Capitolo primo: La invitación

Una carta había llegado a la recepción de la mansión Vongola, venía envuelta en un sobre tamaño carta, de esos que se utilizan para hacer envíos por paquetería, tenía una etiqueta que anunciaba que era un material delicado y urgente, el remitente venía a nombre de Ivan Nikoláievich Kozlov. La etiqueta con la información venía en dos diferentes alfabetos para facilitar el manejo del sobre y asegurar el arrivo a la dirección correcta.

No era extraño que la onorata famiglia recibiese paquetes, pero las notas, cartas y trabajo de oficina, eran normalmente enviadas por medios electrónicos con encriptados difíciles de decodificar y por ende de localizar. El sobre pasó diferentes medios de descarte de amenazas de cualquier tipo y finalmente se le fue entregada a uno de los hombres de confianza del destinatario ya que este sería quien decidiría si era prudente llevar el sobre con la información hasta su destinatario.

- Vaya - dijo con calma el hombre de camisa naranja, tocaba sus patillas cuyo rebote hacía que volvieran a enrollarse y quedar en su forma cotidiana.

Se encaminó hacia uno de los pasillos adosados con duelas de madera, cuadros y lámparas de pared adornaban el edificio en un estilo neoclásico de principios o finales de los 1900 con basta fornitura de diversos estilos y que a simple vista parecían tesoros históricos que habían sido adquiridos en diversos momentos de la historia italiana.

Nadie se habría imaginado, aunque posiblemente muchos lo habrían deseado así, que al entrar a una de las habitaciones de la famosa mansión italiana se encontraría sentado uno de los jóvenes líderes con mayor relaciones entre familias mafiosas y que precisamente, lideraba a una de las organizaciones criminales de mayor impacto en el submundo.

Tsunayoshi Sawada no era mayor de 25 años y era el primer capo de origen no italiano en dirigir la onorata società Vongola, pese a que por sus venas corría la sangre del fundador de la familia Vongola, este no portaba el apellido por cuestiones sociales y diplomáticas, pese a todo el joven no perdía la esperanza de vivir una vida lo más normal posible aunque ese sueño se iba haciendo más lejano conforme la situación administrativa de la familia iba mejorando para cada una de las partes y allegados colaboradores a esta organización. En el momento en que el hombre de las patillas enroscadas abría la puerta de la recámara, el joven capo levantó la mirada por sobre sus lentes de lectura y dejó de tipear lo que fuere que estuviese escribiendo en la computadora portátil que estaba en su escritorio.

- Tsuna - dijo el pelinegro con voz templada - te ha llegado un sobre desde Rusia. - añadió.

Este hombre tenía consigo un sombrero de fieltro con una franja anaranjada, su rebelde cabello azabache se encontraba debidamente rasurado y su traje pulito, siempre almidonado, era color negro con una camisa anaranjada que contrastaba con el saco y el pantalón. Un pequeño camaleón se posaba sobre su hombro derecho, mientras que con la mano izquierda sostenía el sobre en cuestión. El hombre de aproximadamente 35 años se acercó al escritorio del joven capo, la madera de caoba bellamente tallada en un estilo rococó y barnizada brillaba ligeramente con la luz solar que entraba por la ventana aquella mañana de septiembre, Tsunayoshi, o Tsuna, como la mayoría de sus conocidos lo nombraban, cerró la laptop y estiró la mano con un gesto de incredulidad y un poco de desconfianza.

- ¿Desde Rusia? - repitió el castaño, parecía que había estado la noche entera despierto frente a la computadora portátil y se encontraba en un estado de suspensión mental, por decirlo de alguna manera - no tenemos relaciones con Rusia desde el incidente con los Simone- remató. Aquel incidente en Japón durante la falsa ceremonia de sucesión hacía poco más de una década les había costado la anulación de la relación cooperativa entre ambas familias y si bien los sepultureros de la familia Giegue no se habían retirado de tierras italianas, si habían cesado toda relación con la familia Vongola aunque esto les diera una desventaja territorial en aquél país.

Por su parte, el joven Vongola, no llevaba saco puesto, pero este se encontraba tendido en la espaldera de la silla de oficina forrada en cuero oscuro, llevaba las mangas de su camisa blanca arremangadas y desabotonados los dos primeros broches de la misma y la corbata roja enrollada en el reposabrazos en un intento fallido de desaparecerla del mundo real; su cabello castaño se veía más desordenado de lo habitual y parecía el triste resultado de estarse tallando la cabeza varias veces durante la noche.

