CAPÍTULO UNO: Nuevo Comienzo
Lexa se despertó esa mañana sintiendo un pequeño malestar, se removió entre las sábanas de la cama, para encontrarse con que no estaba sola, una sonrisa se dibujó en su rostro, eliminando aquella molestia que había sentido. La persona a su lado se giró para abrazarla y descansar su cabeza sobre el hueco del hombro de Lexa, el oso de peluche había quedado del otro lado de la cama.
-Cariño –Susurró Lexa intentando despertar a su hija. Fox cerró con más fuerza los ojos y se aferró al cuerpo de su madre.- Sé que estás despierta –Comentó sonriendo Lexa, la niña negó con la cabeza.- Así que no estás despierta –Lexa se recargó sobre su codo y Fox llevó sus manos hasta su rostro, la castaña sonrió al ver que su hija separaba dos deditos y abría el ojo espiando por ahí.- Entonces… -Lexa llevó sus manos hasta las costillas de su hija, y comenzó a hacerle cosquillas, Fox se removía entre risas, pidiéndole a su madre que se detuviera.- ¿Sigues dormida? –Preguntó Lexa dejando de hacerle cosquillas, pero cuando su hija asintió con la cabeza sin dejar de sonreír, continuó haciendo que su hija volviese a reír.
-¿No creen que ya deberían levantarse? –Clarke entró en la habitación, había observado por unos minutos cómo jugaban su esposa y su hija.
-Mami, sube –Fox se había puesto de pie sobre el colchón y le estiraba sus manos a Clarke, para que esta la tomara en brazos. Una vez que la rubia lo hizo, Fox depositó un beso en su mejilla.
-Yo no tuve mi beso de buenos días –Lexa se había acercado a ellas, sonriendo mientras su mirada estaba fija en su hija, Fox le estiró los brazos, la acercó a ella y también depositó un beso en la mejilla de Lexa.- Creo que será mejor que vayamos a desayunar –Lexa colocó su mano sobre la cintura de Clarke, impidiéndole que se alejara de ella.- Tampoco tuve mi beso de tu parte –Susurró haciendo sonreír a la rubia. Ambas se inclinaron al mismo tiempo, uniendo sus labios en un corto y dulce beso.
Las tres bajaron y se dirigieron hasta el comedor, donde allí ya se encontraban Aden y Jessica, Lexa saludó con un beso a cada uno y Clarke dejó a Fox sobre la silla, para después dirigirse a la cocina por el resto de las cosas. Lexa la siguió y en cuanto estuvieron solas pasó sus manos por la cintura de Clarke, abrazándola por la espalda.
-¿Crees que sea momento de decirles? –Susurró Lexa contra el cuello de Clarke, la rubia se giró para observar de frente a su esposa.
-Ya lo hablamos, Lex –Clarke levantó una mano y acarició la mejilla de la castaña.- Además, antes de hacerlo lo consultamos, y los tres estuvieron de acuerdo –Lexa cerró los ojos y, al mismo tiempo que asentía con la cabeza, suspiró.- Creo que ya estas teniendo las hormonas revolucionadas –Clarke soltó una pequeña risita al ver que Lexa ponía los ojos en blanco, se acercó un poco a Lexa y unió sus labios en un tierno beso. En cuanto se separaron, las dos se fundieron en un abrazo.
-Llaves –Clarke estaba a un lado de Lexa, tendiendo su mano con la palma hacia arriba, la castaña puso los ojos en blanco y colocó las llaves sobre su palma. Clarke se acercó y depositó un beso en la mejilla de Lexa, haciendo que una sonrisa se dibujara en su rostro.
-¿Sabes que no me convences con besos?
-Lo que digas, cariño –Las dos se subieron al auto, Clarke del lado del conductor mientras que Lexa de copiloto, sus hijos iban en el asiento de atrás.
-Mami, ¿puedo quedarme con Jess hoy? –Desde hacía unas cuantas semanas que la niña, lo único que deseaba, era quedarse en la escuela con alguno de sus hermanos, a pesar de que siempre obtenía la misma respuesta, todos los días preguntaba lo mismo, la diferencia era que probaba un día con cada hermano.
-Sabes que no puedes –Lexa sonrió al escuchar el resoplido de su hija
-Puedo darte mi tarea de los dibujos
-Jess, tú haz tu propia tarea –La regañó Clarke observándola desde el espejo retrovisor.
