Jiz: Hola, soy Jizel y vengo con otra historia que se me ocurrió en uno de esos días de inspiración n.n

Araht: que no son muy a menudo ù.ú

Jiz: ¬¬U Bueno, quien llegue a leerlo espero les guste y sea de su agrado -. La pensé mientras leía la historia de Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu (adoro a este tipo X3, todas sus historias... SON MUY BUENAS, aunque ya se haya muerto ¬¬UU) de su libro titulado "In a glass o Darkly" Solo esta inspirada en ella porque la historia es totalmente mía. Aunque tmb esta inspirada en la entrevista con el vampiro de Anna Rice ¬¬U (la adoro a ella también n.n)

Araht: Mejor ya pásate a lo interesante ¬¬

Jiz/: Mmmmm ¬¬. Esta bien, aviso que la historia va a ser yaoi. n0n

Kest y Araht: Ya me lo sospechaba ¬0¬

Jiz: La pareja va a ser Kai/Ty y será de vampirismo. Wow, es mi segunda historia de vampiros después de la de Sombras (también Kai/Ty), lo siento pero es que me gusta mucho el genero y la pareja ¬u¬ . Este es de un aire un poco mas romántico. Va dedicado especialmente para Suu- Kyi aunque no la conozco personalmente v.v , pero también para las chicas que le gusta la pareja, espero te guste n.n Se remonta al siglo XVIII en alguna parte de Francia. Takao tiene 16 años y Kai ¬¬U... pues parece de 19, porque sabrá Dios cuantos años tiene, tal ves cien pero aun así esta muy bien conservado O.O

Kai: ¬llllllll¬U sin comentarios

Disclaimer:

No es mío, a menos que me gane la lotería y compre los derechos, sino, dudo que alguna vez sea mío... así que sin reclamaciones ni nada por el estilo ¬¬UUUU

Jiz: Por cierto, este fic contiene escenas con lime o lemon, tal ves no ahora pero si las tiene así que homofóbicos absténgase de sus comentarios ofensivos, ya están avisados ¬¬ Para los que gustan del yaoi pero no del lemon intentare poner separaciones en esas escenas o en las mas subidas de tono para que no tengan que dejar de leer la historia, una ves aclarado los dejo con la historia y gracias de antemano por leerlo n.n

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" ESCARLATA"

CAPI 1: " Ojos carmesí "

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Corría el año de 1742 .. La noche ya estaba muy avanzada, eran finales de primavera, y el calor era muy agradable por aquellos días, sin embargo, no podía dejar de dar vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño.. Aun con las puertas del balcón abiertas, dejando entrar la fresca brisa nocturna, se sentía agobiado, un poco sofocado pero, sobre todo, se sentía observado... era una sensación extraña... era la vez agradable pero algo inquietante.. Se giro una ultima vez par luego abrir sus hermosos ojos de un color azul como el mar profundo.. Su mirada recorrió la habitación, que solo era iluminada por una lámpara en la mesita de noche... Se incorporo dejando ver su menuda figura que era preciosa ante los ojos de cualquiera.. Observo hacia fuera, todavía estaba oscuro, no debían de pasar de la una.. Suspiro, jugando con su largo cabello azul medianoche que le caía por los delicados hombros..

-Todavía es demasiado temprano para salir de mi habitación- se quejo el chico moreno- y lo peor de todo es que no puedo ir a ver a Miguel a su casa, no es correcto, él debe descansar porque pronto se ira a Nueva Orleáns - bajo la mirada triste, su mejor amigo de la infancia se iría a otro país y lo peor era que no estaba ni siquiera en el mismo continente.. Si la vida ahí ya era aburrida y solitaria ahora lo seria mas con la partida del amigo mas querido que tenia aunque fuera mayor que él por cuatro años.

Un viento helado lo saco de sus pensamientos mientras se frotaba los brazos..

-Brrr- exclamo levantándose de la cama, solo traía puesto un camisón azul celeste que resaltaba mas su figura- hace mucho frío y eso que todavía no era otoño- acercándose y asomándose al balcón..

Las enormes colinas que se alzaban a su vista, iluminadas por la luna que bañaba con su luz los extensos bosques mixtos, lo dejaron fascinado por unos momentos.. Nunca se había percatado de lo hermoso que era la vista desde su habitación.. Su padre, al llegar a vivir a esa Hacienda, le había dicho que era la que tenia la mejor vista de todas pero aun así no le presto atención.. Sonrió para si..

-Es gracioso- murmuro- pensé que no me acostumbraría a vivir aquí después de la muerte de mamá, pero creo que me equivoque.

El recuerdo de una mujer en un gran jardín llego a su mente, su madre había sido una mujer excepcional por lo que le contaba su padre.... Aunque había fallecido cuando el tenia seis años, tenia recuerdos vagos de ella, cada ves que le cantaba para que se durmiera, las historias que le contaba, sus abrazos... Como la extrañaba, pero el destino quiso que se separaran...Dejo esos recuerdos de lado y volvió a entrar a su habitación cerrando con llave las puertas tras de si

-creo que intentare dormir un poco mas – comento abriendo un cajón y metiendo las llaves - debo levantarme temprano para estar el mayor tiempo posible con Miguel - metiéndose entre las sabanas- lo extrañare mucho, él a sido mi mejor amigo desde que llegue a este pueblo- bostezando un poco y acomodándose entre las cobijas- será un día muy largo- murmuro quedándose profundamente dormido.

