Disclaimer: Los personajes de Sailor Moon no me pertenecen, son creación de Naoko Takeuchi, yo solo los utilizo en esta historia sin fines de lucro y para entretener solamente.
Convirtiéndome en una verdadera princesa.
Capítulo 1: Un sueño, un cambio.
En una cálida y resplandeciente tarde una calma y paz se sentían en el ambiente, las hojas de los árboles caían, el canto de los pájaros armonizaban el lugar, se podía percibir el romance en el hermoso y concurrido parque número 10 en la ciudad de Tokio, paseando por los alrededores se encontraba una linda pareja, una chica rubia de ojos azul celeste y su adorado novio un moreno de cabellos negros azabaches y ojos azul zafiro, sus rostros enamorados y serenos no dejaban ver cicatrices de dolor ó tristeza después de una dura prueba enfrentada días antes, se encontraban en su primera cita, la primera después de la batalla con galaxia tratando de recuperar tiempo perdido, ella es Serena Tsukino ó Sailor Moon, él Darién Chiba ó Tuxedo Mask, aunque en ese instante solo son dos enamorados.
Tomados de la mano llegaron hasta donde se divisaba el lago que cruzaba el parque, ambos se acercaron y mantuvieron en silencio, disfrutando de la cercanía del otro, fue el pelinegro quien rompió la quietud del momento.
- Serena- la llamó ya que ella tenía la vista perdida en el paisaje - perdóname por haberte abandonado y dejarte sola en la última batalla- ella apretó el agarre de las manos y negó suavemente con la cabeza.
- No fue tu culpa, y aun y cuando no estabas físicamente, estabas en mi corazón- expresó con tranquilidad –aunque hubo días en que me ganaba la frustración por no saber de ti, seguía sintiendo tu amor aquí- señalando su corazón- y eso me dio la fuerza para seguir- añadió brindando una tierna sonrisa que el dueño de su amor correspondió.
- Fuiste muy valiente- murmuró acariciando la mejilla de la rubia, disfrutando y perdiéndose en la calidez que se desprendía de la joven y la sensación de alivio, por estar de nuevo con ella, en su vida – tu fortaleza me tiene sorprendido –dijo con nostalgia.
- Lo único que deseaba era volver a tenerte a mi lado- susurro ella cerrando los ojos y deleitándose con la caricia de su amado.
- Y ahora estoy aquí- contestó él atrayéndola hacía si para rodearla con sus brazos.
- La verdad Darién, fue muy difícil por que no estabas a mi lado- suspiro- pero solo pensaba en ti y en que estarías conmigo a pesar de lo que pasara, te sentía, sentía como me apoyabas y creías en mi, eso me ayudo mucho, la verdad mi príncipe, no lo hubiera logrado sin tu amor, tu eres mi fortaleza mi adorado Darién- expresó con emoción, su cuerpo se pegó más al de su novio temiendo volver a perderlo.
El suave murmullo del agua debido a la brisa y los latidos de los corazones de la joven pareja hacen una peculiar melodía que los transportaba a un espacio solo para ellos, ella levanta la cabeza y ve sonrojada la profunda mirada de él clavada en ella, cierra los ojos y se inclina hacia delante en espera de su sello de amor, él lo entiende, se acerca a Serena y se funde en un dulce beso, beso en el cual se demuestran lo mucho que se aman.
Al separarse sus brillantes miradas llenas de ternura, son las palabras que no se dicen y de las caricias que aún se deben, y a pesar de que preferirían estar así siempre, ambos saben que aún no es el momento.
- Te llevo a tu casa- expresó él con esa voz que derretía las piernas de la rubia, la cual asiente débilmente.
Ambos se dirigen al auto y el cual caballero la ayuda a subir, conduce despacio ya que quiere disfrutar de todo el tiempo posible que tiene con ella y de reojo ve como la sonrisa de Serena es de pura felicidad al igual que la suya y es que ahora esta seguro y decidido a no dejarla nunca más, a no separarse de su princesa por nada en el mundo ó en la galaxia, al llegar a la casa de los Tsukino, Darién sale con rapidez del auto y se acerca a la puerta de copiloto para ayudarle a su querida novia a bajar del auto.
- ¿Nos vemos mañana? –cuestiono con ansiedad la jovencita.
- Claro que si mi princesa paso por ti después de tus clases- contesto él acariciando el expresivo rostro de su novia -así aprovecho para que me acompañes a la universidad a organizar lo de mi beca- ella se tenso y sus ojos se abrieron asustados, lo que fue notado por el joven -no temas Serena, no quiero separarme de ti, no ahora que estamos juntos de nuevo, yo deseo estar contigo siempre- ella tomo su mano y la dirigió a su mejilla- no me separaré de ti nunca más- dijo antes de besarla nuevamente. Beso que Serena correspondió dichosa, abrazando con más fuerza a su apuesto novio haciendo que el beso se profundizara.
