Una nueva oportunidad para amar

Por Coralys

*****CUIDADO Spoilers del 5to. libro- La Orden del Fénix*****

Harry Potter le pertenece a J.K. Rowling y la Warner Brothers

Clasificada: R por alusión al sexo

Personaje: Lupin

Tema: El amor de Juliana Weasley vence muchos obstáculos que Lupin jamás pensó superar.

Un rayo de luz, de la luna llena, se colaba por un pequeño espacio vacío entre la infinidad de frondosos árboles del bosque Lonelyness. La fina luz, se adentraba entre los árboles hasta morir en los cristales rotos de una diminuta ventana. Era poco lo que iluminaba, pero suficiente para revelar la presencia de una cabaÑA en madera, toda destartalada.

-NO PASE- se leía en un letrero pegado justo en el medio de la puerta que servía de entrada a la cabaña. -PELIGRO DE MUERTE- se podía leer también en otros letreros enterrados en medio del rosal moribundo.

- Oh,oh... Ya viene, huyamos- se escuchó decir a unas voces risueñas pero diminutas. De entre las rosas desfallecidas salieron decenas de seres volando con prisa. Parecían mariposas, o más bien finas aves de colores brillantes. Eran hadas, las mágicas hadas del bosque que noche tras noche salen en busca de hombres sumidos en la soledad.

Se marcharon riendo con travesura y luego sólo quedó un silencio tenso, como si los demás seres del bosque igualmente hubieran decidido huir o enmudecerse. El aullido de un lobo, en la lejanía, rompió el silencio creado desde la partida de las hadas coquetas. Los pasos de la bestía se escuchaban cada vez más cerca. Los aullidos más que feroces, eran de lamento. El respirar agitado del animal mermaba según se acercaba a la cabaña. Con un andar tranquilo, pausado, cansado, el lobo de pelaje color café subió los escalones y se detuvo frente a la puerta. Movió su cabeza, ligeramente, en dirección al cielo , por donde se podía divisar un pedazo de la luna. Sus colmillos revelaban su ferocidad, pero el fondo de sus ojos parecía esconder una profunda pena. Volvió a mirar hacia la puerta, la empujó con una pata y entró. Sólo faltaban unas pocas horas para que comenzara a amanecer.

*****

La mañana sorprendió a Remus Lupin recostado sobre el sofá, que estaba roto y rasgado por cada esquina. El una vez profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras del Colegio Hogwarts, de magia y hechicería permanecía desnudo, con la cabeza agachada y protegiéndose del frío con su propio abrazo. En el ambiente se podían escuchar los sonidos de aves, unos agudos, otros pesadamente irritantes. Un zumbito sacó a Lupin de su letargo mañanero. Cuatro diminutas hadas habían entrado a su cabaña y volaban alrededor de su cabeza.

- Hoy no- dijo tranquilamente Lupin mientras se levantaba del sillón dirigiéndose a la cocina, a seis pasos de la sala. De entre una montaña de libros, periódicos y documentos sacó una taza que tenía el mango roto. Tomó su varita de la misma mesa y conjuró un hechizo , apuntando con la varita hacia la taza. Ya estaba limpia. Luego repitió el procedimiento pero con otro conjuro que llenó la taza de un líquido oscuro, humeante y oloroso: se había preparado una taza de café. Con la taza, aún en sus manos, y las hadas persiguiéndolo, Lupin caminó otros cinco pasos y entró a una habitación igualmente pequeña pero inmaculadamente limpia. Tomaba sorbos de su café, mientras se vestía con una camisa azul -algo gastada- un pantalón negro y una túnica azul oscuro, evidentemente demasiado vieja. Se miró al espejo, también roto, y vio reflejado a un hombre aún joven, de 38 años, con ojos castaño claros. Una barba, que comenzaba a crecer, se dibujaba en su rostro pálido y triste.

- Todavía no está tan larga- pensó- Mejor me afeito mañana, hoy no estoy de ánimo para eso.

Era domingo. Dumbledore lo había obligado a que se tomara unos días libres. Aunque los mortífagos amenazaban constantemente, y las muertes de brujas y magos inocentes no cesaban, Dumbledore había pensado que doce meses de trabajo contínuo era mucho para un hombre... mucho más para un hombre lobo.

