Hace taaaaaaanto que no escribía de Silent Hill, pero lo voy a seguir haciendo, porque me fascinan los juegos & la peli. Maldito lugar de DvD que siempre olvida traerme el ultimo juego que salio. No es justo, !lo quiero!. Pero algun dia lo tendré, lo juro por Alessa. (?)
La pequeña Sharon Da Silva bajo las escaleras una por una con dos pequeños ojos recubiertos de ojeras y lagañas, manteniendo una mano apoyada sobre la baranda. Era navidad a las 7:00 A.M de la mañana, y como rutina, siempre se despertaba más temprano de lo normal para abrir los regalos antes de que su madre Rose despierte. Solo sus regalos, nada más ni nada menos que los suyos. Sonrío tintineantemente al ver los regalos de diferentes colores, bien arreglados por debajo de la copa del pino navideño. Se podía divisar a simple vista cuales eran para Sharon, sus regalos siempre llevaban un moño de color rojo fogoso y resplandeciente con la tela de color verde oscuro. Justo como los colores de navidad. Todos los años sus regalos eran decorados de esa manera.
Sin pensarlo dos veces, apresuro su paso por las escaleras, intentando no tropezarse con su pijama. Toco suelo finalmente y corrió agitando sus cortos bracitos de un costado para el otro. Se detuvo y, sintiendo la gloria en sus ojos y manos, tomo el primer presente ubicado en la larga fila repleta de ellos. Se sentó sobre el sofá de la sala, aquel que esta al lado de la chimenea que para entonces aun no estaba prendida, y toco el lazo con un dedo índice. Jugueteo con el por unos segundos, le gustaba lo fino y decorativo que podía llegar a lucir.
Junto al sofá en donde Sharon se encontraba sentada, había una pequeña mesita color marrón claro y suave. En ella, estaba bien apoyado un viejo teléfono el cual, si Sharon no se equivocaba, había permanecido colocado allí desde que ella misma había nacido. Ese teléfono comenzó a sonar sin control alguno, pegando leves repiqueteos sobre la mesita. Sharon por error soltó el regalo y este decayó sobre el suelo. No era nada frágil por suerte, solo un libro de Julio Verne que ella tanto reclamo. Levanto el teléfono con cuidado, ¿quién llamaría a esa hora? No era alguien normal.
-¿Hola?.- Pregunto Sharon, a al voz del teléfono con una tierna y curiosa vocecita.
Se creo un pequeño silencio, y lentamente se escucho una voz completamente diferente a la de la pequeña Da Silva. No, esta voz era mucho más seria y sombría. Claro que continuaba siendo la voz de una niña pequeña, pero era de una niña pequeña extraña. Deprimida. Totalmente reconocible.
-Feliz navidad, Sharon.- Respondió Alessa, con su semblante en alto y un toque de maldad en sus labios.
Sharon trago saliva, y se paro en seco en su lugar. Sintió como la sangre se le subía a la cabeza y empalidecía sin temor a la muerte o a las criticas. Era imposible. Rápidamente, sus parpados decayeron y el desmayo se hizo cargo de la pequeña. No supo que se escondía en aquel regalo, al menos hasta que despertó.
Para ser yo quién la haya escrito, me gusto bastante. REVIEW PORFAVOR .
