Una nueva historia. Jejeje, últimamente os bombardeo. Esta vez es una historia de verdad con sus capitulitos y su intriga y todo, jeje. Espero que os guste. Por supuesto, todos los derechos reservado y no a mí, precisamente. Un beso. Racg18.
Capítulo 1: El nacimiento del pequeño Potter.
Habían pasado cerca de siete años desde la Gran Batalla de Hogwarts, como ya aparecía en los libros de texto. Siete años desde que Fred Weasley había muerto. Siete años desde que Teddy era huérfano. Siete años desde que Harry Potter había salvado al mundo mágico, y por extensión al mundo muggle, otra vez, al derrotar a Lord Voldemort. Siete años desde que el mundo volvía a ser libre.
Tan libre que una mujer de 25 años caminaba con rapidez por el Callejón Diagon. Parecía nerviosa, con mucha prisa y algo estresada. Hace siete años la gente hubiera pensado que la habían atacado a ella o a su familia. Pero no ahora. Iba prácticamente corriendo y dando tumbos por la calle, llevándose prácticamente por en medio a todo el mundo. A penas se disculpaba; no podía perder tiempo. Hacía frío, es lo que tiene febrero, pero ella tenía el abrigo desabrochado y la bufanda en los brazos. No paró hasta que llegó a una gran tienda con un enorme logotipo y rebosante de gente. La mujer bufó al sentir el codo de algún adolescente desaprensivo que había intentado que no se colara.
-¡Oye! Ten más cuidado.- Le replicó un chico con acné. Mucho acné. La mujer le miró con odio.
-Apártate y no pegues codazos. No tengo intención de colarme, voy a hablar con mi marido.- Replicó la chica mirando con asco un grano particularmente explosivo.
-¡Ya, claro! ¡Y yo soy Harry Potter!- Reclamó el joven impidiéndole el paso.
-Imbécil.- Murmuró la mujer. En fin, pensó, situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.- ¡Ron, George! ¡Ginny está en el hospital!- De repente todo el alboroto a su alrededor se apagó y pronto vio una alta cabellera pelirroja que dedujo que pertenecería a su marido.
-¿Hermione?- Preguntó Ron Weasley sorprendido.- ¿Qué haces dando voces ahí fuera?- Hermione bufó. Oh, genial, pensó la chica, ahora él me va a dar lecciones de civismo.
-Este idiota no me dejaba pasar.- Respondió Hermione. Ron echó una mirada furibunda al chico de los granos que optó por largarse de allí lo más rápido posible, permitiendo, por fin, el paso de Hermione y que llegara a la altura de su marido.- Ginny va a dar a luz. Se ha ido con Harry al hospital.- Dijo la castaña en un susurro para que sólo Ron lo oyera. Como Hermione había supuesto, Ron se puso blanco. Cogió a Hermione de la mano y tiró de ella hacia el almacén donde se encontraba George. Mientras caminaban Hermione vio como los tres empleados trabajaban a destajo.
Cuando llegaron al almacén vieron a George y Angelina sacando género de las cajas. Ron le había comentado que esperaban una gran afluencia de público. Era viernes 13 de febrero y había gente que consideraba que un regalo perfecto para San Valentín era una pastilla vomitiva, le había contado Ron riéndose ligeramente el día anterior. George sonrió al verla entrar.
-¡Genial, Hermione! ¿Has venido a echarnos una mano o a intimar en horario laborar con mi hermanito?- Ante el comentario de su cuñado Hermione se sonrojó mientras George y Angelina reían ligeramente y Ron tornaba poco a poco sus orejas en un color parecido al de la fragua de Vulcano.
-Ginny va a dar a luz.- Soltó Ron a bocajarro intentado desviar la conversación hacia el tema que les importaba más en ese momento. Ya ajustaría cuentas con su hermano más tarde. El rostro de George se iluminó con una gran sonrisa.