Al principio Lupin se negó, quería sentirse útil y luchar en esta guerra si era necesario hasta la muerte. Pero realmente se sentía agotado, además, en esos días habría luna llena y de todas formas no era mucho lo que podría hacer. Los ataques eran perpetrados principalmente de noche o en la madrugada.

Arthur y Molly Weasley le había insistido que pasara el día con ellos, especialmente porque Harry llegaría ese día a la madriguera; después de pasar varias semanas en la casa de sus tíos.

-En otro insoportable verano para el famoso Harry Potter- pensó en voz alta.

Tomó de la mesa una pequeña bolsa en tela, color violeta. Contó las pocas monedas que había en su interior. Se quedó pensativo por un momento,y luego decididamente se llevó la bolsa con las monedas al bolsillo del pantalón. Tomó su varita y con un "pum" desapareció. Casi inmediatamente, una de las hadas diminutas se tranformó en una mujer alta y hermosa, de cabello color oro, pestañas largas y piel clara... casi brillante.

- Lupin está deprimido hoy. Pero, ¿ vieron? no le quedan casi monedas. Tendremos que volver en otro momento. Sin dinero, amor, no hay placer- dijo en una voz suave y sensual la mujer que volvió a transformarse en la diminuta hada, y se unió a las demás.

*****

Del ahogante silencio que había en su cabaña, Lupin pasó a un desbordante alborto en la casa de los Weasley. Lo recibieron como si nunca antes lo hubieran visto... aunque el día anterior estuvo allí hablando con Arthur sobre los horrores de esta guerra. Molly lo invitó a la mesa donde se tuvo que comer un plato bastante grande de revoltillo, jamón, papas, tostadas un panecillo dulce, jugo y otra vez café. No aceptar comer en esa casa era equivalente a un insulto. Pero Lupin había comido poco, o nada, en esos días. No le apetecía comer solo, mucho menos después de pasar toda una noche persiguiendo y matando en el bosque los conejos que él mismo había liberado allí para evitar matar otros animales o -tal vez- atacar a algún ser humano. Sin embargo, al final como lobo tampoco sentía deseos de comerse su presa, que dejaba destrozada o moribunda por los extremos del bosque, lejos de su cabaña.

Media hora después fue Harry el que se unió a la tarea de consumir un plato de comida que parecía nunca vaciarse, mucho menos si Molly estaba por allí dispuesta a seguir sirviendo tocineta, huevos fritos, "pan cakes" o frutas. Al final Lupin tuvo que sonreir y decirle a Molly que si se comía un poco más se transformaría en un globo y explotaría por toda la casa.

Harry se terminó su plato y el de Lupin. Pasarían la tarde afuera, los chicos jugando Quiddich con Ginny. Hermione, que había llegado el día antes, estaba recopilando información con Molly de las travesuras que Ron hizo de niño... y otras historias que para el joven mago pelirrojo serían algo vergonzosas. Lupin, Bill, Charles y Arthur se sentaron a hablar de los planes de Dumbledore o a leer el diario El Profeta.

Pero Molly los separó. Ese domingo era para divertirse y no para pasar momentos tristes. Lo último que Lupin les escuchó decir, antes de salir de la casa, es que una sobrina de Arthur arribaría por la tarde. Bill y Charles sonrientes le contaron que se referían a la sobrina más vieja de su padre, y la más querida. Pero ésta, aparentemente no se relacionaba con la familia y vivía como solterona en un lugar que nunca había querido revelar.

-Se llama Juliana y tiene como 35 años... pero no te ilusiones Lupin, debe parecerse a un troll...nosotros nunca la hemos visto tampoco- comentó Charles, con picardía. Lupin sonrió y caminó hasta donde estaba Harry, acostado sobre la grama. Harry miraba al cielo, donde Ginny, Ron, Fred y George seguían jugando Quiddich. Harry había decidido tomarse un descando... al fin y al cabo no terminarían sin él.. que era el buscador.

Lupin se sentó junto a Harry y le causó mucha risa ver que aún en el suelo, Harry seguía persiguiendo con la vista la snitch. Sin embargo, al recostarse y también él observar el campo de juego se percató que no existía tal snitch y que Harry lo que perseguía con su vista era una pequeña pelirroja que volaba muy rápido... la hermosa Ginny Weasley.

- Te gusta Ginny-

- Ajá-

- ¿Se lo has dicho?

