Wolas!!!
Nada me pertenece, los personajes son de Stephanie Meyer y la historia es de una escritora argetina bajo el nick de ATENEA yo solo lo comparto con ustedes, espero que les guste.
Capítulo 1
-Hagamos la partida más interesante señor Swan- dijo un hombre de veinticinco años, de cabellos cortos y ojos verdes. Sus rasgos masculinos y autoritarios, su sonrisa socarrona y todo su cuerpo destilando poder y seguridad. -No comprendo, ¿más interesante?, si me estoy apostando todo lo que tengo…-el señor Swan, de cuarenta y cinco años fijo la mirada en el joven. Le gustaba beber y apostar, pero siempre era consiente de lo que hacía y nunca perdía más de lo que tenía, hasta ese día.
-Si, hagámoslo más interesante- el joven desconocido sonrió nuevamente demostrando en el gesto toda la seguridad que tenía en sí mismo, una buena máscara de póker.
-¿En qué está pensando?-la mirada del hombre mayor se había transformado en una de suspicacia.
-Me han dicho que usted tiene tres hijas.
-Así es.
-Una de 28 años, una de 26 y otra de 19. ¿Me equivoco?
-No.
-Las tres son inteligentes, la mayor está casada y la de en medio comprometida.
-Exacto.
-Soy rico- dijo como si eso explicara todo- y preciso una prometida y una futura esposa. -No entiendo a lo que va.
-Y usted no se puede permitir perder todo en esta mano, porque dejaría en la calle a toda su familia.
-Tengo una buena mano- apretó sus dos cartas mirando a las de su contrincante.
-Si, puede ser pero puede perder todo y yo nada. Éste es el trato, si yo gano, le perdono la deuda sólo si obliga a su hija menor a casarse conmigo.
-¡¿Cómo?!
-Va a perder Swan, y yo le daré a su hija menor las mejores cosas, ¿quiere ir a la universidad?, tendrá la mejor educación, ¿quiere hogar?, le daré la mejor mansión. Pero seré heredero de una gran fortuna sólo si me caso antes de los veintiséis años, y como ve lo mío es una carrera contra el tiempo. Le daré lo mejor a su hija, pero tiene que apostarla. Si no lo hace, no tendré remordimiento de dejarlo sin nada.
-hablaba en serio-pensó Swan apenas su interlocutor terminó su monólogo.
-Está bien, mi hija en vez de todo lo que poseo, muestre sus cartas- y Swan se dio cuenta que había perdido en el mismo momento en que su contrincante sonrió triunfal.
Bueno , así inicia la historia, háganme saber si les gusta(ya saben como), para seguir actulizando.