-Pero no me gusta dibujar y a ella sí –Se defendió la rubia.
-¿Me voy a quedar con la abuela? –En cuanto obtuvo una respuesta afirmativa se giró para observar a sus hermanos.- Le diré a la abuela que hagamos galletas.
Unas horas más tarde, Clarke se encontraba frente al edificio donde Lexa trabajaba, esperando que la castaña saliera, tamborileaba los dedos sobre el volante, mostrando el nerviosismo que en esos momentos invadían su cuerpo. Recargó la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos y tomando aire intentando calmarse, desde que había dejado a Lexa en el despacho los nervios la habían invadido, agradecía mentalmente haberse contenido en presencia de su familia.
-No puedo creer que estés más nerviosa que yo –Lexa había entrado al auto, Clarke la observó con una sonrisa y ambas se inclinaron para unir sus labios. –Deberíamos hacer esto más seguido –Lexa ladeó la cabeza y puso su mano sobre la pierna de Clarke.- Pero para otra cosa –Clarke colocó su mano sobre la de Lexa, impidiéndole que comenzara a subir acariciando su pierna.
-Si sigues, es lo que haremos –Lexa llevó su mano libre hasta la nuca de Clarke y la atrajo hacia si para nuevamente unir sus labios. Clarke separó los suyos concediendo el permiso que la lengua de Lexa pedía, introduciéndose en ella, explorando cada centímetro, provocando que ambas gimieran cuando Lexa subió su mano acariciando la pierna de Clarke.- Lex –La voz ronca de Clarke logró sacar una sonrisa a Lexa.- Ahora no –Tomó la muñeca de Lexa y la apartó de su entrepierna.
-Respira cariño –Lexa sonrió triunfante mientras llevaba su mano hasta la espalda de Clarke y la acariciaba despreocupada. Por su parte, Clarke le dedicó una mirada de reproche, haciendo que Lexa riera.- Podríamos ir a casa
-Después –Fue todo lo que Clarke dijo antes de encender el auto y comenzar el camino hacia el hospital.
La rubia no dijo palabra alguna en esos veinte minutos, no sabía de qué manera saldría su voz si decía algo, todavía sentía la excitación instalada en su entrepierna, y le haría pagar a su esposa por ser la culpable de ello. Lexa, por el contrario, no había dejado de sonreír en todo el camino, haciéndole alguna que otra pregunta a Clarke, quien sólo se limitaba a mover la cabeza para responder, no había intentado volver a tentarla en todo el camino, pero Lexa sabía que después de salir del hospital, ninguna de las dos regresaría al trabajo.
A pesar de que ambas habían intentado que nadie conocido las viera, no obtuvieron buenos resultados, porque en cuanto pusieron un pie dentro del lugar, fueron abordadas por Abby Griffin, quien llevaba su bata blanca, la mujer debía estar en horario laboral porque antes de llegar a la pareja le dijo algo a la recepcionista. Clarke supo inmediatamente que su madre sabía para qué se encontraban en el lugar, aunque las dos también querían mantener aquello en secreto el tiempo que fuese necesario, ninguna había querido cambiar de doctora, por lo que, desde su segundo embarazo, no se sorprendían que Abby supiera para qué se encontraban ellas allí.
Le dedicó una mirada a Lexa, quien entendió a la perfección lo que la rubia quería decirle, y le respondió con una simple sonrisa. No hacía falta que dijeran palabras, con el pasar de los años las dos podían entenderse mediantes miradas y gestos, como en esos momentos había sucedido.
-Hola ma –Intercambiaron saludos y un pequeño silencio se formó entre las tres. Lexa tenía que recoger sus resultados y Abby parecía esperar a que lo hicieran delante de ella. Clarke suspiró resignada, sintiendo la mirada fija de su madre sobre ella.- Realmente deberíamos pensar en cambiar de hospital –Lexa sonrió ante aquello, lo habían discutido en más de una ocasión, la castaña alegaba que era mejor que Abby estuviera al tanto de todo, no sólo porque era doctora, sino también porque sabía que terminaría enterándose.
-¿Crees que no sé que están teniendo consultas? –Abby recargó su brazo sobre el alto escritorio que estaba en la recepción.- Clarke, aunque se mantiene la confidencialidad doctor-paciente algún enfermero termina por decirme que vio a mi hija en el hospital –Clarke volvió a suspirar mientras se cruzaba de brazos, observando a Lexa quien ya estaba recibiendo el sobre con los resultados.- Si lo desean pueden usar mi consultorio –Clarke puso los ojos en blanco.
