El pánico lo inundo de sobremanera en cuanto escuchó el último insistente sonido proveniente de su anillo, asegurándose de aterrizar lo más rápido posible en alguna azotea que estuviese lo bastante alejado de cualquier ojo curioso y así proteger su identidad.

Bueno, parcialmente hablando, ya que en sus brazos llevaba Ladybug, pues había decidido hacer una pequeña retirada estratégica luego de que el Akuma en turno los encerrara en una gran caja que a cada segundo se volvía más pequeña.

Había actuado por impulso, quizás debido a que odiaba aquella sensación de encierro total a la vez del pánico de que fuesen capturados de forma tan sencilla, por la cual habia usado el cataclismo para poder destruir aquello que los aprisionaba y, después de una breve lucha y tomando a Ladybug en brazos para salir de ahí debido a temer de volver ser encerrado en un lugar parecido, logró escabullirse con ella en brazos.

Pero no contaba con el tiempo.

― Ve, yo te alcanzaré cuando Plagg recupere la energía ― sugirió, sintiéndose enfadado con él mismo al huir de esa manera por sus estúpidos miedos, haciendo una mueca en su rostro.

Ladybug lo observó y él supo que se encontraba preocupada, pues aunque sabía que ella no había estado de acuerdo con cómo había manejado las cosas, estaba seguro de que Ladybug pudo notar que habia algo más ahí, pues habia exteriorizado un pánico que nunca se habia atrevido a mostrar siendo Chat Noir.

Ella tomó su mano, infundiéndole algo de confianza. Él pensó que quizás no sabría nunca lo que le habia llevado a actuar de esa forma, pero ella estaría ahí para apoyarlo. Lo supo con aquel pequeño gesto.

Observó como ella estaba dispuesta a irse, pero antes de forma inesperada una intensa luz logró que quedará estática en el lugar, sin molestarse en cerrar sus ojos o siquiera volver a la batalla.

― ¡¿Adrien Agreste?! ― escuchó la voz de Ladybug, alarmada.

Él supo que, estaba en muchos problemas.

Vamos, hazte el tonto, pensó.

― ¿Quién demonios es Adrien? ― soltó con un poco de pánico impregnado en su voz, observando como el rostro de sorpresa de Ladybug era poco a poco palpado con una leve molestia ante su tan mala contestación.

No tan tonto, se repitió mentalmente, observando como Ladybug perdía el color el su rostro debido a la impresión.

― Adrien no diría algo así, esto en definitiva tiene que ser un sueño, una broma de mi cabeza ― Soltó ella, golpeando su rostro levemente con unas cuantas palmadas en su mejilla.

Él iba a refutar, pues ¿Cómo podía saber ella lo que él podría o no decir?

Pero antes de que ocurriera, sonó el despertador.

Dándose cuenta que todo aquello habia sido un terrible sueño de él metiendo la pata.

Una pequeña pesadilla.

Cuando se lo contó a Plagg, este simplemente se burló a costa de él. Sin saber que, los motivos de las burlas de su amigo eran debido a algo mucho más complejo.

Pues sí, habia sido un sueño. Pero uno conectado. Un sueño que ambos habían compartido y que aunque no habia sido real, habia ocurrido en las mentes de ambos portadores.

Todo con el fin de que estos se prepararan para los peligros venideros. No era algo muy común, y de hecho muy pocos de sus usuarios habían logrado aquello siquiera una vez en su vida. Le era sorprendente, pero no podía dejar de ser divertido el cómo las cosas habían resultado para su portador.

Que diera gracias que aquel sueño habia terminado y que, la niña de Tikki tomara aquello como si de una mala broma se tratara.

Estaba seguro que gracias al despiste en aquel sueño astral, su cubito de azúcar no le comentaría nada de aquello a su portadora para que el secreto de ambos siguiese así durante un tiempo, o hasta que a la chica no le diese un pequeño ataque de pánico por tal revelación.

Y que, Adrien no sufriera un ataque de pánico similar porque solo lograba decir cosas increíblemente tontas.