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Pasaban de las dos de la mañana cuando las puertas del balcón se volvieron a abrir lentamente sin que el chico que yacía en la cama se diera cuenta... no se despertó, solo se quejo un poco y se volteo hacia el otro lado.. Lentamente una sombra entro recorriendo la habitación acercándose cada ves mas a la cama, paro frente a la pintura de una hermosa mujer, pelinegra azulado, pero pronto se dirigió hacia el chico moreno... Su sueño era ligero porque sintió como alguien se sentaba junto a él... Se volteo lentamente y abrió los ojos para ver quien había ido a despertarlo, tal ves solo era su nana, desde que murió su madre ella lo cuidaba como si fuera su hijo...

-Que sucede Madame... – enmudeció sorprendido al encontrarse de frente con unos ojos escarlata, y se sorprendió mas al ver al dueño de esos rubís..

Se trataba de un joven muy apuesto, su piel era tan blanca como la nieve y su cabello de dos tonalidades azuladas le caía en el rostro dándole un aire un poco misterioso, aunque lo que mas llamaba la atención de ese chico eran sus ojos... Nunca había visto ojos como esos, de un color tan cálido pero tan fríos a la ves... El chico peliazul intento decir algo, gritar siquiera pero el intruso le coloco un dedo sobre lo labios.

-Sssshhhhh- le indico que guardara silencio. Lentamente quito su dedo de los labios del ojiazul que lo miraba confundido... Una sonrisa surco sus labios mientras se acercaba al pequeño que intento moverse... pero su cuerpo no respondía.

Pronto su labios fueron sellados por los del extraño. Lo miro sorprendido, ¿le estaba robando un beso?, Quería safarse pero algo se lo impedía, como un recuerdo vago de su infancia, pero que era... Por su parte, el otro chico, probaba los delicados labios, mordiéndolos con dulzura, incitándolos a que hicieran lo mismo... El moreno pronto dejo de pensar en lo que pasaba... solo podía pensar en lo delicioso que era ese beso, cerro lentamente los ojos dejando que el mayor lo abrazara, separo sus labios como la lengua del chico bicolor se lo pedía, dejando que explorara cada rincón... Lentamente el chico de tez clara lo acostó nuevamente en la cama sin dejar de besarlo. El peliazul solo suspiró abrazándose al chico. ( Aaaah!!! Soy un monstruo como puedo escribir esto XP) estuvieron fundidos en ese dulce beso hasta que se separaron por falta de aire... El chico ojirrojos solo se acostó a un lado del chico peliazul... le beso la frente acomodándolo en su regazo.

-No te preocupes, no te haré daño- le murmuro al oído viéndolo a los ojos- siempre estaré cerca de ti- besándolo nuevamente, sus besos bajaron hasta su cuello donde siguieron....

-"........"- el chico moreno intento decir algo pero las caricias no lo dejaban pensar, sus párpados se volvieron pesados de pronto, perdió conciencia de lo que pasaba.

Pronto los besos cesaron.. Sintió como el bicolor lo abrazaba mas, el sueño comenzó a invadirlo ese abrazo era muy cálido, se sentía protegido ( que creían, no en la primera cita Mwhahahahahaha XDD) Se quedo unos momentos dormido hasta que sintió una fuerte punzada en el cuello como si dos pequeñas agujas se enterraran en su piel... Intento gritar, pero su grito se ahogo en su garganta.... Rápidamente se levanto, respiraba dificultosamente, observo su habitación no había nadie, la luz matinal se colaba por las cortinas iluminando el cuarto, miro las puertas del balcón.. estaban cerradas por dentro, igualmente la puerta con dirección al pasillo.... abrió el cajón del buró que estaba a su lado, las llaves todavía estaban ahí y solo había dos personas que tenían otro juego, su nana y su padre, por tal motivo no había forma de que alguien pudiera entrar ni salir....

-Solo fue un sueño- murmuro abrazándose a si mismo- solo un sueño- volvió a murmurar tranquilizándose un poco.

Salto de la cama con dirección a su tocador.. Frente al espejo se reviso nerviosamente su cuello en donde había sentido la punzada, no tenia nada... Suspiro aliviado al no encontrar nada, debía dejar de cenar tanto... Ese fue uno de los sueños mas extraños que había tenido... Miro su reflejo en el espejo, tomo su cepillo del tocador y se dirigió nuevamente a su cama... se sentó en ella mirando hacia la nada, todavía le inquietaba lo que había soñado, aunque no recordaba de que se trataba, intento recordar pero solo podía ver claramente la imagen de unos ojos carmesí

-" no te haré daño, siempre estaré cerca de ti"- el recuerdo de esas palabras asalto su cabeza, se cepillo el cabello meditando esas palabras, no había notado alguna pizca de falsedad en ellas y esos ojos carmesí reflejaban sinceridad...

El ruido de la perilla de la puerta abriéndose lo volvió a la realidad, miro hacia la puerta que se abrió dejando ver la figura de una mujer de edad madura, sus ojos eran de un color azul como el mismo cielo, su cabello de un intenso negro estaba acomodado en una red. Traía puesto un vestido azulado que hacia juego con el color de sus ojos.. Guardo algo en su vestido mientras entraba, dirigió su mirada a la cama y le sonrió al chico moreno que le devolvió la sonrisa.

-Buenos días, Madame Niovelt- saludo el joven chico cuando la dama entro a la estancia

-Buenos días, señorito- le devolvió el saludo- podría decirme porque no se ha levantado aun- dirigiéndose a las ventanas y abriendo las cortinas para que la luz entrara con mas facilidad- sabe que mesie Miguel se ira hoy, y usted aun no se ha alistado- lo miro severamente acercándose a donde estaba el chico.