- ¿A qué estamos esperando? ¡Larguémonos! Estoy deseando ver la cara de Harry.- Dijo George riendo de nuevo.- Angie, cielo, vete encendiendo la red flu mientras yo hablo con Adam y Norman mientras Ron lidia con Verity, que se le da bien.- Hermione le dirigió una mirada furibunda a su marido y desvió la vista rápidamente de la conversación. No le gustaba el rumbo de la conversación. Es más; no le gustaba Verity. Pero ni un pelo. Ron notó el enfado de su mujer e intentó arreglar el desliz de su hermano. Definitivamente se las pagaría.
- George mejor habla tú con Verity. Yo les tengo que comentar a los chichos que cuando cierren repongan género en las estanterías porque mañana también habrá mucho ajetreo.- George asintió algo fuera de sitio por la reacción de Hermione ante su broma. Como poco le había parecido desmesurada. Ron se giró hacia su mujer besándole ligeramente el pelo.- ¿Vas yendo con Angelina, cariño?- Hermione asintió separándose y subiendo detrás de Angelina las escaleras. George miró extrañado a su hermano.
-¿Qué ha sido eso?- Preguntó a su hermano pequeño. Ron sonrió ligeramente de manera algo forzada.
- Te agradecería que de ahora en adelante cuando hagas bromas sobre Verity te muerdas el apéndice venenoso ese que tienes por lengua.
-¡Qué asco, tío! Con eso que me has dicho me has traumatizado y no voy a besar a mis hijos en un mes, más o menos.- Dijo George riendo de nuevo. Ron le acompañó.
-Ahora en serio.- Dijo Ron tras detener su carcajada.- Hermione esta celosa. Dice que Verity me hace ojitos y que yo no me doy ni cuenta. Se cabrea mucho porque dice que yo la dejo. Ya tuvimos un par de discusiones hace cosa de un mes.- Explicó Ron mientras salían del almacén. George hizo una mueca de comprensión.
-¡Por eso me pediste dos semanas y os fuisteis a Italia!- Ron asintió.- Fue una buena jugada de eso no hay duda.- Ron le sonrió agradecido por el cumplido.- Sin embargo no puedo creer que Hermione te considere lo suficientemente maduro emocionalmente como para darte cuenta de que alguien más que ella te haga caso en ese aspecto.- Comentó riendo.- ¡Tardaste como cuatro años en darte cuenta de que Hermione era una chica!
-¡Eh! ¿Tú como te enteraste de eso?- Replicó Ron abochornado.
- Ginny. Le hizo muchísima gracia. He de añadir que a Fred y a mí también.- Reconoció George.
-¿Por eso estuvisteis todo el verano diciéndome "mira, Ron, esto es una cuchara, ¿de acuerdo? Cu-cha-ra"? – George asintió sonriendo mientras Ron negaba.- En fin vamos antes de que nazca nuestro sobrino.-George asintió y dijo:
-Menos mal que…
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-…Fred y Roxie están con mis padres.- Hermione asintió distraída mirando las escaleras.- Hermione no debes preocuparte por Verity.- Comentó su cuñada tras echarle un vistazo al ver que no la respondía y sonreír ligeramente. Hermione pegó un ligero brinco al oír su nombre.
- Yo no…- Comenzó la chica. Angelina la miró reprobadoramente. Hermione suspiró.- Vale, sí. Estoy celosa.
- Es de Ron de quien estamos hablando, Hermione.- Dijo Angelina mientras preparaba todo para ir hacia San Mungo.- ¡Puff! Me acuerdo cuando perdí una apuesta con Fred acerca de si saldríais al finalizar los TIMO. Obviamente perdí.- Hermione frunció el ceño.
-¿Hacíais apuestas?
- No me cambies de tema, listilla. Lleváis tres años casados y cinco juntos. Y te aseguro que es más terco que una mula y más ciego que un gusarajo con miopía. Jamás haría nada que te molestara. Ya le has visto abajo.
- Si ya lo sé- Replicó Hermione sentándose en el sofá.- Pero es que él no hace nada por evitar esas cosas.
-Porque ni se fija, Hermione. Ya sabes que Ron es un poco denso para esas cosas.- Hermione asintió sonriendo.- Vamos a ver a Ginny. Pobre de ella como el bebé sea tan cabezón como lo fue Roxanne.- Hermione echó una carcajada mientras oía a los chicos subir corriendo las escaleras.
