One-shot del día de las madres. Espero que lo disfruten. SAO es propiedad de Reki Kawahara, etc, etc.

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Reminiscencia

Domingo – 8:30 a.m.

La luz del sol se filtra hacia el interior de la habitación a través de las ventanas, parcialmente cubiertas por persianas color madera. Las paredes azul claras reflejan el brillo del amanecer, generando una atmósfera relajada. El joven de cabello negro y pijama negra, yace tendido sobre su cama cual adolescente promedio… o eso hubiese esperado la mujer que está de pie frente a él. Kazuto sin duda está acostado sobre la cama, pero lejos de estar dormido, parece que lleva ya un par de horas conectado a su Amusphere. La mujer da un suspiro y procede a recoger los platos de la cena de ayer que aún permanecen en la mesa de noche junto a la cama, encima del módem, donde en repetidas ocasiones le ha dicho que no deje los restos de la comida. Observa hacia la derecha, identificando la computadora de escritorio que también está encendida, aparentemente desde hace varias horas. Se aproxima hacia ella y lee el documento que el chico dejó abierto en el monitor, reconociendo apuntes sobre programación de inteligencia artificial.

-Vaya, siempre que pienso en regañarte, me sales con una cosa de estas, Kazuto. –Murmura hacia su hijo, impresionada. Toma los platos sucios y los saca hacia afuera de la habitación, dejándolos en el fregadero de la cocina. Dirige su mirada hacia la estufa, donde el té que ha dejado preparándose ya ha comenzado a hervir. Apaga el fuego e identifica que ya tiene todo lo necesario para servir el desayuno, señalando un plato con tres pescados y una olla a presión donde el arroz blanco acaba de terminar de cocinarse. Sabe que los chicos prefieren comida occidental, pero cree que también es importante rescatar las tradiciones. Acto seguido, saca los platos y los coloca en la mesa, arreglando un juego de palillos frente a cada uno. Minetaka, su esposo, usualmente está de viaje, y esta vez no es la excepción, por lo que solo prepara tres puestos.

Hace un asentimiento de certeza y esta vez se dirige hacia el cuarto de su hija. En la pared hay colgada una fotografía de los cuatro, el rostro de Minetaka está opacado por el reflejo, pero se distingue ella con Suguha entre los brazos, tomando de la mano a Kazuto, quien luce de unos cuatro años. Se detiene ante la fotografía, pasando su mano sobre ella, dejando salir un pequeño suspiro. Por un instante recuerda el momento en el que lo vio por primera vez.

Era una noche lluviosa. Era uno de esos días en los que no había otra cosa más relajante que conectarse a un servidor privado y subirle niveles a su personaje en línea. Sin embargo, ese día no pudo hacer tal cosa. Horas antes, su hermana mayor, que había estado esperando un hijo, entró en labor, y ahora se encontraba en la sala de partos, mientras ella y su novio, Minetaka, la esperaban afuera de las emergencias. El padre del bebé, por su parte, no apareció. Recuerda que en repetidas ocasiones le preguntó a su hermana acerca de su identidad, pero ella simplemente se encogía de hombros y le contestaba con una sonrisa.

-Algún día lo conocerás. –Recitaba, cual verso aprendido de memoria, mientras la observaba con sus profundos ojos negros, diciéndole con ellos que estaba, y estaría siempre enamorada de un ausente.

Sin embargo, el día llegó, y el ausente siguió siéndolo. Su hermana, siempre débil, y cada día más deprimida, solo supo que para el niño ya era hora de nacer hasta que su dolor fue más grande que su propia resistencia. Ella solo pudo apoyarla en los más ínfimos detalles, traer su ropa, llamar a su novio para que las llevara al hospital, sostener su mano en el camino y mirarla con esperanza en un último intento desesperado por infundir ganas de vivir en su corazón, robado por un maldito fantasma.

-Onee-chan… -Le dijo mientras sujetaba sus dedos entre los suyos, en el asiento de atrás del auto de Minetaka, quien, sin decir una palabra, condujo lo más rápido que la ley y sus reflejos le permitieron.

-Midori-chan… -Nuevamente le sonrió. –Parece que Kazu-chan será bueno en los deportes. –Bromeó levemente, haciendo una pequeña mueca de dolor. –Le gusta patear duro.