- Así es - dijo simplemente el de camisa anaranjada - por eso es tan importante que atiendas esta situación - terminó sin más explicaciones.

Tsuna abrió el sobre simplemente rasgando la parte superior y dejó caer un sobre de carta color verde esmeralda cuyo material parecía de una calidad finísima y llevaba sobrios grabados prensados desde su fabricación, abrió el sobre de celofán que lo protegía de la humedad el dichoso sobre que traía adosado un sello redondo de cera dorada con un escudo de armas cuyo diseño tenía al centro el escudo del imperio ruso, a los pies del águila de tres cabezas coronadas se encontraba un cofre semi abierto y en el frente de este una bala; rompió el sello y sacó la invitación se veía delicadamente adornado con un patrones florales elegantes y en su interior un exquisito diseño grabado en letras cirílicas y un escudo de armas en tinta dorada, las letras no ayudaban en mucho a la cansada mente del capo di tutti i capi y este simplemente se talló el puente de la nariz para expresar su rendición, no tenía intención alguna de hacer el esfuerzo por leer lo que ahí decía: "Reborn no sé leer esto" expresó dejando caer la tarjeta sobre la mesa de cedro. El otro hombre en la sala, Reborn, frunció el ceño ligeramente y tomó la tarjeta y le dijo que no podría decir con seguridad que decía el contenido por lo que debía llamar al traductor oficial de Vongola.

Minutos después, llegó al lugar un joven de lentes y cabello oscuro, con rostro romano, ojos redondos y expresivos y labios medianos. Y después de una lectura rápida pudo ir descifrando el contenido de la tarjeta, la cual resultaba ser una invitación muy peculiar, la cual invitaba al décimo líder de la organización Vongola y a tres guardianes a participar en la ceremonia de sucesión del décimo pakhan de dicha sociedad. El escrito oficial llegó después de más de una hora, el décimo Vongola tuvo en sus manos un duplicado casi idéntico con palabras en italiano, no era que el traductor no supiera la lengua materna del capo, era que tenía la orden explícita de "meter el idioma italiano por la fuerza en el cerebro de Dame-Tsuna porque no puede haber un jefe de la mafia italiana que no hable italiano", así que toda la información oficial llegaba en italiano infortunadamente para el joven cielo que ya se sentía mentalmente mareado y físicamente exhausto después de trasnocharse por poco más de dos días.

Egregio gran signore Vongola,

La nostra onorata società ha il piacere di invitarvi alla cerimonia di successione e presentazione Ufficiale del cielo russo

Irina Volkova Kuznetsova

Chi avrà il più grande onore di diventare il decimo capo della nostra famiglia.

E le sue guardiani

Volkr Volkovich Kuznetsov

Guardiano della tempesta

Oleg Ivanovich Smirnov

Guardiano della pioggia

Fedora Petrova Vaganova

Guardiano del sole

Viktor Andreevich Popov

Guardiano della nebbia

Ivan Nikoláievich Kozlov

Guardiano della nuvola

Sergej Semionovich Levedev

Guardiano del fulmine

Ci auguriamo voglia onorarci della sua presenza e la dei vostri tre guardiani prescelti in questo evento il giorno 30 del mese presente alle 20h.

In attesa del nostro riscontro porgo cordiali saluti.

Además adosada a este, una tarjeta más o menos del tamaño de una tarjeta de crédito, traía empresas una letras doradas con un diseño igual al de la invitación pero con información para realizar una confirmación de asistencia vía telefónica o por correo electrónico.

R.S.V.P.

+7 123 77 67

koslovivan

El cielo Vongola parpadeó dos veces después de haber dado lectura en voz alta a la invitación y declaró que le daría respuesta tan pronto como su cerebro se desinflamase después de despertar de su sueño, al final de cuentas, era de noche en aquella ciudad y por lo tanto no había necesidad de apresurar una confirmación que no atenderían en ese momento. Reborn se quedó sentado después de que Tsuna se puso de pie y avanzó a paso pesado hasta perderse de la vista de el del sombrero de fieltro; tan pronto el más joven salió, el pelinegro tomó la invitación y la leyó nuevamente.

- Mmm - terminó guardando para sí mismo sus conclusiones sobre el tema. Probablemente debería hablarlo con seriedad con el ex tutorado una vez que estuviera presente - la famiglia Bratva - concluyó.