-Imagino que contigo adentro –Susurró con un leve tono irónico que su madre comprendió, recibió un pequeño golpe en el brazo por parte de su esposa, las tres se encaminaban hacia el consultorio.
-Clarke, si espero tener un nieto de tu hermana…
-Lo sé, lo sé –Interrumpió Clarke. Abby abrió la puerta de su consultorio, dejando pasar primero a Lexa y Clarke se detuvo frente a su madre.- Lo siento, estoy nerviosa –Se disculpó la rubia dejando salir un leve suspiro, Abby colocó su mano sobre el hombro de su hija y le dio un ligero apretón mientras le sonreía.
-¿Tu madre? –Preguntó Lexa en cuanto notó que sólo ellas dos se encontraban en el consultorio, Abby había decidido dejarlas solas, como siempre había hecho.
Cuando Clarke había sacado un turno para tener una consulta con su doctora, Abby se había enterado, pero la mujer había comenzado a imaginar que quizás las cosas no estaban del todo bien cuando su hija había tenido más de una consulta seguida. A pesar de que había intentado mantenerse al margen, la preocupación fue más fuerte hasta que un día las interceptó a ambas, y a ninguna de las dos le quedó otra opción que decirle lo sucedido. Pero igual Abby había respetado su espacio, manteniendo distancia y sin hacer demasiadas preguntas, aunque esperaba impaciente saber lo que sucedía, hasta que no pudo más.
-¿Lista? –Preguntó Clarke mientras se acercaba a Lexa, quien no había dejado el sobre en ningún momento, la rubia pasó sus manos por la cintura de su esposa, Lexa la rodeó en un abrazo.- Estoy nerviosa –Confesó mientras recargaba su mejilla contra el pecho de Lexa, recibió un casto beso en el nacimiento de su frente y una sonrisa se dibujó en su rostro, tomó aire y lo expulsó lentamente. Sin romper con aquella conexión, Lexa abrió el sobre con una tranquilidad que Clarke no conocía que tenía, Lexa desdobló el papel que venía dentro y lo puso a una altura para que las dos lo pudieran leer.
Ambas se aferraron con más fuerza al cuerpo de la otra, Clarke cerró los ojos sintiendo cómo una lágrima resbalaba por su mejilla, mientras que Lexa depositaba pequeños besos en la cabeza de su esposa. Aspiró el aroma que desprendía el cuerpo de Lexa, sonriendo al sentir que en todos esos años no había cambiado en absoluto, y jamás se había cansado de sentirlo.
-Creo que deberíamos decirle a tu madre –Susurró Lexa y sintió cómo Clarke movía la cabeza aún contra su cuerpo.
-Sí, antes de que se coma los dedos –Bromeó la rubia logrando arrancar una carcajada de la castaña.- Te amo –Susurró después de levantar la mirada y fijar sus ojos en el rostro de Lexa, quien sonrió ante aquellas palabras, Lexa se inclinó un poco para depositar un beso en los labios de Clarke.
-Te amo –Susurró Lexa contra los labios de Clarke antes de volver a unirlos.
En cuanto las dos se separaron, Clarke fue en busca de su madre, para darle la noticia de que los resultados habían sido positivos, Lexa estaba embarazada. Pero Abby lo había podido notar en el brillo que se había formado en los ojos azules y en los verdes. La mujer felicitó a ambas chicas, pero sólo pudieron conversar unos pocos minutos, tanto Abby como ellas debían regresar a sus respectivos trabajos.
Mientras caminaban hacia el auto, Lexa pasó sus brazos por los hombros de Clarke, quien pasó el suyo por la cintura de su esposa, de forma sutil la castaña introdujo su mano bajo la camisa de la rubia, jugando con la fina tira del sujetador. Sabía que aquella era una manera de tentarla, después de todo era lo que realmente estaba buscando en esos momentos, por su cabeza no cruzaba la idea de regresar al trabajo, por lo menos por esos momentos.
Clarke tomó de la nuca a Lexa y la acercó a ella, uniendo sus labios en un efusivo beso, habían regresado del hospital, y en cuanto entraron por la puerta no esperaron un segundo. Clarke había sentido durante todo el tiempo la necesidad de tener a su esposa entre sus brazos. Y Lexa no dejaba de insinuársele, sólo para molestarla, porque sabía exactamente cómo era la rubia cuando eso sucedía.