-¿Kazu-chan? ¿Por fin te decidiste por un nombre? –Le contestó en tono burlón. Durante mucho tiempo, el bebé fue solamente conocido como tal, el bebé. Midori muchas veces insistió en que debían ponerle un nombre, incluso Minetaka, siendo tan parco como era, bromeó que deberían llamarlo "Minetakato". Recuerda que era un nombre tan malo que hasta hizo reír a su hermana, lo cual era una rara ocurrencia. Ese día él se ganó su amor.

-Kazu… no, le falta algo. –Agregó la madre, cuyo cabello largo cubría parcialmente su rostro. El ruido de la lluvia azotando contra el parabrisas del vehículo inunda el que de otra forma sería un profundo silencio.

-Así que Kazu… -Reflexionó. -¿Qué tal, Kazuhihito? –Preguntó de chiste.

-No. –Le respondió, esforzándose por mostrarle una sonrisa. En el fondo, la expresión de su hermana parecía expresar que ya sabía que no le quedaba mucho.

-¿Kazuya? –Volvió a preguntarle.

-Mi hijo… no se llamará como un piloto de Mazinger. –Respondió divertida, un poco jadeante.

-¿Kazuhiro?

-Hmmm…

-¿Kazuharu?

-Hmmm…

-¿Kazuzaemon?

-¡Midori-chan! –Le reclamó molesta, pero divertida. Midori sabía que su hermana se sentía mal de siempre ser una carga para ella, pero le agradecía que siempre intentara hacerla feliz.

-Kazuto. –La voz seria de Minetaka interrumpe la conversación. Una sonrisa verdadera viene a los labios de la madre, mientras la hermana no puede más que deslumbrarse con tal evento.

-Kazu… to… -Ensambló con voz débil. –Kazuto… -Asimila el nombre con más emoción.

-Kazuto… -Repitió Midori, emocionada.

-¿Qué tal? Kazuto, porque combina el "Kazu" de Kazu, y el "to" de Minetakato. –Explica racional. A ambas jóvenes les aparece una gota en la cabeza.

-Kazuto será. –Dice la pelinegra. Su hermana sujeta su mano con fuerza y, asomando un par de lágrimas por sus mejillas, asiente.

-Kazuto. –Fue lo último que le dijo. Desde ese momento hasta despedirse en el hospital, ya no intercambiaron más palabras.

Ahora, de pie, frente a las puertas de la emergencia, no puede hacer otra cosa más que esperar. Minetaka la abraza con fuerza, y ella se deja consolar. De alguna forma ya anticipa lo que viene, sabiendo que, al decirle el nombre de su hijo, tácitamente se lo encomendó y se despidió de ella al mismo tiempo.

-Cuida de Kazuto. –Sus palabras permearon a través de su sonrisa, calando en la profundidad de su corazón, vinculando su voluntad y su amor al cuido de la vida por la cual su hermana estuvo dispuesta a renunciar a cambio de la suya. En ese momento, la presencia fantasmal de la enfermera interrumpió sus pensamientos; sus ojos amables delatando de inmediato la noticia que venía a darles.

-Señorita, sobre su hermana… -Comenzó a decir, pero las lágrimas de Midori detienen sus palabras.

-Lo se… -Dijo en medio de gemidos, la secreción lacrimosa recorriendo sus mejillas, trazando caminos que llevaría marcados de ese día en adelante. -¿Cómo… como está Kazuto? –Preguntó reuniendo valor. Sabía que ahora será suyo. No tiene idea de qué hará, ni de cómo hacerlo, pero sabe que se lo debe a su hermana. De alguna forma, durante el tiempo en el que su hermana lo esperó, ella también lo hizo, anticipándose al día en que lo vería, comprándole juguetes, aprendiendo lo básico sobre alimentación de niños y soñando con cómo sería una vez lo tuvieran con ellas.

Y ahora estaba allí. La enfermera los llevó hasta la sala de bebés, donde pudieron ver la cuna clínica donde el pequeño fue depositado. El niño, cansado por nacer, estaba dormido, casi inmóvil, moviendo sus manos de forma casi imperceptible, con los ojos cerrados.

-Parece que será todo un gamer. –Bromeó la pelinegra. –Mira como mueve sus dedos, es como si tuviera ya un control en sus manos. –Lágrimas inundaron de nuevo su mirada, pero la mano de Minetaka interceptó sus hombros, dándole las fuerzas que necesitaba.

-Pues si es tu hijo, de seguro le gustarán mucho esas cosas. –Comentó serio, pero amable. –Así que Kazuto, Kirigaya Kazuto… -Enunció él, como si lo bautizara con sus palabras. Midori volvió a verlo, sorprendida.

