"Propuesta"

Disclaimer: Los personajes de Yu-Gi-Oh! GX no me pertenecen. Sí, yo también lo siento. (?)

Esto está basado en un evento de un foro de rol. Que no se concretó, pero la idea era bonita y el fandom necesita más rivalshipping platónico. #AdoptaUnaOTP.

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_ Capítulo único.

Manjoume habría apostado que su expresión de desconcierto resultaba, como mínimo, hilarante, incluso si él mismo era incapaz de verle lo gracioso a la situación. Tampoco era capaz de explicarse la presencia de Judai allí, bajo el dintel de la puerta de su relativamente pequeño dormitorio, más que como una especie de broma absurda y como siempre, desagradable. En resumen, el duelista Black Thunder colocó una expresión como si el slifer slacker hubiera llegado a él con una sortija de matrimonio.

(Pero en consideración que Judai se había aparecido cargando con un ramo de flores compuesto principalmente de rosas de color rojo, un poco demasiado brillantes en la oscuridad, a Manjoume no le parecía demasiada la diferencia.)

Por su parte, el adorable muchacho de chaqueta roja parecía completamente ajeno a cualquier incomodidad reflejada en las facciones de su compañero de duelos. Había caminado campantemente al dormitorio del otro, con una sonrisa radiante como si la medianoche no resultara una hora irreverente para hacerle una visita a cualquier persona. No es que la Academia de Duelos fuera especialmente estricta, al menos mientras los dormitorios femeninos no estuvieran involucrados.

En algún momento, en medio de las miradas incómodas y la tensión densa del ambiente (aunque Judai continuaba sonriendo, a Manjoume le daban ganas de arrancarle esa sonrisa a puñetazos cuando le picaba la moral), Black Thunder tuvo la dolorosa certeza de que su visitante improvisado estaba esperando que él hablara primero. Mirando fijamente a las rosas, luego al duelista E-Hero y nuevamente a las flores, se preguntó cómo cabían todos juntos en la misma ecuación. Tomó una respiración profunda, preparándose mentalmente para lo que fuese que estaba pasando por la cabeza del otro en ese momento.

—¿Qué demo-

—¡Quiero que vayas al baile conmigo!

Allí estaba. Increíblemente, tal vez como un favor obrado por las Bestias Sagradas salvaguardadas con seguridad bajo sus pies a kilómetros bajo tierra, a Manjoume no le saltó una vena apenas la exclamación efusiva, ansiosa e irracional había salido de la garganta del indeseable ser que a veces consideraba un amigo. Judai se quedó en su lugar, esperando una reacción de su parte, como a un cachorro que espera una recompensa de su amo con efusividad injustificada.

Cuando Sho vio a su aniki volver a su propio dormitorio, aproximadamente unos cinco o diez minutos después, estaba más preocupado por esa marca roja, obviamente dolorosa, que se cargaba justo en la parte superior de la nariz. Evidentemente, le preguntó entre preocupado y agitado qué le había pasado, a lo que Judai se limitó a comentar, con una sonrisa un poco torpe de añoranza, que Manjoume se veía adorable en un pijama de Red-Eyes Dragon.

(A la mañana siguiente, incluso después de enterarse de la historia completa, el menor de los hermanos Mafuruji se encargó personalmente de que su compañero se dirigiera a la enfermería para descartar cualquier posibilidad de contusión cerebral.)