-Lo siento- se disculpo ante el regaño de su nana- pero es que no pude dormir bien- bajo la vista apenado

La mujer lo miro severamente por unos segundos para luego cambiar su expresión a una mas compresiva, se sentó cerca del chico y lo abrazo.

-No se preocupe no es tan tarde, si se apura terminara rápido- levantándose de donde estaba sentada y se dirigió a un enorme closet- Por cierto, Mesie Miguel ya llego- comento sacando algunas prendas del armario.

-¿Así?- recogiéndose el cabello.

-Si, como usted lo convenció de que viniera a desayunar antes de su partida. Se levanto temprano aunque no puedo decir lo mismo de usted- sonriéndole al chico que se sonrojo un poco-... tome, le correré las cortinas de la cama para que se cambie- entregándole ropa y quitando las cuerdas que sostenían las cortinas.

-Gracias- dijo una ves las cortinas estuvieron corridas, se quito el camisón para tomar una camisa blanca y ponérsela (no entrare en detalles así que imagínense que tipo de ropa era, es parecida a la que usan en la entrevista con el vampiro ¿Oka? u.u)- ¿mi padre ya regreso de Paris?- inquirió el chico aun vistiéndose

-Mesie Kinomiya, no tiene mucho que llego- le contesto mientras abría las puertas del balcón- tuvo que arreglar algunas cosas de sus negocios por la partida de Mesie Orbers a Nueva Orleáns.

-Si lo se, mi padre me lo dijo. Los negocios están marchando muy bien- comento un poco entristecido por lo de Miguel

-No este triste por lo de su amigo- intento ponerlo de mejor humor- alégrese, el coronel Winder vendrá con su sobrina y, si todo sale bien, tal ves usted se comprometa con ella y se casen pronto.

-¿QUÉ?!!!!!!- exclamo el chico sorprendido cayéndose de la cama, ya estaba totalmente vestido- como que me voy a comprometer, no es cierto, ¿verdad?- mirando suplicante a su nana poniéndose unas botas negras que le llegaban hasta las rodillas.

La expresión seria de la mujer ojiazul le dio a entender que todo era cierto

- pe... pero no la conozco no pueden obligarme a casarme con ella- siguiendo con la vista a Madame Niovelt que iba de un lado a otro de la habitación arreglando todo.

-Lo lamento joven Takao, pero su padre a estado acordando con el coronel lo del compromiso desde que usted tenia dos años. No puede hacerle eso, su padre lo ama demasiado y solo quiere verlo casado con una buena mujer.- objeto la mujer pelinegra- Por favor, entiéndalo.

-Pero, es que yo...-bajo la vista cerrando sus puños con fuerza- no quiero casarme con alguien a quien no amo, ni siquiera la conozco- contesto el chico entristecido

-No se preocupe, tal ves con el tiempo...- acercándose al peliazul y abrazándolo, el moreno no la rechazo- llegue a quererla- agrego, pero sus palabras no tuvieron el efecto que quería ya que el ojiazul se separo bruscamente.

-Nunca- murmuro- hablare con mi padre sobre esto ahora mismo- diciendo esto salió rápidamente de la habitación con dirección al despacho de su padre, tenían que arreglar ese asunto

-Espere- intento detenerlo saliendo detrás de él, pero el chico no le hizo caso y siguió su camino. La mujer solo se paro y suspiro, no debió haberle dicho sobre el compromiso... Dio media vuelta y regreso a la habitación el desayuno pronto se serviría y era mejor dejar que Takao se calmara solo...

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El chico peliazul camino rápidamente por los corredores, estaba un poco molesto por lo que su nana le había dicho, no se le podía obligar a nadie a amar a la fuerza, el corazón no se le manda... Tal ves él llegaría a quererla pero ella tal ves no lo quisiera. Siguió caminando sin fijarse por donde iba aun absorto en sus pensamientos cuando choco con alguien, cayendo al piso.

-Auch- se quejo el moreno mientras se sobaba

-Lo siento Takao- una voz familiar se disculpo. El chico en el piso levanto la vista, un poco adolorido por la caída, frente a él un chico rubio de tez clara y ojos azules le extendía la mano sonriéndole.

-No, yo debería disculparme, mesie Miguel- aceptando la mano que se le ofrecía y levantándose- yo era el que no veía por donde iba- limpiando el polvo de su ropa.

-No me hables con tanto respeto solo soy Miguel, somos amigos ¿no?- miro por unos segundos al chico moreno que asintió.

-Perdón Miguel, es que estoy un poco pensativo- encogiéndose de hombros

-Sip, se nota que estas molesto, y... ¿se puede saber porque?- abrazándolo por los hombros

-Es que mi padre ah decidido algo con lo que yo no estoy de acuerdo- escondiendo su mirada bajo su cabello- por eso quiero hablar con él y decirle lo que pienso- el rubio solo le sonrió

-Y que es eso que no te agrada, tal ves yo pueda ayudar- mirando cariñosamente al moreno, sabia que podía confiar en él.

-Pues- tomo aire y camino por unos de los pasillos junto a Miguel- no creo que puedas hacer mucho, mi padre lo arreglo con el coronel Winder y...

-Vamos, algo se podrá hacer- lo interrumpió dándole una palmada en la espalda

-Bueno, si quieres saber. Mi padre quiere comprometerme con la sobrina del coronel- ante este comentario Miguel se paro sorprendido. No pensó que su pequeño se comprometiera, si "su" pequeño.

