Hiei se movió por quinta vez en el árbol, tratando de acomodarse en una de las ramas. Hace poco que había llegado al ningenkai y se había encontrado con la desagradable sorpresa de que Yukina no estaba en el templo de Genkai. Y eso no le auguraba nada bueno. Es decir, Yukina casi no salía del Templo, a no ser que Kuwabara estuviese con ella y la llevase a algunos lugares ningens para poder hacerla reír.

Kuwabara… Kazuma Kuwabara… si, era verdad, el solo nombre del chico ningen le producía una sensación extraña en su estomago que acababa en sus puños fuertemente apretados. Ese tipo nunca le había caído bien, es más, lo odiaba! Y lo odiaba aún más por ponerle las manos a Su hermana. Suya. Le ponía los nervios de puntas. Y además, se acercaba a ella según la excusa de que 'la amaba'.

Por amor a lo dulce, que era esa estupidez? Seguramente una de las mayores que había escuchado en su jodida vida.

Se removió nuevamente en la rama, consiguiendo que algunas hojas delicadamente aferradas a las ramas cayeran producto del bruto movimiento.

Según Kurama, ya que él tiene explicación a todo, habían sido producto de celos, celos de hermanos.

Que celos ni que ocho cuartos, puras tonteras ningens.

A veces le daba ganas de abrazarla y sentirse… querido quizás?

Gruñó molesto, ya estaba pensando estupideces. Al parecer tanto tiempo yendo del Makai al ningenkai – y viceversa – ya se le habían pegado esas cosas que llaman emociones. Además, el no se lo diría, jamás.

Era cierto que se había implantado el Jagan para encontrarla, pero ahora que la tenía frente a ella no podía siquiera tener una conversación estable por más de 3 minutos. Era un dilema interno, que ni siquiera él mismo entendía.

Sabía además que ella jamás lo descubriría. Si la chica ni siquiera sabía que alguien la espiaba todos los días en el ningenkai, menos iba a saber que el hermano que había estado buscando todo este tiempo había estado frente a sus narices! Y ella, sin siquiera enterarse. O es que por su cabeza jamás iba a pasar de que ese ser tan despiadado y cruel con sus enemigos iba a ser su hermano?

Yukina era como una gema blanca. Hiruiseki. Pura e inocente, una verdadera lágrima de koorime, con un valor por la vida indescriptible. Quizás ella ni siquiera soñaría en sus más terribles pesadillas ser hermana de uno de los ladrones del Makai, que tiene tanta sangre derramada en sus manos como pelos en la cabeza. Pelos que seguro se arrancaría si seguía pensando en eso.

Yukina…

Suspiró cansado y trató de no pensar. Algo imposible por cierto. Los pensamientos venían sin que él los llamara. Estúpidos pensamientos, como le gustaría cortarlos con su katana y matarlos. Pero sabía que eso era tan imposible como Yusuke asistiendo a clases todos los días y prestando atención.

Imposible.

El cielo estaba parcialmente nublado, una brisa fresca le azotaba la cara y el fresco olor a hojas le inundaba los pulmones. Sin embargo, Yukina aún seguía rondando por su cabeza, con sus ojos rojos al igual que los de él, su característico color de cabello medio verdoso, su rostro tan apacible, tierno y hermoso…

Cerró sus grandes ojos escarlatas y se dedicó solo a sentir los escalofríos que le producían las pequeñas corrientes de aire que tocaban su cálida piel bajo los rayos infiltrados entre las hojas.

Un fuerte golpe seco le sacó de su ensoñación. Inquieto, buscó con la mirada al idiota que le había producido aquel sobresalto. Es que acaso ya ni siquiera en el ningenkai podía estar en paz aunque sea un rato!

Gruño por lo bajo y maldijo al idiota que se le ocurría estacionar su chatarra con ruedas en medio de un palo poste. Cada vez más se convencía de que los ningen eran estúpidos. Ya sabía de donde Kuwabara había heredado sus dotes estupídicos

Miró con curiosidad el auto arremetido en el palo poste y se sorprendió al ver que el estúpido ningen que se había estrellado, era nada más y nada menos que Kurama.

A ese idiota ya se le estaban pegando demasiado – demasiado, pensó con énfasis - las costumbres humanas. Y la estupidez también.

Saltó de su cómodo lugar en el árbol hacia su amigo, para preguntarle que idiotez había echo.

A penas estuvo unos cuantos metros del pelirrojo, pudo advertir que el muchacho – intensamente sonrojado y avergonzado – se deshacía en disculpas hacia unos nigens vestidos de verdes con un gorro chistoso y una dorada placa. Esos que los nigens llaman garrapateros.

