Los personajes de esta historia no me pertenecen, son producto de la maravillosa mente de JK. Rowling

Prólogo

Rose se había destacado como la reina de los leones, desde su primer día en la escuela había asumido una postura de líder poco común en un alumno de primer curso, luego de seis cursos en Hogwarts se había consagrado en su rol. Siempre había sido radical en un aspecto: ella no se juntaba con serpientes por considerar que eran la peor escoria del colegio... definitivamente Ron Weasley había hecho bien su trabajo, y había sembrado en su hija la repulsión que este siempre había sentido hacia aquella casa, pero el destino es caprichoso y sin percatarnos, de forma repentina, puede voltear las circunstancias y poner el mundo de cabeza.

Como todo miembro de la nobleza, era de esperarse que tuviera algún archienemigo, alguien que le pisara los talones y conspirara por tumbarle el pedestal: Scorpius Malfoy, si el definitivamente era el villano perfecto, una cucaracha inferior al que ella nunca se dignaría a mirar… o al menos eso era lo que todos creían, pues en su historial escondía un episodio negro, que si alguien lo contara sería tachado de loco…después de todo nadie podría pensar que la reina de los leones algún día fue amiga de la serpiente más rastrera.

La más pura de las amistades

Aproximadamente 7 años atrás

Llevaba un año viviendo con los Granger, pues su padre y su madre habían sido asignados a una misión en Siberia, y no quisieron arriesgarse a llevar a los chicos con ellos, así que los habían matriculado en una escuela muggle con nombres falsos, y los habían dejado al cuidado de sus abuelos maternos. Molly y Arthur no los visitaban con frecuencia, después de todo no querían exponer la ubicación de los chicos, pues la misión que les había sido asignada a sus padres les había hecho ganarse unos cuantos enemigos.

Nadie podía imaginarse que los Malfoy, quienes también formaban parte del programa de protección de testigos, les hubieran asignado una zona residencial cercana, y mucho menos creerían que los chicos habían sido compañeros de clase.

-Hola me llamo Rose McGraw, y me acabo de mudar de Melbourne

-Hola mi nombre es Scorpius Smith, y provengo de Escocia

-Muy bien chicos. Dijo la maestra con una sonrisa en el rostro- allá al final hay dos asientos vacíos

La clase había resultado tremendamente aburrida, Rose se sentía perdida, pues ya el año escolar estaba muy avanzado, así que apenas llegara a casa se pondría a estudiar. Llegó la hora del receso, y como no conocía a nadie se sentó sola a comer su sándwich en una de las gradas, a lo lejos divisó al pequeño Hugo que iba en el jardín de infancia jugando con sus amigos, y sintió envidia, y por un momento deseó no ser tan tímida.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el fragmento de una conversación entre un grupo de niños que hablaban bastante fuerte, y sin ningún disimulo se reían de sus trenzas y pecas. Ella intentó hacer caso omiso a sus palabras, pero entonces el grupo se acercó a ella y no de los niños la interpeló:

-¿Oye es cierto lo que dicen de los australianos?

-¿Y qué dicen de ellos?- preguntó altiva, levantándose de su asiento

-Que son raros- dijo el niño con una sonrisa perversa- y a juzgar por esto- añadió señalando sus trenzas y su ropa- yo diría que sí

Unas niñas emitieron una risa tonta tras de él, eso hizo que la timidez de Rose se evaporara y empujara al niño

El niño se levantó con el rostro colorado y se disponía a devolverle el golpe cuando escuchó a sus espaldas

-Déjala en paz

El niño desvió su atención al rubio que apretaba sus puños con fuerzas

-¿Entonces la niña rara es novia del escorpión?- dijo emitiendo una risa petulante- son tal para cual

Dicho esto se lanzó sobre el rubio, el cual lo esquivó con destreza, y finalmente le lanzó un golpe certero directo al rostro que hizo que el chico se alejara llorando. Scorpius se volteó y sonrió a Rose de cuyos ojos habían empezado a brotar lágrimas

-¿Estás bien?

