pequeña y cuando ibas por la calle no tenías que preocuparte por si te atropellaba alguien. El único culpable de que ella ahora se encontrara viviendo en esa horrible y estresante ciudad era su padrastro. Un empresario de alto rango que trabajaba en unas oficinas del centro de Tóquio. Ni siquiera sabía de que eran esas empresas y tampoco le interesaba demasiado.

La chica odiaba con todas sus fuerzas el día en que ese maldito hombre pisó la entrada de su aldea para enamorar a su madre y al cabo de un año de estar manteniendo una relación a distancia con ella se la llevara a vivir a la gran ciudad.

No había conseguido llevarse bien con él no le gustaba la forma en la que la miraba. Parecía como que le molestara su presencia y encima su madre ni siquiera se daba cuenta. Era asqueroso vivir en esa casa con ese individuo.

-¡Kagome! ¿Puedes bajar un momento? Tenemos que hablar contigo.

Kagome estaba en su habitación estudiando. Pronto tendría parciales. Le vinieron ganas de decirle a su madre que no podía bajar en ese momento pero pensó que a lo mejor tenía algo importante que decirle. Ella nunca la molestaba cuando estaba estudiando.

Kagome bajó y se dirigió hacía la sala de estar donde estaban aposentados al lado de la mesa su padrastro y su madre.

-Cariño ven siéntate. Tenemos que darte una noticia.

-Mama por favor no me digas que estas embarazada. Dime lo que sea menos eso.

-Que tonta no estoy embarazada. Ya nos gustaría poder tener un hijo entre los dos pero ya somos demasiado mayores para empezar de nuevo con una criatura.

Kagome se relajó. Si algún día su madre tenía un hijo con ese… a ella seguro que la echaban de casa.

-Bueno Kagome lo que tenemos que decirte es una cosa seria por favor haz el favor de sentarte.

A Kagome ese tono aún la asustó más. No le gustaba nada la cara que había adquirido su madre. Estaba preocupada, a lo mejor por la reacción que tendría ella al enterarse de la noticia. Pero lo que le dio más mala espina fue la cara de satisfacción que tenía su padrastro.

-Mama me estas asustando… ¿seguro que está todo bien?

-Si mi amor no pasa nada solo que…

-Kagome lo que tu madre te está intentando decir es que nos…

-Perdona pero que yo sepa he bajado a hablar con mi madre no contigo.

-Oye Kagome, haz el favor de no hablarle así a tu padre.

-Mama ÉL no es mi padre. Que te quede claro. Nunca lo ha sido y nunca lo será.

Esas peleas en casa ya eran constantes. Kagome se enganchaba con su madre cada dos por tres por culpa de ese tema.

-Esto es inaudito. No sé como dejas que tu hija me hable así.- dijo Jaken

-Cariño por favor, no te alteres. Sabes que este tema siempre le ha afectado a Kagome.

-Mama por favor, tengo que seguir estudiando. ¿Podrías hacer el favor de decirme de una vez lo que me tenías que decir?

-Si cariño. Te mandado bajar para decirte que tu… digo que Jaken le han ascendido y a partir de ahora tendrá que viajar mucho y…

-A claro como ahora va a viajar mucho pues ¿vamos a estar solas mucho más tiempo no? Tranquila mama, no las apañaremos con tu sueldo.

-No Kagome. Esta misma mañana he dejado el trabajo.

Kagome no se podía creer que su madre hubiera renunciado a su trabajo por Jaken.

-¿¡Cómo? ¡Pero si te encantaba!

-Lo sé pero a partir de ahora Jaken va a ganar el doble de lo que ahora estaba ganando así que vamos a tener muchos ingresos y…

-A claro ya lo entiendo. Si de acuerdo no voy a poner pegas.

-¿De verdad?

-Claro mama, a partir de ahora te vas a quedar en casa y te vas a ocupar tú de ella.

