CAPÍTULO 1

COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA

Director: Albus Dumbledore

(Orden de Merlín, Primera Clase, Gran Hechicero, Jefe de Magos, Jefe Supremo, Confederación Internacional de Magos).

Querida señorita Woods:

Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios.

Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del 31 de julio.

Muy cordialmente,

Minerva McGonagall

Directora adjunta

Aún recordaba como si fuese ayer el día en el que llegó aquella lechuza ninox boobok, también conocida como ninox papú, de la familia de los strigiformes y con origen australiano. La que acudió aquella mañana a la casa donde vivía con sus padres era de color negro con algunos plumajes en marrón, y la verdad era que no era su especie animal favorita, pero desde el momento en el que la vio con aquella carta del colegio de magia subió a su top diez, sin lugar a dudas. No había podido olvidar tampoco el olor de ese pergamino viejo cuando lo sacó de aquel sobre, y cada una de las palabras que componía el texto escrito las podría recitar de memoria, porque lo leyó tantas veces que no las podía contar.

No era la primera bruja en la familia, así que, cuando consiguió aquella plaza, sus padres se alegraron de tener a alguien más en aquel maravilloso mundo. Ambos progenitores siempre habían estado orgullosos de cada mérito que conseguía en la escuela, así como cuando les comunicó que entró en la casa de Gryffindor, como su tía, con la que había estado muy unida, sobre todo en los últimos años. Era una aurora reconocida en el mundo mágico, y trabajaba en el Ministerio de Magia, donde había estado varios días con ella, aprendiendo de cada una de las tareas que realizaba desde allí y conociendo a compañeros suyos. Siempre le había gustado el mundo docente, y ser profesora en Hogwarts era casi un sueño, pero, últimamente, su deseo era ser como su tía. Era casi un objetivo personal que estaba dispuesta a conseguir.

Ya estaba en su sexto año y, a pesar de ser principios de octubre, ya iba con los brazos llenos de libros hacia una de las mesas de la biblioteca. Sonrió al ver la columna que formó cuando se sentó frente a ella, le encantaba aprender, y cuanto antes empezase con la rutina, menos le costaría mantenerlo a lo largo del curso. Agarró el que quedaba más alto en busca de profundizar en el temario de "Estudios Avanzados de Aritmancia"; tras su Extraordinario en el examen TIMO, tenía que mantener el nivel que había conseguido para lograr superar con éxito el examen ÉXTASIS que realizaría el año siguiente.

-¿Ya estás con la nariz pegada a los libros, Woods?

Elevó su rostro para ver a su derecha, sentándose con su gracia habitual, a Raven Reyes, una de sus mejores amigas en el colegio y perteneciente a la casa Ravenclaw. Se levantó las gafas con el índice antes de devolverle la sonrisa, alegrándose de verla tan pronto metida en la biblioteca, al igual que ella. Habían compartido muchas asignaturas a lo largo de los años académicos y fueron compañeras de mesa en los horarios de estudios que compartían en ese mismo lugar donde estaban en ese momento. Además de ser una persona increíble, era muy inteligente, y se atrevería a afirmar que más que ella, pero le gustaba retarse a sí misma y ver si conseguía estar a la altura de la castaña, quien incluso pasaba más tiempo a su lado para explicarle parte del temario que se le atravesaba o que no lograba entender.

-Sabes que me gusta estar al día con las asignaturas -comentó, volviendo su vista al libro.

-Dirás "estar por delante de las asignaturas".

-También, pero eso creo que lo compartimos las dos.

Cuando pudo percibir el olor de la chica, no pudo controlar el mirarla de reojo, sintiendo cómo su corazón bombeaba fuerte contra su pecho. No sabía exactamente cuál fue el momento en el que se fijó en ella, posiblemente en una de sus visitas a la biblioteca, o quizás en alguna clase… Lo que sí tenía claro es que no fue algo físico, en un principio al menos, porque no podía negar lo evidente, era preciosa. A lo mejor fue en tercer curso, en el momento en el que pudo afirmarse a sí misma que sí que le gustaban las chicas, ya que no tenía el mismo interés que sus compañeras en los chicos. Ella solo tenía interés por Raven. Obviamente nunca se lo había dicho, primero porque no sabía si le gustaban las chicas también y, segundo, porque le daba mucha vergüenza.