Desde que eran niños, el chico ojiazul celeste se había enamorado del menor peliazul... desde el momento en que el moreno llego con su padre a vivir al pueblo, y lo conoció, no pudo dejar de pensar en él... Por ese motivo convenció a su padre para que ayudara al señor Kinomiya con sus negocios, volviéndose socios, una responsabilidad que el rubio heredo, la cual ahora debía realizar y, por la cual, se separaría del chico que tanto quería. Tenia pensado decirle lo que sentía antes de su partida y pedirle que, si sentía lo mismo, le alcanzara en Nueva Orleáns pero ese compromiso forzado cambiaba todo. Dejo de lado sus pensamientos retomando su camino junto al chico peliazul.

-Y, ¿por qué no? Por lo que me han dicho es una joven muy bella- comento temiendo la respuesta del chico. El moreno detuvo sus pasos, volteo a ver a su amigo por unos instantes para luego meditar lo que le había dicho.

-Creo... que no seria lo correcto- contesto, el rubio sonrió aliviado- además, yo quiero escoger a la persona que estará a mi lado toda la vida- continuando su camino con dirección al comedor ya hablaría con su padre después de que Miguel se fuera.

-Ya veo- caminando a su lado de mejor humor- "entonces todavía tengo esperanza"- pensó, una sonrisa se formo en sus labios y miro dulcemente al moreno que solo le sonrió

-Por cierto, ¿ya arreglaste todo para tu partida a Nueva Orleáns?- inquirió el moreno.

-Si, mi familia tiene una casa allá, así que no habrá problema para ir a las plantaciones que tu padre adquirió- le contesto el chico.

-Es bueno saber que mi padre confía tanto en ti como para pedirte que te encargues de sus negocios en el Nuevo Mundo- argumento Takao una ves llegaron ante las puertas del comedor

-Después de ti- ofreció Miguel mientras habría le puerta y le daba paso al peliazul

-Gracias- entro seguido del rubio, su padre ya estaba sentado en la gran mesa...

Era un hombre no muy mayor, tal ves, no pasaba de los treinta y cinco. Sus ojos eran negros y su cabello era de un color azul medianoche muy parecido al de su hijo, sin embargo, a fuera del color de cabello y piel, el chico no se parecía mucho a su padre... Takao se dirigió hasta el hombre y lo abrazo. El hombre peliazul le devolvió cariñosamente el abrazo

-Buenos días, papá- saludo el joven peliazul

-Buenos días, hijo- indicándolo que se sentara- Miguel, por favor, toma asiento el desayuno va a ser servido

-Gracias, Mesie Kinomiya- inclinó un poco la cabeza y se dispuso a sentarse

-Debes desayunar bien, el camino a la Paris es largo y agotador- le comento el señor Kinomiya mientras las sirvientas servían la comida.

El desayuno fue muy a meno, Takao y Miguel reían a mas no poder por los comentarios del rubio... El padre del peliazul solo sonreía mientras miraba a los dos jóvenes reír.... Pero todo tiene un final. Terminado el desayuno Miguel se levanto y, después de agradecer por la comida, argumento que su carruaje ya había llegado y debía partir, cosa que al moreno entristeció. Tras salir de la casa y despedirse de todos, Miguel se dirigió al peliazul tormenta que en esos momentos reprimía las lagrimas que querían escapar de sus hermosas orbes azules. Levanto la vista al sentir como Miguel lo tomaba de la mano y lo llevaba a una parte mas alejada de los demás...

-¿Qué sucede Miguel?- el moreno lo miraba desconcertado una vez se hubieron detenido- ¿pasa algo?

-No, bueno... si- el chico lo veía aun sin entender nada. El rubio respiro un poco y acomodo sus ideas, no le quedaba mucho tiempo- Takao yo... desde hace mucho yo quería decirte algo- le dijo seriamente mirándolo a los ojos

-¿Que es lo que querías decirme?- ladeo inocentemente la cabeza- sabes que puedes decirme cualquier cosa, por algo somos amigos- le sonrió pero para e rubio estas palabras le dolieron en lo mas profundo de su ser

-Es que esto no es cualquier cosa-le dijo desesperado- es algo sobre nosotros- le dijo acercando su rostro al del menor.

-Pues ya di...- no pudo terminar la oración ya que sus labios fueron sellados por los de Miguel, abrió los ojos grandemente, ¿Miguel lo estaba besando?, esto no podía estar pasando, no podía ser verdad, Miguel solo era su amigo, solo eso, no quería dañarlo, el recuerdo de los ojos carmín y un beso similar volvieron a su memoria...

Takao se quedo estático por unos segundos ante el beso, pero volvió a la realidad cuando este fue roto. El chico ojiazul celeste lo miraba amorosamente a los ojos...

-Miguel yo...- Intento decir algo pero las palabras no pasaban de su garganta. Miguel lo abrazo y lo tomo de las manos.

-Escúchame Takao, se que ahora estas confundido pero yo en verdad te amo- espero alguna reacción del menor, pero el chico solo lo miraba sorprendido- ya tengo que irme, te dejo esta carta no puedo explicarte ahora, la carta te disipara las dudas, hasta luego, tal ves nos volvamos a ver después- le abrazo nuevamente y se separo- Te amo- volvió a decir antes de salir con dirección al carruaje que ya lo esperaba, subió no sin antes volver su vista al chico que había robado su corazón. Dio un suspiro y entro al carruaje... esperaba que Takao sintiera lo mismo, lo deseaba con todas sus fuerzas solo esperaba que lo que hizo fuera lo correcto.....

