¡Hola! Este es mi tercer fic de estos dos (enserio, amo esta pareja!) y bueno, consiste en un par de drabbles que cuentan los momentos vividos por Urahara y Yoruichi desde que esta llegó a su tienda, unos más graciosos que otros, pero siempre con sentido del humor (?). Me siento muy orgullosa de esta historia ya que de todos los 14 fics que he escrito, eso incluye los fics de mi otra y olvidada cuenta (?), este es el único fic con el título más decente que he podido crear xDD así que este fic es especial (?) Ok, no, pero me gusta su título e_e En fin, está basado en el capítulo 15 del anime. Lo acabo de ver :D y lo puse muy parecido a la traducción español latino que aparece en la serie así que cualquier diferencia a los subtítulos, ya saben en qué me basé.

Bleach no me pertenece, desgraciadamente T_T

-Sí, sin duda ese es su reiatsu-

Después de haber pasado todo un siglo viajando por el mundo, por fin lo había encontrado. Por más que tratara de esconderlo, ella no lo pasaría por desapercibido, después de todo, él era la que la había metido en todo este lío. Claro, que viajar por el mundo no suena nada mal y siempre le ha gustado la idea de conocer nuevos lugares y aún más si se trata de un nuevo mundo para ella. Un nuevo mundo que ha estado viendo desde hace ciento cuatro años. Las diferentes culturas, paisajes y costumbres, todas esas maravillas apreciadas en su nueva forma bastante peculiar y era simplemente increíble, como las vacaciones que siempre había añorado tener. Pero ya era suficiente. Estos dos últimos años se los había pasado en su busca, dos años enteros para por fin encontrarlo en un pequeño pueblito de Japón. Maldecía el día en que Kisuke Urahara había aprendido a esconder su reiatsu.

Y ahí estaba, aquel magistral gato posado sobre las pilastras que conformaban aquel transitado puente que unía los caminos de un pueblo separado por la naturaleza con el único fin de volverse a encontrar con el que había sido su amigo desde la infancia. Con una agilidad increíble había saltado aproximadamente unos diez metros para llegar al suelo, aterrizando con una facilidad inimaginable para cualquier gato.

El resto del camino para encontrarse con él fue más fácil y más corto de lo que esperaba. Recorrió las diferentes calles de aquel pueblo, edificios, casas y hasta un hospital bastante grande. Desde que había pisado ese pueblo, tenía la extraña sensación; desde luego podía sentir el poderoso reiatsu de su amigo, a pesar de que estuviera muy bien escondido; le había parecido sentir un par de reiatsus con un nivel elevado sobrepasando al de los humanos normales, pero luego tendría tiempo de saber de qué se trataba. Tenía, no, necesitaba cumplir ese objetivo antes de cualquier otra cosa.

Y de esta forma, el pequeño gato llegó al lugar que escondía aquella fuente de reiatsu tan familiar. Rápidamente subió hasta el árbol más cercano y observó detenidamente el lugar. Una pequeña tienda un poco descuidada la cual a duras penas se podía notar que estaba pintada de ver debido a que el tiempo la ha ido deteriorando con el pasar de los años. Se podía ver claramente un cartel que ponía "Tienda de Urahara". El felino animal sonrió para sus adentros, definitivamente ese idiota vivía ahí. También se pudo percatar de dos pequeños niños de unos diez años "trabajando" frente a la puerta de ese lugar.

-¿Acaso no sabes que eso es abuso infantil?- se preguntó en un murmullo una vez que bajó de esa rama y se situó frente a esas dos pequeñas criaturas.

-¡HAHAHA!- uno de los niños estaba correteando por todos lados mientras aparentaba jugar beisbol con una escoba.

-J-Jinta, basta, tienes que ayudarme a barrer- la otra niña de falda rosa le reclamó, aunque debido a su voz casi que ni se notó.

-¡No!- dijo el niño adquiriendo la posición que los bateadores utilizan para golpear a la pelota -¡Deja de fastidiar! ¡Los niños no hacemos eso!- exclamó mientras utilizaba su escoba para batear una pelota invisible -¡Jinta batea y anota un Home Run! ¡Sí!-

El gato suspiró, parecían niños normales. No tenían pinta de ser algún tipo de experimento de Kisuke o una especie de Hollow modificado, o algo así. Se sacudió la cabeza, no estaba ahí para perder el tiempo observando un par de niños aparentemente comunes. Sin tener la necesidad de decir alguna palabra, el pequeño gato se acercó unos pasos a dónde estaba la niña y elevó su reiatsu para ser notada.

-eso es…- Urahara estaba sentado dentro de la tienda hablando tranquilamente con su amigo Tessai hasta que sintió ese reiatsu poderoso y a la vez muy familiar y lo desconcentró de todo lo que estaba haciendo.

-¿Qué pasa?- preguntó su compañero sin darle importancia. Después de que Ichigo y sus amigos habían alcanzado ese poder espiritual, no valía la pena alarmarse por una cosa así.

-Y-Yoruichi-san…- exclamó sin salir de su sorpresa. Tessai lo miró por unos segundos.