-Estás otra vez roja -destacó la castaña y pellizcó una de sus mejillas entre risas, y Lexa notó que su rostro ardía más con el roce.

-Toma, ayúdame con este libro y adelantemos trabajo -mostró una sonrisa tímida a la chica, tendiéndole el libro antes de disfrutar del silencio que siempre se otorgaban las dos para centrarse en los estudios.

A las ocho en punto escucharon la voz de Irma Pince, la bibliotecaria, anunciando que acababa el horario de apertura y que debían volver a sus salas comunes antes de la cena. Ambas tenían buena relación con ella, a pesar de que mucha gente se quejaba de que era algo antipática, pero a ninguna de las dos les dio nunca esa impresión; es más, casi siempre les hacía favores cuando tenían exámenes y podían quedarse ahí encerradas con ella hasta las ocho y media mientras hacía inventario, comprobando que todo estaba en su lugar, pero ese día no se daba el caso, así que era hora de salir de allí. Guardó sus cosas antes de caminar junto a la castaña hacia la puerta.

-De momento todo es sencillo -comentó mientras observaba cómo se apoyaba en la pared.

-De momento, tú lo has dicho.

-No creo que tengas muchas dificultades, Reyes -sonrió, y la vio ladear su cabeza, devolviéndole una mirada divertida.

-Ya veremos... Y no seas tan modesta, que en muchas asignaturas me superas tú. No me tengas como la mejor de Hogwarts.

-Es que lo eres -sonrió tímida, y ella negó con la cabeza, mordiendo su labio.

-¿Nos vemos en el comedor? -asintió antes de despedirse con la mano y que caminaran cada una hacia el lado contrario del pasillo.

Todo era perfecto en aquella escuela, y sería una afirmación que se podía llegar a generalizar si no fuese por el grupo de cuatro personas con aquel uniforme perteneciente a la casa de Slytherin que se acercaban mirándola con esas sonrisas engreídas decorando sus rostros. Se giró rápidamente y empezó a correr hacia el otro lado del pasillo, escuchando esos pasos firmes que le ponían los pelos de punta detrás de ella. Movió sus piernas lo más rápido que pudo, e incluso pasó por al lado de Raven, a quien escuchó diciéndole algo, pero no tenía tiempo, así que dobló la esquina lo más rápido que pudo, encontrándose tan solo con los baños abiertos. Qué típico… aunque a lo mejor no la habían visto.

Entró por la puerta, decidida a entrar a un cubículo para encerrarse hasta que pudiese salir, cuando alguien la empujó contra una de las puertas, aprisionándola con su cuerpo mientras sujetaba su jersey gris del uniforme con sus dos puños.

-Woods -vio su media sonrisa.

-Griffin -contestó sin aliento por la sorpresa.

Clarke Griffin la había tomado con ella desde que empezaron el mismo año en Hogwarts, no supo por qué exactamente, pero suponía que los Slytherin llevaban en los genes el odiar a los Gryffindor, o, más bien, odiar a cualquiera que no fuera de su casa. Observó unos segundos sus ojos celestes, antes de bajar la mirada hasta esa corbata que siempre llevaba mal colocada. Levantó el rostro y vio por encima del hombro de la chica a Octavia Blake, su amiga íntima y algo más bruta que ella, que la observaba con la burla y el desprecio dibujados en la cara.

-¿Por qué te escondes? -ladeó su cabeza, dejando que varios mechones de su pelo se moviesen- ¿No quieres jugar, Woods? -un escalofrío la recorrió completamente con la pregunta y, apoyando las manos en sus hombros, la apartó de ella con un solo movimiento, consiguiendo que ambas chicas la mirasen sorprendidas.

-No tengo tiempo para juegos -explicó, y empezó a andar hacia la salida, pero Blake agarró su túnica y tiró de ella para que cayese al suelo, notando cómo se mojaba su ropa al haber aterrizado en un charco.

-Las tuberías de este sitio siempre han sido una mierda, ¿verdad? -sacó su varita la de ojos verdes y pelo negro- Aguamenti -la señaló, y un chorro de agua la empapó completamente, escuchándose rápidamente la risa de Octavia.

Lexa se levantó despacio, apartándose el pelo de la cara, y las miró seria. Sacó su varita con rapidez y señaló a Blake, agitándola antes de realizar su hechizo.

-Levicorpus.