No pudo evitar que una sonrisa jocosa apareciera en su rostro.

Él, Kurama, que siempre se comportaba pasivo, aguardando la calma y tratando de trasmitírsela a los demás, el que casi nunca perdía los estribos, estaba ahora casi golpeándose la cabeza contra el piso por haber cometido semejante caos.

Y bueno, tampoco era mucho. Sólo eran unos cuantos autos que venían detrás de la chatarra de Kurama, además habían alcanzado a frenar. Unos con un molesto chirrido y algunos saliéndose de su propia vía para evitar una colisión múltiple, pero al fin y al cabo habían frenado de todos modos.

No era para armar tal escándalo en medio de la calle.

Vio como los garrapateros hacían varios intentos por tratar de calmar a – ahora – un desesperado Shuuichi, que pensaba en todas las desgracias que le vendrían por delante. Además de ser un menor de edad. Si bien faltaba poco para que cumpliera los 16, aún no estaba con la edad mínima para poder conducir libremente por las calles de la ciudad.

Kurama – trató de llamar la atención Hiei, pero al parecer, el kitsune estaba demasiado ocupado tratando de no pegarse contra el piso como para escucharlo. Notó, con su agudizada vista, que el muchacho temblaba ligeramente.

DIOS MÍO! Mi madre me matará! Me llevarán preso! Que he hecho para merecer esto! – se veía como el pobre chico estaba apunto de un colapso nervioso.

Kurama… – repitió el koorime un poco más alto. Ya estaba comenzando a hartarse.

Pero nada, el chico seguía en las mismas, y si es posible aún, más desesperado

KURAMA! – gritó Hiei bastante molesto, acompañado de un puñetazo que impactó directamente en la mejilla del kitsune, haciéndolo rodar unos cuantos metros más allá por el suelo.

Después de unos momentos, tirado en el piso, al borde del colapso nervioso y con un tic en el ojo, levantó la vista. Sus instintos de Youko le hacían una invitación bastante tentadora de matar al animal que le había golpeado. Pero no, ya sería bastante polémica.

Vio como los ojos de Hiei se clavaban en él con reproche. Se sintió un poco estúpido frente al koorime, y apenado apartó la vista.

Hi…Hiei – con esfuerzo se puso de pie y caminó hasta donde su amigo con una mano en la mejilla, ante la atenta (y desorbitada) mirada de los espectadores – gracias, creo que lo necesitaba.

Exhaló cansado el aire que contenía en los pulmones y se quitó algunos mechones pelirrojos que caían, rebeldes, sobre su frente.

hn – Kurama siempre supo que el koorime era un chico de pocas palabras, y no le obligaría a ser un hablador compulsivo – ahora, porque demonios estrellaste tu porquería metálica con ruedas en ese palo de cemento? – señaló molesto, con cierto deje de ignorancia ningen camuflada tras sus ojos

No fue a propósito, Hiei – se explicó el chico – simplemente yo venía del supermercado y por esquivar un gatito – señaló un pequeño minino temblando nerviosamente (al borde de la esquizofrenia) en medio de la calle, acurrucado entre sus patas – y tuve que dar una vuelta demasiada tosca y estrellé mi auto contra ese poste de luz

Suspiró y sonrió apenado. Su madre le mataría y todo por salvar un gatito. Pero era tan tierno y chico y asustadizo, y parecía perdido! Si lo aplastaba, seguro que llevaría un cargo de conciencia por toda la vida. Quizás el gato se le apareciera por las noches con la única razón de penar a quien había aplastado su cabeza contra el pavimento. No, él jamás permitiría que eso pasase.

Hiei no cabía en sí de semejante porquería. Es decir, el Youko, aquel ser despiadado por naturaleza, que había matado montones y montones de demonios –y no sólo ellos – sin ningún deje de compasión en lo más recóndito de sus ojos, había armado un alboroto por… por un … un gato! Eso definitivamente descolocó a Hiei. Eso era una exageración ningen. Debía acabar con eso, rápido.

idiota – le felicitó Hiei – lo mataré – dijo corriendo su capa e hizo un ademán de sacar su katana ante todos los ningens

Kurama solo atinó a abrir los ojos desmesuradamente y se puso blanco, lo que con tanto esfuerzo había logrado salvar, Hiei lo iba a matar con un solo corte de su katana! Sin embargo, le dieron unas ganas enormes de golpear a Hiei hasta aturdirlo cuando se rió de su desorbitada expresión.

baka… hubieses visto la cara que pusiste – se cubrió nuevamente con su capa, mientras veía con gracia como Kurama volvía a recuperar lentamente el color, sus ojos volvían a su estado normal y exhalaba un largo suspiro. Vamos, después de todo Hiei no era TAN malo, verdad que no?

mi madre me va a matar – dijo omitiendo las bromas y los insultos de su amigo (y conteniéndose de los impulsos de youko de golpearle hasta el cansancio)

Caminó hasta donde estaba el carabinero de hacía algunos instantes y, con mucha más calma, trató de arreglar las cosas pacíficamente.