Isayoi, no podía acabar de decirle a su hija lo que tenía que decirle. Encima Kagome se lo estaba poniendo cada vez más difícil.

-No hija. Me voy con Jaken. Vamos a viajar por toda Europa y América.

Kagome se quedó sin palabras. Su madre la iba a abandonar. Se iba a ir de viaje por el mundo con el asqueroso de su marido y la iba a dejar sola en Tóquio.

-¡¿Me abandonas? ¿¡Me dejas en esta asquerosa ciudad sola? Mama no me esperaba esto de ti. Sabía que él conseguiría limpiarte la cabeza. Ya sabía yo que des de el primer momento Jaken solo quería deshacerse de mí y tú has caído en su trampa. Pensaba que mi madre era más lista pero por lo que veo no es así.

Isayoi empezó a llorar.

-Hija, ¿cómo puedes decirle esto a tu madre?

No mama esa no es la pregunta. La pregunta es ¿Cómo le puedes hacer esto a tu hija? ¿Cómo puedes abandonar a tu hija a su suerte?

-Bueno ya basta Kagome. Creo que te estás pasando y como veo que así nunca vamos a llegar al kid de la cuestión pues te lo digo yo. Kagome te mandamos a un internado. Esta a las afueras de la ciudad. Tiene todo tipo de instalaciones de lujo, cafetería, gimnasio, piscinas interiores y exteriores, las habitaciones para los alumnos son bastante grandes y tienen baño propio, etc. Es un internado mixto así que te vas a sentir como si estuvieras en tu colegio. Eso sí, vas a tener que llevar uniforme pero es bastante moderno. Te vamos a dar una tarjeta de crédito que cada mes vas a tener una cifra de dinero más que suficiente para cubrir tus necesidades y caprichos todo y que el internado es todo incluido las 24 horas del día. Vas a estar genial allí.

Kagome se quedó atónita. La mandaban a un internado. Como a los niños de familia rica, esos pobres que nunca les hacen caso. Les mandan a un internado de lujo con un montón de dinero en el bolsillo para que no puedan quejarse y ala, como si no tuvieran hijos. Estupendo. Era lo único que podía decir. Ahora estaba completamente sola. Des de que había llegado a la ciudad no había conseguido hacer amigos y lo único que le quedaba era su madre y ahora ella también la había abandonado. Pero no iba a llorar haría como si no le importara. Sabía que así haría sufrir más a su madre. En esos momentos la odiaba tanto como a Jaken.

-Perfecto. Voy a estar genial allí. Ahora me voy a estudiar.

Kagome se levantó. Pero antes de que saliera por la puerta Jaken la llamó.

-Kagome, no hace falta que sigas estudiando. No vas a hacer esos exámenes. Vas a ir al internado dentro de dos días. Ya estas matriculada en él y ya no va hacer falta que vuelvas a tu antiguo instituto.

-Genial, pues me voy a hacer las maletas.

Kagome salió de la sala de estar con la cabeza baja. Se la sacaban de encima en menos que cantaba un gallo. Dentro de dos días estaría ya viviendo en ese internado. Al menos allí no tendría que aguantar a Jaken.

Subió las escaleras y sacó su petate del armario y empezó a poner su ropa en su interior.

Cuando solo tenía unas cuantas piezas de ropa guardadas paró de ponerlas. Iba a ir a un internado que tendría que llevar uniforme todo el día. Además la ropa ya estaba bastante vieja y ya que le iban a dar una tarjeta pues haría uso de ella. Se iba a enterar Jaken de lo que podía llegar a gastar. Así que solo cogió un par de conjuntos sus favoritos y unos cuantos objetos personales que pensó que allí necesitaría. Luego cogió su ordenador portátil y lo puso en la funda junto con los cargadores del móvil y del Ipod.

Alguien llamó a la puerta.

-¿Cariño, puedo entrar?