-Si, es sólo que es duro estar lejos de casa. Odio esta escuela

-Ni que lo digas

Pasaron el resto del recreo conversando sobre sus casas, Rose le contó que adoraba dibujar y él le dijo que cuando estaba aburrido solía dibujar los personajes de sus dibujos animados favoritos. Después de un rato ya no se sentía tan extraña, había hecho un amigo. Cuando regresaron al salón la maestra los hizo salir un momento y los llevó a la oficina del director, el cual les impuso en castigo por haber golpeado al niño del patio, que debían quedarse en la tarde en la sala de detención.

-¡Es injusto!- exclamó Rose cuando se dirigían al aula de detención- ¡Ese niño empezó!

- Si, pero los otros niños dijeron que nosotros lo golpeamos y nos burlamos de él- dijo el rubio resignado- no hay nada que hacer

-Me las va a pagar- dijo Rose enfadada- mañana haré que lo castiguen a el

-Me agrada la idea- dijo el rubio emitiendo una sonrisa de medio lado tan característica de un Malfoy- te ayudaré

- Tenemos que planearlo bien, afortunadamente tenemos que pasar un largo tiempo en la sala de detección

Para que los dejaran hablar, Rose le pidió permiso al señor John, quien era el encargado de vigilar a los niños que eran enviados a la sala de castigos, de estudiar con Scorpius, el hombre le dijo que estaba bien siempre y cuando no elevaran la voz, incluso les buscó un libro de matemáticas en la biblioteca, para que se guiaran, después de todo a él no le importaba lo que hicieran siempre y cuando permanecieran en silencio.

Aquella tarde resultó provechosa, pues además de planear su venganza, estudiaron matemáticas e inglés, y se pusieron un poco al día con los contenidos.

OoOoooo

Los meses pasaron volando, Scorpius y ella se hicieron inseparables, y en el salón se ganaron el respeto de sus compañeros quienes les temían, pues se habían encargado de hacer que castigaran a todos aquellos quienes osaban a meterse con ellos, además nadie se explicaba como pero alrededor de ellos siempre ocurrían las cosas más extrañas, un día Sean Pick, un niño robusto con fama de busca pleitos se había acercado a Scorpius con la intención de darle una paliza por se "demasiado rubio", cuando una corriente de aire lo había elevado por los aires haciendo que fuera a parar a lo alto un árbol, Anne Durmwood un día se estaba burlando de las pecas en el rostro de Rose, cuando de repente en su cara empezaron a brotar miles de verrugas. Estos acontecimientos les habían conferido un aura de autoridad, por lo que nadie se atrevía a acercarse a ellos.

Todas las tardes se quedaban en el colegio para poder usar la biblioteca y estudiar juntos, y a veces iban a visitar a John en la sala de detenciones, quien a pesar de decir que eran una plaga se divertía con sus visitas.

Una tarde Rose le dijo a Scorpius que debían hacer algo de deporte, pues había leído en una de las revistas que su abuela compraba que era necesario hacer ejercicio para evitar enfermedades del corazón, el chico intentó razonar con ella diciéndole que aún eran muy jóvenes como para padecer de cardiopatías, pero al final decidió callarse y seguirle la corriente, después de todo la chica era terca como una mula, por lo tanto era imposible de convencer.

-¿Qué te parece si nos apuntamos en gimnasia?

-¿Acaso estás loca?- dijo el rubio mirándola con los ojos bien abiertos- Eso es para niñas

-¡Por Dios Scorpius! Existen cientos de hombres que practican gimnasia

-No lo haré- dijo el rubio testarudo, cruzándose de brazos

-¡Bien me inscribiré sola!- dijo enojada la pelirroja dándole la espalda y contando 3,2,1….0, -1, pero nada ocurrió, el rubio parecía mantenerse firme en su postura

-¿No dirás nada?- dijo Rose sin poderse contener

-Si: ¡Bien por ti!- el rubio casi escupió estas palabras- no te voy a rogar si eso es lo que pretendes

-¿Ah si?, pues bien, te devuelvo tu pulsera de amistad- dijo quitándosela de la muñeca y depositándola en su mano

- ¡No me importa! Después de todo fue tu idea niña tonta

Rose lo miró con odio y resentimiento antes de darle la espalda y salir corriendo lejos de él para que no pudiera verla llorar.

oOoooO

El rumor de que los amigos inseparables no se hablaban corrió rápidamente por la escuela, Rose empezó a juntarse con Marieta Crown y Annie Bronx, con quienes compartía la clase de gimnasia. Scorpius por su parte había hecho muchos amigos en su clase de futbol, y además las chicas lo habían consagrado como el galán de la escuela, y Rose entendió que si antes no se habían acercado a él se debía quizás a le temían a ella, quien antes era inseparable del rubio.

