-¡Nos vemos mañana Yamaguchi!-Gritó Hinata a la salida.
El pelirrojo agitaba la mano animadamente y sonrió cuando Yamaguchi le devolvió el gesto.
-¿Mañana?- Preguntó el rubio mientras seguían caminado. Intentó que sonara como la pregunta más casual del universo, pero lo único que deseaba saber era porque su mejor amigo vería a otra persona un día que normalmente ellos pasaban juntos.
Porque sí, Tsukishima Kei, muy dentro de él, sentía cosas que jamás admitiría frente a los demás.
-¡Ah! – Aunque Yamaguchi ni siquiera lo notaba. - Yachi nos pidió a Hinata y a mí acompañarla a comprar un regalo.
-Ya veo. -Respondió con tranquilidad. Aunque aquello no lo dejaba del todo convencido. – ¿Significa que no te veré mañana?
-Nada de eso. - Sonrió. - Eso será en la mañana, en la tarde estaré libre para ir a tu casa como siempre.
-Hmmm.
-A menos que quieras ir con nosotros. - Sonrió aún más. – Sería increíble…
-Paso. – Respondió terminantemente.
No le agradaba la idea de pasar más tiempo con el cabeza caliente de Hinata, y aunque Yachi no le desagradaba del todo, prefería evitar a toda costa convivir más de lo necesario con alguien que tenía ataques de pánico cada 5 segundos y que gritaba como histérica cuando esto sucedía.
-Hinata seguro invitará a Kageyama. – Murmuró el pecoso. – Ellos estarán juntos y tendré que quedarme sólo con Yachi…
-¿Eso es malo? – Ambos caminaban hombro a hombro en dirección a sus casas.
-Uhm. -Meditó. - Supongo que no.
Ambos guardaron silencio. No era muy distinto a lo usual. Yamaguchi se encargaba de mantener la buena atmosfera hablando la mayor parte del tiempo, con ese tono de voz tan alegre e inocente que lograba levantar los ánimos a cualquiera. En cambio, Tsukishima sólo respondía con oraciones cortas o monosílabos, a fin de que Yamaguchi no se desanimara con lo que podría parecer indiferencia.
Parecía que por cada cierta cantidad de oraciones dichas por el pecoso, sólo necesitaba una reacción del rubio para estar feliz y mantener el buen ambiente entre ambos.
Distinto a cuando estaban en la habitación de alguno de ellos a solas, donde Tsukishima se sentía cómodo y podía hablar con más libertad, casi con la misma cantidad de oraciones que Yamaguchi e incluso reían por tonterías. Y eso le gustaba, le gustaba más aquel otro ambiente, dónde podía ser como era y sentirse seguro.
-Pffff. – A veces se detestaba. Como Daichi había dicho alguna vez, tenía problemas de personalidad.
-Uhmm… Tsukki. – Llamó su atención atreviéndose a iniciar una nueva conversación. - ¿Hay alguien que te guste?
Tsukishima lo miró de reojo.
-Creo que si hubiera alguien lo sabrías…
-Eso pensé. - Rio encantadoramente llenando los oídos del otro. - Tienes razón… Además, son cosas que no se ocultan a los mejores amigos ¿No es así?
-¡Ah! ¿Si? - Bromeó en respuesta. – Creo que nunca te dije la razón por la que esa chica en la escuela media que nos seguía a todos lados ¿la recuerdas?
Yamaguchi se detuvo y lo miró sorprendido.
-¿Q-Qué? -Tenía los ojos bien abiertos.
Pero Tsukki soltó una carcajada.
-Es broma. - Siguió riendo.
Yamaguchi suspiró aliviado.
-¿Sería tan malo? – La reacción del pecoso le había parecido bastante curiosa.
-Uhm… No. – Después de unos segundos añadió. – Pero me sorprendería que salieras con alguien sin que yo me diera cuenta… Significaría que no te conozco del todo.
-Bueno, eso responde a tu pregunta de antes.
-Supongo. – Sonrió. – Será raro para mí cuando me digas que alguien te gusta… Ni siquiera sé cuál es tu tipo de chica ¿hay alguien a quien encuentres atractiva?