-¿Minetaka-kun, acaso tú…? –Lo miró con ojos temblorosos.

-Midori-chan… ¿te casarás conmigo? –Le preguntó tomándola de la mano. –Kazuto necesitará a sus dos padres. –Sus palabras terminaron de romperla, echándose a llorar entre sus brazos en ese instante. Había perdido a su hermana, pero a cambio había ganado una nueva familia.

-Hm. –Asintió en medio de su llanto.

Su recuerdo termina, sintiéndose súbitamente emocionada. Se lleva una mano al rostro y se limpia una lágrima que acaba de formarse alrededor de sus ojos. Camina por el pasillo y llega a la puerta de Suguha, tocándole para despertarla.

-¿Sugu-chan? –Pregunta dándole pequeños golpes a la puerta. Sin embargo, ésta se mueve por los impactos, habiendo estado abierta desde antes. Midori deja salir otro suspiro, entra a la habitación y encuentra a Suguha acostada sobre su cama, también conectada a su Amusphere. A diferencia de Kazuto, sin embargo, el cuarto de la chica está ordenado, y no hay restos de la comida del día anterior. Por otra parte, la frustra un poco el hecho de que sus dos hijos están tan absortos en su juego. Deja salir un suspiro, pero levanta la cabeza, sonriendo levemente. Mira la hora y ve que son veinte para las nueve. Mueve la cabeza como si hiciese algunos cálculos, luego de lo cual sale a pasos rápidos a su habitación.

-Ahora verán estos niños. –Dice con una pequeña sonrisa maliciosa. Llega a su habitación, abre su ropero y de él saca una caja de cartón, de la cual saca un dispositivo con algunos cables. En el fondo de la caja, está el disco de un juego, al cual le da una última mirada a las letras en la portada; un juego que ambos hijos suyos poseen, y alrededor del cual su vida ha estado girando en los últimos meses.

Alfheim Online.

Momentos después, la madre está acostada sobre la cama, con su propio Amusphere colocado sobre sus ojos, mirando hacia adelante. En secreto ha estado entrando a Alfheim, subiendo niveles a las horas en las que sabe que Kazuto y Suguha han parado para dormir. Ahora, sin embargo, parece un buen momento para ir a jalarles sus puntiagudas orejas en el interior del juego. Después de todo, la hora de comer es muy importante.

-¡Link Start! –Dice emocionada, activando la señal. Mira los vectores de colores apareciendo frente a ella, transportándola al ambiente virtual. Momentos después, se ve en una planicie verde, el cielo despejado y algunos dragones de nivel 50 dando vueltas sobre sí mismos, acabando de generarse luego de que alguien más los destruyera por su experiencia y drops.

Ese alguien, por supuesto, era ella. Su personaje es un Salamander de cabello azul oscuro corto y ojos del mismo color, armadura ligera de color negro con detalles rojos propios de su clase, un casco de valkyria, el cual consiguió como drop de un boss, y porta una Zweihander colgada en la espalda y una Claymore en el cinturón. La edad de su avatar la hace parecer de la edad de Kirito y los demás, lo cual configuró a propósito en el evento de que algún día los encontrara por accidente en el juego.

-¡Hey, Green-san! –La saluda un soldado Salamander. -¿No es muy temprano para verte por aquí? –Le dice aterrizando cerca de ella.

-Hoy entré por una razón especial. –Informa tentada a matar un par de dragones. Sin embargo, sabe que tiene poco tiempo, por lo que niega con un movimiento de la mano. –Por cierto, ¿tú conoces al que llaman Kirito?

-¿Ooh, Blacky? –Espeta reconociendo el nombre.

-¿Blacky? –Pregunta sorprendida.

-Ese es su apodo porque siempre se viste de negro. –Le dice el Salamander. –Ahora mismo lo vi a él y a su harem en el campo al sur de la ciudad, en el campo ocho.

-Ya veo, ¡muchas gracias! –Le dice mientras alza el vuelo.

-¡Oi! ¿Vas a pelear contra Blacky, Green-san? –Le pregunta emocionado. Green solo le guiña un ojo y sale volando en la dirección señalada.