El carruaje se perdió en el horizonte, el chico peliazul lentamente dejo que sus piernas fueran vencidas por el peso de su cuerpo, cayo al piso observando en dirección al camino por el cual Miguel se había ido... aun no creía lo le había dicho, miro sus manos en ellas el chico rubio había dejado una cadena y una carta, miro el dije, una piedra azul incrustada en dorado, observo el grabado en la parte de atrás:

"Para el ángel que robo mi corazón"

............................... Miguel

Una linda dedicatoria... Observo la carta, la miro dudativo por unos instantes, ¿qué hacer?, dejo el dije de lado y abrió temblorosamente el sobre de un color plateado... saco la hoja y la desdoblo, comenzó a leerla esperando disipar el mar de ideas y dudas en el que estaba hundida su mente.

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Mi querido Takao:

Se que debes estar confundido por lo que te dije, pero es que ya no podía ocultarte mas lo que sentía, mi corazón no lo soportaría mas. Tal ves ahora no quieras saber nada de mi... incluso me has de odiar, lo se, lo merezco, pero para mi haberte dicho cuanto te amo fue mejor que haber callado toda mi vida ese sentimiento que por muchos años intente sofocar y que, como ves, no pude. Y repito lo que te dije " TE AMO", te amo desde el primer día que te vi y nos conocimos... nunca me arrepentiré de lo que siento.

Desde que llegaste a mi vida nunca eh sentido nada tan especial hacia otra persona, ni siquiera por ninguna chica que llego a mi vida, tu fuiste y eres para mi la única razón para seguir viviendo, por ti seria capaz de hacer cualquier cosa si tu me lo pidieras.... Ahora que te dije mis sentimientos, quiero pedirte que, si me correspondes, me alcances en Nueva Orleáns.. No es necesario que me respondas enseguida esperare todo el tiempo que necesites meditarlo, siempre te esperare... Tal ves sea egoísta pero tu lo vales. Recuerda, te amo y siempre lo are....

:::::::::::::::::::::::::::::::::: Miguel ::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

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Arrugo la hoja entre sus manos, las lagrimas caían libremente mojando sus mejillas, no sabia que hacer, todo el mundo quería que tomara una decisión, primero su padre, y el compromiso, y ahora esto...

-¿Por qué, Miguel?- murmuro levantándose lentamente- porque me pides algo que no se aceptar- secándose las lagrimas con la manga de su camisa- yo... yo solo te quiero como un amigo... No lo se, ya no estoy seguro de lo que siento por ti- dijo a la nada guardando el dije en su bolsillo.

-Joven, su padre lo espera- Madame Niovelt le grito desde la entrada de la casa- deben supervisar a los trabajadores- le dijo una ves se hubo acercado- ¿pasa algo?- inquirió al verlo deprimido

-No, no se preocupe. Estoy bien- contesto fingiendo una sonrisa. La mujer lo miro pensativa por unos segundos para después sonreírle maternalmente.

-Joven Takao, si todavía esta triste por la partida de Mesie Miguel... no se preocupe el vendrá a visitarlo- comento, el peliazul solo sonrió irónico

-Si creo- le dijo separándose y dirigiéndose a los establos- pero eso es lo que temo- murmuro una ves llegado a los establos donde uno de los sirvientes lo esperaba.

-Su caballo ya esta alistado, señor.- le contesto el hombre mayor- su padre se adelanto a los viñedos, lo espera allá- dijo sacando a un hermoso caballo negro del establo. El animal solo relincho jalando las cuerdas que lo sujetaban- Tempestad esta listo para una larga cabalgata.

Takao sonrió un poco acercándose hasta el animal. Acaricio la frente del caballo que lo miraba con sus grandes ojos almendrados... una cabalgata no le caería mal, tal ves así podría despejar sus ideas. Monto rápidamente y salió a todo galope, un día mas había empezado en su vida y como había notado no era como los otros....

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Pasaban de las cinco de la tarde cuando Takao regresaba de las tierras de cultivo junto a su padre, estaba todavía muy pensativo por lo que había sucedido en la mañana. Su padre se había dado cuenta de ello, su hijo siempre era muy alegre pero ese día estuvo muy distraído y callado.

-¿Te sientes bien, Takao?- quiso saber el hombre, el peliazul solo levanto la vista

-Si padre estoy bien- contesto- eso creo- murmuro mas para si que para su papá

-Has estado muy distraído toda la mañana, te conozco muy bien y se que algo te molesta- el ojiazul tormenta lo volteo a ver sabia que su papá lo descubriría tarde o temprano

-Ehm.. bueno..- pensó que iba a decir, tal ves era hora de hablar sobre el compromiso- Es sobre el coronel Winder y...

-Ah, ¿sobre que viene de visita?-lo interrumpió al creer saber lo que le preocupaba- lo siento, Takao, pero el coronel me mando una carta hace unas semanas y me dijo que debido a que su sobrina enfermo tal ves no podría venir, y aun no me a confirmado si vendrá o no- argumento cuando ya divisaba la casa

-No es precisamente lo que...- no termino ya que el sonido de cascos en la lejanía llamo su atención, volteo hacia el puente que conectaba la hacienda con el pueblo, un carruaje se acercaba.

El primer pensamiento de Takao, era que Miguel había decidido regresar pero al ver detenidamente el carruaje noto que era diferente. Cuatro caballos tan negros como la noche jalaban el majestuoso carruaje que era totalmente negro, las cortinas de un color carmín estaban completamente cerradas. Ambos peliazules bajaron de sus respectivos caballos que, en cuanto se hubieron bajado, salieron galopando hacia el establo, algo los había asustado...

-¿quién será?- se cuestiono el chico. Su padre lo miro consternado, al parecer él tampoco lo sabia

-¿Esperábamos a alguien, Mesie Kinomiya?- pregunto la mujer pelinegra que había salido a ver quien se acercaba

-yo...- iba a decir el hombre enmudeciendo de pronto al ver que el carruaje se había salido de control. Madame Niovelt ahogo un grito al ver como se volcaba y sacaba chispas por la fricción hasta que logro detenerse cerca de la casa

-Oh dios mío- exclamo la mujer, mientras el señor Kinomiya y algunos sirvientes comían a ver si alguien había salido lesionado.

