-Me estoy tirando a mi
prima.
-¡¿Qué?!
El grito de James se oye probablemente desde
el campo de Quidditch, y su expresión (ojos muy abiertos, mirada de
pánico) le parecería graciosa sino fuera porque Sirius tiene esa
misma expresión.
Genial.
Se pasa toda la tarde
practicando ante el espejo la forma de decirle a su mejor amigo que
las tradiciones familiares han podido con él y al final ha caído en
el incesto y va y éste le sorprende afinando los detalles de la
confesión.
Hay que tener mala suerte.
-¿Te estás
tirando a Narcisa?
-¡No, por Merlín! ¿Cómo se te ocurre?
La
cara de asco de Sirius es bastante explícita y las carcajadas de
James invaden la habitación.
-Menos mal, tío, por un momento
creí escucharte decir que te estabas tirando a tu prima.
Lo dice
secándose las lágrimas de risa y de repente el rostro se congela,
con la sonrisa aún compuesta y la mano aún en alto.
-Te estás
tirando a tu prima.
Es una afirmación más que una pregunta pero
aun así Sirius asiente.
-A Bella.
La aclaración es
innecesaria.
James asiente y se sienta en una cama que no es la
suya. Es la cama de Peter, está algo arrugada pero está hecha, que
es más de lo que se puede decir de la suya y la de Sirius.
-¿Prongs?
-Sí, sigo aquí.
-Oh.
Y probablemente no es
Oh lo que tienes que decir cuando tu mejor amigo, tu hermano,
Prongs, está en shock por tu culpa. Es decir, probablemente es el
momento de explicarle cómo empezó, cuando, por qué.
Pero lo
único que hace es permanecer de pie esperando una sentencia que no
llega.
****
Fue el primer verano de
Hogwarts.
Sirius tenía doce años y la sensación de que se
ahogaba en su familia.
Bella tenía catorce, era la reina de
Slytherin y tenía el mundo en sus manos. O eso parecía creer
ella.
El verano había transcurrido entre una ignorancia que
intentaba ser cordial hacia el otro por parte de los dos. No lo era.
Su convivencia se limitaba a los saludos de rigor y a comentarios
hechos entre dientes con mala cara y peor intención.
El
resultado de ello era un Sirius con el ceño fruncido y
constantemente cabreado y una Bellatrix que siempre parecía estar
dispuesta a atacar.
A decir verdad, no tenía nada de cordial y no
tenía nada de ignorancia.
Era una jodida guerra fría.
El
día en el que se besaron por primera vez, no tenía nada de
especial
Se cruzaron justo delante del retrato de Algieba, su
bisabuela y tía-prima a la vez. Bellatrix sonrió con suficiencia y
con tono irónico dijo "¿Qué tal, primo?". Fue lo único que le
dio tiempo a decir antes de que Sirius la cogiera por las muñecas y
la estampara contra la pared.
-Bastante bien, gracias.
Era más
un siseo que una respuesta real; Bellatrix podía sentir la ira
acumulada golpeándole el rostro y los ojos de Sirius clavándose en
ella. Mantuvo la mirada desafiante.
-Cualquiera lo diría.
Lo
siguiente que notó fueron los labios de Sirius posarse sobre los de
ella, la lengua haciendo presión para entrar y una presencia húmeda
y extraña en su boca que embestía contra su lengua con furia y que
no la dejaba respirar.
Le mordió.
-¿Pero qué…?
Fue
casi un grito y Bella ni siquiera pestañeó.
-Suéltame.
Sirius
la soltó casi de un empujón y Bella trastabilló antes de agarrarse
a lo que tenía más cerca. Sirius.
-¿Qué haces?
-Intento
no caerme, algunos tratamos de no arrastrarnos.
-¿De qué hablas
ahora?
Y Sirius parecía realmente sorprendido, casi
ofendido.
-Hablo de ti mezclándote con esa gentuza de Potter y de
Lupin. Un traidor y un muerto de hambre, Sirius. Un sangre limpia
traidor que no tiene ningún problema en gritar frente a todo el
colegio que está enamorado de una sangre sucia. ¡Una sangre sucia,
Sirius! ¡Una sangre sucia y un sangre limpia! ¿Dónde se ha visto
eso? Como si no tuviéramos suficiente con que estés en Gryffindor,
encima te juntas con escoria. Eres la vergüenza de los Black.
Y eso fue un poco lo que marcaría la relación de los dos primos Black el resto de su adolescencia.
Discutían aproximadamente
cada vez que se cruzaban por la casa; a veces, ni siquiera
necesitaban cruzarse para poder gritarse y lanzarse maldiciones más
antiguas que su propio linaje, Bellatrix acusaba a Sirius de ser un
traidor y éste se defendía atacando los valores Slytherin en
general y Black en particular, se insultaban, se amenazaban y luego
cada uno se marchaba por donde había venido.