Era su madre. Seguro que ahora entraba en plan madre comprensiva.

-Entra, la puerta está abierta.

Isayoi entró en la habitación.

-¿Estás bien Kagome? Yo lo siento. Quería decírtelo antes pero no sabía cómo hacerlo y luego Jaken me dijo que sería más fácil para ti si te lo decíamos al poco tiempo de tu marcha. Yo te lo habría dicho antes pero no sabía…

-Mama déjalo. Si ya me hecho a la idea. Me voy a ir a vivir a un internado de lujo mientras vosotros viajáis por el mundo. No es tan… tan malo.

Kagome no quería acabar mal esos dos días que le quedaban con su madre.

-¿Seguro que está todo bien? Antes parecías enfadada pero entristecida a la vez. Me tenías preocupada.

-No solo ha sido el impacto de saber que me iba a vivir a otro sitio y bueno que me lo dijerais con tan poco tiempo.

-De acuerdo. Sé que vas a estar bien en ese internado, ni te lo va a parecer que estas en lo que se llama un internado. Es muy moderno. Te encantará.

Isayoi se acercó a Kagome y la besó en la frente.

-¿Has puesto muy poca ropa en el petate?

-Ah, eh si porque como voy a llevar uniforme todo el día pues he pensado que era una tontería llevarme tanta ropa. Además la mayoría ya no me vale o está muy vieja.

-De acuerdo cariño pero ya sabes que si necesitas comprarte algo de ropa no repares en gasto y usa esto.

Isayoi se sacó un paquete envuelto con un lazo y se lo entregó a Kagome.

-Es tu primera tarjeta de crédito. No te de miedo gastar dinero. A partir de ahora Jaken va a ganar mucho caudal así que puedes gastar tanto como quieras. Sé que el dinero no va hacer que me perdones por dejarte sola en el internado pero al menos…

-Mama, no hay nada que puedas hacer. Tampoco es para tanto. Si dices que esta tan bien ese internado pues a lo mejor no es tan malo como podría ser…

Kagome calló no quería volverse a pelear con su madre. La veía preocupada y aunque se hirviera la sangre solo de pensar que la dejaba solo para irse con… seguía siendo su madre. Y mirándolo por el lado bueno, se iba a vivir a un internado súper lujoso con una tarjeta de crédito casi con gasto ilimitado que le estaba llamando a gritos.

-Bueno hija dejo que termines de recoger tus cosas.

El camino hacia el internado se había hecho muy largo. Era verdad de que este se encontraba a las afueras de la ciudad. Eso ya le daba un punto de positivo.

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Kagome miraba por la ventanilla del coche y solo veía campo y bosques. Todo era realmente hermoso.

Al cabo de un rato justo por delante de un pequeño grupo de arboles se empezó a ver unos edificios enormes de un color más bien anaranjado.

-Hija estamos a punto de llegar.

Isayoi llevaba todo el viaje pendiente de Kagome no quería que su hija se lo tomara a mal lo del internado.

Kagome afirmó con la cabeza. Tampoco la había oído, llevaba el Ipod a todo volumen ni siquiera oía el motor del coche.

Al cabo de un cuarto de hora el coche llegó por fin al internado.

Los edificios eran enormes y había un montón de ellos por todas partes. Las plantas abundaban mucho entre edificio y edificio. La entrada para coches era increíblemente grande. El camino dirigía al coche solo hasta que llegó a una entrada.

Kagome se bajó del coche junto con su madre y Jaken. Sacaron el petate del maletero y justo cuando ella iba a cogerlo alguien fue más rápido y lo hizo por ella.

-Buenos días. Tú debes de ser la señorita Kagome. ¿Verdad? Soy Enihatoi, yo te llevaré las maletas hasta tu habitación y te enseñaré las instalaciones de la escuela. Cuando hayamos terminado te llevaré otra vez junto a tus padres que se encontraran ya hablando con el director.