La puertas del carruaje se abrieron de golpe, un hombre de edad salió algo aturdido, era un hombre algo viejo de tez clara y cabello morado, la expresión de su rostro, severa y fría, le recordó a Takao a una gárgola, no le agradaba. Su padre se acerco para ver si estaba bien.

-¿Se encuentra bien?- le cuestiono. El hombre pelimorado lo volteo a ver y le sonrió

-Si, pero ahora lo que me preocupa son mis dos hijos- comento acercándose al carruaje, el cochero ayudaba a alguien a salir.

-¿Sus hijos?- exclamo el hombre peliazul, pero volteo al oír nuevamente los cascos de cabellos.- ayuden a sacarlos del carruaje- ordeno a los sirvientes que asintieron y ayudaron al cochero. Su mirada estaba perdida en el camino.

Pronto en el camino se distinguieron varias sombras, se trataban de seis jinetes montados sobre enormes caballos muy parecidos a los que jalaban el carruaje, Takao supuso que eran sus guardias.

-Inveciles- exclamo el hombre pelimorado, molesto, dirigiéndose a los seis jinetes encapuchados- SE SUPONÍA QUE CABALGARÍAN AL LADO DEL CARRUAJE PERO SE ATRASARON, SON UNOS INÚTILES!!!!- les grito encolerizado mientras los hombres le pedían disculpas.

-Lo sentimos, señor- dijo uno de los jinetes

-Claro que lo siente, tienen suerte que aun estemos en una pieza así que en ves de disculparse como los idiotas que son ayuden a levantar el carruaje, tenemos un largo viaje- los hombres asintieron y bajaron de sus caballos

-Ese hombre es muy duro- comento en voz baja Madame Niovelt- no me agrada

-Disculpe señor esta penosa situación- el hombre dijo dirigiéndose al padre del peliazul, había adoptado nuevamente su actitud amable

-No hay nada que disculpar, es mas, ¿hay algo que pueda hacer por usted?- pregunto amablemente el señor Kinomiya.

-Tal ves- le contesto con una sonrisa extraña- Duque Boris de Montesco- se presento el extraño extendiéndole la mano al hombre peliazul

-Coronel Andrew Kinomiya- apretándole la mano en señal de saludo

-Gracias coronel por la ayuda- dijo una ves bajaron dos chicos encapuchados del carruaje ayudados por los sirvientes- le presento a mis hijos.- Takao se sorprendió al notar que los dos lo miraban interesadamente aunque tuvieran el rostro cubierto. Traían largas capas exquisitamente adornadas de un color azul oscuro.

-Yuriv de Montesco - se presento uno de los chicos descubriéndose. Las sirvientas empezaron a murmurar emocionadas

Se trataba de un chico de tez clara de ojos azules, un poco mas claros que el azul del cielo. No era mayor de los veinte. Su cabello, de un color rojo intenso como el fuego, le cubría un poco el rostro. Miro por unos momentos al peliazul y le sonrió. Las sirvientas hablaban en voz baja entre ellas comentando lo guapo que era el chico. Pero cuchichearon mas al ver al otro chico, que en esos instantes se destapo y se dirigió al chico peliazul que lo miro impresionado.

-Kai de Montesco- se presento el chico mientras tomaba la mano del menor peliazul y se la besaba haciéndolo sonrojar- ¿y con quien tengo el placer?- inquirió separándose un poco mirándolo a lo ojos

-Takao Kinomiya- articulo el chico, su rostro le era familiar pero no recordaba donde lo había visto. El color de lo ojos del joven fue lo que mas le llamo la atención, color carmesí, del mismo color que los de su sueño.

Kai solo sonrió y se separo dirigiéndose a un lado del chico pelirrojo, ambos hicieron una inclinación de cabeza y voltearon a ver al señor Kinomiya.

-Gracias por habernos ayudado- Boris se dirigió al hombre peliazul

-No hay porque, cualquiera en mi lugar hubiera hecho lo mismo- contesto- su carruaje esta en muy mal estado- mirando el carruaje que ya estaba en su pose habitual- que le parece si se quedan aquí esta noche mientras mis sirvientes lo reparan y sus caballos descansan en el establo- le dijo amablemente

-No, tengo que llegar lo mas pronto a Paris y, como sabe, todavía esta muy lejos- negando con la cabeza pero sin dejar su tono amable

-Entonces, partirá ahora- comento el señor Kinomiya. Boris solo asintió

-Aunque...- volvió a decir el hombre pelimorado- mis hijos pueden quedarse aquí, yo iré solo a Paris y regresare pronto, así podrán descansar un poco.-miro a los dos jóvenes que solo asintieron- Hemos hecho un largo viaje y no han descansado mucho y me preocupa su salud- dijo con una sonrisa aunque parecía mas una mueca

-Creo que seria lo mas conveniente- afirmo el hombre peliazul seriamente.

-Es una gran idea- Takao entro en la platica acercándose a su padre- ¿qué dices, padre?- mirándolo sonriente.

El hombre peliazul solo guardo silencio por unos momentos. Miro a su hijo y volvió a dirigirse al hombre de tez clara

-Será un placer tenerlos como huéspedes- argumento. El duque solo sonrió un poco y madame Niovelt parecía disgustada.