El golpe le había aclarado no un poco, si no bastante, la mente, y ahora podía ya dialogar con calma.

Vamos! Además, no había nadie en la ciudad que se resistieran a los encantos de Minamino Shuuichi, y no fue mayor impedimento para el lograr convencer al carabinero de que no le sacara una multa y de que no lo llevase detenido. Al menos ya no tenía preocuparse de que a su madre le diera un ataque cardiaco por ver a su querido, único y perfecto hijo, detenido en la comisaría como tantos delincuentes ordinarios, lo que seguramente diría Shiori después de haber sobrevivido a infarto tras infarto al enterarse. Se armaría toda una tragedia, tanto en su casa como en el colegio.

Movió bruscamente la cabeza tratando de dispersar las ideas absurdas de su mente. Estaba siendo un poco exagerado…

porque hablabas con ese garrapatero? – preguntó Hiei mirando indiferente al 'garrapatero' vestido de verde y que ahora trataba de controlar el transito

Shuuichi rió suavemente, un poco más aliviado – por primera vez en toda la tarde – y miró a Hiei como si de un niño pequeño se tratase. El demonio de ojos rojos podía ser muy adorable cuando se trataba de cosas ningen, aunque seguro que le desgarraría el cuello con su katana si es que siquiera pensase en comentárselo.

es 'carabinero' – le explicó – y estaba tratando de convencerle para que no me llevara a la comisaría – sonrió excusándose.

El koorime solo le miró como si estuviese hablando en otro idioma, pero no preguntó. De todos modos, no le interesaba lo que ese estúpido garrapatero hiciera.

Vienes a mi casa, verdad? – preguntó Kurama subiéndose nuevamente a su auto para llevarlo, en aquel lamentable estado, hacia su propia casa

hn, pero no voy a ir subido en 'eso' – señaló el abollado auto, achatado en la punta, y echando peligrosamente humo por el motor

está bien – rió suavemente el kitsune – vamos entonces

Kurama había tenido la suerte – o la desgracia – de chocar solo a menos de dos cuadras de su casa, así que no corría ningún riesgo de que el motor explotara o alguna cosa así, que lo tranquilizaba enormemente. Desatascó sin inconvenientes el parabrisas del poste de luz –donde solo había quedado una pequeña abolladura – y echó a andar el auto calle arriba. Hacia su casa.

Hiei se fijó en que la velocidad a la que avanzaba el animal metálico era mucho menos que al de una 'tutuga' y se preguntó si es que quizás aquel metálico monstruo era pariente de las tutugas. Aunque dudaba de alguna manera el que los aminales verdes con caparazón expulsasen aquel extraño y maloliente humo por su cola.

Sacudió su cabeza. Esas estúpidas, estúpidas, estúpidas cosas ningens lo confundían.

Dejó de mirar – y a la vez filosofar sobre el origen del animal metálico de Kurama – y en un rápido abrir y cerrar de ojos había desaparecido, con un – casi – imperceptible flash, de la calle aglomerada de estúpidos ningens, que aún veían con asombro el desastre que había causado el conocido Minamino Shuuichi (ningens cahuineros! ¬¬)


Sin comentarios. Mis disculpas a los que estaban leyendo este fic (que según yo, está bastante bueno ¬¬) pero se me ha borrado uOu. Mmm no se que más decir, solo que sorry! Y que no creo que escriba más hasta vacaciones, este cambio de colegio me tiene totalmente estresada (eeee ok xDDD yo, la menos vaga :P) pero el punto es que con suerte me doy cuenta de las embarraditas que hacen en mi compu, pero bueno.

Muuuuchas gracias por leer, y dejen reviews!. Vamos! Todas las que escribimos nos gusta que nos dejen algún incentivo no? Y ya que no puede ser en dinero … (menos mal, sino ya sería pobre uu) porfann me anima a escribir, si es que quieren que lo siga haciendo, claro xDDD

Chaooo a todos! nn y gracias por leer