BIENVENIDA REALIDAD
Un impulso la llevó a su origen, al hogar que hace algunos años dejó para olvidar algunas tragedias, para sanar algunas heridas y sobre todo para cumplir sus sueños, un pueblo pequeño y encantador en el que todos se conocían, no creyó encontrar nada fuera de lo común y se iría en un par de semanas ¿O no? …
Disclaimer: Los personajes fueron creados por la gran Stephenie Meyer, yo únicamente los tomo prestados para desatar mi loca imaginación y para calmar mis ansias de saber su verdadera historia.
Capítulo 1.
Por fin podía ver el paisaje tan familiar, el sol, que pronto se pondría, tocaba ligeramente las ramas de los grandes pinos, la niebla, que era una marca personal difuminaba las sombras y hacía brillar graciosamente los espacios que aún eran iluminados por el sol, la tierra estaba húmeda y el pasto tenía pequeñas gotitas; que hermoso lugar para nacer, para crecer y para formar una familia; ahora lo creía, pero mientras más me acercaba a los lugares conocidos más me arrepentía de mis pensamientos, porque el dolor dejado por la ausencia le ganaba a la belleza y paz que aportaba el lugar.
Hacía mucho tiempo que no me paraba por aquí, la tuve muy fácil al echarle la culpa a la escuela y el trabajo tan extenuantes; pero ahora que me había graduado simplemente se me acabaron las excusas, y bien sé que de haber querido hubiera podido poner algún pretexto para evitar mi penoso regreso, pero, pese a mis reticencias, decidí volver, echar un vistazo a mi casa y claro, a mi querido padre y hermano.
Recién hable ayer con mi padre, y me pidió ya sin mucha convicción que me pasara unos días al menos por casa, ante mi negativa no hizo nada más que suspirar derrotado. Al colgar algo en mí se estrujó, me extrañaban, y yo los extrañaba con locura, así que no me lo pensé ni dos minutos cuando empecé a empacar mis cosas para irme, guardé ropa para dos semanas, una vez estando allá vería como se daban las cosas y lo que hacía.
Por fin llegué a mi destino, después de transbordar un par de veces llegué a la reservación, estaba parada frente a la puerta de mi casa, con un par de maletas y con unas ganas terribles de estrechar en mis brazos a mi amado padre y mi pequeño hermano. Toqué tres veces a la puerta de madera, aguarde paciente hasta que escuche unos pasos fuertes aproximándose, ese sin duda tenía que ser Jake.
El pomo giró y la puerta comenzó a darme paso, la figura del interior pareció quedarse congelada; ¡pero qué cosa era aquella!, creo que lo de pequeño hermano se había quedado muy pero muy en el pasado, ese que tenía en frente era un gran hombre, Jacob se veía mayor a lo que en realidad era, sin embargo en sus ojos aún se veía la juventud, me extrañó un poco no ver el brillo y la vivacidad que mostraba la mayor parte del tiempo, debía ser que ya empezó a madurar, tal vez.
-Es que te quedarás ahí parado, o abrazaras y dejarás entrar a tu hermana mayor- le dije tratando de sacarlo de su ensimismamiento. No le dije dos veces, inmediatamente se acercó y me levantó del suelo al darme un abrazo bastante fuerte que si hubiera tenido un poco más de fuerza, seguro me parte en dos.
-Raich! Pero ¿Qué?, ¿Cómo? ¿Por qué?... ¿Por qué no nos dijiste que venías? ¿No hablaste ayer con Billy? Pensé que lo habías rechazado como siempre.
-Primero que nada, pequeño hermano que ya no tiene nada de pequeño, necesito que me pongas en el piso en este instante y que me dejes al menos saludar a mi padre, después te juro que contestaré a todas y cada una de tus preguntas.
-A la orden su majestad- Contestó Jake, con una sonrisa a medio aparecer en el rostro. Mis pies tocaron de nuevo tierra firme y me hizo pasar haciendo alegato de cargar el mis maletas.
Mi padre ya estaba cerca de la puerta, así que solo tuve que agacharme para abrazarlo
–Papi
-Rachel, pero que sorpresa. Pensé que no te volvería a ver
- No exageres pa, sabes que algún día tendría que regresar, de verdad, los he extrañado tanto, apenas colgué el teléfono, comencé a empacar, pensé que sería una gran sorpresa.
-Sí que lo ha sido hermana- Dijo Jake quien dirigía mi equipaje hacia el cuarto que antes ocupaba, y me pregunté cuando este chamaco creció tanto y tan fuerte que si quisiera hasta podría cargar mi equipaje tan solo con su dedo meñique. En verdad me había perdido tanto.
Después de unas cuantas explicaciones de mi parte y preguntas de papá y Jake, me hicieron sentar en el comedor; afortunadamente para mí la cena estaba lista, así que nos dispusimos a comer mientras sostuvimos una charla muy amena, que era como la que seguro tendrían unos viejos amigos que hace tiempo no se encontraban. Mi padre me habló del daño que hizo a sus estados nutricionales el que yo los haya dejado a la buena de dios con Rebecca como cocinera y como en contra de sus expectativas su situación alimentaria se fue aún más a pique cuando ella se marchó a Hawaii. Por mi parte les hablé de como prácticamente no tenía ni un respiro, con la universidad y el trabajo que me ayudaba a sustentarme, les hablé un poco de mis compañeras de cuarto y una que otra anécdota de mis días felices como estudiante.
Luego, de pronto cambiamos a cosas serias, ambos, Jake y mi padre me hablaron sobre algunos problemas de seguridad que tuvieron en la reserva desde hacía un tiempo, que obligó de alguna forma a crear una especie de patrulla juvenil, encabezada por Sam Uley, a la que se le fueron uniendo varios chicos, entre ellos mi hermano.
Eso me preocupó un poco, y más aún que no quisieron ahondar en detalles y por algún motivo no quería respuestas concretas por ahora, ya me iría dando cuenta de que iba todo poco a poco.
Después de ese pequeño lapso de seriedad seguimos charlando por un par de horas de temas más ligeros, en verdad que pasé un buen rato, pero como todo lo bueno tenía que llegar el fin; ya un poco entrada la noche cada quien fue a su respectiva habitación a descansar.
No fui consciente de cuan agotador había sido el viaje sino hasta que mi cabeza tocó la almohada, comencé a pensar en las cosas que quería hacer el día siguiente, a las personas que visitaría y lo temprano que tendría que despertar para poder hacer todo; estaba en el armado de los planes cuando el sueño se coló por ellos, disolviéndolos y empujándome con él a la inconsciencia.
