La semana pasada leí The Host. Necesitaba escribir algo de este libro, es superior a mí, así que he escrito una (muy) pequeña viñeta. La sitúo en algún momento de los seis meses de la vida de Wanderer que no se nos cuentan.

Disclaimer: nada de lo que reconozcáis es mío, sólo lo son el tiempo libre y la imaginación.


Había fracasado.

Había sido inútil todo su esfuerzo. Su último sacrificio, su última voluntad, no había tenido sentido alguno. La habían cogido los parásitos, la habían sacado del umbral de la muerte. No había sentido nada, no había notado nada más allá del último dolor. Hasta que despertó. Hasta que la otra despertó. Porque ya no era ella quien movía sus músculos, no había abierto por propia voluntad sus ojos ni tampoco había sido ella quién había formado palabras en su boca.

Ahora ella misma era una de ellos. Cada vez que el espejo le devolvía el reflejo del destello plateado sentía como su único deseo era acabar con su propio cuerpo lo antes posible.

Había fracasado.

Durante todo ese tiempo había intentado controlar su cuerpo, había intentado infligirse cualquier dolor que la llevara a la muerte. Aunque significara su total desaparición, aunque ella misma, Melanie, la propietaria por derecho de ese cuerpo, dejara de existir. Valdría la pena si el parásito moría con ella.

Pensó en Jamie y se sintió desolada al no poder llorar. Añoraba tanto tenerlo al lado, su risa fácil, su espontaneidad… sentía una punzada cada vez que recordaba que no lo vería convertirse en un hombre, que el último recuerdo de él sería el Jamie de trece años. Si sólo hubiera sido más lista, si se hubiera escondido mejor, ahora podría estar junto a él, regañándolo por acercarse demasiado a un risco o por interrumpirla cuando estaban con Jared a solas.

Jared… cómo lo echaba de menos. Cuánto necesitaba su calor, su presencia, sus sonrisas, sus caricias, sus besos… detuvo sus pensamientos en ese instante. Su cuerpo ya no podría volver a sentir esas sensaciones. Y aunque eso le doliera en su alma, prefería no volver a tener a Jared cerca antes que ese parásito sintiera el más mínimo atisbo de su presencia.

Cómo si Jared fuera a volverla a mirar con amor tras ver el destello plateado…

Se sumergió aún más en la colección de recuerdos que la rodeaba. Debía seguir allí, recordando, manteniéndose firme en su lugar.

Ningún parasito le arrebataría su alma.

Nunca.


Bueno, esto es todo. Realmente me encanta la fuerza que demuestra Melanie a lo largo del libro, manteniéndose firme, negándose a abandonar del todo su cuerpo.

Para críticas, piropos, tomatazos, amenazas de muerte (o algún que otro Ian O'Shea), dadle al Go.

Un beso y gracias por llegar hasta aquí :)