De forma automática, la chica quedó colgada boca abajo de un tobillo, todo su pelo esparciéndose hacia abajo y escuchándose sus gritos por el lavabo.

-¡Clarke! ¡Ayúdame! ¡No te quedes ahí como una idiota!

Lexa miró a la rubia, que sonreía ampliamente mirando a su amiga levitando en el aire antes de enfocarla a ella con sus ojos azules, logrando que casi temblase; sobre todo, cuando empezó a andar hacia a ella, desconcentrándola y haciendo que bajase su brazo, escuchándose un golpe seco y la risa de Clarke retumbando por los azulejos de aquel baño. La Gryffindor observó a la rubia y medio sonrió, contagiada de aquel sonido que salía de su boca, pero se quedó seria cuando volvió a mirarla fijamente. Entonces, cayó al suelo de nuevo con Octavia sobre su cuerpo tras el placaje que le realizó.

-Te voy a destrozar, sangre sucia -habló entre dientes antes de sentarse sobre ella y llevar las dos manos a su cuello, pero Clarke agarró su túnica, tirando de ella para levantarla y ponerla contra uno de los lavabos, mirándola muy cerca de su rostro.

-Esta sangre sucia –la apuntó señalándola con el índice como si fuese un objeto- es mía y yo decido lo que le hacemos. Os he advertido millones de veces que nada de tocarla con vuestras asquerosas manos –la soltó con desprecio, antes de recorrerla con sus ojos azules-. ¿Necesitas mojarte más, Woods? ¿O podemos darte por finalizada? -sonrió de lado, mirándola fijamente y cruzándose de brazos.

-Te han hecho una pregunta -apoyó su guardaespaldas mientras se colocaba la ropa en su sitio.

-Estoy bien… -susurró.

-Creo que hoy ya hemos tenido bastante. Por cierto, buen hechizo, Woods -guiñó su ojo derecho antes de levantar el brazo señalando la puerta-. Ahora lárgate de aquí.

Lexa mordió su labio y salió de allí pasando entre los dos matones acompañantes de las chicas, y viendo el rostro preocupado de Raven allí.

-No me han dejado pasar estos dos estúpidos –los miró con asco a los dos, a veces pensaba que se habían equivocado al ponerlas en las casas de Hogwarts, porque Reyes era mucho más valiente que ella-. ¿A qué estás esperando para hablar con Dumbledore? -preguntó cuando la apartó de ahí- Te han dejado empapada.

-Tranquila -se quitó las gafas, queriendo limpiárselas, pero descubriendo que con la ropa mojada no iba a poder-, ahora me cambio en la habitación y todo como nuevo -la chica cogió sus gafas con cuidado y se las limpió con su túnica, volviéndoselas a colocar, y haciendo que su corazón se saltase un par de latidos, sobre todo cuando volvió a enfocar aquel marrón que componía sus ojos.

-Te acompaño hasta tu sala común -decidió por ella.

-¿Vas a protegerme tú?

-Puedo intentarlo -se encogió de hombros-, pero no prometo nada -ambas se sonrieron.

Empezaron a andar juntas, y Lexa no pudo evitar echar un vistazo a esos ojos azules que ahora la miraban sin ninguna diversión reflejada en ellos.

X X X

Colocó todos sus libros y materiales en aquella estantería que tenía para ella en el dormitorio que compartía con tres chicas más de su misma casa y se cambió de ropa, poniéndose su otro uniforme con los colores de su casa antes de sentarse sobre su cama perfectamente hecha, mirando por la ventana de su habitación y observando cómo la noche rodeaba aquel ancestral castillo. Hacer aquello era algo que solía relajarla y devolverle la paz que normalmente reinaba en su interior, excepto después de ser el objeto de la diversión de los Slytherin. Sentía su cuerpo aún rígido tras la tensión del momento que había vivido minutos atrás y, aunque ese tipo de situaciones fuesen ya prácticamente parte de su rutina diaria, lo cierto es que no cambiaba que sintiese el mismo miedo al ver a aquellos chicos acercarse a ella de forma amenazante. Suspiró, intentando liberar la tensión contenida.

-Lexa, ¿vamos al gran comedor? - preguntó alguien a sus espaldas y se giró para ver a Luna, una de las chicas con las que compartía habitación, apoyada sobre el marco de la puerta, mirándola de forma amable.