-¿Harem? –Se pregunta a sí misma mientras vuela. -¿Kazuto tiene un harem en el juego? –Se pregunta extrañada, sin comprender las palabras de su conocido. Al cabo de unos momentos, llega al campo indicado, donde encuentra que Kazuto, cuyo avatar se lee "Kirito", está luchando contra unas plantas carnívoras, acompañado de un grupo de chicas. -¿Harem, huh? –Profiere mientras los observa. Cerca de él distingue a Suguha, a quien reconoce porque su avatar es el mismo del cartel que tiene pegado en el techo de su cuarto.

-"Leafa"… hmm… Veo que los nombres que se ponen ahora son más creativos que los de mi época. -Mira su nombre, "Green", y reflexiona en lo simple que es.

-¡Vamos, Kirito-san! –Escucha una pequeña voz que lo anima, rastreándola hasta la figura de una chica pequeña, de Avatar Cait Sith. Junto a ella está otra de cabello rosado, una Leprechaun que lo mira con emoción, pero a la vez con cara de "hazme caso".

-Esa niña Leprechaun está totalmente perdida por Kazuto, wow. Se ve como una chica trabajadora, pero tal vez un poco dominante. –La analiza con solo dedicarle una mirada. Delante de ellas están Sinon y Asuna, la primera lanzando flechas como apoyo remoto, mientras la otra se dedica a darle buffs curativos a Kirito, ambas concentradas en él, sin volver a verse la una a la otra.

-Oooooohh… así que así está la cosa… -Se ríe para sí misma mientras ve a las dos jóvenes, cuyas expresiones delatan sus emociones. –Ser joven es maravilloso, ¿no es así, Kazuto, Sugu-chan? –Llora a torrentes en su interior, reflexiva. En ese momento, Kirito da el golpe de gracia y parte la flor por la mitad, repartiendo la EXP entre toda la party.

-Uff, eso estuvo emocionante. –Se limpia la frente con la manga de la camisa. –Ahora solo nos faltan dos más y terminamos esta quest. –Le informa él a las chicas, quienes todas asienten, disponiéndose a avanzar. Sin embargo, la aparición de la chica Salamander les corta el paso.

-¿Are? Disculpa, pero como podrás ver, estamos en medio de una quest, y estas flores se han generado para nosotros. –Le dice Kirito, educado, lo cual genera una sonrisa de satisfacción en Midori, quien no puede disimularla.

-¿Qué le pasa a esa? –Pregunta Silica. –Mira a Kirito-san con una cara rara. –Nota fijándose en la sonrisa de la chica.

-Me temo que tendré que interrumpir su Quest un momento. –Se dirige hacia ellos, extendiendo horizontalmente su Claymore hacia Kirito, quien se sorprende ante el hecho.

-Es… fuerte… puede levantar una Claymore solo con una mano, y sostenerla como si nada. –Identifica mientras la Salamander juega con la espada, balanceándola con la punta de sus dedos.

-¿Y eso por qué? –Intercepta Sinon, adelantándose hasta el lado de Kirito. Asuna hace lo mismo de forma inconsciente.

-Ara, veo que eres todo un galán. –Levanta una ceja, mirándolo con ojos entrecerrados. Kirito se sonroja un poco, extrañado por el comentario. Las dos chicas también lucen mejillas coloradas, confundidas por sus palabras.

-¿Y… tú quién eres? –Le pregunta de nuevo, más serio. Green da un paso hacia adelante, al mismo tiempo que en la consola de comandos de Kirito aparece un desafío de duelo. -¿Un duelo?

-La verdad es que tengo un mensaje para ti, pero he decidido que solo voy a dártelo si logras vencerme en un duelo. –Su expresión es confiada. Kirito examina a su rival y se da cuenta de que no muestra aberturas de ningún tipo, sorprendiéndose.

-Es fuerte… en verdad… es muy fuerte… -Piensa para sí. Emocionado de tal reto, acepta el duelo propuesto sin pensarlo más, lo que provoca la reacción sorprendida de Asuna.

-¿¡Kirito-kun!?

-No te preocupes, Asuna. Esto parece interesante, y no lo puedo dejar pasar. –Le dice sin mirarla.

-¿Asuna? –Identifica Green. -¿Esa chica es tu novia? Asegúrate de tratarla bien, que se ve que es una buena niña. –Le recomienda de nuevo. Kirito vuelve a sonrojarse y se pone un poco nervioso.

-Hablas como mi madre. –Dice en tono mezclado de ironía y seriedad. Desenvaina su espada y se pone en posición de combate, mientras Sinon hace las veces de referee.