Excepto cuando
no.
Era entonces cuando la ira los cegaba y necesitaban
aferrarse al otro para no caer. Era entonces cuando se mordían y se
lamían y se besaban y se tocaban en sitios en que nunca se habían
tocado y a veces seguían insultándose mientras lo hacían y todo
era entonces más ansioso y más rápido y más apresurado y acaban a
mordiscos y lametazos que siempre les dejaban con ganas de más.
Sin
embargo, el día en que se acostaron por primera vez, fue el primer
día en que no discutieron.
O al menos no de esa manera.
-Han
borrado al tío Alphard del tapiz.
Y puede que sea el tono o puede
que sea la pose, puede que sea que Bellatrix aún le llama tío
Alphard, o puede que sea que está hablando con él. Civilizadamente.
El caso es que Sirius sabe que a Bellatrix no le gusta que ya no esté
en el árbol. O quizás es simplemente que no quería una mancha más
en el tapiz.
-Tú podrías ser el siguiente.
Si sigues
así.
No lo dice pero no hace falta.
Tenían quince y
diecisiete años respectivamente. Ya habían elegido bandos.
****
-No entiendo porqué me lo
cuentas.
-No pensaba hacerlo.
La sinceridad de Sirius le
desarma un poco, pero sólo un poco porque, bueno, se supone que son
amigos y se lo podía haber contado antes, la verdad.
-¿Y por qué
lo haces ahora?
Le mira por encima de las gafas que le resbalan
por la nariz. Es una mirada de esas que James no pone nunca. Seria y
algo triste, casi sin brillo. Preocupada. Es una mirada adulta.
-Hice
un pacto.
Ni siquiera le mira a los ojos. Eso es mala señal.
****
-La hipocresía Gryffindor es
legendaria.
-¿De qué hablas ahora?
Saltó desnudo de la cama
y recorrió con la mirada el suelo de la habitación en busca de sus
pantalones. Mientras encendía el cigarro con un gesto de la mano y
se volvía a sentar en la cama en la que se acaba de follar a su
prima, pensaba que ésta ni siquiera podía estar callada después de
un orgasmo. Lengua de serpiente.
-Hablo de ti.
Sirius la
interrogó con la mirada mientras le daba una calada larga al
cigarrillo que colgaba de sus labios. No creía que Bellatrix fuera a
volver a hablar.
-Los Gryffindor sois leales, ¿no? – ni
siquiera reparó en el gesto de asentimiento de Sirius- y tú eres un
Gryffindor, con lo que se supone que eres leal. Y sin embargo, aquí
estás.
Sonrió ladina esperando el gesto interrogante de
Sirius.
-Un traidor a tu propia familia.
Y en cualquier otra
circunstancia Sirius se hubiera sentido ofendido, enfadado, pero
estaba cansado y estaba fumándose un cigarrillo, así que se limitó
a mirarla con pereza mientras decía:
-Uno no escoge a su familia,
Bella. Los amigos son distintos. Un Gryffindor daría la vida por uno
de sus amigos. Leales hasta la muerte. James es un ejemplo.
-Me
gustaría saber si ese descendiente de traidores amante de los
sangres sucia seguiría dando la vida por ti de saber que te acuestas
con tu querida prima.
-Por supuesto.
La carcajada de Bellatrix
se extendió por toda la habitación sembrando la duda en Sirius.
-Si
es así, ¿por qué no se lo has dicho?
-Se lo diré.
-Seguro.
El
tono sarcástico de Bellatrix hacía que Sirius sintiera ganas de
golpearla y besarla a la vez, en vez de eso, le preguntó si quería
apostar.
-Haremos algo mejor. Un pacto de sangre. Al fin y al
cabo, tampoco vendrá de compartir un poco más. Eso te ayudará a
decirle a tu amigo que te acuestas conmigo.
Estuvo a punto de
negarse, pero la mirada maliciosa de Bellatrix clavada en él le
obligó a asentir con firmeza y a extender el brazo.
****
-Lo que no entiendo es que
seas tan estúpido como para hacer un pacto de sangre con una
Slytherin. Que es tu prima, joder, deberías conocerla. Claro que,
siguiendo esa misma lógica no deberías follártela.
No puede
evitar la última broma, le brillan los ojos y la carcajada se le
escapa entre los dientes.
-No tiene gracia.
Sirius frunce el
ceño, pero la sonrisa asoma sin que pueda evitarlo.
-¿Y qué vas
a hacer para vengarte?
-¿Eh?
-Tío, no pensarás dejar que tu
prima te obligue a hacer un pacto de sangre y quedarte tan tranquilo.
Me decepcionas, Padfoot.