-Clarke, cariño –Lexa separó sus labios de los de Clarke, ambas jadeaban por la intensidad del beso.- Aquí no –Clarke tomó la mano de Lexa y sin decir palabra la guió hasta la habitación.- Alguien está… -Lexa no pudo continuar con su frase, porque Clarke había vuelto a unir sus labios cortando la frase que iba a decir.
Las manos de Clarke se posaron sobre la cintura de Lexa, aferrándola con fuerza contra su cuerpo, cerró con su pie la puerta, aunque ambas estaban solas, aquello se había vuelto una costumbre. Lexa llevó sus manos hasta la camisa de Clarke y rápidamente fue desprendiendo los botones, Clarke la imitó y en pocos segundos las dos prendas cayeron al suelo.
Separaron sus labios por falta de aire, ambas sentían que tenían demasiada ropa, parecía una perfecta sincronización, ambas se descalzaron y llevaron sus manos hasta el borde de los pantalones de la otra, de forma apresurada bajaron las cremalleras y después se deshicieron de ellos, quedando ambas en ropa interior. Clarke se inclinó sobre la cama, apartando las sábanas de ella y se giró para observar a una sonriente Lexa que recorría con su mirada el cuerpo de su esposa, no se cansaba de ver su cuerpo, aunque se lo sabía de memoria, jamás se cansaría de verlo.
-Recuestate –Pidió Clarke, Lexa pudo notar las pupilas dilatas, y la sonrisa de satisfacción que estaba dibujada en el rostro de su esposa.
Lexa obedeció, recostándose con la espalda sobre el colchón, la mirada azul estaba conectada con la verde, y su sexo comenzó a palpitar con más deseo. Clarke se subió a la cama, colocando sus rodillas y las palmas de sus manos a cada lado del cuerpo de Lexa. Se inclinó sólo para que sus labios sean la única parte de sus cuerpos que se estuviesen tocando, hasta que Lexa llevó sus manos a la cintura de la rubia y la acercó haciendo que sus sexos se rozaran.
-Despacio –Susurró Clarke junto a los labios de Lexa
-Entonces no me tortures –Lexa llevó sus manos hasta la espalda de Clarke, acariciando la piel a su paso, y cuando sus dedos hicieron contacto que el sujetador, lo desabrochó para acto seguido dejarlo caer al suelo.
-¿Quién torturó a quién? –Preguntó Clarke tomando las manos de Lexa y llevándolas a ambos lados de su rostro.
-Cariño, no tenemos mucho tiempo –Lexa intentó erguirse para unir sus labios con los de su esposa, quien se alejó un poco al ver la intención de la castaña.
-Entonces, no me desconcentres –Clarke volvió a inclinarse, esta vez posando sus labios en el cuello de la castaña, Lexa movió su rostro para dejarle un mejor acceso, y Clarke no perdió tiempo en besar, lamer y morder aquella zona. Sus manos acariciaron los brazos de la castaña, hasta llegar a sus hombros y toparse con las tiras del sujetador, las fue bajando mientras sus labios descendían dejando besos por su camino.
-Clarke –Lexa gimió suplicando que la rubia dejara de torturarla, elevó sus caderas, intentando rozar sus sexos, pero la rubia la detuvo.- Por favor –Suplicó nuevamente intentando conseguir aquel contacto. Clarke llevó sus manos hasta los costados de la castaña, quien se irguió para que la rubia pudiera deshacerse del sujetador, quedando ambas sólo con una ropa cada una.
Clarke llevó sus labios hasta uno de los pechos de Lexa, lamiendo y mordiendo el pezón con suavidad, mientras su mano masajeaba el otro pecho. Sabía que no tenían demasiado tiempo, pero quería disfrutar cada segundo, quería que su esposa disfrutara cada caricia, cada beso y cada roce. Clarke sintió que ambos pezones se habían erizado, y comenzó un camino de besos desde aquella zona hasta la entrepierna, bajando lentamente hasta el abdomen, deteniéndose donde la pequeña y blanca cicatriz marcaba el cuerpo de su esposa, depositó allí varios besos y continuó con su camino, cuando llegó al vientre se detuvo nuevamente, y levantó su mirada hacia Lexa al no escuchar ningún jadeo proveniente de su garganta, una sonrisa se dibujó en ambos rostros cuando sus miradas se conectaron.
