Buenas noches, este será un pequeño especial de navidad, espero no pase de los tres capítulos y terminarlo en víspera de noche buena.
Que lo disfruten.
Cuento de Navidad.
Capítulo 1: Personajes.
.
.
Heather.
.
Tarde del 24 de diciembre.
En la afueras de la gran y friolenta ciudad de Berk, a un lado de la carretera estatal que estaba cubierta de blanca nieve, había un pequeño restaurante tradicional; tenía grandes ventanales que bien se podía apreciar la poca gente que había en ese momento en el lugar. Era el punto de descanso de muchos camioneros y viajeros de carretera, contaban con un servicio de 24 horas y ese día no sería la excepción.
La campanilla colgada en la parte superior de la puerta timbró con el golpeteo que le dio la misma al abrirse dándole la bienvenida a un nuevo cliente.
Se trataba de una chica que estaba cubierta de pies a cabeza; sin embargo que al percibir la calidez del lugar se empezó desprender de algunas de sus prendas para moverse con más facilidad: gorra, guantes, bufanda y el saco negro. Acomodó todas prendas de manera que pudiera sostenerlas con un solo brazo en lo que conseguía un lugar. Observó atentamente alrededor, como un comensal que busca una mesa libre, cuando la realidad era que el lugar estaba casi vacío, salvo por los empleados y tres clientes que tomaban café en la barra.
Al verse con la libertad de elegir su propia mesa, Heather se sentó en una que estaba en la esquina a un lado; con un mantel de cuadros rojos con blanco y su respectivo salero y azucarero. Estaba a un lado de la ventana que daba vista a la carretera y al paisaje en sí, el cual era diurno aunque no se podía apreciar debido a la inmensa nubosidad que estaba en el cielo
—Bienvenida linda. ¿Algo en especial? —se acercó la camarera y dueña del lugar con un menú y una jarra de café listo para servirse.
—Para empezar un café, por favor. Espero a alguien.
—Un café a la orden. —sirvió la mujer. —Mi nombre es Phelma, para lo que se te ofrezca.
Heather agradeció su atención con una sonrisa, después, cuando se retiró, se preparó el café con el azúcar y crema; comenzó a beberlo lentamente al mismo tiempo que miraba por la ventana, esperanzada de que a ese que esperaba llegara para verla.
.
.
Hiccup y Astrid.
.
.
.
Un matrimonio se encontraba rondando en auto por las despejadas calles de la ciudad de Berk, buscando un lugar que vendiera comida preparada la cual sería su cena para Navidad. Ninguno de los dos hablaba, ella se había enojado con él.
El motivo: Hiccup le había prometido llegar temprano a casa para juntos hacer las compras de lo que cocinarían entre los dos; sin embargo lo dejó pasar hasta que se hizo tarde, pues él ya no le encontraba sentido celebrar tal festividad.
—Mira ahí hay un lugar… comida Berserker. —señaló el castaño el local. Se orilló para poderse estacionar, luego esculcó sus bolsillos y de estos sacó unos billetes muy mal doblados. —Supongo que con esto te alcanzará para comprar algo.
Entregó el dinero a su compañera, la cual sólo lo tomó sin decir nada y salió del auto azotando la puerta al salir.
Hiccup resopló con cansancio, se quería dar de golpes contra el volante, odiaba discutir con su esposa, probablemente la única persona que todavía lo toleraba después de aquella tragedia, algo que él había provocado; por eso odiaba esas fechas, donde la propaganda inicial era la paz y la armonía, algo que él había perdido desde un año atrás. Lo único que le quedaba era el amor de ella, sin embargo ¿por cuánto tiempo?
Despertó de sus pensamientos y se reincorporó rápidamente al escuchar que la puerta del copiloto se abría.
Astrid se subió sin decir palabra alguna, dejó las bolsas con comida en la parte trasera del auto para después ponerse el cinturón de seguridad y mirar fijamente al frente como si no hubiera nadie con ella.
—Huele bien. —trató Hiccup de hacer platica.
—Sí. —respondió ella torciendo su boca, signo de que le costaba trabajo ignorarlo.
—Lamento no haber llegado temprano, pero ya sabes… está fecha…—apretó el volante para calmar su frustración.
—Lo sé Hiccup…—respondió Astrid cabizbaja. —Pero…
—Pero…
Su esposo la tomó de la mano la cual estaba cubierta por un guante que sólo descubría parte de sus dedos, mismos que él besó tiernamente para darle calor, pues estaban muy frías.