-¡Vamos, chicas!- Exclamó Ron cogiendo de la mano a Hermione y besándole la mejilla.
-¡Eh!- Exclamó George.- No queremos pasar por esto mismo dentro de nueve meses.- Hermione se sonrojó y miró a Ron nerviosamente.
-Dejémonos de tonterías y vamos al hospital de una vez.- Dijo la castaña soltando la mano de su marido para coger un puñado de polvos flu y metiéndose en la chimenea.- ¡Hospital San Mungo!- Exclamó Hermione desapareciendo entre las llamas mientras Ron sólo sonreía embobado mirando el sitio por el que había desaparecido su mujer. George le miró mientras ofrecía el tarro a su mujer.
-¡Qué carácter!
Varios minutos después se encontraban ya en la sala de espera con todos los Weasley salvo Audrey que se había quedado ayudando a Andrómeda Tonks a cuidar de los niños.
-¿Sabéis algo?- Preguntó Ron a su madre. Ésta negó mientras apretaba con rabia un papel que tenía en las manos. Estaba muy nerviosa.
-Estamos esperando a que salga Harry y nos diga algo. Llevan como cuarenta minutos ahí.- Dijo mientras el Señor Weasley le cogía de la mano.
-Tranquila, Molly, es normal. ¿O ya no te acuerdas?- Dijo Arthur sonriendo.
- Voy a ver si puedo contactar con Charlie de una vez.- Dijo Percy levantándose y cediendo el asiento a Angelina que se encontraba a su lado.- No soporto no hacer nada.
- Vete pidiendo un formulario reglamentario para ponerle el nombre al niño y a buscar el membrete ministerial correspondiente para sellarlo. Eso te entretendrá.- Bromeó George. Percy no le hizo caso y se alejó.
- Sí, como cuando nació Victorie, ¿no?- Dijo Bill riendo.
-¡Calla! Todavía me acuegdo que pgetendía que figmaga diez minutos después de habeg dado a luz.- Los Weasley rieron.- Sí, gaciosísimo. En ese momento lo mejog que me podgían habeg contado.
Riendo, ninguno de los Weasley se percató de la presencia maltrecha pero sonriente de Harry Potter, que se había acercado a ellos mientras rememoraban el nacimiento de la pequeña Vic.
-Me alegra ver que todos nos reímos.- Comentó Harry apareciendo al lado de Ron, que pegó un brinco como pocos, lo que valió más risas en aquel grupo de personas.
-¿Cómo está mi niña?- Preguntó la Señora Weasley abalanzándose sobre su yerno para demandar el estado de su hija.
-Bien, la verdad que muy bien.- Dijo Harry.- Lo está llevando de una manera increíble. El histérico soy yo.
-Irónicamente.- Dijo Hermione riendo. Los presentes la miraron extrañada. No entendían que tenía de gracioso. La castaña intentó explicarse…-Es que los griegos llamaban al útero, hister, y a las enfermas del útero, histéricas. Esa es la gracia.-…pero no lo consiguió.- Bah, da igual.- Harry sonrió a su amiga.- Sigue, Harry.
- Ginny dice que no le duele nada y que quería que le trajera un libro para la espera.
-¿Puedo pasar a verla?- Preguntó Molly, esperanzada.
-Sí, claro, de hecho me ha dicho que viniera a buscarla.- Molly no necesitó más para salir rápidamente hacia la habitación de su hija. Todos se quedaron mirando a Harry expectante a que explicara algo más. A que dijera algo más.- ¡Voy a tener un hijo!- Exclamó entusiasmado. Ron rió y le dio un golpe afectuoso en el hombro.
-Pensé que te habrías hecho a la idea hace nueve meses.- Harry rió mientras Hermione abrazaba a su amigo por la cintura.
- Sí pero ahora es de verdad.- Dijo pasando un brazo por los hombros de Hermione.- Ahora lo voy a poder coger, abrazar, darle de comer…
-Hacerle eructar…-Coincidió Arthur haciendo reír a todos de nuevo.- No, es en serio. Es una sensación extraordinaria.
