Me tienen por aquí de nuevo con un pequeño fic de temporada, quiero terminarlo antes de que el 2007 termine de colgar los tenis, pretendo dar seguimiento a una de las historias que inicié con Family Portraits, los capítulos serán cortos pero igualmente están escritos con cariño para todos.
Sin más, los dejo con el principio de esta historia, espero que les guste.
All I want for Christmas is you
Sueños de Noviembre.
Hermione tenía la vista perdida en la lejanía de una ventana, hacía ya cerca de cinco meses que se enfrentaba sola a ese apartamento, a la vida de adulto y sobre todo, a velar por esa personita de ojos grises que dependía directamente de ella; sus padres le habían pedido de todas las formas posibles que se quedara con ellos en casa, pero ella sabía que era momento de volar, Mark tenía ya poco más de un año y sintió que podía entenderse ella misma con los trayectos, la guardería, el trabajo y el departamento.
El breve sonido de la respiración del pequeño la hizo volver de su introspección, una sonrisa dulce se dibujó en su rostro al ver a su hijo profundamente dormido, cada día que pasaba se iba pareciendo más a él, tenía su misma nariz afilada y la barbilla un poco angular, algo demasiado notorio en un niño que por la edad debía ser carirredondo. –Es perfecto— dijo más para sí misma, que para cualquiera que pudiera escucharle, aún cuando su única compañía era ese niño durmiendo, se acercó a él y le rozó una mejilla con los dedos, Mark sonrió entre sueños arrugando la parte alta de la nariz.
Noviembre se levantaba inminente sobre Inglaterra, haciendo un poco más sombrío el paisaje, sería la segunda navidad que pasaría con su hijo, había cumplido apenas los diecinueve y su vida, a decir de ella misma, no podía ir mejor, sin embargo, una espina clavada en el fondo del corazón no la dejaba estar tranquila y no podía evitar alguna lágrima pensando en cómo sería si él estuviera a su lado, viendo como esa perfecta obra de arte iba creciendo cada vez un poco más.
Salió de la habitación de Mark cubriéndose la boca, una cosa era sentirse triste la mayor parte del tiempo y otra muy distinta, que quisiera contagiarle aquella nostalgia al pequeño, que al final, era el menos culpable. Quizá sus recuerdos no se hubieran agolpado de ese modo si no le hubiera parecido verlo cerca del mini super, aunque claro, no podía ser él, jamás estaría vestido en semejante facha de pobretón, especialmente, como un pobretón caminando por las calles de un vecindario muggle, no podía ser él, aunque la imagen no dejaba de inquietarla.
–Perfecto Hermione, te estás volviendo paranoica—, se dijo a modo de reproche, mientras volvía a la sala a doblar la ropa del niño y sintió como la memoria le jugaba una mala pasada, una pésima pasada en realidad; cerró los ojos cansada y pudo ver en su cabeza, aquella perfecta sonrisa de dientes blancos y labios delgados, la mirada arrogante y ese mechón de cabello platinado que le dividía la frente cada vez que… que hacían el amor. Terminó renunciando a doblar la ropa y se fue a su cama arrastrando los pies, apenas pasaban de las nueve, pero sentía como si el cansancio acumulado de toda una vida se le hubiera volcado súbitamente sobre los hombros.
Sus sueños se vieron poblados de imágenes de aquel rubio que marcara su vida y le diera el mejor regalo que jamás podría haber recibido y sólo por esa noche, pudo dormir tranquila, perdida en el preciso mapa que su piel guardaba del cuerpo de Draco.
Como siempre, espero sus comentarios y nos seguimos leyendo por aquí.
Saludos
J. Saiph Lestrange Black.