-A la cuenta de tres. –Informa la peliazul. –Uno… -Green sujeta su claymore. –Dos… Kirito da un paso al frente. -¡Tres! –Declara el inicio de la batalla. En ese instante, Kirito sale disparado en línea recta hacia el frente, trazando una media circunferencia con la punta de su espada, al mismo tiempo que él gira su cuerpo para ganar aceleración, la cual se manifiesta en un aumento de presión en el filo del arma, la cual agita frente a su enemiga con una fuerza tal que el aire a su alrededor pareciera partirse en dos, sin embargo, la Claymore de su oponente recibe el grueso del impacto, generando una resonancia de presión que manda a volar a Sinon y a Asuna, quienes se quedan sorprendidas, mirando con grandes ojos abiertos, el poder de la joven.

-Sinon-san… ¿habías oído hablar de ella? –Pregunta Asuna, sorprendida.

-De hecho, sí… dicen que hay una jugadora Salamander que solo se conecta ya entrada la noche, permanece poco tiempo y se sale, pero que lo ha hecho ya por varios meses. Si es así, tal vez es esta chica… -Informa sin dejar de ver el combate. Las espadas de ambos han quedado empatadas, siendo Kirito el que está en el lado débil, debido a que la espada de la enemiga es de tipo doble empuñadora, lo que la hace mucho más grande y pesada que la de él. Decide que puede aprovechar el peso del arma, por lo que se desliza bajo las piernas de la chica para sacarla de balance con una patada, pero ella rápidamente salta con tal facilidad que no parece estar sosteniendo dos armas tan pesadas sobre su cuerpo.

-¿Huh? –Profiere Kirito, al mismo tiempo que un impacto frontal de la punta de la Claymore viene hacia su cara, obligándolo a hacer la cabeza hacia la derecha. Toma impulso contra el piso y le da una patada a su oponente, empujándola hacia atrás, movimiento que esta aprovecha para guardar la Claymore y sacar la Zweihander, la cual luce todavía más pesada que la anterior.

-¡Kirito-kun! –Profiere Asuna, sorprendida. Green toma la espada con la mano izquierda y corre hacia él, mientras éste decide embestirla de nuevo de frente, chocando de nuevo su espada contra ella, quedando empatados en poder.

-Eres fuerte, Kirito-kun. –La felicita ella, mientras él hace una cara de esfuerzo y sorpresa por el súbito reto que está enfrentando.

-La verdad… tú también eres muy fuerte, Green-san. –Contesta él. En ese momento, la espada de la Salamander cambia de Zweilhander a Claymore, sacándolo de balance sin perder el moméntum del choque de las espadas, para luego cambiar a Zweihander de nuevo, aprovechando el desbalance del peso para empujarlo en línea recta hacia atrás, lanzándolo horizontalmente contra el piso, pero él logra poner una mano en el suelo, absorbiendo la fuerza centrífuga con un giro sobre sí mismo, quedando de pie, respirando agitado.

-Puedes cambiar con Leafa-san si quieres, Kirito-kun. –Le ofrece ella. Leafa se queda sorprendida ante la oferta. –También estoy interesada en ver lo fuerte que ella es.

-¿De qué estás hablando? –Pregunta él, ligeramente molesto. -¿Estás diciéndome que no soy un reto?

-Por el contrario, pero esto está tan emocionante que quisiera también compartirlo con ella. –Informa en tono agradable. Leafa escucha confundida, pero luego de un momento, parece atar cabos.

-¡Onii-chan, ella es…! –Trata de advertirle, pero Green no le da tiempo de reaccionar, volando hacia Kirito con la espada hacia el frente. Él la mira con seriedad y se prepara a recibirla, moviendo su espada para bloquear el siguiente impacto de la espada doble, pero se sorprende cuando esta se desequipa y Green lo golpea con el puño, dándole un impacto contundente bajo la barbilla, el cual planea rematar, equipando de nuevo su Claymore, agitándola sobre su cabeza.

-¡Aun te falta, Kirito-kun! –Le dice con emoción, a punto de dejar caer el filo sobre él, pero éste da una vuelta de gato hacia atrás justo en el instante en el que la espada cae, clavándose en el piso. -¡Ugh! –Profiere al darse cuenta de que está atrapada.

-¡AAAAAAHHH! –Grita marcial, sujetando su espada con ambas manos y lanzando un corte que pasa a través del pecho de la Salamander, llevando su salud a nivel rojo. En ese momento aparece la señal de duelo concluido, declarando a Kirito como ganador.