Lexa no tenía un gran número de amigos, en aquellos seis años que llevaba estudiando en Hogwarts, había forjado amistad de forma más fuerte con Raven y Luna solamente, aunque también solía hablar con algunas personas de dentro de su misma casa, como Anya, que era un año mayor que ella, o Costia, una chica de tercero que simplemente la admiraba y a ella le parecía adorable; aunque no entendía muy bien a qué se debía la admiración de aquella chica que siempre iba tras de ella para pedirle consejo o simplemente para sacarle conversación sobre las asignaturas o cualquier tema banal. Por otro lado, estaba Hagrid, el guardián de las llaves y terrenos de Hogwarts. Lexa había entablado una pequeña amistad con él en el primer curso y, desde entonces, solía pasar algunas tardes con él en su cabaña, donde le enseñaba algunos de aquellos bichos y criaturas que fascinaban al guardián, y que Lexa había acabado adorando con el paso del tiempo. Y, a decir verdad, no necesitaba más que esas pocas personas que habían estado a su lado todos esos años y con las que podía seguir contando en esos momentos.

La morena asintió y se incorporó, yendo hasta donde Luna se encontraba y comenzando las dos a descender por las escaleras en forma de caracol que separaban las habitaciones y la sala común de Gryffindor del resto de pasillos y escaleras que conducían a las distintas zonas de la escuela. Luna era una chica pelirroja de la misma edad que Lexa, tal vez no tan estudiosa y aplicada como ella, pero era bastante inteligente y se le daban genial la mayoría de asignaturas, excepto herbología, la cual había proclamado odiar una y otra vez durante el paso de los años, y siempre le pedía ayuda para poder aprobarla.

Se adentraron en el gran comedor, donde ya se encontraban la mayoría de estudiantes de todos los cursos, sentados en la mesa de su casa correspondiente. Lexa pudo divisar a Raven, quien le regaló una sonrisa, en la mesa de Ravenclaw, sentada junto a Jasper Jordan, un chico con el que ella solo había hablado un par de veces, pero que siempre se había mostrado muy simpático. Luna y ella se sentaron en su sitio habitual, esperando a que el director Dumbledore llegase y diese comienzo a la cena, como hacía cada noche.

Luna enseguida se puso a hablar con los chicos que se encontraban a su alrededor, mientras que Lexa esperaba en silencio, observando la gran mesa de roble adornada con platos y copas que en esos momentos se encontraban vacíos. Tras unos segundos, levantó la vista y miró a la mesa que se encontraba frente a ella: la de la casa Slytherin. Sus ojos enfocaron entonces a Clarke Griffin, aquella chica rubia de ojos azules que confundía a Lexa cada vez un poco más con su comportamiento. Pudo notar que la mirada de la chica también se encontraba sobre ella, así que desvió la suya, volviendo a dirigirla a la mesa.

Griffin y su grupo siempre habían sido los que más habían acosado a Lexa durante todos aquellos años, aunque no eran los únicos. Por lo general, los miembros de la casa Slytherin solían tener aquella tendencia de ir a por los que ellos consideraban que eran más débiles. Lexa recordaba todas y cada una de las veces en las que la habían acorralado contra una pared, le habían destrozado los libros o le habían quemado su capa. Y, si echaba la vista atrás, podía ver cómo Clarke había cambiado su forma de actuar respecto a ella, desde la primera vez en la que se encontraron en la estación de tren.

El día que con tanta ansia había estado esperando, por fin había llegado: se dirigía, junto a sus padres, a la estación de King's Cross, donde montaría en el tren estacionado en el andén 9 y ¾ para dirigirse a Hogwarts, el colegio de magia donde pasaría los próximos siete años de su vida para formarse y llegar a ser una gran bruja.

Entró a la estación, mirando la sonrisa orgullosa que mostraban tanto su madre como su padre mientras la acompañaban, y el hombre mantenía uno de sus brazos sobre los hombros de su hija de forma cariñosa y protectora mientras que su madre estaba a su otro lado, empujando el carrito en el que iban todas sus pertenencias. Pudo observar a más niños de su edad y más mayores que se dirigían también hacia aquel andén junto a sus carritos cargados de equipajes y jaulas con sus animales.

Llegaron al muro que separaba los andenes normales del andén por el que pasaría el tren que ella debía coger. Los alumnos formaban una fila ordenada, pasando uno a uno al otro lado del muro. Lexa estaba algo asustada, ya que era la primera vez que haría algo así y, aunque sabía que en el momento en el que fuera contra el muro pasaría al otro lado, le preocupaba que el portal se cerrase por alguna razón.