-Me haces tan feliz –Susurró Clarke antes de depositar varios besos sobre el vientre de Lexa. Llevó sus manos hasta el borde de la única prenda que le quedaba, la fue bajando hasta dejarla caer al suelo.- Mírame –Susurró Clarke mientras se inclinaba de nuevo, sus miradas volvieron a conectarse, Clarke pasó su lengua por la entrepierna de Lexa, a quien sus ojos le brillaron al mismo tiempo que se dilataban, un gemido salió de ambas gargantas y Clarke volvió a repetir aquella acción.
Lexa llevó una de sus manos hasta la cabeza de Clarke, enredando sus dedos en los rubios cabellos, y empujó su cabeza incitándola a que continuara. Clarke entendió perfectamente lo que su esposa necesitaba, y sin esperar un segundo comenzó a besar aquella parte que requería total atención, la respiración de Lexa se había acelerado y los gemidos salían de su garganta sin que pudiera controlarlos.
-Sube –Pidió Lexa entre gemidos, Clarke subió y unió sus labios, un nuevo gemido salía de la garganta de Lexa al sentir su propio sabor en los labios de Clarke. Lexa llevó sus manos hasta la única prenda que le quedaba a la rubia, intentando retirarla de su cuerpo.- No te rías –Susurró sonriendo al escuchar la pequeña risita que soltó Clarke al ver que no lograba quitar la prenda.
-Lo siento cariño –Clarke se separó y se desnudó por completo.- Si no fueses mi esposa, te diría que te falta práctica –Lexa llevó sus manos hasta la nuca de Clarke y la aceró a ella.- ¿Desesperada cariño? –Una sonrisa burlona se dibujó en el rostro de Clarke, acomodándose sobre el cuerpo de Lexa, su entrepierna contra el muslo. En cuanto hizo fricción ambas gimieron, sintiendo la humedad de la otra sobre sus muslos. Clarke comenzó a moverse sobre Lexa, uniendo sus labios en un apasionado beso, ahogando sus gemidos en la boca de la otra, Lexa se separó de los labios de Clarke, inclinó la cabeza hacia atrás y en un nuevo movimiento de la rubia dejó salir un gutural gemido al momento que llegaba al orgasmo.
Lexa aferró sus manos a la cintura de Clarke, quien no había detenido sus movimientos, y sólo unos cuantos más bastaron para que la rubia también se sintiera en el cielo. Clarke recargó su cabeza sobre el hombro de Lexa, esperando que sus respiraciones se normalizaran un poco.
-Ven –Lexa se puso de pie y tomó la mano de Clarke, quien se dejó guiar hasta el baño. Lexa abrió la ducha y ambas entraron colocándose debajo del agua, se fundieron en un dulce y abrazador beso, mientras sus manos recorrían el cuerpo de la otra. No hacían falta las palabras, las dos sabían del amor que se tenían, del amor que se brindaban, Clarke bajó una de sus manos hasta la entrepierna de Lexa, sintiendo el clítoris hinchado.- No tenemos demasiado tiempo –Susurró contra los labios de Clarke.
-Será rápido –Clarke llevó sus labios hasta el cuello de Lexa, dejando pequeños besos en su piel húmeda. Sin previo aviso introdujo dos dedos en su esposa, realizando pequeños círculos con su pulgar sobre su clítoris, Lexa la imitó introduciendo también dos dedos dentro de la rubia, y juntas comenzaron con las embestidas, llevando un ritmo extraordinario, sus gemidos se mezclaban en el aire y sus respiraciones se aceleraban. Sólo por una mínima diferencia de segundos, sintieron sus dedos aprisionarse dentro de la otra, los curvaron tocando el punto exacto y juntas llegaron al orgasmo.
-Sí que lo fue –Susurró Lexa entre jadeos, después de que su respiración se normalizara un poco, sintió los dientes de Clarke sobre su hombro.- No muerdas –Clarke salió de dentro de ella y la abrazó por la cintura, pasando su lengua justo por donde sus dientes habían estados segundos antes.
-¡Mami! –Fox corría con parte del rostro y las manos llenas de harina a abrazar a su madre, pero en cuanto vio a sus hermanos, esquivó a Lexa y se dirigió a ellos.- ¡Con la abuela hicimos galletas! –Mientras aplaudía daba pequeños saltitos.- Pero la abuela dijo que son para más tarde –Fox se giró para ver a sus madres y les sonrió alegre.- ¿Podemos comerlas ahora? –Preguntó con las palmas unidas y los dedos entrelazados.