-Uff… -Profiere Green, cayendo sentada sobre el piso. Kirito guarda su espada y le ofrece la mano para levantarse.

-Fue una gran pelea, y en verdad eres muy fuerte. –Le dedica su mirada de oponente respetuoso.

-Onii-chan… -Trata de intervenir Leafa, cada vez más nerviosa.

-Sería bueno que pudiéramos hacer party de vez en cuando. –Le ofrece cordial, generando miradas furiosas de su harem, pero que su hermana sabe que no durarán mucho tiempo, mirando de un lado a otro, asustada.

-Onii-chan, yo creo que deberías saber que… -Insiste Suguha, mientras Kirito sostiene las manos de Green.

-Espera un momento, Leafa. –Le dice él, mientras Green solo sonríe. –A lo mejor podrías agregar a alguno de nosotros como amigos y…

-Con gusto lo haré, Ka-zu-to. –Contesta mientras lo toma de ambas manos. Asuna y Sinon se sorprenden, y él se queda cuadrado.

-¿Eh? –Es lo único que sale de su boca. Suguha deja salir un suspiro.

-Pero primero, ustedes dos, jovencitos, ya están media hora tarde para el desayuno. –Mientras habla, la mirada de Kirito se llena de horror, mientras que la de Leafa muestra la pesadez que se cierne sobre ella.

-Ma… ¿¡mamá!? –Profiere el espadachín negro, mientras su hermana se lleva una mano a la cara, una gota apareciéndole bajo la frente.

-Esa persona… es… ¿la mamá de Kirito-kun? –Profiere Asuna, pasmada.

-Hola, Asuna-chan. –La saluda moviendo los dedos. Asuna la saluda temblorosa, nerviosa, apenada de que la vea con una falda tan corta como la de su avatar. -Oh por Dios, la suegra, mi suegra, ay Dios... –Sus pensamientos descienden en una espiral de horror, mientras Silica, Lisbeth y Sinon solo observan expectantes la situación.

-Tú y tú, a comer. –Les dice severa la madre. Kirito y Leafa asienten, el chico dedicándole una última mirada de tristeza a Asuna.

-Tengo días sin saludarte, Asuna-chan, tal vez te pasas por la casa un día de estos. –Y ustedes también, niñas, de seguro que tienen un montón de historias para contarme sobre mi Kazuto. –Les dice en actitud jovial, lo que le pone una sombra bajo los ojos al chico.

-¡Si! ¡Sí señora! –Contesta marcial Asuna, observando como los tres se desconectan frente a ellas.

-… ¿qué… fue… eso? –Pregunta Liz, extrañada.

-Ni idea, pero creo que es mejor no involucrarse. –Contesta Silica, asustada.

Al despertar, Midori se quita el Amusphere y se sienta un momento para calmarse. Está orgullosa de que su hijo sea tan fuerte, y piensa que la próxima vez podría retar a su hija. Tal parece que su hermana tenía razón, y sus hijos salieron tanto o mucho más gamers que ella. Al cabo de unos momentos se pone de pie y va al comedor, donde ya encuentra a ambos chicos sentados, habiendo servido y la comida y esperándola educados.

-Mamá, yo… -Trata de hablar Kazuto, pero ella solo le pone una mano en el hombro derecho y lo mira con complicidad.

-Asuna-chan se ve muy linda con ese vestidito, tu suertudo… -Le golpea el costado con el codo, moviendo las cejas. –Además, veo que estás rodeado de chicas bonitas, y que se mueren por ti… -Le dice como cómplice, mientras Suguha solo se ríe nerviosa. Yo que tú aprovecharía la vida y haría mi movimiento en alguna de ellas.

-Ah, aja, jaja… -Se ríe nervioso. Suguha le da una mirada de complicidad y sonríe. Ambos contemplan la mirada serena de su madre, quien, a pesar de pasar ocupada gran parte del tiempo, siempre les demuestra que no se quedará atrás ante ellos, y siempre buscará la forma de entenderlos.

-Tal vez podemos hacer party más seguido. –Insiste ella, divertida. Kazuto se hunde en su asiento, imaginando la dinámica social de sus chicas alrededor de su madre. Ella le guiña un ojo y comienza a comer.

Fin

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Solo un pequeño one-shot en honor al día de las madres. Lo hice en un ratito nada más, pero espero que haya sido de su agrado, hasta pronto.