En ese abrazo, en esas lágrimas,
se perdieron muchos sentimientos.
Vos, tan firme, tan decidida, tan ángel,
con tus alas de ilusión óptica que te dejaron caer.
Estabas perdida en la luz, no obstante brillabas
más fuerte y más alto que todos los demás.
Espero sinceramente
que estas crueles palabras
algún día te lleguen y te hagan recapacitar:
¡no dejes que nadie te abata! ¡Brillá!
Suave y firme como el amanecer en el horizonte.