Tsukishima fingió que pensaba profundamente en la respuesta, pero no tenía que hacerlo. Él ya sabía cuál era su tipo… o más bien, quién. No encontraba absolutamente a ninguna otra persona atractiva y había aceptado hacía un buen tiempo que le gustaba. Lo sabía perfectamente desde la escuela primaria -aunque se rindió a esos sentimientos un poco después. Estaba estúpidamente enamorado de Yamaguchi Tadashi.
Pero no podía hacer nada. A Yamaguchi siempre le habían gustado las chicas y nunca se preocupó en ocultarlo. Para recordárselo, sólo necesitaba ver como sonreía como bobo -con el resto de los chicos- cuando Kiyoko hacía algo que les parecía lindo o la manera en que en ocasiones veía a Yachi disimuladamente con un sonrojo en las mejillas.
Y dolía, pero sabía sobrellevarlo. No podía hacer nada al respecto. A veces sólo se quedaba mirando al techo de su habitación a oscuras imaginando cómo sería el ser correspondido y a veces, muy a veces, estos sentimientos terminaban por abrumarlo y le hacían sentir miserable, estúpido y patético. Quería arrancarse el corazón y dejar de sentir. Quería ser el pedazo de mierda que era con otras personas para que Yamaguchi se alejara por sí mismo -porque sí él lo intentara por su cuenta, jamás podría- y con esa resolución en mente se dormía casi al borde del llanto, por la rabia e impotencia que sentía.
Pero siempre al día siguiente, al primer "Tsukki" y al ver esa encantadora sonrisa, se rendía. No podría ni quería hacerlo llorar. Quería cuidarlo y protegerlo. Quería pasar todos los días de su vida velando por esas hermosas pecas que adornaban su rostro.
Patético.
Yamaguchi, simplemente no lo veía de esa forma. Y cualquiera podría pensar lo opuesto. Si alguien le preguntara al resto de los Karasuno quien de los dos estaba profundamente enamorado del otro dirían que obviamente Yamaguchi. Con sus incesantes "¡Tsukki!", con la forma en la que siempre andaba alrededor de él, con las hermosas sonrisas que le dedicaba ¡con sólo ver como sus ojos lo miraban! Cualquiera lo creería.
Pero él sabía la verdad. Yamaguchi era un ser tan puro que no se daba cuenta de sus acciones hacia él. No se daba cuenta de cómo despertaban en él sentimientos de frustración.
-¿Tsukki? – Yamaguchi estaba parado frente a él. – ¡Hey, Tsukki!
Tanto se había perdido en sus pensamientos que ni siquiera recordaba donde estaba parado.
-Ah, si. - Dijo regresándole la mirada.
-¿Eso significa que si hay alguien a quien encuentres atractiva? -Sonrió volviendo a su sitio junto a su amigo para continuar caminando. - Cielos, Tsukki, te fuiste completamente.
-¿Qué hay de ti?
-¿Yo? – El pecoso tembló ligeramente. - ¿M-Me encuentras atractivo?
Ambos quedaron en silencio.
-Me refiero si hay alguien que te guste…
-¡AH! ¡Claro! L-Lo siento. - Esa había sido una mala jugada de su mente.
Tsukishima rio. No se estaba burlando, pero encontraba aquello bastante divertido e interesante.
-Quiero decir, es obvio con la manera en la que miras a Yachi…- Se aventuró a decir aunque segundos después se arrepintió.
-¿Y-Yachi? – Dijo con un poco de pánico. - ¿Tan obvio soy?
Aquello fue como un puñal directo al corazón de Tsukki y sus ánimos recién restaurados se desvanecieron.
-¡Por supuesto! -Respondió todavía sin saber porque aun cuando algo le dolía seguía hablando como si nada.- Y creo que no deberías dejar pasar más tiempo y decírselo.
Estúpido.
Todo lo que decía no correspondía en absoluto a lo que pensaba. Le hacía sentir tan estúpido el verse intentando hacerse el fuerte, cómo si aquello no fuera a destrozarlo. Si Yamaguchi se le declarara a la chica y esta decía que sí, moriría. No estaba listo para aquello.
-No lo sé…- Murmuró jugando con sus manos, nervioso.- ¿Estaría bien?
Se había detenido y Tsukishima tuvo que darse media vuelta para verlo de frente.