—Hiccup…—Astrid cubrió con su otra mano la suya y de igual manera le besó sus dedos. —Hay algo que te quiero decir…
—Dime…—él la besó haciendo las paces de esa forma, ella le respondió y se aferró a sus manos para hacerle esa petición. —Tu mamá me habló…—dijo rápidamente.
Hiccup se alejó de ella, más Astrid no permitió que se soltara de sus manos.
—Quiere verte hoy, tu hermano también…—tragó saliva al mencionarlo.
Eso fue demasiado para Hiccup, se soltó de ella con una incrédula expresión en el rostro, ya que algo tenía muy claro, podía complacer a su esposa en lo que quisiera, pero ver a su familia no era una de esas cosas. No lo obligaría a ver a su hermano y madre.
.
.
Ruffnut y Tuffnut
.
.
A sus 23 años, Tuffnut aun creía en Santa Claus, así como en todo lo relacionado con la "magia de la navidad". Le fascinaban esas fechas, en especial porque podía hacer explotar muchos cohetes y fuegos artificiales, además de disfrutar en compañía de su familia y amigos, cenas deliciosas, recalentados deliciosos, fiesta armonía y paz.
Sólo había un problema: Su hermana gemela, mayor que él por unos minutos, ella había "madurado" y con ello perdió el espíritu navideño desde tiempo atrás, pero Tuffnut y sus explosivos la harían creer nuevamente en tal magia; sin embargo para un grande sueño siempre hay algún obstáculo.
""Noticias de última hora, nos han hecho llegar la información de las colonias donde "Por seguridad" quedará prohibido el uso de cohetes o fuegos artificiales…"
— ¡NOOO! —gritó dramáticamente el muchacho cuando escuchó decir a la reportera que su colonia era una de las que ya estaban prohibidas.
—Ya déjalo Tuffnut, son puras tonterías. —silenció su hermana despectivamente, sin quitar la vista de su celular.
—¡Hermana! ¿Cómo puedes decir eso?
—Porque es la verdad. —respondió cortantemente. —La navidad es una tontería, no existe Santa Claus, ni los renos, ni el niño Jesús… ¡No existe la magia de la navidad! Ya madura. —finalizó marchándose de la sala para ir a su habitación
El varón dejó caer su mandíbula totalmente horrorizado, pero él era un fiel creyente de dicha magia y se lo demostraría a su hermana, fuera como fuera.
Mientras tanto, Ruffnut seguía discutiendo por teléfono, ¿con quiénes? Con dos fastidiosos pretendientes que tenía y que no dejaban de molestarla con preguntas acerca de la navidad, regalos, citas y demás cosas; y por más que los mandaba por un tubo, era como dos imanes fastidiosos pegados en un refrigerador. Decidió que lo mejor era encerrarse en su habitación al menos hasta que su madre la llamara para la tradicional y aburrida cena Navideña.
.
.
Snotlout y Fishlegs
.
.
Dentro de una gran plaza comercial, desde dos extremos diferentes dos chicos se batía en un duelo social, peleaban a dedo alzado con su teléfono móvil, mientras que con la otra mano cargaban un presente. Unos chocolates Snotlout, un monstruo de peluche Fishlegs.
Los dos se miraban con odio cuando el otro conseguía una respuesta de parte de la chica que les gustaba; sin embargo, cuando ambos dejaron de recibir mensajes, caminaron a su encuentro como si de dos furiosos gladiadores se tratara.
—¡¿Qué te dijo?! —exigieron ambos respuestas al mismo tiempo.
—Por tu culpa no quiere verme, dice que la fastidias. —acusó el regordete.
—Pues a mí me dijo que tú le aburres, ¡Así que deja de meterte en mi camino Carapez! Yo seré el que le entregue este presente a mi princesa. —presumió su caja de chocolates gourmet.
—Pues dudo que le gusten más que este enorme amiguito—acarició el otro al gran peluche que era un dragón de dos cabezas.
—¿Pero adivina quién tiene auto para ir a verla en ese momento? —siguió presumiendo Snotlout sacando las llaves para luego darse a la fuga con los chocolates.
— ¡Eso es trampa! —gritó Fishlegs, corriendo lo más rápido que podía para poder alcanzar el bus que la llevaría con su querida.
Continuará.
Y así empieza esta pequeña historia, la iba hacer un oneshot, pero mejor en pedacitos chiquitos.
Nos leemos para la próxima.
13 de diciembre 2016