Tras separarse ella suspiro y el sonrío sintiéndose más vivo que nunca, ella se encamino hacia su casa no sin antes robarle un beso más a su novio, desde la puerta hizo un ademán con la mano y le grito te amo a lo cual el correspondió. Se introdujo a su auto y arranco.
- Ya estoy en casa mamá- se anunció la rubia - ¿Qué hay para cenar? –pregunto animadamente al percibir el delicioso aroma de la comida de la señora Tsukino -muero de hambre- declaró con gesto dramático.
- Hola hija- saludó su madre contenta al ver a su hija feliz, cosa que no pasaba desde hacía u tiempo -cenaremos curry con arroz- informó - y dime Serena ¿Cómo te fue hoy? –cuestiono Ikuko, una linda señora de no más de 35 años cabellos azules, ojos cafés con una mirada que denotaba dulzura.
- Pues la verdad nada bien mamá– respondió la rubia con melancolía -reprobé un examen muy importante y no entiendo porque- reflexiono pensativa -estudie mucho para aprobarlo- aseguro y su madre bien sabía que era verdad, ella misma la había visto desvelarse y echarle ganas a la escuela, aunque la mujer creía que tenía que ver con el joven apuesto que hacía mucho no se veía, hasta esa tarde. "Aunque supongo que debió ser por lo de la última batalla, estaba muy consternada y no me puede concentrar" pensaba Serena mientras respondía a su mamá.
En ese momento su padre llegó del trabajo para tranquilidad de la joven que no quería ni imaginarse la escena que hubiera hecho de ver a Darién ahí, su hermano hizo acto de presencia y sonrió ligeramente al verla, ella sabía que Sammy la había visto con su amado príncipe, esperaba que no hiciera ningún comentario al respecto, lo cual para su alivio así fue, terminando la cena y tras ayudar a lavar los platos subió a su habitación donde la esperaba su fiel amiga y consejera, Luna.
- ¿Cómo te fue con Darién?- le cuestiono una linda gatita negra con una luna creciente en la frente, apenas abrió la puerta de su habitación.
- Muy bien Luna- respondió con gesto soñador y tirándose en su cama recordando la maravillosa tarde junto a él -mañana pasara por mi después de clases-
- Ya veo- expresó la gatita con cierto tono que alerto a la chica.
- Te pasa algo ¿Qué te tiene pensativa?-.
- Solo pensaba que ya no tienes pretextos para no enfocarte en lo importante, Darién estará a tu lado ¿No crees que deberías empezar a mejorar en tus estudios? Mira que algún día de estos te propondrá matrimonio y es seguro que no querrá que su esposa sea una cabeza de chorlito- expresó Luna con cierto tono burlón.
- ¡LUNA! – exclamó Serena muerta de rabia -¿Qué rayos te pasa? Como te atreves a decirme cabeza de chorlito cuando tu sabes lo mucho que estudie para ese examen, si no hubiera sido por la última batalla, no hubiera reprobado, así que ahórrate tus comentarios- concluyó airadamente y dirigiéndose al baño a cambiarse.
- Serena no te enfades solo fue una pequeña broma- se defendió la gatita -ashhh, que inmadura eres- murmuró un poco arrepentida por su comentario.
Debido a que la rubia tardaba mucho, la gatita se acurruco quedándose dormida, al poco rato salió la joven, se sentía tan cansada que pasando por alto su molestia recostó en su cama, su cabeza era una ruleta de imágenes, la batalla de galaxia y el caos, el dolor por pensar que no volvería a ver a su príncipe, su tonto examen ha hacían divagar hasta que finalmente el sueño la venció.
"Se encontraba de pie, viendo ante ella la imagen de un gran palacio rodeado de hermosos jardines y con una vista majestuosa del planeta tierra, la realidad la golpeó, se encontraba en su antiguo hogar: La luna, en el Milenio de Plata.
- Princesa Serena, hija mía –escucho que la llamaban, busco a la dueña de esa voz, hasta que diviso la clara silueta de una mujer acercándose a ella, sus ojos se abrieron sorprendidos al ver la identidad de la misma, era su madre, la reina Serenity, una mujer de cabello plateado ojos azul grisáceos con dos coletas de porte elegante y soberano, la cual la miraba con cierta ternura pero a la vez con seriedad.
