Así como en 'Venganza' se dejaba ver mucho más de la serie, ésta vez la historia es completamente distinta. Sigue siendo una historia basada en la serie producida por la ABC; Castle, si, aunque con algún cambio en ciertos personajes. | Creador: Andrew Marlowe | Obra Registrada en SafeCreative, 1109130054316
Prólogo
Richard se había encerrado en su despacho. En su regazo descansaba una caja llena de recuerdos. En sus manos, varias fotos en las que sus sentimientos no pudieron evitar renacer: Aniversarios, fines de semana en familia, eventos oficiales como sus respectivas condecoraciones, escapadas en su casa de los Hamptons durante el verano - cuándo en comisaría parece haber un descenso de casos, nada que otro de su mismo rango no pueda resolver-.
Dentro de la caja también encuentra algunos artículos que su esposa quiso guardar. En la mayoría de ellos el periodista que los escribió, hombre o mujer, habla de la valentía y heroicidad del Capitán Richard A. Rodgers. Concretamente, el que tenía entre sus dedos databa de hacía cuatro años, 4 de Julio del 2007, dónde un tal Dan Danker halagó el trabajo de los agentes y su capitán, R. Rodgers, ante un incendio en el que ni siquiera ellos debería de haber sido los héroe de ese suceso; Todo fue casualidad.
La puerta del apartamento se cerró inesperadamente haciendo un fuerte ruido. Eso despertó el instinto protector de Rick hacía los suyos.
- ¿Richard?
Escondido a un lado de las paredes de su estudio, respiró aliviado al oír la voz de su madre. Disimuladamente, guardó la pistola de calibre 38 entre los libros del estante.
- Hola madre.
Martha se giró sobresaltada al escuchar una respuesta que no esperaba oír.
- ¡Richard! ¿Es que quieres que me de un infarto?
- Otro día acompaña la puerta antes de cerrar. Te ha ido de muy poco
que no te apunto con una pistola.
- Bueno, no sería la primera vez. - admitió
- Parece que con el... - dudó – abogado, ha ido mejor que bien.
- No estuvo mal. - respondió quitando importancia a su cita – Por cierto, ¿que haces despierto a éstas horas?
Richard se quedó en silencio observando varias fotos a las que tenía un cariño especial. Esa fecha siempre solía ser memorable, cada año con alguna anécdota que recordar durante el siguiente. Pero esa fecha, 4 de Julio de 2009, grabada en bolígrafo al revés de las fotografías, obtuvo doble significado en el 2010, y desde entonces para él y su familia esa festividad carecía de sentido.
- Deberías guardarlas cariño. - propuso su madre, acariciando las manos de su hijo - Así solo te haces más daño.
- ¿Recuerdas el primer cuatro de Julio de Alexis? Estaba preciosa con ese vestido. Creo que sigue en el armario de nuestro dormitorio – comentó acariciando la foto de su hija y su mujer.
- Richard...
- ¿Y aquella vez que fui a buscarte al aeropuerto y al llegar a casa nos encontramos el apartamento decorado con guirnaldas de color blanco azul y rojo? Ella siempre hacía que ese día fuera especial... - su voz se quebró
- Hijo, basta.
Martha intentó quitar las fotos de sus manos.
- No...
- Esta bien, escuchame. - su madre se sentó a su lado, aferrando sus manos entre las suyas -. Yo perdí a tu padre cuándo tú tenías la edad de Alexis, quizá más mayor, y se lo mal que se pasa cuando pierdes a la persona con la que te habías imaginado yendo de viaje una vez jubilados, mientras la observabas dormida a tu lado. - Martha respiró hondo, impidiendo que sus lagrimas no la dejaran terminar -. Y también sé que todo este dolor, ésta rabia que sientes aquí dentro – señalo su pecho con el dedo indice – tienes que saber canalizarla y convertirla en la fuerza que necesitas para seguir adelante.
- Con ella todo parecía tan fácil... Los homicidios, los resolvía con el mismo tiempo que se preparaba su café a media mañana. Y con Alexis...
Su móvil sonó insistentemente.
- Rodgers. - Su voz sonó firme, ni un solo indicio de que segundos antes hubiera estado llorando.
- Capitán, soy el agente Esposito. Tenemos un caso de homicidio en el 200 de la 71...
- ¿En el Marymount Manhattan College?
- Si, tenemos dos víctimas y tres heridos..
- Ok. Ocúpense usted y el agente Ryan. Voy enseguida.
- Si Capitán.
Así habían sido los días y las noches de Rick después de ese cuatro de Julio de hacía un año. La llamada de uno de sus agentes, la alerta de un nuevo homicidio le cambiaba. El Rick viudo, padre de una hija de 17 años e hijo de madre viuda, se convertía en el Capitán Richard A. Rodgers. O en ojos de su hija, en el Capitán Planeta acudiendo al rescate de sus planetarios.
- Tengo que irme.
- Richard... - le llamó, manteniendo su mirada fija en la suya.
- Lo sé, no te preocupes.
UNO
- ¡Eh Kath!
La periodista endureció su rostro al oír la voz de la persona que se había dirigido a ella con ese seudónimo. ¡Lo odiaba!
Cinco duros años de periodismo antes no conseguí terminar y poder empezar a cursar el taller de investigación periodística que tanto deseaba, ¿para que? Para tener que soportar al hijo de mi ex jefe. – se recordó, ignorando la voz que seguía oyendo de fondo.