-Lo odio- le comentaba Rose a Marieta, un día que salieron temprano de gimnasia, y acompañó a la chica a esperar a su hermano quien también estaba en el equipo del colegio, Annie no pudo ir porque su mamá ya había ido a buscarla

-Es insoportable- dijo Marieta, y luego emitió una sonrisita antes de añadir- pero es lindo

-¿Lindo?- dijo Rose haciendo una mueca de asco- pero si es un insufrible, malcriado y déspota, ¡además es demasiado rubio!

-Yo si creo que es lindo, aunque está claro que a ti te atrae Stanley- dijo sonriendo porque sabía que estaba haciendo rabiar a la pelirroja

-¿QUÉ?- dijo la chica colorada- ¿Por qué demonios piensas eso?

-Te vi con él en receso- dijo la muchacha alzando las cejas- parecían muy acaramelados ¿Tienes algo que contarme?

-¡Asco no!- dijo horrorizada- sólo se sentó conmigo porque desde que Scorpius entró a equipo se ha encargado de que ninguno de los chicos le hable

-¡El bello Scorpius!- dijo Marieta pestañeando- Es una lástima que no esté disponible

-¿Qué quieres decir? -dijo Rose sintiendo que se formaba un nudo en su estómago

-¿No te has enterado?- dijo en un susurro- Al parecer la Durmwood y él son novios

Rose sintió como si un balde de agua fría le hubiera caído encima, sintió ganas de golpearlo, de gritarle y arrancarle hasta el último cabello rubio de su estúpida cabeza.

-Es imposible- dijo con altanería- él es imbécil, pero de ahí a rebajarse a estar con alguien tan cabeza hueca… no lo creo

-Bueno es posible que tan solo sean chismes- dijo con malicia- ya sabes que lo que la gente decía de ustedes…

-¿Y que se supone que decían de nosotros?- preguntó Rose con interés

-Que eran novios

Rose no dijo nada, dirigió su mirada a la cancha donde Scorpius corría celebrando un gol, y sintió un tibiecito en el corazón ¿Qué era aquello?, por unos instantes sus miradas se cruzaron, y ella se vio forzada a retirar la mirada, pues al mirar esos ojos grises sintió que el corazón se le desbocaba en el pecho, y un anhelo se apoderó de su alma.

-La gente no sabe lo que dice…es absolutamente descabellado- balbuceó

OoOoO

Scorpius Malfoy

Aquel día estaba entrenando como nunca, andaba con un humor del demonio desde que vio a Rose sentada en el receso con el imbécil de Stanley, ¿Es que acaso no se acordaba que ese chico había estado a punto de golpearla?

Se tuvo que contener para no acercarse y partirle la cara a golpes, le molestaba que estuviera cerca de ella, que pudiera dirigirle la palabra, mientras que él no podía ni acercársele, bueno la verdad es que era muy orgulloso y desde que se habían peleado no había hecho el intento de hablarle nuevamente.

En ese momento corría hacía la arquería, sin que nadie pudiera quitarle el balón, y anotó un gol descargando toda su furia en esa patada que dirigió la pelota a la arquería. Cuando se volteó para celebrar con sus compañeros la anotación, el rojo intenso de Rose le hizo fijar sus ojos en los de ella, y la nostalgia invadió su corazón, la extrañaba, y por unos instantes quiso hacer a un lado su orgullo y acercarse a ella, la vio desviar el rostro y sintió como si le estrujaran el pecho…

OoOoO

-¡Rose vamos!- dijeron Annie y Marieta al unisono

-Es que me parece un estúpido juego- dijo la pelirroja en un susurro

-¡Vamos a quedar como unas tontas!- dijo Marieta, pero luego esbozó una sonrisita al pasársele una idea que tal vez haría que Rose cediera- Además todo el mundo va a creer que lo que dice Scorpius es cierto

