Hola! De nuevo, NO SOY ROWLING, así que Harry Potter no me pertenece (si me perteneciera Sirius no hubiera muerto y Remus tampoco!).
Espero Reviews, porque me hacen feliz! Este cosito se ubica antes que "Del porqué a los Potter les gustan las pelirrojas" y tambien antes de "La boda de JSP"... aunque eso no hacía falta aclararlo XD. Por fis léanlos y dejen comentarios! son muy divertidos! De hecho esta es la tercera entrega de: "las locuras de Lil-Gill con James Sirius Potter"... pobre JSP... Tal vez algún día lo deje en paz... pero todavía no!
Sin más: disfrútenlo!
Dulce, dulce Angelina. Suave, suave micropuff.
-¡Ya viste esto!- Dijo George emocionado- ¡Aún falta la mitad del curso y a Fred sólo le falta un problema para batir el récord! ¡Y Roxie tiene las mejores notas de su curso! ¡Qué buen año!- dijo al acercarse a su esposa y darle un beso en la mejilla.
-Y tú, por supuesto, alentando a Fred a romper las reglas, ¿no?- dijo Angelina.
-¿Qué quieres que haga? ¿Nadar contra corriente? No se puede, preciosa, es un buen revoltoso- le explicó a Angelina y la abrazó con delicadeza por la espalda, apoyando su cabeza en el cuello de la mujer.
-Tú hijo.
-Hablas como si nunca hubieras hecho nada.
-Yo no soy revoltosa.
-Por supuesto, señora, como usted diga.
-¡No soy revoltosa!
-Mira...- escucharon como sonaba el timbre de la tienda, a pesar de ser tan temprano tenían clientes-, vamos a seguir la discusión luego.
Angelina era una mujer felizmente casada, después de muchas adversidades y de años difíciles, ella y George consiguieron ordenarse y comenzar una vida juntos. Ella sabía lo afortunada que era: George era el hombre más caballeroso que conocía. Por supuesto era muy bromista, pero el conocía sus límites, y Angelina nunca se había enfadado con él por un problema de ese tipo.
-Tía Angelina- escuchó como la llamaban desde la tienda. Salió y se encontró con Harry, Albus y James, quien la había llamado.
-Hola-, saludó contenta y observó de reojo como Goerge le mostraba a Lily y a Ginny los micropuffs.
-Tía- repitió James-, ¿que tienes de nuevo? Algo que pueda usar contra los slytherin.
-¡James!- Dijo Harry entre enojado y divertido.
-Pero tú dijiste que me comprarías lo que quisiera.
-Angelina- dijo Harry ignorando a su hijo de catorce años y al de trece que se reía-, nada que pueda usar en contra de los slytherin o de su hermano, o de cualquier ser viviente y (¿por qué no?) muerto dentro del castillo y fuera de él.
-Un poco exagerado, ¿no?
-Muchas lechuzas este año...
-George está orgulloso de las travesuras de Fred... Me da miedo los consejos que le da.
-Por eso estoy intentado evitar cualquier compra de productos "peligrosos"- dijo Harry con una sonrisa enorme, como si esa frase escondiera secretos-. Es un trabajo de tiempo completo -dijo Harry provocando más risas de parte de Albus-. Véndele algo inofensivo.
-Pues... James, ven conmigo, hay algo que te va a gustar.
Dejaron a los otros dos viendo los trucos muggles y fueron hacia la parte trasera de la tienda. Angelina condujo a su sobrino donde hacían sus experimentos. La mujer tomó un reloj de la mesa y se lo mostró a James.
-Con esto- le dijo mientras se lo colocaba en la muñeca-, puedes detener el tiempo durante diez segundos, sólo presionas este botón- y se lo señaló-, las personas que toques también se verán envueltas contigo en ese viaje.
-¡Genial!
-Son sólo diez segundos- repitió Angelina, empezando a arrepentirse de habérselo dado.
-Tía, hay mucho para hacer en diez segundos- el chico la miró muy serio y ella no pudo evitar preocuparse... ¿Qué había hecho? Pero al joven Potter le interesó algo más de la mesa. Una botellita púrpura con grabados sobre ella de runas ( y sí, James llevaba Runas Antiguas) y un delicioso aroma se desprendía de ella.- ¿Qué es eso, tía?