- Miles de veces, pero no me cree-

- Esperaste mucho para decírselo-

- Digamos que me dí cuenta muy tarde-

- Creo que escuché que ella tiene novio-

- Es un amigo, de hecho un estúpido de nombre Dean Thomas-

-El mismo con el que compartes una habitación, y las clases-

- El mismo imbécil, pero yo sé que ella no lo quiere... lo que quiere es hacerse la difícil, hacerse de rogar... como yo la ignoré por tantos años pues ahora me quiere hacer sufrir-

- ¿ Y si no fuera así, Harry, qué harías?-

- Esa no es una opción, Lupin... esas cosas no se piensan-

- ¿ Crees que a los Weasleys le gustará la idea?-

- Creo que mi problema es convencer a esa pelirroja que me gusta mucho, que estoy enamorado de ella. Lo que digan los demás no me importa-

- Te debe importar-

Harry miró por a Lupin por primera vez, desde que estaban en el suelo charlando. Su expresión era de curiosidad, pero la de Lupin de diversión. ¿ Sabría Lupin algo que Harry no sabía sobre la opinión que tenían los Weasley de su relación con Ginny?

- Harry te voy a contar una historia que nunca antes le conté a nadie... Una historia que sabían muy bien tu padrino y tu padre- dijo Lupin. Harry volvió a concentrar su visión en la chica vestida con un pantalón corto rosa y una camiseta blanca ajustada.

- Yo, al igual que te ha pasado a tí, tuve que concentrar esfuerzos en una chica que no me creía cuando le decía que me estaba volviendo loco por ella. ¿Imagínate?, ella con 13 años y yo con 15. Bueno, James y Sirius me ayudaron a convencerla ya fuera porque alguno de ellos le hablaba a ella muy bien de mí -planificado, claro-, porque me ayudaban a averiguar qué cosas a ella le agradaban como las flores y la música; y hasta me acompañaron en una serenata que le llevé, durante una madrugada al final del quinto curso. Después de mucha lucha, Harry, creo que ella se dio por vencida y aceptó-

- Bonita historia, Lupin-

- Pero aún no acaba, falta lo mejor... o lo peor-

Harry volvió a mirar a su antiguo profesor, ahora con mayor interés.

- Fue un noviazgo brutal. Con ella fue mi primera vez. Cada día me enamoraba más y más de ella. Pero cometí un pequeño error. No le dije sobre mi secreto hasta que decidió presentarme con sus padres. A ella no le agradó que le hubiera escondido lo de mi condición, pero aún así siguió conmigo. Pero sus padres investigaron sobre mí y "chas" dieron en el clavo... Cuando ella terminó Hogwarts yo me quería casar con ella, pero de inmediato sus padres se opusieron. Incluso fueron hasta el ministerio para evitar que un licántropo se casara con una bruja normal. En fin que Denisse -así se llamaba- siguió los consejos de sus padres. Mientras el ministerio de magia me quitaba toda oportunidad de llevar una vida normal, la familia de Denisse la comprometían con un mago mayor que ella, un empresario que era administrador de todos los bancos en nuestro mundo... incluso Gringotts. También era dueño de la mitad de las tiendas que hay en Diagon Alley. ¿Ves la diferencia?-

- ¿Y qué pasó?-

- Ella prefirió no llevarle la contraria a sus padres; aunque creo que también influyó la amenaza del ministerio que aseguró podían culparla a ella tanto como a mí del delito que llamaron: "gusto por la licantropía". Ella se casó con el tipo ese y nunca más nos volvimos a ver... Bueno, hace unos meses estuve en el callejón Diagon y la ví. Hacía como 20 años que no la veía. Estaba igual de hermosa, con dos hijos ya grandes.Ella me vio y me saludó con la vista, pero no se detuvo... el resto del tiempo sé que me ignoró-

- No me malinterpretes Lupin pero, ¿ qué tiene que ver tu historia con Ginny y conmigo?-

- Dijiste que no te importa lo que piensen los Weasleys. Creo que te debe importar. Tal vez a ellos no les agrade que estés con Ginny, y debes primero convencerlos a ellos. O sino -que creo es tu caso- probablemente tú les agrades mucho para Ginny y te pueden ayudar. Verás Harry, los padres y hermanos tienen un poder muy grande sobre las hijas... más aún cuando son familias tan grandes y tan unidas. Gánate a la familia y te aseguro tendrás a la chica. Pierde el amor de la familia y la chica jamás te dirá que sí-

Harry se quedó serio y callado. Luego sonrió y miró a Lupin.

