Skip Beat no me pertenece

Tres en uno

¿Qué más podía desear Mogami Kyoko? O mejor dicho, la futura señora Hizuri. Su prometido tenía todo lo que una mujer actual deseaba, dinero, fama y belleza, pero ¡bah! Esas son cosas totalmente banales y superficiales.

Lo que más le importaba era sentirse a gusto a su lado. Cuando necesitaba a alguien con quien ensayar sus escenas o que le diera algún consejo de actuación, ahí estaba su sempai, Tsuruga Ren brindándole todo su apoyo. Si necesitaba a alguien con quien divertirse, reír y también un hombro donde llorar, aparecía su príncipe de las hadas Corn, dándole su confianza. Pero si necesitaba a alguien con quien compartir la intensidad de la vida, su Kuon Hizuri era perfecto. Él no era un caballero y le gustaba dejarse llevar, la oscuridad había desaparecido, pero conservaba esa personalidad un tanto retorcida que hacía que Kyoko se saliera de control y no le importara nada ser una chica japonesa. Oh, pero eso siempre en la protección de su hogar.

Estaba encantada de ser la única que conociera las mil y un facetas de Kuon Hizuri. ¿Qué más podía pedir? Nada. A excepción claro que sus múltiples padres no hicieran de su boda una fiesta nacional.

La chica suspiró.

—Kyoko, ¿y si nos escapamos y nos casamos?

—Sabes que si hacemos eso pegaran el grito en el cielo.

— ¿Y? Son ellos los que no quieren escuchar nuestras opiniones y deseos. ¿Qué opinas?

—No lo sé…

—Así pasamos más tiempo a solas y sin interrupciones.

Oh sí, ese era el emperador de la noche, pero con cabello rubio y ojos verdes. Intenso e irresistible.

—Me parece una buena idea, Kuon.

—Entonces, ¿qué esperamos? Vámonos.