-¿Igual o mayor que quitarle los pañales?- Dijo George riendo cada vez más.
-En serio.- Volvió a decir Arthur.- Me acuerdo que Charlie tuvo unos problemas tremendos y no conseguía echar los gases. El día que encontré el truco para que eructara, Molly y yo casi organizamos una fiesta. El pobre lo pasaba fatal.- Un silencio sepulcral se hizo en la sala de espera…hasta que Bill no pudo reprimir más la carcajada.
-Estoy deseando que llegue para preguntarle por su tripita.- Dijo George. Bill reía como un loco.
- Te aseguro que ahora está perfectamente. El truco de papá funcionó a las mil maravillas.- Comentó Bill entre risas.- ¿Por qué crees si no que no tiene novia fija?- Todos rieron de nuevo ante aquella información.
Ron, mientras reía miraba a Harry que sonreía pero cuya mente estaba en otro lugar y otro momento. El pelirrojo sabía que no se desviaría mucho si decía que estaba en la habitación de su hermana con el pequeño ya en brazos. Y puede que también deseando que alguien pudiese estar allí para verle. Alguien como sus padres, o Sirius, o Remus. Su amigo parecía como flotando. Como si no se enterara del todo de lo que estaba pasando a su alrededor. Ron pensó que le gustaría sentirse así alguna vez. Miró a Hermione. Su mujer miraba todo a su alrededor con un brillo extraño en los ojos. Ron sabía lo que le pasaba. Hermione creía estar embarazada. Se lo había dicho hacía un par de días pero Ron lo tenía prácticamente todo ya en la cabeza. Una preciosa niña de cabello castaño y rizos profusos que la miraba sonriente desde una escoba de juguete mientras zumbaba a pocos centímetros del suelo. Era pensarlo y poner una cara de estúpido mayor de la que tenía habitualmente. No se lo había dicho a nadie aún. No querían dar una noticia en falso. Hermione aún no se había hecho ninguna chica pareció leer el pensamiento de su marido, pues rodeó a Harry por la espalda y le abrazó a él por la cintura. Harry seguía en su particular mundo feliz mientras el resto seguía agudizando su ingenio a costa de Charlie. Hermione se puso ligeramente de puntillas y besó en los labios a su marido.
-Siento haberme puesto así en la tienda.- Le susurro mientras le abrazaba. Ron negó restándole importancia.
-Ya hablaremos de eso luego.- Repuso él. Hermione dedujo que más tarde no tendrían ni que mencionarlo. Ambos miraron hacia Harry a la vez y descubrieron que les observaba con una sonrisa.
-Aún no me lo creo, chicos.- Susurró el joven con las manos en los bolsillos. Ron sonrió.
- Ya te lo creerás cuando te despierte a las 3 de la mañana.- Dijo riendo.
- La verdad es que dudo que me importe en absoluto.- Replicó él.- Es tanto lo que ha cambiado mi vida desde que derrotamos a Voldemort, que ya nada me asusta.
-Es comprensible.- Dijo Hermione sonriendo a su amigo.- Yo no pensé que pudiera sobrevivir a la guerra. Pensé que no iba a volver a ver a mis padres.- Los chicos se quedaron en silencio durante unos segundos, recordando los horrores de la guerra. Agradeciendo que hubiese terminado y la relativa paz que se respiraba. Hermione notó la semidepresión en la que había sumido a sus dos mejores amigos y se propuso arreglarlo.- Y también pensé que Ron no daría ningún paso en la vida.- Harry dejó escapar una carcajada mientras Ron se hacía el ofendido.
-No te oigo quejarte nunca de los pasos que doy ahora.- Hermione se sonrojó y Harry hizo una mueca de asco.
- Creo que no voy a poder quitarme esa imagen mental en un año.- Dijo el moreno sonriendo. Hermione le miró un segundo con cara de incredulidad.
