Hola y gracias por entrar en este fic. Este es mi primer fic de Katekyo Hitman Reborn!, así que, por favor, no sean muy duros. Sé que el cambio de género en Tsuna es un recurso bastante utilizado, pero sencillamente, me encanta humillar a nuestro capo favorito. Y sobre todo, hacer que todos sean unos pervertidos con él.
Será un All27, porqué simplemente lo adoro.
Y, por supuesto, KHR! no es mío. Si lo fuera, sería completamente Yaoi. Más de lo que ya es, claro.
Era un buen día en Namimori. Los pájaros cantaban, el Sol brillaba con fuerza y las cigarras se volvían insoportables. Y, dentro de una casa, se encontraba el próximo jefe de los Vongola. Sawada Tsunayoshi, se llamaba. El más fuerte de todos los candidatos a jefe de todas las familias mafiosas, el genial, nada torpe e increíblemente atractivo a la par de varonil Sawada Tsunayoshi.
...
Pff. Ahora en serio. El pobre chiquillo no podía ni dar tres pasos sin tropezarse con sus propios pies. Y tampoco es como si fuese un lumbreras. De tantos golpes, las neuronas se le habían quedado atrofiadas, al pobre. Además parecía una chica, con esos ojos tan grandes de color avellana y esa carita redonda. Por no hablar de su piel, que era increíblemente suave. Si no estuviese más plano que una tabla de planchar y tuviese pene, sería una chica muy mona. Pero pasemos a lo que nuestro querido Tsunayoshi estaba haciendo.
Nada. Aboslutamente nada. Estaba tirado encima de la cama, durmiendo como una marmota. ¿Y este se convertiría en jefe de la familia mafiosa más poderosa del mundo? Pues sí, amigos. Y de eso se encargaría nuestro tutor favorito. Reborn. La maldicion había sido removida y había pasado de ser un bebé monoso a un adulto bestialmente sensual y sexy. Las tenía a todas locas. Pero, nuestro Reborn no estaba en casa, para fortuna de Tsuna. Pero... ¿dónde estaría?
Bah.
Eso no importaba ahora. Lo que importaba de verdad es que el pequeño, revoltoso y molesto guardián del Rayo de Tsuna, estaba jugando con I-Pin. Y os preguntaréis, ¿qué tiene eso de malo o peligroso?
Lambo tenía un bazooka. El famosa bazooka que tantos malentendidos y dolores de cabeza provocaba en Tsuna. Pero algo raro le pasaba a ese bazooka... echaba muchas chispas.
— ¡Gyajajajajaja! ¡El gran Lambo te cazará y serás su leal subordinado! — repetía una y otra vez la vaquita, mientras I-Pin huía despavorida.
— ¡Para Lambo! ¡Estás haciendo mucho ruido!
Lambo solo atinó a reírse más fuerte y entró al cuarto de Tsuna.
— ¡Levántate, Tsuna inútil! ¡El gran Lambo está aquí! — corrió hacia Tsuna, pero unos pantalones mal colocados provocaron su caída.
Todo pasó demasiado deprisa. El bazooka se resbaló de las manos de la pequeña vaca. A una velocidad casi anormalmente lenta, fue avanzando en dirección a Tsunayoshi, que seguía dormido. Qué sueño más pesado.
Lambo estaba llorando en el piso cuando la habitación fue rellenada por un extraño y cursi humo rosa. I-Pin estaba expectante. Quería ver a Tsuna de mayor... Tenía curiosidad. El niño seguía llorando como un descosido, sin darse cuenta realmente de lo que pasaba dentro de aquella habitación.
Poco a poco, el humo se fue yendo, dejando entrever las formas de una figura femenina. Espera.
¿Qué?
Cuando el humo se fue del todo y Lambo dejó de llorar, todo se sumió en un silencio. Un silencio que decía más que unas cuantas palabras. Unas palabras, que Lambo no tardaría en decir.
— ¡Gyajajajajajajajaja! ¡Tsuna tiene pechos!
Y el infierno desató su furia.
Este es el prólogo. Los capítulos de aquí en adelante serán más largos... O se intentará que sean más largos. Gracias por llegar hasta aquí, y no se olviden de dejar un review si les ha gustado. Y si no, también déjenlo, y diganme en qué podría mejorar.
Un beso.