Kagome se quedó sin palabras. Ese chico le había taladrado un montón de información en menos de un minuto.

-Que chico tan bien educado. – dijo Isayoi- ¿nosotros dónde debemos ir?

-Oh no señores ahora mismo va a venir el mismo director a recibiros. Con su permiso voy a enseñarle a su hija donde va a vivir a partir de ahora.

-Oh, claro ve y haz lo que tengas que hacer. Un gusto conocerte Enihatoi.

El chico le sonrió y se dirigió a Kagome:

-Cuando quieras nos vamos.

-A claro, si si ya me dirás tú por donde tengo que ir.

Enihatoi le sonrió y con un signo caballeroso le indicó hacía donde tenía que dirigirse.

Kagome estaba conmovida por el comportamiento de ese chico, estaba perfectamente educado.

-Eh, Enihatoi tu ¿eres estudiante en este internado?

-No, creo que con 23 años ya soy un poco mayor para estar estudiando aquí. La verdad es que si que estudié en mi momento pero ahora estoy en la universidad solo vengo los fines de semana a trabajar. Normalmente cuando viene alguien nuevo soy yo quien me encargo de llevarlo a su habitación y enseñarle…

-El internado claro.

-Yo la verdad prefiero llamarle campus. Es increíblemente grande. Durante mi época de estudios yo me lo pasé en grande aquí. No parece un colegio. Vivirás todo tipo de experiencias aquí peligrosas, amorosas, berrinches con amigas, etc.

-No sé si yo voy a vivir así…

-Ya lo creo yo que lo vas a vivir todo esto, este sitio cambia a la gente a lo verás te lo vas a pasar en grande.

Kagome se quedó pensando mientras miraba las grandes extensiones de ese sitio. Le costaba admitirlo pero la verdad es que empezaba a ver atractiva la idea de vivir en un campus como ese. Si todo era tan bonito como Enihatoi lo pintaba y tal como le habían dicho su madre y Jaken aún no le saldría mal la jugada ya que de primero perdería de visita a Jaken y después dejaría de vivir en Tóquio, esa asquerosa y estresante ciudad.

Estuvieron caminando un rato, deslizándose por los diferentes edificios hasta que llegaron a la residencia donde a partir de ese momento viviría.

-Bueno Kagome, aquí es. Esta es la residencia donde vas a vivir. Tienes suerte porque es la más nueva de las cinco que hay. El problema con ella es que para ir a la clase tendrás que caminar un poco pero es soportable.

-Aaah.

Kagome no dijo nada más. Su nueva residencia era muy grande. Era acristalada y de un tono amarillo muy claro. La entrada principal estaba rodeada de plantas y las enormes puertas que habían también eran de cristal así que des de fuera podía ver su interior. Al final de la supuesta recepción había unas escaleras realmente grandes que llevaban al piso de arriba haciendo una especie de camino arqueado, como en los castillos de princesas. Había estudiantes en la sala iban de un lado para otro o simplemente estaban allí en medio hablando con otros estudiantes de la misma residencia.

A Kagome de sopetón le entró el pánico escénico. Esa residencia estaba llena de gente que no conocía. ¿Y si no encajaba allí? ¿y si nadie quería ser su amiga?

-¿Bueno Kagome, preparada para entrar? Sé que al principio impacta mucho y se perfectamente cómo te sientes en estos momentos. Tranquila, es normal que sientas miedo delante de, digamos, tu nueva vida.

Kagome miró al chico. Así que esto él también lo había vivido y sin embargo parecía que le divertía y todo que ella también se encontrara en esa situación.

-Eh, claro vamos a entrar.

Con un gesto muy caballeroso, Enihatoi indicó a Kagome que pasara primero y así lo hizo.

Siguió el camino que llevaba hasta la puerta y cuando llegó la empujo con poco esfuerzo.