-¿No vas a saludarnos? -Fox asintió con la cabeza y les dio un rápido abrazo a ambas.- Si la abuela dijo para más tarde, hay que hacerle caso. –Fox suspiró y asintió con la cabeza.- Ve por tus cosas que nos vamos a casa
-¿No quieren quedarse a almorzar? –Preguntó la mujer con una leve sonrisa, recorrió con la mirada a ambas chicas, las cuales llevaban el cabello húmedo y les dedicó una mirada divertida.- Creí que se tardarían más, así que preparé algo –Becca se dirigió a la cocina, seguida de su hija y su nuera.- Da el ejemplo –Regañó Becca a Lexa después de que su hija tomara una galleta y la mordiera.
-Tengo hambre –Se encogió de hombros y le dio otro mordisco. Becca siempre había cocinado excelente, y Lexa nunca se había cansado de decirlo, pero a la castaña le había llegado el aroma de la comida y las galletas recién horneadas que no pudo negarse a tomar una.
-Mamá está comiendo mucho –Jessica había entrado a la cocina, se acercó a Clarke quien la tomó en brazos y la sentó sobre el taburete de la isla.- La abuela dijo que eran para más tarde –Comentó despreocupada la rubia. Soltó una risita al ver que Becca golpeaba la mano de Lexa cuando había intentado tomar otra.
-Si mamá come una, yo quiero –Aden entraba junto a Fox, quien se acercaba a su abuela para que limpiara sus manos y el rostro.
-Mamá no va a comer más –Clarke le dedicó una mirada a Lexa que supo entender a la perfección, dejó la galleta y se giró para observar a sus hijos.
-Será mejor que vayamos colocando las cosas en la mesa –Depositó un beso en la mejilla de Clarke y salió junto con sus hijos al comedor.
-¿En qué te ayudo?
-Ya está todo –Respondió la mujer con una leve sonrisa.
Mientras almorzaban, a Becca no le pasaba inadvertido la manera en que Lexa comía, si bien mantenía sus modales, la castaña había comido más que de costumbre. Pero no sólo su madre se había dado cuenta, Clarke intentaba que se detuviera un poco, o que al menos no demostrara el apetito voraz que estaba teniendo.
-¡Hola! –Gustus había llegado unos minutos después de que todos habían terminado de almorzar, mientras sus nietos se encontraban en el living terminando de hacer sus tareas, las tres mujeres estaban en la cocina terminando de limpiar todo. El hombre fue recibido por los abrazos de sus nietos, pero rápidamente continuaron con lo que estaban haciendo.- Creí que regresarías al despacho –Clarke sintió la mirada de su suegra sobre ellas, sonriendo de una forma que hizo a la rubia ruborizarse un poco, Lexa estaba revisando la heladera para ver lo que podía comer.
-Tuvimos cosas que hacer –Respondió despreocupada y Clarke puso los ojos en blanco, Lexa no estaba prestando la atención necesaria o simplemente intentaba no mostrar interés, fuese cual fuese la situación, la rubia había comenzado a ponerse nerviosa y su esposa parecía no notarlo.- ¿Puedo comerme esto? –Preguntó sacando una porción de postre que imaginó que su madre había hecho. Clarke la observaba intentando disimular una sonrisa, con las mejillas aún rosadas, Becca alzó una ceja y una leve sonrisa se fue formando en su rostro, por su parte Gustus asintió con la cabeza.- ¿Qué? –Preguntó tomando un cubierto y sentándose junto a Clarke.
-Hasta tu hija se da cuenta que estás comiendo mucho. –Comentó la mujer pasando su vista de Lexa a Clarke y viceversa.- ¿Qué sucede? –Preguntó recargando sus brazos sobre la isla, sin quitar la vista de ambas. Lexa dejó el plato completamente vacío a un lado, se giró para observar a sus hijos quienes parecían estar muy interesados en lo que hacían y volvió su vista a su madre para sonreírle.
-Estoy embarazada –Anunció procurando que ninguno de sus hijos la haya oído, las dos chicas recibieron las felicitaciones y los abrazos de la pareja mayor.- Se lo vamos a decir en la tarde –Clarke asintió con la cabeza.
-¿Abby lo sabe? –Preguntó Becca y Lexa puso los ojos en blanco, logrando dibujar una sonrisa en el rostro de su esposa, ambas sabían por qué la mujer preguntaba aquello, en cuanto le dijeran que sí, llamaría a Abby, lo habían hecho las dos veces anteriores, y esta no sería una excepción.