Con su look diciendo ésta noche no he dormido nada, se encaminó andado con paso inseguro, chocando de vez en cuando con algunos de los demás periodistas que se encontraban en el escenario del crimen, hacia dónde había logrado reconocer la furgoneta de su cámara favorito.
Con él si había tenido suerte. - pensó, con una sonrisa en sus labios al llegar dónde estaba, ya preparado para empezar a grabar.
- ¡Vaya...! Ya creía que tendría que hacerte el trabajo. Y sabes, dudo que hubiese podido, porqué como comprenderás no puedo estar grabando y preguntar a la vez.
- Shhhhtt... ¡Nick, por favor, no grites! Ni siquiera he pasado por casa...
- ¿De verdad? Yo creía que era tu nuevo uniforme de reportera. - se burló – Una pena que no seas mi tipo.
- Ves, eso también me lo digo yo todos los días cuándo vienes a desayunar con tus boxers Burberry.
- Baja la voz... - le recomendó él.
- ¿Por qué? Deberías darme las gracias por soltar éste tipo de comentarios de vez en cuando.
- Y me gusta que lo hagas Katie, pero no aquí... - ésta negó con la cabeza entreviendo una sonrisa.
- Oye, ¿Cuánto me queda para ponerme algo decente y tomarme algo antes de que me estalle la cabeza?
- Unos diez minutos. Antes de que llegaras he visto a uno de los guapos hablar por teléfono, supongo que está de camino. No tardará.
- Perfecto. ¡Gracias! Eres un cielo.
Kate se abalanzó dándole un beso en la mejilla.
Dentro de la furgoneta, no había nada que no estuviera en su sitio.
En casos de urgencia, como el de hoy, siempre era él quien le elegía el vestuario, y nunca fallaba; Jeans, camiseta Burberry -regalada por él en su último aniversario-,y sus tacones negros. Al lado, una botella llena de un potaje casero. - Kate arrugo la nariz. Éste tenia un color distinto al de la última vez.
- Oye, ¿me vas a contar que hicisteis ayer por la noche, tigresa? -
le preguntó Nick, apoyado en la puerta de la furgoneta mientras hacía guardia de su equipo de video.
- ¿A parte de beber más de la cuenta y ahora tener un resacón de la
hostia? Nada. Y encima - prosiguió, dejando a su compañero con una pregunta en la boca.-, llego aquí y la primera persona que tiene que hablarme es Dan. ¡Premio para la señorita resacosa!- se dijo a ella misma - ¿Que manera es esa de empezar el día? Y por si no fuera poco, con doble homicidio...
Nick no pudo evitar reírse.
- Si claro, tu ríete. - dijo, saliendo de la furgoneta.
- ¿Te has tomado el brebaje?
- Si... - dijo con cara de asco al recordar su sabor.
Kate se dirigió al asiento del acompañante, dónde guardaba su neceser. Tenía que poner remedio a esas ojeras y demás.
- ¿De verdad no paso nada ayer por la noche? ¿Quienes eráis?
- ¿A qué vienen tantas preguntas? Las de siempre. Dana, Moon, y una amiga de Dana... Lana, si no recuerdo mal.
- ¿Lana?
- O Lanie... yo que se, sigo borracha no me pidas que sea exacta.
- ¿Tienes fotos?
- Ni idea...
Kate bajo del asiento, palmeando los bolsillos traseros de sus vaqueros en busca de su smarthphone.
- ¡Toma! Miralo tu mismo.- dijo, volviendo a su set de belleza improvisado.
Su compañero cogió el móvil. Busco las imágenes dentro del Menú, y una a una empezó a pasarlas. En cada una se confirmaba las locuras que habían hecho y habían querido inmortalizar.
- A ver cuándo me invitas a unas de vuestras salidas. Ya veo que os lo pasáis de muerte...
- ¡Cuándo quieras, ya lo sabes!
- Oye, aquí solo hay fotos de Dana, Moon y tu...
- ¿Y a quien esperabas ver? - preguntó algo molesta.
Nick se quedo callado. Había encontrado la foto que buscaba.
- ¡Tigresa...!
- ¿Qué?
- ¿Ves a la mujer que está ahí al lado de los cadáveres?
Kate guardó el maquillaje, y bajo para mirar hacía dónde le indicaba su amigo.
- Aha, será la forense, ¿no?
- Lo es. ¿No te suena de nada su cara? - insistió.
- Puede, de verla en - otros...
Kate dejó de hablar cuándo Nick le mostró una de las fotos hechas la noche/madrugada anterior. En la foto salían ella y la amiga de Dana en una pose muy..., sensual.
- ¡Es ella! - exclamó en voz baja, mirándole. Éste asintió sonriente.
Kate se había quedado sorprendida al comprobar que la chica de la foto, con su vestido corto de lentejuelas, y la que estaba viendo delante de ella vestida con traje chaqueta – ésta con la insignia de la policia de NY a un lado- y la acreditación de medico forense colgando del cuello, eran la misma persona.
- ¿La reconoces ahora?
- Lanie... Bueno, supongo que esto explica porqué se fue antes que nosotras. Dijo que la habían llamado y era urgente.
Nick seguía divirtiéndose del descubrimiento que parecía haber hecho su compañera.
- Ahora ya sabes porqué... - concluyó, devolviéndole su vital fuente de información.
- Vaya...
