Capitulo 1
El auditorio privado en el que se habló sobre El Plan Segunda Visión tenía pisos de madera que hacía que cualquier sonido normal fuera un escándalo y paredes blancas, con pequeños cuadros azules en las paredes. No había mucha iluminación pero no estaba oscuro el cuarto por el efecto que creaban las paredes sin ventanas.
Habían cerca de 50 personas, conformadas por Ministros de Educación de diversos países y sus interpretes, sentadas en mesas separadas lo suficiente para se cómodas. La mesa de Gran Bretaña estaba en el escenario conformada por dos psicopedagogos, dos sociólogos, tres psicólogos y los hermanos Holmes, que también representarían los ejemplos de Segunda Visión por falta de tiempo, todos sentados en una larga mesa con micrófonos y carpetas.
– Damas y caballeros, empezaremos la sesión. – dijo, Mycroft Holmes y el cuarto quedó en silencio. – Gracias por aceptar la invitación a la Segunda Visión con tan poca información recibida. Apreciamos su confianza en las Islas Británicas. – sonrió un poco por cortesía. Habían veinte gobiernos en el público que aun tenían sospechas a cerca del plan y de la estabilidad de los representantes.
– El Plan de la Segunda Visión se creó hace cuatro años, junto a otros 20 planes, cuando se descubrió que podían haber más mentes brillantes y además orientadas al crimen. – se proyectó detrás de ellos una imagen de James Moriarty. – El criminal, equivocadamente tomado por muerto, James Moriarty tiene la Segunda Visión y tuvo el aislamiento necesario para volverse un psicópata. – hizo una pausa. – Existen varios propósitos para este plan, siendo la seguridad global el primordial, pero el objetivo que va tras ese es sacar del aislamiento a las mentes que tengan La Segunda Visión para que puedan desarrollarse benignamente en la sociedad y sin restricciones. – esta pausa la hizo para que los interpretes tradujeran sin prisa y con claridad. – Hemos traído a este grupo de especialistas para que expliquen la visión y misión del Plan.
Se alejó del micrófono y uno de los psicólogos se aclaró la garganta y se acercó al aparato. Su ficha decía "Dr. Kevin Komorebi, Psicólogo". Se presentó y luego dijo:
– La Segunda Visión es el nombre que se le da a observar algo en vez de solo verlo; en analizar por qué, cómo y para qué esta ahí. – gesticuló con sus manos para crear un ligero énfasis. – El titulo fue escogido por el hecho de que en casi todos los idiomas existen al menos dos palabras para la acción de mirar y una siempre significa ver correctamente, verdaderamente algo. Creemos que pueden existir muchas personas en el mundo que tienen esta habilidad o al menos que pueden desarrollarla.
– ¿Es decir, deducir como lo hace el Señor Holmes? – dijo el ministro de Bélgica, a quién no le gustaba que estuvieran basando el plan en la mente de un asesino.
El Dr. Komorebi y todo el panel habían sido preparados para ese tipo de preguntas.
– Si, para deducir con la rapidez y eficacia de ambos – gesticuló hacia los hermanos – señores Holmes – Cuando iba a continuar explicando la visión, otro ministro lo interrumpió:
– Eso no lo mejora. – dijo el interprete de Italia, haciendo callar al psicólogo y poniendo la atención de la sala en su persona y su jefe. – Ambos Holmes son malos ejemplos a seguir: un asesino y un asocial no son las mejores opciones para criar mentes "brillantes" que podrían o no ser ya psicópatas. Yo digo que dejen intervenir agentes de todos…- fue interrumpido por Sherlock:
– Se equivoca, señor Pomicelli, no somos malos ejemplos. – dijo, sabiendo que impresionaría más si dejaba esa frase semi-ambigua en vez de terminar la cláusula explicatoria.
– ¿Un asesino – dejó esa pausa para énfasis. – no es un mal ejemplo a seguir por una persona?