- Yo le caigo bien a los padres de Ginny, y a todos los hermanos. Excepto a Percy... pero ya a quién le importa Percy-

- Bueno Harry, ellos te quieren como el amigo de Ron; pero, ¿te querrán igual cuando sepan que eres el muchacho interesado en besar, abrazar y llevarse -algún día- a su pequeñita bebé? -

-Estás exagerando Lupin-

Lupin se rió a carcajadas. Se levantó y lo volvió a mirar

- Sólo ten eso en cuenta-

-Lupin, siento lo de Denisse. Claramente ella no te merecía-

- ¿ Sabes qué es lo peor?, que nunca la dejé de querer...pero los licántropos no tenemos esos derechos... como el de amar y ser amados... Me voy, ya me puse tonto y ridículo-

Harry entró en un ataque de risas, volvió a mirar a Ginny, tomó su escoba y voló hacia donde se realizaba el juego... dispuesto a acabarlo para seguir con sus otros planes.

****

Una nueva oleada de gritos inundó cada esquina de la Madriguera, cuando apareció en la tarde la sobrina esperada. Lupin, que aún estaba afuera, al escuchar los efusivos saludos decidió entrar también a la casa y saludar a la recién llegada. Al abrir la puerta Lupin se encontró con una mujer de cabello largo ondulado, color rojo intenso. Para nada era lo que se había imaginado, cuando Charles le había sugerido que la solterona se veía como un troll. Por el contrario, era una bruja hermosa, alta, delgada, con senos grandes y firmes; y a su entender una sonrisa encantadora. Tenía un extraño parecido con Ginny, pero con el cuerpo y el rostro de una mujer adulta. Cuando Ginny entró a saludar, de inmediato Lupin vio el parecido... las dos tenían la misma sonrisa pícara, brillante y divertida. Una sonrisa tan completa que a ambas los ojos se les achicaban hasta sólo poder divisarse una pequeña línea color hazel, en medio de sus abundantes pestañas. Se sintió tonto al no poder retirar su mirada de la sobrina de Arthur. Cuando comenzaba a sentir cosquillas en su estómago recordó su condición y trató de borrar de su mente cualquier pensamiento que no fuera el de decir "hola, mucho gusto... lo siento pero recordé algo que tenía que hacer... nos vemos en otra ocasión".

Sin embargo, su boca sólo pudo emitir cuatro palabras:

- Es un placer conocerla-

- No, el placer es totalmente mío... Me llamo Juliana-

- Lupin... oh, no, Remus, Remus Lupin-

Juliana rió abiertamente como si le hubieran contado el mejor chiste del mundo. Lupin sonrió y no pudo evitar sentirse sumamente nervioso.

****

Lupin pasó uno de sus mejores domingos, escuchando a los gemelos contar los más absurdos chistes; a Ginny, Hermione y Juliana gozando cada cuento como si fuera el último; y a Harry y Ron mirándolas detenidamente y riendo también... aunque ellos se escuchaban como tontos. Lupin creyó estar en ese grupo, el de los que reían tontamente más pendientes de las chicas que de los chistes. Pero él pensaba que sabía disimular más que los muchachos. Durante uno de los últimos chistes, las miradas de Juliana y Lupin se encontraron. Por primera vez ella lo miró sin una sonrisa dibujada en su rostro, y Lupin recordó que era un licántropo y la mujer que estaba deseando era nada más y nada menos que la sobrina de su amigo Arthur Weasley. Tragó hondo', devolvió la cerveza de mantequilla a la mesa de la sala, tomó su abrigo y se despidió de todos. Entre quejas y lamentos, Lupin se disculpó con Molly y con Arthur diciendo que tenía que visitar a otras amistades.

- ¿ Cuáles amistades?- le preguntó Fred con exagerada curiosidad.

- Las hadas del bosque- dijo entre susurros George.

- Quiero hacerle una visita a Tonk... quiero saber cómo va todo-

- Tonk, visita, anochecer, hombre, mujer, solos...- comentó Fred con malicia.

- PELIGRO...PELIGRO...PELIGRO...PELIGRO- gritó George con una voz nasal, lanzando con su varita luces rojas que prendían y apagaban.

Lupin no dijo nada, se dio media vuelta y desapareció frente a la chimenea. Segundos después apareció en la habitación de su cabaña, se quitó el abrigo y las botas y se acostó boca arriba sobre la cama a esperar que su maldición se apoderara de él una vez más.