-Me sentí una nena de quince años siendo descubierta por su suegra. –Susurró Clarke para que sólo Lexa la escuchara. Los cinco regresaban a su casa después de haber pasado la tarde en la casa Woods. Lexa la observó sin comprender y Clarke suspiró.- ¿No te diste cuenta que tu madre supo que nos demoramos en ir a buscar a Fox? –Lexa rió al escuchar la pregunta y negó con la cabeza de forma divertida.
-Nuestras madres son iguales, quieren saber todo –Lexa se dirigió a la cocina dejando a Clarke de pie allí observando a sus hijos ir al living.
-Aden –Llamó Clarke, el rubio se había dirigido hasta la puerta que daba al jardín trasero, dejando entrar a Nala, una perra de apenas un año, con el pelaje mezclado entre blanco, gris y negro, era una especie de barbucha, pero no era de raza. Los tres se habían decidido por ella porque les había llamado la atención que el pelo que tenía sobre la cabeza tapaba sus ojos. La perra había apoyado sus patas delanteras sobre el pecho de Aden, mientras lamía sus mejillas en forma de saludo, el chico la acariciaba, pero rápidamente se bajó para correr a saludar a Jessica y Fox, quienes la acariciaban sonriendo.- No la quiero sobre los sillones –Aden asintió con la cabeza, regresando al living con sus hermanas.
-Mami, ¿por qué Nala está afuera cuando no estamos? Ella te quiere –Jessica se había acercado a su madre, y la rubia pudo observar que sus otros dos hijos la miraban atentos.
-Porque puede romper algo –Comentó Clarke mientras se acercaba a sus hijos.
Lexa agradecía todos los días el estar presente y ver a sus hijos crecer, agradecía no perderse algún cumpleaños, la caída de algún diente, agradecía ver el brillo que se formaba en los ojos de las cuatro personas que más amaba cuando eran felices. Los nervios invadieron su cuerpo, observando a cada uno de sus cuatro pilares de la vida, sonrió cuando su mirada se cruzó con la de Clarke, la rubia estaba sentada en el sofá de la sala, junto a Jessica a quien le mostraba fotos que Clarke había tomado, Aden miraba atento la pantalla del televisor, viendo una de la más grandes películas de Disney, Fox estaba sentada en el suelo mientras dibujaba. Lexa sabía que su hija terminaría siendo una gran artista, apretando su lengua con sus labios demasiado concentrada en lo que sucedía a su alrededor.
-Fox –La niña levantó la mirada del dibujo, para posarla en Lexa, quien se dirigía hacia el sofá y se sentaba al lado de Aden.- Ven un segundo hija –La niña asintió con la cabeza, se puso de pie y pasó por arriba a la perrita que había estado durmiendo a su lado. Lexa recordó el día en que habían ido a adoptarla, los tres no se decidían por uno, y si fuese por ellos se llevaban a todos lo que estaban en la veterinaria. Lexa tomó en brazos a su hija y la sentó sobre su regazo.
-Después lo seguimos viendo –Clarke cerró el álbum después de que su hija asintiera con la cabeza y lo dejó a un lado. Jessica se acomodó sobre el regazo de Clarke, quien la abrazó depositando un casto beso en la cien de la niña.
-¿Qué pasa mami? –Preguntó Jessica observando de Lexa a Clarke y viceversa. –¿Nos van a decir porque comes mucho? -Las dos se observaron con una leve sonrisa, Jessica era demasiado observadora con lo que sucedía a su alrededor.
-Si –Respondió Clarke bajando su vista hacia su hija.- Mami come mucho porque está embarazada, van a tener un hermanito –Aclaró sonriendo Clarke, la rubia pudo notar los ojos brillosos de su hija, quien sonreía y se abrazaba a ella.
-¡Vamos a tener un hermanito! –A Fox se la podía ver feliz, abrazando a Lexa y dejando pequeños besos en la mejilla de la castaña, quien sonreía contenta.- Espero que sea una hermanita –Aden en cuanto escuchó aquello se puso de pie, observando a sus madres quienes también lo observaban un poco extrañadas.
-Yo no quiero una hermanita –El rubio salió corriendo hacia su habitación. Lexa giró su rostro para observar a Clarke, ninguna de las dos entendía por qué Aden había dicho eso, la rubia depositó un casto beso sobre la cabeza de su hija y se levantó dejándola en el sofá.