– No seremos ejemplos a seguir de personas: seremos profesores de observación y desarrollaremos sus mentes para que sean útiles a la seguridad mundial. – se detuvo un momento y la colega de Komorebi ya estaba por tomar la palabra cuando él agregó, con un poco de rabia:
– Y no es por gusto que tenemos esos títulos, las situaciones nos los han dado.
– Matar es una decisión, Sr. Holmes, no un accidente. – quiso callarlo con eso.
Sherlock quiso responder algo suspicaz sobre los asesinatos que en secreto el ministro mismo había cometido pero quiso ser más inteligente, dejando oculta información.
– Aquí no estamos juzgando qué hemos hecho. – se inclinó hacia delante en su silla y entrecerró los ojos. – Estamos debatiendo si nos van a dejar buscar a sus genios y unirlos para que el alienizamiento y la soledad no los vuelva resentidos hacia la sociedad y, por consecuente, peligrosos y brillantes antisociales.
Nadie habló porque los gobiernos que apoyaban desde ya El Plan no tenían nada que agregar y los que no estaban de acuerdo no encontraban nada en ese pequeño discurso que pudieran usar a su favor. Sherlock se complació de ver eso.
– Así que solo es cuestión de que digan si quieren genios o criminales. – miró un segundo más a la audiencia y luego miró a Mycroft que estaba recostado en el espaldar mirándolo ligeramente cansado.
Por debajo de la mesa le dijo en leguaje de señas:
"¿Podemos pasar a la siguiente fase? No les van a importar los científicos que traigas. Yo tenia razón" Se refería a el hecho de que a los ministros no les importaban la pruebas científicas cuando ya cada uno había decidido en su país con sus propios expertos.
Mycroft suspiró muy suavemente y dijo en el micrófono:
– Sras. y Sres., si ya no tienen más comentarios, proseguiremos a que salgan y regresen el salón solo quiénes desean seguir en el Plan.
Todas las caras serias y arrugadas salieron del salón y se quedaron los gobiernos de Irlanda y Escocia, quiénes apoyaban desde un principio al plan, pero entraron varios hombres del servicio y les pidieron que salieran porque necesitaban el salón vacío.
Sherlock les dijo desde su silla a los jóvenes:
– Sólo treinta.
De inmediato empezaron a cambiar las mesas para que quedaran más alejadas. Sacaron 20 mesas.
La gente volvió a entrar y eran exactamente los 30 que habían previsto los Holmes. John, detrás de bambalinas, maldijo por lo bajo para que sus colegas no lo escucharan. Acababa de perder una apuesta con Sherlock.
– Gracias por su confianza en el Gobierno Británico. – les dijo Mycroft. – Proseguiremos a detallarles cómo se seleccionarán a los jóvenes.
Otros jóvenes de logística entregaron un folleto de varias hojas que a su vez estaba unido por un clip a tres hojas grapadas entre sí.
– En sus manos tienen el test y el folleto que les dirá como los evaluaremos. – levantó su copia en el aire. – La idea es entregar los tests en cada colegio público y privado de cada una de sus naciones y que los estudiantes lo presenten. Luego se verán los resultados y los qué tengan aspectos de observador serán traídos a Inglaterra para una evaluación más a fondo en persona antes de ser llevados a sus países huéspedes.
De nuevo dio tiempo a los intérpretes
– Estamos conscientes de el hecho de que muchos observadores no asistan a colegios porque saben cual es su potencial pero han sido mal guiados. A esos observadores les llamamos Los Ascendidos pues ya han ido un paso más adelante que sus contra-partes usualmente menores. Tenemos a algunos de ellos en la mira y planeamos buscarlos nosotros mismos y convencerlos de las bondades de este plan a nivel mundial y personal.
Sherlock perdió por un momento su concentración pesando en quién estaba de primera en la lista de los buscados ascendidos: Astrid Arbizú, quién vivía una vida peligrosa con Irene Adler.