-Bueno, es un proyecto en el cual tu tío George ha estado trabajando.
-Ya lo sé- dijo él con una cara de "tía, no soy idiota, por favor, adultos, entiéndanlo: no soy idiota"-. ¿Para qué sirve?
-Es un perfume.
-Ya lo sé- de nuevo su expresión de: "no soy idiota"-. ¿Para qué sirve?
-Para lo que sirven los perfumes.
-¿Ah? ¿Y por qué mi tío trabaja en algo tan tonto?
-Es un regalo para mí.
-No entiendo.
Y Angelina sonrió. Una mañana se había quejado sobre sus perfumes con George. Le dijo que siempre se iba el olor muy pronto y que duraban muy poco. Ella aún recordaba toda la escena con admiración: su esposo, sonriéndole de manera pícara, le susurró sobre los labios que no había aroma más maravilloso que el que ella desprendía naturalmente, y desde entonces ha estado "embotellando" el aroma de Angelina.
-Tu tío desea darme ese regalo.
-¿Por tu cumpleaños? ¿Aniversario? ¿Por qué?
-¿Tú papá le da regalos a tú mamá sólo por ocasiones especiales?- dijo Angelina, pensando seriamente en tener una "charla de chicas" con Harry.
-No... Pero no lo entiendo tampoco.
-Bueno... Cuando dos personas se aman...
-¡No la charla del sexo! ¡Estoy harto de la charla del sexo! Primero papá, luego mamá, después la abuela con el abuelo, después el profesor Longbottom, después...
-¡James!- le gritó Angelina cuando notó que no iba a cayarse-. No te quiero hablar de sexo (con Fred tengo bastantes problemas, gracias). Te iba a decir que las personas se demuestran ese amor, y muchos lo hacen por medio de regalos. Sólo para mimar un poco a esa persona en especial.
-Aaaaaaah.
-Lo entiendes ahora.
-No, porque si se aman ¿no deberían ser esas muestras innecesarias?
-Lo son- dijo Angelina sonriendo abiertamente-, pero, ¿por qué no? ¿Qué tiene de malo? No nos cuesta hacerlo, así que... ¿por qué no hacerlo?
-Ya- dijo James, y de pronto su rostro se iluminó con un brillo inusual, Angelina no sabía si era algo bueno o algo malo-. Tía... ¿Qué le puedo regalar a una chica?
Angelina y James fueron a la tienda y observaron como ésta se había llenado más. Harry estaba ayudando a Goerge tras el mostrador y Ginny estaba en los pasillos. Hoy era el día libre de Verity.
-Ven James- y lo llevó hacia los micropuffs.
Una niña de cabello castaño también se acercó a los animalitos y prestó mucha atención a la explicación de Angelina.
-¿Cuál quieres, Lizz?- dijo James, volviéndose a la niña, quien se sonrojó, porque no había notado a su amigo.
-El lila es muy lindo.
-¿Tía?- y Angelina salió de su asombro. Tomó el micropuff y se lo dio a la niñita con una sonrisa de complicidad dirigida a su sobrino.
-¿Cómo lo vas a llamar, Lizz?- dijo Angelina intentando sonar amable.
-No lo sé- y la niña se volvió a sonrojar.
-Después te ayudo a elegir un nombre- dijo James y se despidió de la niña con un beso en la mejilla y se dirigió hacia sus padres.
George había presenciado la escena y le parecía muy cursi, pero, ¿cual era el chiste de tener esas cosas peludas, y esponjosas, si no iba a presenciar esas cursilerías? Vio como su sobrino se acercaba a sus padres y les decía que había que pagar un micropuff y un reloj, después salió de la tienda detrás de la niña gritándoles a sus padres que los vería luego. Tal vez no se había despedido de la niña después de todo.
-Papá- dijo Fred que había llegado seguido por Roxie- ¿Y James?
-Acaba de salir.
-¡Pero tú no puedes! ¡Ni se te ocurra!- dijo Angelina cuando Fred ya salía disparado por la puerta. Se quedó apesumbrada y se acercó a su esposo-. Va a arruinarle el momento a James.
-Cierto- respondió él.
-¿Cuál momento?- preguntaron Harry y Ginny al unísono.
-¡Ninguno!