-Gracias, Mesie Kinomiya- dijeron al unísono los dos chicos

-No hay de que- les dijo con una sonrisa y dirigiéndose de nuevo al hombre frente suyo- ¿quiere que le preste alguno de mis caballos?- pregunto al Duque que solo negó

-Oh, no será necesario. Me llevare uno de los míos, usted ya ha hecho mucho por nosotros- dijo dirigiéndose a uno de los caballos que sus sirvientes ya habían ensillado.

-¿Esta seguro que quiere partir ahora? la noche esta cayendo y el camino es peligroso- inquirió un poco preocupado

-Seguro, tengo a mi guardia- comento calmadamente- tal ves sean unos idiotas pero hacen un buen trabajo- dijo mientras se dirigía a los dos jóvenes que seguían parados a un lado del carruaje

Takao vio como les daba un abrazo fraternalmente y les murmuraba algo al oído, Yuriv y Kai solo asintieron mientras uno sirvientes bajaban algunas cosas del carruaje. El chico moreno supuso que les pidió que se comportaran. Volteo a ver a Madame Niovelt que no había dicho nada desde que el Duque había llegado, se veía bastante molesta, cosa que le extraño ya que ella era muy amable con los viajeros que paraban ahí. Madame Niovelt solo dio media vuelta y entro a la casa sin decir nada. Takao la siguió, estaba preocupado por el comportamiento de su nana. Camino por uno de los corredores hasta la sala de estar, las sirvientas ya habían prendido la chimenea. Recorrió con la vista el lugar y halló a la mujer pelinegra mirando por el balcón. Se acerco lentamente a ella, la mujer ojiazul lo volteo a ver y le sonrió para después volver a su semblante serio y mirar hacia el puente por el cual ya se veía marchar al Duque con su escolta

-¿Pasa algo malo, Madame Niovelt?- inquirió el moreno un poco preocupado

-mmhp- lo volteo a ver- no, no pasa nada es solo que ese hombre no me agrada- dijo en un susurro

-¿el duque?- pregunto, su nana solo asintió e iba a contestar cuando las puertas de la estancia se abrieron nuevamente. El señor Kinomiya entro seguido de los dos jóvenes.

-Esta es la estancia- les dijo el señor Kinomiya- tal ves están cansados y quieran subir a sus habitaciones- los dos chicos asintieron

-Madame Niovelt, ¿me haría el favor de preparar las habitaciones de huéspedes? – dirigiéndose a la mujer pelinegra que asintió y salió de la habitación- Takao, no te quedes ahí parado preséntate con el joven Yuriv, no seas descortés- Takao lo miro sorprendido y se volteo a ver al pelirrojo que lo miraba divertido.

-Disculpa mi descortesía, soy Takao Kinomiya- se presento extendiéndole la mano en señal de saludo. El chico pelirrojo extendió la mano pero en ves de devolverle el saludo, tomo delicadamente la mano de Takao y se la beso (a estos ya les gusto ¬¬)

No cabe decir que el chico moreno estaba bastante apenado y sorprendido. Yuriv se separo y lo miro seductoramente.

-Es un placer conocerte- dijo con una sonrisa. Miro de reojo al chico ojicarmin que solo desvió la mirada un poco molesto.

-Que te parece si los llevas a sus habitaciones ¿Takao?- su padre se dirigió al chico peliazul que solo asintió.

-esta bien- contesto el ojiazul pero Yuriv negó

-No es necesario, yo tengo que hablar con el sirviente que mi padre dejo a nuestro cuidado- argumento- pero creo que mi hermano estará gustoso en que lo acompañe.- mirando con una sonrisa a Kai que todavía tenia su semblante serio

-E.. esta bien- articulo el moreno mirando al chico ojirrojos- vamos- tomando del brazo al chico pálido y saliendo de la sala. Por su lado Kai no dijo nada. El coronel Kinomiya solo sonrió y salió de la sala acompañado de Yuriv.

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Takao caminaba por los pasillos al lado del chico pálido, no habían cruzado palabra alguna desde que habían salido de la sala. El chico bicolor solo miraba hacia enfrente seriamente, el chico moreno solo lo volteaba a ver de ves en cuando, seguía pensando en que ya lo conocía pero no sabia de donde. Siguieron en silencio hasta llegar a las puertas de una habitación. Takao respiro hondo y se dirigió al joven Montesco

-Esta es tu habitación- le dijo abriendo la puerta y entraba seguido por el mayor- si necesitas algo yo duermo a cuatro puertas de esta y las sirvientas con solo que toques la campana que esta junto a la cama vendrán enseguida- comento mientras su acompañante recorría con la mirada la enorme habitación.

Madame Niovelt ya había dejado las cosas del chico y habían prendido la chimenea iluminando la estancia con una tenue luz rojiza a parte de la luz de las lámparas. La sabanas ya estaban puestas y las puertas del balcón abiertas para dejar entrar la brisa nocturna.

-Bueno, te dejo, que descanses- se disponía a irse cuando la voz del oto chico le llamo la atención

-Se que te parecerá extraño pero tu cara se me hace conocida- Kai le dijo seriamente, Takao lo volteo a ver sorprendido

-¿perdón?- inquirió el chico moreno acercándose al chico bicolor que estaba parado a mitad de la estancia

-Suena descabellado pero creo que ya te conocía- se acercó al menor que lo miraba confundido

-No es descabellado, de echo yo también sentí lo mismo cuando te vi- le comento con una sonrisa que el chico ojicarmin le devolvió.