-Harry, ya me estás sacando de tu mente.- Los tres rieron. Como hacían en Hogwarts en los días en los que la única preocupación que tenían era vigilar a Malfoy. Quedaron en silencio durante unos segundos. Estaban tan acostumbrados a esos cómodos silencios comprensivos entre ellos que no sentían necesidad ninguna de romperlo.
-¡Eh, Harry!- Exclamó Angelina- ¿Te han dicho si va a tardar mucho en nacer?
- Dijeron que lo más probable es que tardara un rato, pero no me han especificado. ¿Por?
-Por acercarme donde mi madre y comentarle que tardaré en ir a buscar a los niños.- Repuso Angelina.
-Vete, en cinco minutos no van a nacer.- Comentó Harry con cierta tranquilidad. Los Weasley volvieron a reír.
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Cinco horas y media más tarde, los Weasley estaban mirando a través del cristal una habitación con cunitas de bebé mientras a su alrededor un montón de familiares hacían lo mismo e intentaban llamar la atención de bebés de horas o pocos minutos de vida. Huelga decir que los bebés pasaban de todo y se dedicaban a lo suyo. Cuando les ponían un biberón, comían, y si les ponían un chupete, lo mordían.
-Esto es insufrible.- Dijo Charlie mirando al resto.- ¿Qué está pariendo Ginny? ¿El universo de Tolkien?- Sus hermanos le miraron dubitativos y Ron se encogió de hombros como diciendo: "Pues mira, es probable"
Llevaban casi 6 horas allí. Habían comido en la cafetería del hospital y echado una cabezada en la sala de espera. Pero no había ni un cambio, ni una variación. Bueno, había una. Ginny se estaba empezando a cabrear seriamente.
La última vez que Harry salió hacía cosa de una hora, fue porque Ginny le había obligado a buscar a una enfermera para recordarle que ella había llegado antes, y que, por lo tanto, su turno debía haber sido mucho antes que su compañera de habitación, que llegó dos horas más tarde que ella y salió hacía hora y media hacia el paritorio. De no haber estado tan aburridos, les habría parecido mucho más divertido. En ese momento todos querían que el maldito crio asomara la cabeza para poder irse a casa a descansar.
-Pobre Ginny.- Dijo Hermione apoyada en el hombro de su marido.- Lo tiene que estar pasando fatal.- Justo terminó de decir esto Hermione y Arthur apareció prácticamente corriendo hacia ellos.
-Chicos, ya van a meter a Ginny al paritorio.
Cuarenta angustiosos minutos después, Harry salió de la habitación con aspecto cansado pero extraordinariamente feliz. Molly, volvió a abalanzarse sobre él, para escuchar de primera mano las noticias de su nieto. Harry miró en derredor comprobando que todos estuvieran allí para contarlo.
-Es un niño.- Dijo sonriendo.- James Sirius Potter. Tiene el pelo negro, los ojos no los ha abierto aún, ha pesado 4 kilos exactos y mide 55 centímetros.
Al día siguiente, Ron y Hermione se dirigieron hacia San Mungo para ver con más tranquilidad a su sobrino. Ayer querían entrar Arthur y Molly, comprensible, por otra parte. Y Harry, el pequeño James y, sobre todo Ginny, necesitaban descansar. Tanto Ron, como Hermione estaban de lo más emocionados con el pequeño miembro de la familia. Bueno, ellos y todos los Weasley. A George no se le había ocurrido otra idea que ponerle en su pequeña manita una bomba fétida marca W con tal suerte que el pequeño, probablemente pensando que era una mano amiga, lo apretó y lo rompió, llenando toda la habitación de un agradable aroma de flores podridas. Todo ello le ganó a George una monumental bronca de su madre, mientras él bajaba la cabeza fingiéndose avergonzado mientras trataba de esconder una sonrisilla y se tapaba ligeramente tanto la sonrisa como la nariz para evitar el olor tan horroroso de la habitación. Curiosamente el pequeño James pareció divertirse lo suficiente como para abrir los ojos y mirar la causa de tanto alboroto.