-Iré a hablar con él –Mientras Clarke subía la escalera pudo escuchar la voz de Jessica preguntando "¿Por qué se enojó Aden?". Clarke golpeó la puerta antes de abrirla, pudo ver a Aden jugando con uno de sus autos.- ¿Puedo entrar? –Aden asintió y Clarke dejó la puerta medio abierta.- Ven –Le pidió tendiendo su mano, Aden la miró, tomó su mano y la siguió hasta la cama.- ¿Puedo saber qué sucede? Creí que no te molestaría tener otro hermano. –Aden se encogió de hombros, su vista estaba clavada en el suelo sin decir alguna palabra. Clarke llevó su mano hasta el hombro de su hijo y le dio un ligero apretón.- ¿No vas a decirme? –Preguntó con suavidad Clarke, Aden tomó aire y suspiró, para después observar a su madre.
-No quiero tener una nueva hermanita. –Respondió con seriedad el niño, sin retirar su mirada del rostro de su madre.
-¿Por qué? –Preguntó con intriga Clarke, ella buscaba que su hijo fuese honesto, quería saber el verdadero motivo por el cual no quería tener a un hermano, cuando hacía unos meses atrás no se había negado en lo absoluto, pues desde que Aden había nacido, ellas no pensaban sólo en ellas, primero estaban sus hijos, sobre todo la felicidad de ellos.
-Porque si es una nena, voy a ser el único chico de la familia –Aden bajó la mirada tras decir aquellas palabras y, en esos momentos, Clarke hubiese jurado que si podía se lo comía a besos, pero quería demostrarle que realmente se tomaba en serio lo que su hijo pensaba y decía.
-Cariño –Aden levantó la vista de nuevo, para observar a su madre quien le dedicaba una leve sonrisa.- Todavía falta para saber eso, pero va a necesitar el apoyo de su hermano mayor… -Clarke sonrió al ver que en los ojos de Aden comenzaba a aparecer un pequeño brillo.-Ya sabes que Fox te adora, ¿a quién le regala sus dibujos? –Aden desvió su mirada a una de las paredes de su habitación, cuando Fox le había regalado el primer dibujo, él le había pedido a sus madres poder colgarlo, por lo que Lexa había puesto una plancha de corcho, ahora tenía colgado cientos de ellos, pero la gran mayoría estaban guardados.- A ti –Respondió Clarke logrando que el rubio volviera su vista a su madre.- Ni Lexa o yo tenemos la mitad de los que tu o Jess tienen. Y no olvidemos que Jessica te sigue todo el tiempo, hasta te busca para jugar juntos –Aden asintió con la cabeza sin dejar de sonreír.- Entonces, si es niño o niña, va a quererte y sé que tú también lo querrás –Aden volvió a asentir con la cabeza.- ¿Nos preocupamos por eso más adelante? –Aden volvió a asentir, y se abrazó a su madre.
-Te quiero mucho mami –Susurró sin romper el abrazo.
-Yo también te quiero mucho hijo –Clarke depositó un pequeño beso en la rubia cabellera de su hijo.- Vamos al living –Aden asintió con la cabeza y ambos salieron de la habitación.
-Aden, te hice un dibujo –Fox se acercó a ellos con una hoja en la mano, Clarke miró al niño y le guiñó un ojo, él con una sonrisa tomó el dibujo, observando que en él se encontraban sólo los tres hermanos.
-¿Todo bien? –Lexa susurró contra el oído de Clarke, mientras pasaba sus manos por la cintura, abrazándola por la espalda. La rubia asintió, giró la cabeza un poco y recibió gustosa los labios de su esposa contra los suyos.- Te amo –Clarke volvió su vista a sus hijos, quienes estaban jugado en el living.
-Te amo cariño –Susurró Clarke sin quitar la vista de sus hijos, aferrando con sus manos las de Lexa sobre su cuerpo.
¡Hola! ¡Regresé con la segunda parte! Espero que este capítulo les haya gustado, quiero aclarar que en este fic no habrá drama, y que la idea es que tenga unos diez capítulos más o menos, pero todo depende de mi imaginación y hasta donde de la historia.
Como siempre, voy a intentar actualizar todos los miércoles, pero no prometo nada, ya que estos capítulos me están llevando más tiempo y son más largos de lo normal.
Nos leemos en el próximo capítulo
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