Su padre se puso delante de ella y ambos se miraron unos segundos antes de que los largos brazos de Phillip Woods rodearan a su hija con cariño. Lexa se dedicó a recordar el olor de su padre, el olor a hogar, durante los largos segundos que duró aquel abrazo, hasta que el hombre la cogió por los hombros y la miró de forma tierna.

-Prométeme que enviarás una carta al menos cada dos semanas - le pidió su padre.

-Está bien papá, lo haré - le aseguró aquella pequeña Lexa de once años.

-Da lo mejor de ti, como siempre, y estaremos muy orgullosos de ti, cariño.

Después dirigió su atención a su madre, que miraba el tierno abrazo que Lexa y su padre se acababan de dar con lágrimas en sus ojos. Durante todo el verano, su madre, Elizabeth, estuvo recordándole lo mucho que la iba a echar de menos cuando emprendiese aquella nueva etapa de su vida, y, aunque no se lo dijera muy a menudo, ella también la iba a echar de menos. A ella y a su padre.

-Disfruta mucho en Hogwarts, cielo - su madre acarició la mejilla de Lexa suavemente.

-Te echaré de menos, mamá - le dijo justo antes de abrazarla y hundirse en su pecho una última vez antes de marcharse.

-Y yo también hija, pero sé que estarás en un lugar estupendo. Tu tía siempre habla maravillas de ese colegio - le dijo con una sonrisa.

Tras unas últimas palabras de despedida, sus padres se apartaron de ella, mirando cómo se ponía en aquella cola, esperando a su turno para llegar al andén. Tras unos minutos de espera, por fin le tocó a ella. Miró aquel muro situado a unos diez metros de ella y, justo como los anteriores chicos habían hecho, empezó a correr hacia él, sujetando su carrito con decisión y, cerrando los ojos cuando vio que el muro estaba demasiado cerca, pasó al otro lado, donde enseguida vio, tras abrirlos, un precioso tren de color negro con detalles en rojo.

El andén se encontraba repleto de niños que estaban dejando sus pertenencias en los compartimentos del tren dispuestos para el equipaje. Lexa se dirigía hacia allí con alegría cuando, de repente, un golpe en su carrito hizo que éste cayese al suelo y que ella le siguiera. Tras los segundos iniciales de confusión, se levantó, enderezando también su carrito, mientras oía unas risas tras ella.

-Oh, disculpa, ¿te hemos hecho daño? - se giró para encontrarse con una chica morena, que era la que hablaba, seguida de otra chica rubia y dos chicos más, que reían descaradamente-. Ésta será una Gryffindor, ya veréis.

-Buen golpe, Clarke -le concedió uno de los chicos a la chica rubia, quien Lexa supuso que fue la que le dio el golpe.

El grupo pasó por su lado, dirigiéndose hacia el tren, y la chica rubia, que aún no le había dirigido la mirada, se giró, clavando sus ojos azules en los suyos, estudiándola detenidamente durante unos segundos, en los que Lexa sintió un escalofrío por la forma dura y fría en la que lo hacía. La tal Clarke, finalmente, se dio la vuelta, siguiendo a sus amigos mientras Lexa intentaba no darle mucha importancia a lo que acababa de suceder, y seguía su camino para dejar sus cosas y subir al tren antes de que comenzara su trayecto.

Desde aquel primer encuentro, siempre que la había visto por el castillo junto a sus amigos, la acorralaban y se divertían burlándose de ella, mientras la chica morena, Octavia Blake, les recordaba una y otra vez cómo había acertado en lo de que ella sería una Gryffindor, cosa de la que Lexa se sentía muy orgullosa.

En su primer y segundo año en Hogwarts había sido así: Blake, Griffin y los demás chicos de su pandilla riéndose a su costa, hasta que en el tercer curso la cosa comenzó a cambiar. Seguía sufriendo aquel acoso día tras día, sí, pero Clarke comenzó a no intervenir tanto en aquellas situaciones.

Acababa de salir de clase de herbología, era su primera semana de ese nuevo curso en el castillo, y había comenzado, como siempre, con muchas ganas de sacar "excelente" en cada una de las asignaturas. Se dirigía junto a Raven hacia uno de los patios del castillo para poder charlar tranquilamente en el tiempo que duraba aquel descanso entre clases cuando sintió que alguien la agarraba por la capucha de su túnica y la arrastraba hacia atrás.