Justo al cruzar el umbral de la puerta notó como varias miradas se le clavaban en ella. Qué horror pensó. Claro que la miraban, era la nueva y encima venía a mediados de curso.

Kagome se giró para ver si Enihatoi ya la había alcanzado.

-Kagome, tu habitación se encuentra en el piso de arriba, para ir hacía allí puedes tomar diferentes caminos pero el más común como te debes suponer es el de esas escaleras del fondo de la recepción. Esta situado en el ala sud es la número… espera no lo recuerdo que fallo por mi parte. Un momento que lo soluciono en nada.

Enihatoi dejó en el suelo el petate de Kagome y empezó a rebuscar en los bolsillos.

Iba hablando con si mismo y a veces también le hablaba a Kagome pero ella no lo estaba escuchando.

-Hola.

Alguien le estaba hablando a Kagome.

-¿Es a mi?

-Pues claro, ¿a quién va a ser si no?

-A claro. Perdón es que con la llegada y…

-Ya te entiendo. A mí también me pasó. ¿Qué pasa que Enihatoi no sabe que habitación tienes verdad?

-¿Cómo lo sabes?

-Porque siempre le pasa cuando llega a la residencia nunca sabe donde tiene que alojarse el nuevo alumno. Pero tranquila yo te llevo a tu habitación.

Kagome se quedó sorprendida.

-¿Cómo sabes en que habitación estoy? Ni siquiera sabes cómo me llamo.

-No es muy difícil saber donde se va a alojar la nueva que viene a mediados de semestre.

-A claro, es… comprensible.

-Si.

La chica le dirigió una sonrisa muy calurosa. Parecía simpática pensó Kagome.

-Oye Enihatoi ya sé donde está alojada la chica yo la llevo tranquilo.

-A gracias pero es que tiene que ir a hablar con el director y…

-Tranquilo yo la llevaré a su despacho.

-Gracias, eres un sol Kanna.

Enihatoi sonrió y le dio el petate a Kagome.

-Te veo luego.

Le guiñó el ojo y se fue.

-Bueno vamos que te voy a enseñar donde duermes. Por cierto, ¿cómo te llamas?

-Me llamo Kagome y por lo que acabo de oír tú te llamas Kanna.

-Así es. Bueno ahora que ya hemos hecho las presentaciones te voy a decir que vas a alucinar cuando veas tu cuarto. No sé si Enihatoi te lo ha dicho pero esta residencia es la más nueva que hay en el campus y las habitaciones son enormes. Son de tres estudiantes pero de momento en la tuya solo estaréis dos chicas. Además esto está muy bien, ¡hay baño propio para cada residente de la habitación! Ah, el armario es enorme aunque vamos todos los días con uniforme, pero todo el mundo tiene mucha ropa.

Kanna calló un momento y miró el petate de Kagome.

-Por lo que veo no llevas mucha ropa.

-No es que… la que tenía ya era un poco vieja. Solo me he traído lo indispensable, pensé que ya me lo compraría por aquí.

-A muy bien. Chica lista. Aquí en el campus hay unas tiendas de ropa increíbles.

Fueron caminando por los elegantes pasillos de la residencia. Cada pocos metros el pasillo se hacía más ancho y se encontraban sofás de un blanco roto preciosos con una mesa de madera en medio. La mayoría estaban ocupados por estudiantes que al pasar Kanna la saludaban de buena gana.

-Bueno ya casi hemos llegado. Tu habitación es aquella que se ve al fondo del pasillo.

La puerta era más grande de lo normal de un color madera claro. La manivela era de color plateada que hacía conjunto con los nombres escritos al lado de la puerta dentro de unos marcos también de un color plateado.

-Por favor haz tú los honores de abrir.

Kagome se dirigió a la puerta y muy lentamente abrió la puerta.