-George se pasó.- Dijo Hermione mientras cogía la mano de su marido al caminar. Ron la miró extrañado.- Ayer, con la bomba fétida.- Ron hizo un gesto de comprensión mientras reía.- No tiene gracia, Ron.- Le recriminó ella.
-Sí, sí que la tiene, pero tú no se la ves porque…bueno porque eres Hermione, y no serías tú si esas cosas te hicieran gracia.
-¿Qué insinúas?- Preguntó Hermione algo mosqueada. Ron se paró frente a la habitación de Ginny.
-Nada, cariño, era un cumplido.- Dijo sonriendo. Hermione bufó.
-Deberías volverte a leer el libro ese de los gemelos, el capítulo 2 me parece que era el de los cumplidos, ¿no?- Hermione comprobó, mientras abría la puerta de la habitación como su marido palidecía del pánico.
-¿Tú cómo sabes eso? …Digo…-Balbuceó Ron entrando a la habitación.- No tengo ni la más remota idea de lo que me estás hablando.- Hermione se acercó a Ginny que sonreía ligeramente al ver entrar a su hermano y a su cuñada. Tenía al pequeño James en brazos mientras este mamaba y Harry les miraba con una sonrisita estúpida desde la ventana.- Hola, chicos.- Oyó Hermione decir a su marido mientras se aproximaba a Harry y le abrazaba, sonriendo.
-¿De qué hablabais?- Preguntó Ginny, curiosa. Tenía una cara de profunda felicidad marcada por unas profusas ojeras.
-Del libro de tu hermano. Ese que se empeña en mantener en secreto y que también tiene Harry.- En ese momento Harry pareció despertar de su letargo.
-¿Eh?- Preguntó el joven-¿Qué libro?-Ginny dio un discreto codazo a Hermione para que atendiera a la reacción de su marido.
-El de "¿Cómo mantener limpio el culito de su bebé?: Tomo 1"- Ron reprimió una carcajada. Hermione le fulminó con la mirada para que se callara. Ya le pillaría en casa, ya.
-Ahhh, s…digo: ¡NO!- Exclamó Harry despertando del todo. Giró la cabeza compulsivamente a su alrededor a ver quiénes había oído su más reciente lectura.- Puedo explicarlo.- Añadió rápidamente mientras Ron y Hermione reían ruidosamente y Ginny le sonreía inocentemente. Ron le dio una palmadita en la espalda mientras intentaba dejar de reírse.- Deja de reírte que si están hablando del libro ese todavía es porque la has liado parda.- Ron dejó de reír de inmediato. No así Hermione que tuvo que levantarse de la cama para no molestar al pequeño James con sus carcajadas. La castaña se acercó a su marido doblándose de la risa. Ron la miró ya molesto.
-¿No te has reído ya suficiente de mí?- Preguntó Ron mientras Hermione se agarraba a su brazo e intentaba calmarse.
-Venga, no te enfades y acércate a conocer a tu sobrino. – Dijo Hermione empujándole nada delicadamente hacia la cama donde se encontraba su hermana con su sobrino en brazos. Ron se sentó con cuidado y le dio un ligero beso en la frente de su hermana, al tiempo que miraba con cariño aquella pasa arrugada que actualmente era su sobrino.
A Ron le resultaba tremendamente extraña esa situación. Su hermana pequeña ya era madre. Se le hacía difícil digerirlo. Ya tenía otros sobrinos, por supuesto, pero era distinto. Eran sus hermanos los que habían tenido los niños y todos ellos eran mayores que Ron. El chico lo veía normal. Pero su hermana…su hermana pequeña. La miró con una sonrisa que pensaba que no le regalaba desde el día antes de la partida del joven hacia Hogwarts, cuando una pequeña Ginny de diez años había hecho prometer a su hermano mayor que no se olvidaría de ella una vez que llegara a la escuela. Sonrió con ese recuerdo aún en su mente. Ambos lo pasaron mal viendo cómo todos sus hermanos se iban y ellos siempre regresaban a la Madriguera con sus padres sin poder irse. Ginny lo pasó peor que Ron. Peor porque era la menor y los vio marcharse uno tras otro irremediablemente. Peor porque era una chica y había ocasiones en las que no sólo quería jugar al Quidditch. Peor porque cada vez que uno se iba se sentía más sola.
