Se jugaban los primeros partidos del Holy Road, con aquel fútbol tan corrompido por el Fifth Sector. Muchos equipos habían caído en sus garras y habían transformado la mentalidad de aquellos jugadores que aún creían en el verdadero fútbol. Pero, por más que lo intentasen, siempre había un equipo que no se dejaba vencer. Liderados por Shindou Takuto, los Raimon Eleven eran casi en su totalidad, un equipo imparable e invencible.

Pero por otra parte, más allá de las calles conocidas de la ciudad, en mitad de un recóndito bosque, se encuentra la Escuela Riverside. Sus dimensiones eran el doble que las de una escuela normal... Bien dicho, pues, la Escuela Riverside no es una escuela normal. También ofrece alojo a los estudiantes que deseen ser internos allí... y a varios niños y niñas huérfanos.

Una de todos esos niños es Ylea Hiroshi. Estudiante de segundo grado, fue abandonada por sus padres nada más nacer, dejándola a la puerta de la Escuela un día de invierno. Ahora que había crecido, se veía claramente sus ojos almendrados junto a su cabello castaño, ondulado hasta los hombros. Siempre lleva una cinta de cualquier color en su pelo, resaltando sus bucles. No se la veía apenas triste, y socializaba muy bien con todos los demás niños que había allí. Todos los profesores la tenían gran estima por su carácter ejemplar y su gran determinación en clase.

Por el contrario, a veces, Ylea era... un tanto extraña para los demás. Había días en los que no quería hablar con nadie y se pasaba horas en el bosque que rodeaba la escuela jugando con los animales o bien, cantando sus canciones preferidas... a su estilo.

Quizás es, que más de la mitad de la gente allí residente, no había escuchado a nadie cantar con tanto énfasis como ella; Sobre todo, a nadie que tuviera tan buena voz. Ylea ponía el pretexto de que sus padres debían de haber sido cantantes o algo relacionado con la música, pues la joven poseía un excelente talento para la música en general. Además, no se había perdido ni un solo partido del Holy Road, pues en el fondo, a esta pobre chica le entusiasmaba en fútbol.

-¿En serio vas a irte? -Preguntó Isabelle, una gran amiga de Ylea y compañera de cuarto. Isa (Así era apodada por Ylea) era la típica chica tímida y reacia a la socialización por parte individual, pero cuando se trataba de mantener una relación de amistad, era la persona más dulce y agradable en la faz de la Tierra. Su larga cabellera rubia y ojos azules le daban un aspecto más infantil.

-Claro que sí, Isa. -Dijo la mencionada, sonriendo ampliamente con los ojos centelleantes, escondidos tras una cascada de rizos que cubrían sus orbes castaños. Terminó de preparar una mochila pequeña, apenas llevaba un poco de comida y una botella de agua. -Quiero ver cómo es el club de fútbol del Raimon Eleven. ¡Quiero conocer a sus jugadores!

-Pero los profesores no te dejarán...

-¿Y? ¡Pienso salir ahí afuera! -Ylea rió, levantando un puño y con pose al estilo anime.

-E-etto... está bien Ylea-chan... -Dijo Isa, intentando calmar a su amiga.

Por la tarde, tras acabar las clases, Ylea salió furtivamente del recinto de la escuela, para recorrer unos metros de bosque y salir a las calles, corriendo y con la mochila en mano.