Y Sirius debería decir algo. Algo como
que no le obligó y que él pronunció las palabras voluntariamente,
algo como que acababa de tirársela, algo que le aclare a James que
él es tan culpable o más que su prima. Que él también es un
Black, que esa sangre podrida y maldita le corre por las venas, que
ya ha caído en el incesto y que no sabe que podría ser lo
siguiente, quizás un tatuaje en el brazo.
Pero lo único que
hace es echar la cabeza hacia atrás y reírse a carcajadas hasta que
le lloran los ojos.
****
Quedarán en un aula
abandonada y Bellatrix llegará puntualmente tarde. Como
siempre.
Sirius ya estará allí y James estará bajo la capa
invisible esperando para lanzarle el conjuro que hará que Bellatrix
pase a ser pelirroja durante dos meses, sin embargo, cuando Bellatrix
llegue y lo primero que haga sea besar a Sirius, a James se le
olvidará cual era su propósito allí y observará fascinado la
escena.
Verá como Bellatrix muerde los labios de Sirius y como
este atrae a su prima hacia él cogiéndola de la nuca. Contemplará
los ojos de los cerrarse ante el contacto y le parecerá oír los
jadeos ahogados y los cuerpos chocar.
Lo único que de verdad oirá
será la voz de Bellatrix interrogar a Sirius y preguntarle si le ha
dicho a su amigo lo que hacen en familia.
Ése será el momento
que James elegirá para salir de debajo de la capa y responderle que
sí, que se lo ha dicho y que también le ha contado lo del pacto de
sangre. Bellatrix sonreirá con satisfacción y James tendrá ganas
de quitarle la superioridad a hostias. En vez de eso, colocará los
dedos tras su nuca y la besará con la furia que sólo da el deseo.
Le quitará la camisa ante la mirada atónita de Sirius y le morderá
la barbilla mientras su mejor amigo se coloca tras él y le besa el
cuello. Gemirá "Padfoot" contra los pechos de Bellatrix Black y
ésta gemirá incoherencias mientras su primo la besa y el traidor de
James Potter le acaricia los pechos. Bellatrix se sentará en una
mesa y desabrochará la camisa de Potter mientras su primo la desnuda
a ella; se besarán como sólo los amantes recurrentes saben hacerlo
y se tocarán hasta que los dedos quemen.
Cuando estén sin ropa
y la piel tenga surcos de saliva, se pegarán tanto que costará
distinguir sus cuerpos. Bellatrix se arqueará y James y Sirius se
besarán con los ojos abiertos y los mentones raspando. Bellatrix
gemirá algo que sólo oirá Sirius y notará los labios de su primo
bajar por su columna mientras otra legua distinta caracolea en su
ombligo. Sentirá la humedad en la entrepierna y la lengua bajar aún
un poco más, y luego otro poco y luego dejará de pensar porque sólo
podrá gemir y jadear y cuando crea que no puede más dejará de
sentir la lengua ahí abajo y notará su propio sabor en los labios.
Sirius y James se besarán mientras Bellatrix lame el torso de su
primo y luego el estómago y luego lo que deja de ser el estómago. Y
Sirius lo notará húmedo y caliente y resbaladizo y gemirá "Bella"
pero el sonido se perderá en la boca de James, que se frotará
contra la pierna de Sirius entre jadeos ahogados. De repente Sirius
notará frío y James notará el calor extenderse por su columna
vertebral, y echará la cabeza hacia atrás mientras Sirius le muerde
la clavícula, y quedará una marca pero a James no le importará
porque Bellatrix seguirá ahí abajo haciendo algo con la lengua que
él no sabía que se podía hacer y en lo único que podrá pensar
será en eso.
Cuando Bella se levante, James la tumbará en un
escritorio sin apenas esfuerzo. La besará en los labios mientras
entra en ella y notará como Sirius entra en él. Se moverán
acompasadamente como si hubieran practicado para ello. Jadearán y
gemirán y Sirius se balanceará más rápido y entonces James
también y Bellatrix gritará algo entre espasmos y con la espalda
arqueada. El mundo se volverá blanco súbitamente para los tres y
cerrarán los ojos y cuando los abran estarán tumbados y sudados y
jadeantes, pero satisfechos.
Bellatrix estallará en carcajadas y
Sirius fruncirá el ceño, James sonreirá levemente e instará a su
amigo a irse. Recogerán toda su ropa rápidamente y antes de irse,
James se girará y dirá:
-Leales hasta la muerte.
Bellatrix no
podrá evitar sonreír.
****
-¿Entonces qué hacemos,
tío?
-No lo sé, pero tiene que ser algo grande, algo brillante.
Tu prima no se puede salir con la suya.
Sirius asiente y toma un
trago más de la cerveza de mantequilla que acaban de
abrir.
Presiente que será un gran plan.
No se equivoca.