- Madre- murmuró contrariada ¿Qué hago aquí?-.
- Hija mía te encuentras en un sueño el cual he aprovechado para hablar contigo de algo muy importante. Se acerca la hora de que el Milenio de Plata vuelva a su gloria y sea el que vele por el bienestar de la galaxia. Como sabes princesa, el cristal de plata es el cristal más poderoso de toda la vía láctea y se nos confió a los habitantes de la luna, tu eres la princesa de la luna, la ultima descendiente de nuestra civilización, es hora de que tomes tu papel como la princesa heredera del milenio y dejes la vida que hasta ahora has llevado- declaró con rotundidad y aflicción.
- Madre, pero yo…
- Hija mía, nuevos cambios se avecinan, por favor se conciente de tu gran responsabilidad, en tus manos está de nuevo y por siempre la paz de la galaxia y de los habitantes de la tierra- expresó en tono maternal, entendiendo de sobra las dudas de su hija.
- Pero madre no estoy aun en capacidad de asumir mi papel como princesa, son muchas cosas en las que debo cambiar y muchas cosas que debo abandonar y la verdad madre tengo miedo de no poder cumplir con mi misión, soy algo torpe y no soy buena en los estudios –confesó esto con un poco de pena y sonrojándose- además sabes que estoy muy enamorada de mi amado príncipe, lo has sabido siempre, no pienso por nada del mundo abandonarlo, no ahora, después de lo que hemos vivido y después que el me ha jurado que nunca más se separará de mi, que estaría siempre a mi lado- alegó temerosa, y no por el miedo a esforzarse, si no por no ser lo esperado, lo suficientemente fuerte para enfrentar lo que se avecinaba - madre lo que tenga que hacer lo haré con Darién a mi lado- declaró con firmeza.
- Hija mía no te estoy diciendo que te separes de él, su amor ha pasado las barreras del tiempo y lo que han pasado juntos no ha sido en vano, el príncipe de la tierra te ama y tu le correspondes de igual manera, pero como ya el futuro ha predicho, hay muchas cosas que deben pasar- la pequeña rubia asintió -con el tiempo descubrirás algo fundamental para que domines a la perfección el poder del cristal de plata, eso algo que nadie puede decirte, debes descubrirlo por ti misma, toma en cuenta siempre que nuestro poder radica en nuestro corazón y amor- dijo esbozando una pequeña sonrisa.
- Tengo miedo- confesó con tristeza -¿Nunca podremos estar en paz?- murmuró para si misma, aunque fue escuchada por la antigua reina.
- No temas mi pequeña, tu nombre es una leyenda, tu tiempo es una profecía y tu destino es la felicidad, pero como todo llegar a ese punto conllevará un gran esfuerzo.
Serena se quedo pensativa por varios segundos, ni siquiera noto que su madre se encontraba a su lado cuando tomo su decisión.
- Esta bien madre, haré lo que me pides – la reina acarició a su hija en la mejilla, la rubia rodeo la silueta de su madre en un abrazo, deleitándose con la seguridad, ternura y amor que el delicado cuerpo de la mujer desprendía.
- ¿Cómo haré para ser esa princesa que la galaxia necesita?- cuestiono con preocupación.
La reina sonrío y volvió a adoptar su actitud seria -por naturaleza eres una princesa, tus guardianas te ayudaran a que vulvas a hacer la princesa de la luna, en la unión y la confianza radica el poder- palabras que más que ayudar confundían a la joven -ahora hija mía, se me ha agotado el tiempo, recuerda tu procedencia y el potencial que tienes, de ahora en adelante tendrás mas responsabilidades y estoy segura que sabrás asumirlas, estaré contigo siempre hija mía, te amo Serena- expresó emotiva y su imagen empezó a desaparecer, dejando el eco de sus palabras en el aire" .
La mañana llegó y en la mente de Serena solo se encontraba el sueño que había tendido, seguía confusa y temerosa, le faltaba mucho para llegar a ser la princesa que la galaxia necesitaba, aunque su madre le había dejado muy en claro que tenía la confianza de que pronto estaría a la altura de las circunstancias, sabía que tenía que esforzarse para ser digna de subir al trono del nuevo Milenio de Plata y ser la soberana de Tokio de Cristal al lado de su amado príncipe, quería que todos estuvieran orgullosos de ella, en especial su adorado Darién y demostrar que tenia lo necesario para ser la futura reina, divagando en todo el trabajo que se avecinaba gimoteó por ultima vez a la par que sonó su despertador, se levanto, se vistió y con los ánimos de siempre bajó al comedor.
- Buenos días mamá y papá- entro saludando animadamente mientras acomodaba los chonguitos de su característico peinado de dos coletas.