La habitación era realmente luminosa tenía unas escaleras que subían a un piso de arriba, bueno más bien como una especie de balcón. En el piso de abajo estaban situadas las camas. Solo había dos. Pero eran bastante grandes. Los nórdicos eran muy divertidos con esa combinación de colores cálidos pero sobretodo centrándose en el rosa.

Una de las camas estaba llena de peluches y la mesita de noche estaba ocupada por un despertador un marco con una foto. Kagome imaginó que esa era la cama de su compañera de habitación que por lo visto ahora no estaba.

Al lado de cada cama había un pequeño escritorio y un sifonier y como complemento el cabezal de la cama estaba junto a la pared y hacía una pequeña estantería donde se podían poner cosas.

-Esa de allí es tu cama. Por cierto tus diferentes uniformes están ya en tu armario que está arriba. Ven, que te enseño el piso de arriba.

Kanna subió las escaleras y Kagome la siguió.

-Esa puerta de allí a la derecha es tu lavabo. Ahora lo tienes equipado con todo tipo de productos de higiene que necesites y junto a ellos hay una lista de productos que puedes solicitar tener. Tienes rellenarla y dejarla en la ranura que hay al lado de la puerta para que la próxima vez que vengan a limpiar tu baño puedas ponerte lo que tú quieras. Entonces tu armario es, por supuesto, el que está al lado de tu baño.

Kagome se dirigió al armario y lo abrió estaba casi vació a excepción de unas estanterías donde estaban los uniformes. ¡Había muchos!

-¿Cómo que hay tantos uniformes?

-Va por semestres. El que llevamos este semestre es el de la camisa blanca y la falda roja a cuadros a juego con la americana que está colgada en el otro lado del armario.

-¿Y qué zapatos me tengo que poner?

-Ah, los zapatos son lo mejor. Como ves ahora vamos con botas y… ¡son de tacón! Están aquí.

Kanna deslizó una pequeña puerta y en su interior había un par de botas, un par de zapatos, también de tacón y unas deportivas.

-Bueno coge el uniforme y póntelo. Te espero a bajo. Tenemos que ir ya al despacho del director supongo que tus padres están a punto de marcharse. Además el director va a tener que entregarte el material escolar si no mañana no sé cómo vas a ir a clase.

Kanna bajó las escaleras y se sentó en el sofá que había abajo igual que los que había en los pasillos.

Kagome se desnudó y se puso el uniforme. Cuando se miró al espejo se dio cuenta que realmente el uniforme le favorecía bastante.

-Ya estoy lista.

-¿No te vas a maquilar ni siquiera un poco? Tienes una cara de zombi que…

-Lo siento es que no he traído maquillaje.

-No si lo supongo pero es que en tu baño hay productos de sobra para maquilarte. Anda ve y echa un vistazo.

Kagome subió otra vez las escaleras y se fue a su baño que aún no había entrado. Al verlo es quedó sin respiración. Nunca había visto un baño tan grande y lujoso. Había un tocador con un espejo enorme y con todos los productos encima como había dicho Kanna y al lado esa lista. Pero eso no era lo más, lo mejor del eso era el baño era enrome, como un jacuzzi.

Se dio prisa, ya tendría tiempo luego de verlo todo. Cogió la primera base de maquillaje que vio adecuada y se la aplicó. Un poco de polvos, colorete, gloss en los labios y salió del baño.

-Los ves, muuuucho mejor. Ya no pareces la Kagome de antes. Venga vamos. Te voy a enseñar una salida de la residencia diferente a la que has entrado es más rápido ir por donde te digo si tienes que ir al despacho del director. Ya irás aprendiendo todo esto. Sé que al principio se ve raro pero te acabaras acostumbrando.

Kagome seguía pensando que Kanna era una chica rara pero a la vez bastante agradable. Nunca nadie le había tratado con tanta amabilidad al llegar a un colegio nuevo. Esto le dio un poco de esperanzas a Kagome. A lo mejor acabaría integrándose en ese colegio más pronto de lo que había previsto.