-¿De qué te ríes?- Preguntó Ginny en un susurro levantando la cabeza hacia su hermano. Él negó ligeramente.
- Me estaba acordando de cuando me hiciste el juramento ese, ¿te acuerdas?- Ginny sonrió recordándolo y asintió.- Creo que jamás te ví llorar tanto como entonces.
-Pensé que todos os olvidaríais de mí. Y mira ahora.- Dijo ella riendo mientras acunó ligeramente a James. La naturalidad con la que lo hizo conmovió al joven.- No me dejáis en paz ni un segundo. Todos estáis encima de mí.- El rostro de Ron se contrajo un par de segundos. Por su mente había cruzado brevemente la cara de Fred. Ginny lo notó y también debió de sentirlo, pues sus ojos se aguaron. Harry y Hermione se habían alejado hacia los sofás para dejar intimidad a los dos benjamines de los Weasley, que hablaban entre susurros.- Me gustaría que Fred pudiese conocer a James.- Añadió la pelirroja dejando que una solitaria lágrima resbalara por su mejilla. Ron, que trataba con éxito tragarse las suyas, alargó una mano y limpió el rostro de su hermana.
-No pienses en eso ahora.- Murmuró Ron.-Todos nosotros hubiésemos preferido morir antes que él. No te martirices por algo sobre lo que no tienes control.- Agregó su hermano mirándola a los ojos. Pasó su temblorosa mano por la cabeza de su sobrino, acariciándolo.- Creo que lo mejor que podrás hacer para acordarte de Fred es que este peque sea parecido a él.
-¿Quieres cogerle?- Preguntó Ginny tras el discurso de su hermano. Ron la miró algo atemorizado pero con una expresión que a nadie se le podía escapar que era de ansia por abrazar a ese nuevo miembro de la familia.
-N…no sé, Gin.-Titubeó el chico mirando a su sobrino con intensidad.- ¿Y si lo caigo o algo? Ya sabes que no soy muy bueno para estas cosas.- Ginny rió ligeramente.
-Vamos.- Le animó su hermana.- Eso son tonterías. Deberías ver a los niños antes de que llegues a la reunión de los domingos y después. Entonces te convencerías de lo bueno que eres.- Ginny le sonrió ofreciéndole al pequeño.- Lo harás muy bien, hermanito. Además ya tendrás tiempo de aprender con los tuyos.- Terció su hermana. Ron miró de reojo a Hermione quien se había sentado con Harry en un sofá. Su mujer le miraba intensamente mientras contemplaba la conversación entre los dos hermanos y el amago de Ron para coger al niño. El pelirrojo asintió a su hermana tras desviar la vista hacia el pequeño.- Cuidado con la cabecita.-Le advirtió Ginny colocándoselo entre sus brazos. En el momento en el que su sobrino estuvo perfectamente acomodado, Ron sintió un calor agradable deslizarse por su espalda. No era nada parecido a lo que había sentido anteriormente. Era un deseo irrefrenable de proteger a esa pequeña criatura pasara lo que pasara. Sonrió radiantemente mientras movía ligeramente sus brazos en vaivén, con delicadeza. James abrió los ojos y le dedicó a su tío una mirada de "Oh, otro tío, encantado. Ya ajustaremos cuentas de la paga que me vas a dar". Ron no paró de sonreír mientras se giró para mirar a su hermana. Volvía a tener lágrimas en los ojos.
-Las hormonas.- Dijo ella riendo entre las gotas que caían de sus ojos.- Serás un gran padre, Ron.- El chico volvió a mirar a su esposa que ahora le miraba con una sonrisa que podía clasificarse como simplemente brillante. Mientras Harry se levantaba para ponerse al lado de Ginny, de nuevo, Ron hizo una serie de pucheros hacia el pequeño que provocaron una ligera risa de la chica. Ron la volvió a mirar y le dijo sin mencionar palabra: "Quiero uno". A lo que Hermione replicó de la misma manera: "Lo sé".