-¿Está seguro? eso mismo dijo hace sesenta años y al final fue un shinigami cualquiera-

-no…- lo interrumpió esta vez con seriedad –es ella, estoy…-

La puerta se abrió repentinamente impidiendo continuar la conversación de estos dos.

-disculpe Urahara-san, Tessai-san…- Ururu había aparecido frente a ellos con su típica mirada de timidez, aunque esa vez estaba mezclada con un poco de preocupación mientras con la mano señalaba al exterior de la tienda –un gato-

La mirada de Urahara se iluminó, no podía ser nadie más que ella y esta vez estaba más que seguro de que no se podía equivocar. Curiosamente esa misma mañana, se levantó con una especie de raro presentimiento, un presentimiento que ni él mismo podía explicar.

-¿Enserio?- le dedicó una mirada a Tessai para demostrarle que estaba en lo cierto y se puso de pie para acomodarse los zapatos –vamos a ver de quien se trata-

Rápidamente caminó hasta la entrada para encontrarse con ella. Una sensación única le recorrió todo el cuerpo, era una extraña mezcla entre alegría, nostalgia, emoción y muchos sentimientos más que ni él era capaz de describir.

-¡AHAH! ¡SÍ! ¡ES YORUICHI-SAN!- una enorme sonrisa, de esas que no había tenido hace cien años, se plasmó en su rostro y fue corriendo hacia dónde estaba el susodicho animal.

-mierda…- murmuró el pequeño animal sabiendo lo que venía a continuación.

-¡Volviste!- hizo una especie de ademán como si le fuera a dar un abrazo.

-mierda…- el pelaje de Yoruichi se erizó al ver la emoción con la que su mejor amigo iba corriendo hacia ella. Este dio un salto y se agachó para recogerla del suelo y la alzó bruscamente.

-¡Vamos! ¡Arriba! ¡Déjame verte!- la sacudió con demasiada, según Yoruichi, brusquedad -¡Cuánto tiempo sin verte! ¡Vamos, arriba!- y la sacudió por segunda vez.

Al felino animal le había salido una pequeña vena en la cabeza, comprendía la emoción de su amigo, pero no tenía que tratarla como si fuera su mascota. Esta escuchó ciertos murmullos de parte de Tessai y los demás niños, pero no le prestó mucha atención. Tenía el estómago revuelto después de tantas sacudidas.

-eres un alborotador peludo, sí eso eres ¿Quién es tu papi?-

Hasta ahí. Esa fue la gota que derramó el vaso para la paciencia de Yoruichi Shihouin, bueno, la verdad es que Yoruichi nunca fue una persona con mucha paciencia. El pequeño gato sacó las garras y aruñó todo el rostro de Kisuke.

-¡AAAAAHHH!- gritó el pobre comerciante y rápidamente soltó a Yoruichi para tocarse la cara.

-¡Sabes bien cuanto odio que me traten como una mascota!-

-l-lo siento Yoruichi san-

-¡Ese gato habló!- Jinta fue el primero de los dos niños en gritar. Había visto cientos de cosas raras el tiempo que estuvo trabajando con Urahara, pero jamás supo sobre animales parlantes.

-¿Y qué esperabas niño tonto?- le dijo el molesto animal.

-¡P-P-P-Pero!-

-bienvenida de vuelta Yoruichi-dono- Tessai le hizo una pequeña reverencia al animal ignorando al asustado niño y a su herido jefe.

-es un placer verte de nuevo Tessai-san- a diferencia del que había usado con los otros dos dos, su tono de voz sonó bastante amable.

-déjeme prepararle su habitación-

-¿Su habitación? ¿Para un simple gato…? ¡AAUU! ¡ESO DOLIÓ!- Tessai había golpeado al niño antes de que saliera con otra impertinencia y lo jaló por la camisa -¡Hey! ¡A dónde me llevas!-

-Ururu-san acompáñame también- la tímida niña obedeció dejando su escoba tirada en el suelo.

-pero que niño tan maleducado…- murmuró la gata para después echarle una mirada a su adolorido amigo que por cierto se estaba revolcando del dolor en el suelo–te lo tienes merecido-

-lo sé, pero…- se detuvo por unos instantes y miró a Yoruichi con un aire de nostalgia –te he extrañado demasiado-

Esta se sorprendió un poco, jamás pensó que él le diría eso; agradeció profundamente haber estado en su forma gatuna en esos momentos o si no se le hubiera notado el diminuto sonrojo que invadió sus mejillas.

-el sentimiento es recíproco, Kisuke- y de esta forma entró a la pequeña y destartalada tienda sin tan siquiera mirar a su amigo.

Urahara le dedicó una de esas sonrisas que eran solo para ella, pero rápidamente la punzada de dolor le recordó las heridas que tenía en la cara y volvió a revolcarse del dolor.

Y fin! El primer capítulo terminado, espero que les haya gustado. No tenía mucho romance, porque bueno, estamos comenzando, todavía no he puesto a sufrir a Urahara y a los demás personajes y todo eso :'D Se les gradecería que dejaran reviews :D