-¿Dónde crees que vas, Woods? -le dijo Blake una vez estuvo a su lado- ¿No quieres venir un rato con nosotros?

-¡Déjala en paz, Blake! -le exigió Raven, a lo que la morena rió e indicó a dos de sus amigos con la mirada que la sujetaran, mientras ella se encargaba de acorralar a Lexa contra la pared.

-A ver… ¿qué tienes por aquí? -Octavia le arrebató los libros que llevaba bajo su brazo derecho y los miró atentamente- Oh, libros nuevos, ¿te los ha comprado papi? -Lexa se quedó mirando los libros que ahora Blake tenía entre sus manos- ¿Qué pasa? ¿No sabes hablar?

-De-devuélvemelos, por favor -le pidió con un hilo de voz.

-Clarke -Octavia llamó a su amiga, que se encontraba tras ella-, ¿tú qué opinas? ¿Se los devolvemos?

Lexa se había fijado en cómo Clarke, al contrario que otras ocasiones, se encontraba allí, estática, simplemente observando, sin ser ella la que la atacase.

-Haz lo que quieras, Octavia -dijo mirando fijamente a Lexa a los ojos durante unos segundos antes de darse la vuelta y desaparecer de su vista.

-¿Qué mierda te ha picado? -le preguntó con un tono de voz elevado Octavia, pero no obtuvo respuesta, así que devolvió su atención a Lexa- Sinceramente, Woods, creo que esto no te hace falta -comenzó a romper las hojas y las tapas de los libros hasta que ambos quedaron totalmente destrozados en el suelo mientras que aquellos dos matones seguían sujetando a Raven-. Seguro que tienes muchos más -dijo antes de irse de allí con una sonrisa orgullosa en su cara.

Durante tercero y cuarto tuvo esa actitud; siempre presente, pero nunca actuando, y siempre mirando a Lexa de aquella forma tan fría e impasible que le asustaba y hacía que un escalofrío recorriese su cuerpo. Eso no había cambiado desde la primera vez, y dudaba que algún día fuese a cambiar. Fue en quinto cuando ese cambio de actitud fue más radical, y a Lexa le intrigaba cada vez más el comportamiento de Clarke Griffin.

Era a mediados de abril, y pronto tendría un partido de Quidditch contra Hufflepuff. Jugaba como guardiana del equipo, y lo cierto es que se le daba bastante bien, pero en parte se debía a que la mayoría del tiempo en el que no estaba estudiando, practicaba, aunque no hubiese entrenamiento oficial con el equipo. Solía pedir permiso a la profesora McGonagall para poder ir al campo y practicar su habilidad con la escoba en el estadio de Quidditch que había junto al castillo.

Acababa de recoger todo el material y la escoba, y se disponía a volver a la torre de Gryffindor para prepararse antes de la cena, cuando vio que un grupo de chicos de Slytherin se acercaba a ella con paso decidido y esas estúpidas sonrisas de superioridad decorando sus caras.

-¿Jugando con tu amigo invisible, Woods? -dijo uno de ellos, acercándose a ella de forma amenazante y empujándola mientras ella intentaba pasar de largo con la cabeza agachada.

-Déjame en paz -dijo, aun a sabiendas de que no serviría de nada.

-¿Para que te vayas de jugar otra vez con tu amiguito? Ya tendrás tiempo de eso -seguidamente, el chico la empujó haciendo que cayera de espaldas y notase el frío y duro suelo contra ella-. Qué torpe, ¿estás bien, Woods?

-Collins, ni se te ocurra tocarla -oyó que una chica hablaba mientras se acercaba a donde ella se encontraba-. Largaos de aquí, ya -ordenó Clarke con voz firme.

-Pero, Griffin... -intentó protestar el chico, pero se calló al ver la mirada que Clarke le echaba, y, tras soltar un bufido, salió de allí acompañado de los demás que iban con él.

La rubia miró entonces a Lexa, que se encontraba aún en el suelo. Y ahí estaba otra vez, aquella mirada dura e impasible clavada en sus ojos, haciendo que una corriente eléctrica le atravesase la columna. Clarke estiró la mano y la cogió, levantándose del suelo con su ayuda.

