Disclaimer: Fairy Tail es propiedad de Hiro Mashima. Este drabble participa de la CI pairing cup, del foro Cannon Island.
Ah, yo todavía tengo que actualizar Sputnik otra vez, pero aquí estamos... Retrasando y retrasando fics, acumulando trabajo para el mañana, es todo culpa del foro(?) Que me hace defender mi OTP(?)
Palabras: 476
Awkward
Sting sabía que no era alguien difícil de complacer. De hecho, era cualquier cosa menos difícil de complacer. Era un hombre simple, con necesidades simples. Todos sus amigos lo sabían ya, y por eso nadie se sorprendía cuando terminaba emocionado por la acción más sencilla.
Cuando eso pasaba, solía tener un montón de energía extra, y eso no era algo malo. Sting hacía muchas cosas cuando tenía uno de esos arrebatos, incluyendo los deberes y las labores del hogar. Aún así, tampoco era algo necesariamente bueno.
Su último logro era el trabajo de medio tiempo que había conseguido en el refugio para gatos que había abierto hace poco. Su debilidad por los animales en general, y los felinos en particular, había elevado su entusiasmo inicial hasta niveles casi increíbles. No había parado de comentarlo con cualquiera deseoso de escucharlo, y había sepultado a sus amigos con infinitos detalles sobre todos y cada uno de los gatos que había visto en su primer día. Para el final de la semana, todos podían diferenciar a "Paws" de "Mittens" aunque jamás los habían visto.
Aun así, eso no detenía a Sting, quien seguía ahogándose en los sentimientos que le provocaban sus nuevos y peludos amigos. De modo que, allí estaba, caminando por la concurrida calle junto a un amigo mientras describía por cuarta vez a su gato favorito.
– Tiene una cola muy, muy larga, así que cada vez que se estira queda así de grande – Uno de los resultados de su energía extra era que terminaba gesticulando más de lo normal cada vez que hablaba. Así pues, mientras decía aquellas palabras, extendió los brazos en una probablemente exagerada estimación del tamaño del gato. Justo entonces, una de sus manos golpeó algo cálido y se oyó un gruñido como respuesta.
Sting se giró, avergonzado y disculpándose de antemano, mientras la otra persona se frotaba la nariz antes de levantar la vista para mirar a su atacante. Se veía bastante molesto y por alguna razón, tal vez los nervios, eso hizo reír a Sting. Aquello más que molestar al otro hombre pareció sorprenderlo.
– ¿Sueles hacer estas cosas? – Preguntó arqueando las cejas – ¿Golpear desconocidos y luego reírte de ellos?
Aquello, por supuesto, no hizo más que empeorar el ataque de Sting. Cuando por fin consiguió calmarse lo suficiente, intentó disculparse como correspondía.
– Lo siento, lo siento, es que… tu cara… Lo siento – En ese minuto le llegó un impulso, y otra cosa que hacía su energía extra era estimular sus impulsos – ¿Te parece si, para disculparme, te compro el almuerzo?
Sting quiso patearse en la cara apenas las palabras dejaron sus labios, sin saber qué era lo que había pasado por su cabeza. Sin embargo, el desconocido no lo rechazó de inmediato, si no que pareció evaluarlo con la mirada, antes de responder.
– Bien. Pero más vale que sea un buen almuerzo.