****

A la mañana siguiendo Lupin se vio nuevamente frente a la chimenea de los Weasley. Esa mañana lo había despertado Pig con una carta en la que Molly le pedía que cuidara de los chicos mientras ella y Juliana iban a hacer unas compras al callejón Diagon. Cuál fue su sorpresa cuando se encontró frente a frente con Juliana, vestida con un traje azul cielo entallado al cuerpo, y una capa de un azul más intenso. Llevaba el cabello suelto, más rizado que el día anterior y unas botas que la hacía ver más alta.

- Cambio de planes, un mago muy viejo vino y le pidió a Molly que se quedara en la casa hoy... parece que hay una reunión de yo no sé qué orden... Ella me dijo que usted tal vez se quería quedar, pero me haría un gran favor si me acompañara a Diagon Alley. Verá, no lo visito desde hace años y quiero comprarme algunas cosas... No le voy a robar mucho tiempo... Bueno, un par de horas... Es que no quiero estar sola por ahí, ya sabe, con los tiempos que vivimos... En fin, vas conmigo, ¿ verdad?-

Lupin respiró hondo, se llevó uno de sus brazos al pecho y posó su otra mano sobre la boca.

- Seré cómo su guarda espaldas-

- Exacto, ¿ si quieres te pago?...ups... ¿ te puedo tutear?-

- Claro, y no me tiene... no me tienes que pagar-

- Excelente, nos vamos-

Al llegar al callejón Diagon Juliana le pidió que la llevara hasta una tienda de dulces. Extrañado, Lupin le mostró una antigua tienda adornada por cada esquina por dulces y sobretodo chocolate. Las paredes de la tienda estaban cubiertas de chocolate, y si comprabas una libra de gusanos dulces y una manzana cubierta con caramelo y coco rayado, te daban una pinza con la que se podía golpear contra la pared y recoger todo el chocolate que se cayera, gratis. A muchos magos eso le parecía antihigiénico. Pero a Juliana le encantó la idea. Salió de la tienda con varios paquetes, el más grande era el de los pedazos de chocolate que se desprendieron de la pared.

Después pidió ir a una tienda de licores.

- Quiero tomarme un buen vino esta noche- le dijo

Lupin la condujo a otra tienda. Pero para su sorpresa no sólo compró dos botellas de vino, sino también dos copas y una bola grande de queso.

- ¿ Planeas una fiesta?-

- Puede ser-

Al salir de allí Juliana le preguntó por la mejor tienda de ropa de mujer.

- Ahí sí que no te puedo ayudar... no las suelo visitar-

- Bueno, pues escogeremos al azar-

Juliana entró a una tienda de ropa íntima. El se quedó parado en la puerta, muy serio -como acostumbraba estar- como montando guardia para la orden. Al rato una mano suave se coló por la puerta, lo tomó por el brazo y lo haló hasta dentro de la tienda.

- No me siento cómodo aquí, Juliana-

- Nos vamos rápido, no te preocupes. Es que quiero que me ayudes a escoger-

Lupin abrió sus ojos muy grandes, y comenzó a sudar.

- ¿ Qué te parece este?- le preguntó Juliana mostrándole una pequeña bata color blanca, casi transparente. _ Me debe quedar bien, ¿verdad? Qué pena que no me dejen probármela... Dicen que no es correcto probarse ropa íntima... una bata no es tan íntima, ¿ verdad?... Al fin y al cabo lo que no es correcto es pagar por algo que no te queda bien-

Mientras Juliana hablaba Lupin mantenía su mirada en muchos puntos perdidos de las paredes de la tienda, o miraba muy interesado la calle a través de las vitrinas.

-¿ Por qué diablos esta mujer me enseña eso?- pensó. Se quedó petrificado cuando la escuchó decir algo así como que si se la quería ver puesta.

- ¿ Ah?-

- Dije, que si quieres verme la bata puesta-

- Dijiste que no te lo permiten-

- Podemos buscar un lugar donde me lo permitan. Una habitación... de un motel...tal vez- sugirió Juliana con demasiada coquetería y descaro. Lupin se quedó frío, mirando la bata y mirando a Juliana.

Ella se acercó a él, poco a poco, se paró de puntillas y le murmuró algo al oído; unas palabras que se transformaron en corrientes eléctricas y que en segundos recorrieron cada parte del cuerpo de Lupin.

- Remus Lupin, quiero que me hagas el amor-

(Continuará...)