- ¿Serena? Buenos días- respondió dudosa -¿Te levantaste temprano? No puedo creerlo- murmuró para si misma contrariada.
- Serena no tienes fiebre, te encuentras bien hija- dijo su padre, colocando una mano en la frente de la rubia- ella negó, Kenji Tsukino, un señor de 38 años cabello negro ojos cafés oscuros trabajaba en un periódico local.
- Mama, papá, que tiene de malo que me levante temprano, además ya estoy en la preparatoria, no soy una niña, ya tengo 16 años debo tomar mis responsabilidades y me he propuesto hacerlo- alegó con rotundidad dejando perplejos a sus padres.
- Valla cabeza hueca ya era hora, te estabas tardando, pero no creo que una cabeza dura como tu pueda hacer nada mas que llorar y comer jajajaja –estallaba a carcajadas el hermano menor de la chica. Samuel Tsukino, aunque de cariño le decían Sammy, un jovencito de cabellos rubio oscuros y ojos verdes.
Serena iba a estallar de la rabia y empezar como todas las mañanas a discutir, intentando defenderse de su hermano, pero se acordó de sueño, tomo aire y tratando de controlarse se levanto del comedor.
- Hasta la tarde mamá y papá- se despidió -Sammy que te vaya bien en la escuela- agregó dejando a todos boquiabiertos y a un jovencito muy consternado ya que su hermana no le siguió la pela.
De camino a la escuela, se topo con sus inseparables amigas y compañeras en las batallas.
- Buenos días- saludó a una chica de cabellos y ojos azules muy tierna y amable, esos son los adjetivos que mejor describen a Amy Mizuno, además de ser una chica muy dedicada en sus estudios.
- Ey ¿Qué tal Sere? ¿Cómo amanecieron chicas? ¿Qué tal tu cita ayer con Darién? Cuéntanos pillina, recuperaste el tiempo perdido- bombardeó en preguntas una linda rubia guiñando un ojo haciendo que la otra rubia enrojeciera, esa era la cualidad que distinguía a Mina Aino, chica de larga cabellera rubia, que siempre llevaba un moño rojo a media coleta, de ojos azules, muy extrovertida y un poco imprudente, además de ser la líder del grupo de las Sailor Scouts.
- Que tal niñas –saludó otra chica sacando del apuro a su princesa, Lita Kino, una dulce chica alta delgada de cabello castaño y ojos verdes, amante a la cocina y muy buena para el que hacer domestico. Era muy delicada, aunque tenía una gran fuerza.
- Buenos días- respondió finalmente Serena a sus amigas, quienes últimamente no la dejaban ni a sol ni a sombra, aunque ayer había sido una excepción puesto que estaba con Darién. Se acerco a sus inseparables compañeras reflexionando en que ni el tiempo ni las batallas podían dañar la amistad que tenían, por el contrario seguían siendo muy unidas, aún más que en el milenio de plata, apuntó recordando las palabras de su madre:"Tus guardianas te ayudaran a que vulvas a hacer la princesa de la luna, en la unión y la confianza radica el poder".
- La verdad Serena me sorprende que te haz levantado a tiempo- comento Lita con cara de no lo puedo creer y sacándola de sus cavilaciones.
- Pues chicas de ahora en adelante tomare más enserio mis responsabilidades después de todo soy la princesa, creo que es hora de prepararme para ostentar mi título con dignidad- expresó con seriedad.
- Jajaja Serena es imposible que en estos momentos tú tomes la responsabilidad de ser la princesa jajaja- reía Mina sin percatarse de la mirada seria de Serena y Amy mientras Lita sonreía débilmente.
Serena se adelanto dejando atrás a sus amigas -"será más difícil de lo que pensé"- pensaba la rubia un poco preocupada ya que sus guardianas y amigas no creían mucho en su nueva actitud, como sacaría su potencial si no la apoyaban y no demostraban creer en ella.
Durante todas las clases, evito a sus amigas, ya que ella quería adelantar tareas y buscar la manera de mejorar sus notas y sinceramente le daba pena decirles ya que seguro volverían a burlarse de ella, ó al menos Mina, pensó con decepción y es que de todas, esperaba más apoyo de la rubia extrovertida, por ser muy parecidas, resignada, puso atención a todas sus clases esperando ansiosa la hora de salida, ya que él estaría ahí, esperándola, una sonrisa se formo en su rostro, esa sería la mejor parte del día se animo mentalmente.
A la salida del colegio un apuesto chico de ojos color zafiro esperaba recostado en su auto a que su novia saliera
Continuará…