-¿Por qué no estaría bien?- Podía pensar en cientos de razones por las que no estaría bien, pero todas ellas tenían que ver sólo con él mismo.
-Pues… Por ejemplo ahora, no caminaríamos a casa juntos todos los días.- Miraba al suelo.- No pasaríamos los fines de semana juntos, tendría que dividir mi tiempo entre ambos…
-Yamaguchi…- No sabía a qué quería llegar su amigo.- No puedo evitar que tengas novia sólo para mantenerte egoístamente a mi lado.
El menor no decía nada.
-He aceptado mi destino de odiar a la humanidad y morir sólo. -Intentó bromear, cómo sólo podía hacer con él.- Y no quiero arrastrarte conmigo...
-¿No son los amigos para eso? - Yamaguchi levantó la mirada, para él no era ningún broma.- Quizá estaremos solos pero juntos ¿no?
Tsukishima rio. Yamaguchi era el mejor. Era la persona más pura y adorable del mundo.
- No puedes evitar tener novia sólo para seguir siendo mi mejor amigo. -guardó silencio y después añadió.- Siempre vas a serlo…
Ambos se miraban intentando descifrar al otro.
-¿Está bien entonces?
-Por supuesto… No es como si necesitaras pedirme permiso ¿sabes?
-Lo sé… Pero me gustan las cosas tal como están…
-No te presiones Yamaguchi.- Acarició la mejilla de su amigo, casi por reflejo.- Nada debe cambiar si no quieres que así sea… Pero, quiero que hagas lo que te hace feliz a ti sin preocuparte por mi ¿está bien?
Yamaguchi se mordió el labio.
-Eres mi mejor amigo, Tsukki.- Sonrió apartando la mano sobre su rostro.- Siempre me voy a preocupar por ti.
Tsukishima suspiró. Esa clase de gestos del pecoso eran los que lo desalentaban cuando sentía que podía tener algún avance. Y es que Yamaguchi simplemente no se daba cuenta de esos vagos intentos suyos. Fingiendo estar fastidiado se dio la vuelta.
-No quiero que sigas forzándome a actuar así.- Gruñó. – Si ese era tu plan, lo has logrado. Pero no volverá a ocurrir.
Yamaguchi soltó una carcajada.
-¡Me descubriste!
Ambos siguieron caminando uno junto al otro.
-Akiteru una vez me dijo que yo soy lo más cercano a lo que tendrás como novia.- Seguía riendo cuando llegaron a casa del rubio.
-Akiteru es un idiota.
-¿Tú crees? – Se detuvo frente a Tsukishima para despedirse.- Yo creo que es genial.
Tsukki lo miraba extrañado.
-No me molestaría en absoluto.- Rio poniendo las manos en los hombros de su amigo.- Nos vemos mañana.
Y sin aviso, sin algo que pudiera preparar al rubio para aquello, se inclinó dándole un beso rápido en la mejilla.
Tsukishima estaba rojo, inmóvil, sin saber cómo reaccionar.
-Ya-Yamaguchi...
El susodicho sonrió y se alejó un poco.
-¡Te veré mañana!
Dicho esto, se fue corriendo dejando a Tsukishima apenas procesando sus palabras. Con la llave en la mano y la mochila resbalando por su hombro.
Sentía su cara arder y su cuerpo no respondía. Pero tampoco quería pasar más tiempo parado ahí como un idiota, así que se apresuró a entrar. Fue directo a su habitación y recargándose contra la puerta se quitó los lentes, cubrió sus ojos con su mano, avergonzado de lo que estaba sintiendo en esos momentos.
Se sentía ridículamente feliz y eso le molestaba.
-0-
-0-
-0-
Ha pasado tanto tiempo! ;_; pero sigo viva! Había estado algo ocupada pero al fin les traigo un fic de dos capitulos que espero disfruten!
He leído un par de DJs con esta temática y en una traducción incluso pusieron una frase muy similar al titulo xD juro que es coincidencia! Al menos con el segundo fic xD quizá el primero mi cerebro lo bloqueó y me hiso creer que era una buena idea para fic… Pero bueno, ya estaba el fic a medio cocer, no lo iba a abandonar!
Reviews, Favs y Follows son agradecidos! Me hacen saber que hay gente que le gusta este fic *-*
*Corazones * Corazones*