-Sabes, recuerdo que tuve un sueño un poco extraño hace unas noches, yo estaba en mi habitación y cerré los ojos dispuesto a dormir, los volví a abrir y descubrí que estaba en una habitación totalmente diferente- Takao lo miro sorprendido, él había tenido un sueño similar. No dijo nada ya que quería seguir oyendo el relato- yo estaba parado junto al balcón y mire hacia la cama ahí yacía un chico creo que eras tu, me acerque y me quede viéndote por unos momentos, te veías muy lindo durmiendo- ante esto Takao se sonrojo. Kai solo sonrió separándose y dirigiéndose al balcón.- Creo que me acosté a tu lado y tu te despertaste, fue cuando vi tus ojos azules que me miraban confundidos y yo...- intento recordar. Takao se acerco y se paro junto a él

-Y que paso- quiso saber Takao lo que le decía se le hacia familiar, Kai solo sonrió y acerco su rostro al del moreno que lo miro sorprendido

- recuerdo que...- le murmuro seductoramente- te pedí guardar silencio y yo me acerque y sin resistirlo... te bese- acercándose cada ves mas- aunque solo fue un sueño de verdad disfrute ese beso y mas cuando tu me correspondiste- acorto la distancia que los separaba probando los labios del chico.

Takao se sorprendió pero pronto se dejo llevar por ese beso, el chico ojirrojos abrazo al moreno que se aferró a él... el beso inicio solo como un roce de labios pero poco a poco se profundizo. Kai pronto empezó a explorar cada rincón de la boca del menor. El chico peliazul solo gimió contra los labios del mayor al sentir como este metía la mano bajo su camisa. Las caricias pronto comenzaron a aumentar, Takao besaba al chico ojicarmin con pasión pero pronto se separon al oír que tocaban a la puerta. El chico ojiazul miro apenado hacia ese punto y se acomodo la camisa dirigiéndose a la puerta. Miro de soslayo a Kai que solo se acomodo la ropa y asintió parándose seriamente a un costado del balcón. Suspiro y abrió, frente a él estaba madame Niovelt, estaba muy seria.

-¿Madame Niovelt?- pregunto confundido- que pasa

-Es hora de ir a dormir joven Takao, y creo que el joven Montesco también debe descansar- mirando a Kai seriamente

-Eh.. esta bien solo le estaba diciendo que si necesitaba algo me llamara a mi o a los sirvientes- comento el chico peliazul recuperando la compostura

-Pues ya se lo dijo, ahora a su habitación- le ordeno.

Takao solo asintió y salió de la habitación no sin antes despedirse de Kai... Este solo le sonrió y el peliazul le devolvió la sonrisa. Desapareció en el pasillo con dirección a su habitación. Madame Niovelt solo miro severamente en la dirección por la cual se había ido el joven Kinomiya para luego volver su atención hacia Kai.

-Buenas noches y que descanse- le dijo amablemente Kai solo inclino un poco la cabeza- si necesita algo solo toque la campana y vendré a verlo

-Gracias- se limito a decir el chico mientras la mujer pelinegra salía de la habitación y cerraba tras ella.

El chico bicolor solo suspiro y se dirigió a la cama, se tiro sobre ella y miro el techo por unos momentos pensando en el chico de cabello y ojos azul tormenta. sonrió para sus adentros, ese beso era lo mejor que había sentido en toda su vida. Nunca antes se había sentido así. Cerro los ojos unos instantes y volvió a abrirlos, algo lo incomodaba. Se sentó en la cama y miro seriamente hacia la chimenea.

-¿qué quieres Yuriv?- exclamo molesto cuando una risa se escucho desde el balcón

-Vamos solo vine a ver como estabas y creo que no tenia por que preocuparme estabas muy bien acompañado- el chico pelirrojo dijo burlonamente entrando a la habitación y mirando sonriente al chico bicolor

-Deja de molestarme, lo que yo haga no te concierne-argumento parándose de la cama

-Esta bien, pero no tengo que recordarte que Boris dijo que tenias que terminar lo que empezaste hace diez años ¿o si?- la expresión burlona de su rostro cambio a una seria mientras miraba al otro chico.

-Lo se, no tienes que recordármelo, lo terminare antes de que él regrese- dijo seriamente desviando la mirada hacia las llamas que danzaban en la chimenea.

-Pues mas te vale- le murmuro Yuriv saliendo de la habitación- nos vemos después Kai- dijo antes de salir completamente

-Si, nos vemos- murmuro entristecido

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En otra habitación un chico moreno miraba el cielo nocturno. Se toco los labios y sonrió no sabia como describir esa sensación, lo único que podía decir era que tal ves se estaba enamorando de ese chico que apenas había conocido. Entro nuevamente a su habitación y se recostó, miro el techo de la cama por unos momentos para después quedarse profundamente dormido pensando en el chico de ojos rubí. Sin recordar la carta de Miguel y su declaración o el compromiso con la sobrina del coronel solo pensando que tal ves había encontrado a su persona especial y sol esperando el próximo día para hablar con él.

............................................................... Continuara

Wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, otro fic n0n me gusto aunque esta un poco loco O.O

Kai: No me gusto ¬¬

Jiz: ¿Y eso porque? O.o

Kai: Por que nos interrumpieron en la mejor parte ù.ú

Jiz: Eitchi ¬0¬

Kai: y a mucha honra n¬n

Jiz: Mmmmm ¬¬ Bueno como decía espero les haya gustado , y no me cuelguen por la escenas melosas pero es que no sirvo para escribirlo T.T hice un gran esfuerzo, Wow dos besos en un mismo capi o.o pero creo que quedo un poco raro. ¿Pareja Miguel-Ty? O-O yo y mis parejas raras ¬¬UUUUU pero bueno, aclaro que es Kai-Ty así que no se preocupen n.nUUUUU Nos vemos y plis dejen review aunque solo para decirme que lo leyeron ;----; Adiós y cuídense 3