-Gracias -murmuró de forma casi imperceptible, con algo de temor por no saber qué haría a continuación, pero la chica de ojos azules dio media vuelta tras mirarla unos segundos más y sin dirigirle ni una sola palabra.

Y, desde esa vez, así había sido hasta ese mismo momento: Clarke no dejaba que nadie la tocase si estaba ella presente y, cuando no se encontraba allí en un principio, casi siempre acababa apareciendo, haciendo que los demás se largasen de allí, seguramente pensando que Griffin se encargaría de ella, pero lo cierto era que nunca le hacía absolutamente nada más allá de lanzarle aquellas miradas que era incapaz de descifrar.

La cena transcurrió con tranquilidad: Lexa estuvo conversando con Luna y demás miembros de Gryffindor que estaban sentados a su alrededor. Le encantaban esos momentos al final del día, eran los más distendidos y donde se sentía realmente cómoda, con gente que no parecía juzgarla. Las cenas del día a día no se componían de comidas tan suculentas como los banquetes del principio o final de cada curso, o los del día de Halloween, pero aun así eran deliciosas.

El caos llegaba cuando la cena se daba por finalizada y todos los alumnos querían volver a sus habitaciones lo más rápido posible. Era un comedor enorme, sí, pero eso no evitaba que la salida se taponase de jóvenes magos cuando todos intentaban escabullirse de allí al mismo tiempo. Lexa se dirigió tranquilamente hacia la gran puerta de madera acompañada por Luna, intentando mantenerse detrás del gentío, ya que ellas no tenían prisa ninguna y podían esperar a que todo el mundo hubiese salido, pero, como casi siempre, acabaron atrapadas entre la gente, así que tuvieron que ir poco a poco mientras la sala se vaciaba.

Habían pasado ya la puerta, y estaban a punto de empezar a subir por las escaleras para dirigirse a la torre de Gryffindor cuando notó una mano en su brazo, deteniéndola suavemente. No se esperó que, al darse la vuelta, estuviera allí Clarke Griffin, mirándola seriamente.

-Creo que se te ha caído esto -dijo, y Lexa agachó la vista, enfocando la mano de la rubia, que sujetaba su varita.

-Oh, gr-gracias -estaba confundida por la amabilidad de la chica, pero aún así se lo agradeció, porque nunca se hubiese planteado que Clarke Griffin recogería algo que a ella se le hubiese caído, y, lo primero que habría pensado si hubiese sido así, es que la rubia se quedaría con el objeto en cuestión o se hubiese deshecho de él para que no lo encontrase nunca. Sí, seguramente sería lo segundo.

-No te acostumbres -le advirtió, aún sin soltar la varita, y Lexa asintió, notando esa mirada azul sobre ella, que la dejó incapaz de articular ni una palabra más.

Vio cómo se alejaba rápidamente, sorteando a la gente y se quedó varios segundos siguiéndola con la mirada, hasta que, al ir a doblar una esquina, la chica clavó sus ojos en ella nuevamente, obligando a Lexa a apartar la vista, porque le era imposible mantenerla.


Hola, vuelvo con otro fic. Esta vez, acompañada de Humvnkru.

Clexa en Hogwarts, qué mundo más ideal, ¿no? Aunque para Lexa parece que tampoco ha sido un cuento de hadas, ¿o sí? Bueno, depende de los gustos de cada una. En fin, voy al lío. Ejem, ejem.

¿Qué os ha parecido el capítulo "piloto"? Un poco de introducción al personaje de Lexa y a su relación con Clarke, ¿os gusta? ¿Os pone nerviosas? ¿Sentís desprecio y asco como Octavia? Y hablando de Octavia, ¿qué os ha parecido lo poco que hemos visto de su personaje? ¿Y Raven, la chica inteligente crush de nuestra Lexa?

Y sobre los flashbacks, ¿qué pensáis que ha pasado con el cambio de actitud de Clarke con respecto a meterse con Lexa? Ya sabemos que los Slytherin y los Gryffindor no se llevan del todo bien, no iban a ser estas Clexa menos.

No quiero decir de más, que es muy pronto aún, así que es vuestro turno de analizar todo el capítulo. Tenemos ganas de saber vuestra opinión.

Probablemente publicaremos TODOS los miércoles, así que...

NOS LEEMOS EN UNA SEMANA.

Un abrazo mágico de Marinsey.

PD: Gracias a Zaiidf por la portada.