-¿Y que se supone que dice?- dijo Rose contrayendo el rostro de forma involuntaria, Marieta sonrió, sabía que la chica ya había mordido el anzuelo

-Que eres una cobarde, que sin él no eras nada

-¡Ya le voy a hacer tragarse sus palabras!- dijo caminando hacia donde el grupo de gente empezaba a congregarse

-¡Eh Durmwood!- la chica volteó hacia la pelirroja- estamos dentro, los chicos que estaban sentados en círculo en torno a la botella, les abrieron espacio a las tres.

-Bueno, dijo Sheila, vamos a empezar, ¿Quién moverá la botella?

-Yo- dijo Rose fijando su mirada furiosa en Scorpius un instante, el rubio la miró con confusión

Hizo girar la botella, y los apuntados con ella fueron Marieta y Stanley, la chica hizo una mueca de asco, pero no refutó nada, simplemente se acercó y le dio un corto y rápido beso en los labios. Los siguientes fueron Sheila y Sean, el turno siguiente se saltó porque la botella señaló a dos chicas y estas no estuvieron dispuestas a cumplir. Luego de una hora, Durmwood anunció un poco decepcionada porque no había tenido la suerte de que la botella la señalara a ella y a Scorpius que esta sería la última vuelta porque ya pronto oscurecería.

-Esta vez la moveré yo- dijo Anne Durmwood dijo sonriendo pícaramente a Scorpius

-A ver si tienes suerte- masculló Rose por lo bajo invadida por una extraña rabia

La chica dio un corto beso a la botella antes de hacerla girar, el primer señalado: Scorpius, y para su mala suerte la otra persona a quien señalaba la botella era Rose.

-¡Girémosla otra vez!- dijo Anne enojada

-¿Y eso por qué?- dijo Marieta, que ellos cumplan la penitencia y luego larguémonos de aquí

Rose no decía nada, sus ojos estaba fijos en los grises de quien fuera su mejor amigo, sentía el corazón en la garganta. Los chicos se levantaron y se acercaron ante las miradas de todos, Scorpius la miraba fijamente y lentamente se acercó hasta rozar un poco sus labios con los de la pelirroja, luego se alejó de ella un poco, y nuevamente fijó sus ojos en los de ella antes de atraerla hacia él y fundirse en un beso.

Rose sentía una extraña corriente recorrerla, aquel era su primer beso, y su corazón se movía desbocado en su pecho… ¿acaso estaba enamorada de él?, se estremeció al pensar en ello, se tensó y de empujón lo alejó de ella, antes de salir corriendo, justo antes de abandonar el lugar escuchó a Anne decir:

-¿Me puedes explicar que demonios fue eso?

A sus oídos no llegó la respuesta del rubio…

OoOoO

Llegó el fin de curso, Scorpius y Rose no se habían dirigido la palabra, aunque de vez en cuando se lanzaban miradas furtivas. El orgullo de ambos era demasiado fuerte, y no les permitía acercarse, aquel sería el último día de clases, y Rose sabía que había llegado el momento de despedirse no solo de su vida muggle, si no también de quien había sido su inseparable amigo, jamás lo vería nuevamente.

Ese día al salir de gimnasia decidió dar una última vuelta por el colegio, después de todo sus padres habían anunciado que al día siguiente irían por ella y por su hermano para regresar a casa, así que nunca volvería a ese lugar.

El colegio estaba desierto, ya casi todos los niños se habían ido a casa, se sentó en un columpio con tristeza y tuvo que contener las ganas de llorar al recordar cuantas veces Scorpius la había ayudado a columpiarse, cerró los ojos y emitió un gritillo de sorpresa cuando el columpio inició un suave vaivén, al voltearse vio al rubio quien hizo una mueca con la boca

-¿Qué haces?- soltó con una voz demasiado chillona para su gusto

-Rose yo…- comenzó el, pero la chica lo interrumpió

-No digas nada, sólo sé mi amigo por una vez más- le dijo con una sonrisa triste, perdiéndose en esos ojos grises que la llenaban de un extraño anhelo