Disclaimer: Ni Twilight ni su maravillosa trama le pertenecen a esta humilde autora de 16 primaveras, obviamente, tampoco lo hacen sus personajes. En lo que respecta a este fic y su problemática, bueno, eso si es mi incumbencia.
Summary: One-Shot. Bella está rota en mil pedazos y lo sabe, porque duele y demasiado. Por eso es mejor aparentar que no le recuerda, aunque no lo consiga. Situado en Luna Nueva.
Forbidden to Remember
I'm a satellite heart, lost in the dark
Cada mañana no es más que eso en la vida de Bella. Un nuevo despertar, tan perfectamente idéntico al anterior y al anterior a aquel. Y es que siempre, siempre es más de lo mismo. Pero a ella no le molesta, no —nada lo hace—, porque al menos de esa forma puede evitar sentir; evita sentirse rota y caerse a pedazos.
Cuando la escasa luz del amanecer se filtra por la ventana de su habitación y le da de lleno en los almendrados ojos, ella frunce los labios en una perfecta línea y luego tuerce el gesto. Desliza sus níveas y delicadas manos por las sabanas blancas de su cama buscando algo a tientas; algo que Bella sabe que no está y no sabe en verdad que es, pero no se incomoda demasiado "¿Para qué hacerlo?", se pregunta a si misma. Es sólo cosa de todos los días. Todos. Y cuando se rinde, lleva por fin las manos a su rostro para tallar sus ojos, que intentan acostumbrarse a la nueva luz matutina.
Sus pies desnudos tocan la fría madera que recubre el piso y, por alguna razón —que ni ella misma realmente conoce—, la gelidez provoca en su cuerpo una sensación reconfortante, que traspasa su piel y le hace pequeñas cosquillas en la punta de los dedos. Trae consigo esa sensación de deja vu, sólo que no puede recordar de donde viene, y es que a Bella jamás, jamás le ha agradado el frío ni la humedad. "¿Qué porque entonces vive allí?", bueno, a veces intenta con todas sus fuerzas buscar la razón, la verdadera, la que no recuerda, pero luego lo deja, porque un dolor extraño presiona su pecho.
Mientras busca algo de ropa en el armario tararea distraídamente, pero nunca canciones románticas, nunca. Frunce un poco el ceño cuando piensa en ello y cae en la cuenta de que no lo entiende. "¿Qué hay de malo con las letras románticas?", se cuestiona dentro de su mente. Antes le gustaban bastante... y también las novelas escritas y las películas lacrimógenas, pero ahora sencillamente no eran de su agrado, no las toleraba. Se encoge de hombros y deja la ropa escogida sobre una silla, porque así es Bella; nunca se cuestiona a su actuar ni a si misma demasiado y así esta bien; nada duele ni hiere. Nada.
Se echa un vistazo al espejo y prepara —o más bien fuerza— una convincente y poco sospechosa sonrisa. Las comisuras de sus labios llenos causan un efecto encantador, adorable, y eso es todo lo que necesita, nada más que eso. Baja las escaleras con cuidado y se dirige a la cocina a prepararse el desayuno. Lo mismo de siempre. Un cuenco de leche y cereales que siempre queda a la mitad, y es que últimamente no tiene mucho apetito, pero no es nada que no se pueda disimular, al menos no ante Charlie, que ya está sentado frente a la pequeña mesita engullendo unas tostadas con huevo y tocino.
—Hola, cielo —susurra Charlie con precaución. Sus ojos recorren los de Bella con cierta ternura, con cierto temor. No quería alterarla, no; por supuesto que no, pero ella sólo sonríe, como siempre lo hace, porque siempre se esfuerza, una y otra vez, hasta que la mandíbula le molesta levemente y un agujero le desgarra el pecho.
—Hola, papá. Hoy debo trabajar en la tienda de los Newton hasta las cinco, pero llegaré temprano para preparar la cena —dice ella, ignorando la tensión que se aspira en el ambiente, y es que así es más fácil, ¿no? De esa forma no siente las punzadas que hacen eco en su corazón.
—Lo sé, Bella. Siempre lo haces, todos los días —masculla Charlie, cerrando los ojos que parecen cansados, dolidos, porque así es: le duele. Le duele verle así, tan perdida, tan sin vida, tan rota. Rota en mil y un pedazos— Cariño... —exclama con voz ronca y paciente—, sé que es difícil, de veras, sé que lo es. Pero no puedes permitir que esto arruine tu vida. Él se fue, se fue y no volverá.
Bella sonríe una vez más. ¡Qué gracioso es Charlie! No sabe lo que dice, ni tampoco ella. No, no quiere saber de que habla. No quiere saber de quien habla. No, no, no.
—No sé que hablas —la sonrisa perfectamente esbozada sigue allí, pero Bella sabe que pierde, porque las lágrimas se agolpan en sus bellos ojos y luchan por abrirse paso hasta sus suaves mejillas.
—Bella… —dice Charlie, mientras ruega por un milagro, un milagro que la traiga de vuelta, que la haga vivir otra vez— Edward —casi escupe el nombre— no va a...
Y ella cierra sus ojos y traga saliva de forma violenta. El agujero en su pecho crece tanto que le escoce la piel. Sus manos tiemblan como un aviso de que algo anda mal, muy mal, pero Bella es fuerte, si, por eso puede darse el descaro de recomponer su expresión aunque sus ojos tristes están anegados en cristalinas lágrimas, que se escurren una y otra vez, en un ciclo que nunca termina, nunca.
—No sé de quien hablas, Charlie —jadea, y mueve sus manitas de forma frenética. La sonrisa salvadora le vuelve a iluminar el rostro de muñeca de porcelana— No sé quien es... —cruza las manos fuertemente sobre su regazo y respira profundo. El nombre le duele en el paladar y tanto que parece imposible— No sé quien es Edward —y le recuerda.
Le recuerda, si, pero sólo un poco, gracias al cielo. Es sólo un atisbo de un recuerdo lejano aunque no hayan pasado más que un par de meses, es sólo una corriente eléctrica que se abre paso por dentro de su piel y le corta la respiración.
Edward, Edward, Edward, canturrea una voz en su interior.
Y es que Bella no puede recordar, aún no. No mientras duela tanto, no mientras sea tan insoportable, tan palpable, tan real. No mientras le ame con toda su alma y su existencia. Aún no está preparada y es su derecho; es su pena, suya y de nadie más.
—Me voy a dar una ducha —dice, saliendo de la cocina tras dejar el cuenco casi intacto en el fregadero. No le importa dejar a Charlie con la palabra en la boca, no quiere escucharle más y él lo comprende. Siempre, siempre le da su espacio.
Y es que así es Bella. Huye, huye cuando el peligro. Huye con una sonrisa bailando en sus labios rosados. Huye para no recordar, no aún, cuando duele tanto.
N/A: Es lo más raro que he escrito y, bastante irónicamente, en lo que menos me he tardado. No sé, no sé —en serio, no tengo ni idea—, fue un arrebato de inspiración y tengo que decir que me asusta un poco que el resultado sea justamente este one-shot, es tan raro y hasta, según mi opinión, un poquito oscuro. Supongo que es porque Luna Nueva siempre me deprime... ¡si! , no puedo soportar que Edward no esté —voy a sonar como una loca, pero siento que me abandona cada vez que lo leo x) —.
Bueno, el mejor regalo que me podrían dar ahora es un review. Se convierte en una adicción ;D y se los agradecería un montón, eternamente, con toda el alma, etc, etc, etc.
Gracias por leer ;)
