Naaa,, sin duda los resúmenes no son lo mío, ni cuando la presentación de mi historia depende de ello ._. ,,, pero lo importante aquí es que ésta loca idea surgió cuando escuchaba una canción... ¡una canción más vieja que yo xD! La encontré de casualidad cuando revisaba la colección de música de mis padres y ahí apareció ^w^ ,,,

En ésta historia los personajes no son ninjas, aún así siguen siendo los mismos, con personalidades iguales o parecidas al menos... después de todo los tomaré de nuevo prestados de su creador y propietario Masashi Kishimoto... :3

Para teminar, quisiera aclarar que probablemente el primer capítulo sea el único que sea taan largo, no acostumbro hacer capítulos largos pero el primero será la única excepción (eso creo, tal vez las sorprenda ¬w¬)...

Advertencia final y repitiendo lo del resúmen: la historia es AU

Les agradezco desde ya por leer y espero que me dejen sus comentarios y opiniones ^w^


Cap. 1

Definitivamente no, el azabache tenía claro que por ningún motivo iría con su estúpido mejor amigo a pasar la noche de fiesta en fiesta para aprovechar sus vacaciones; suficiente tenía con estar superando el dolor de cabeza que le producían sus extenuantes y agotadoras labores en el cargo que ocupaba en la empresa de su padre, como para ahora ganarse una jaqueca extra gracias a la loca idea del rubio de irse de juerga con su grupo de amigos esa noche.

Sasuke era el hijo del gran y reconocido empresario Fugaku Uchiha, dueño de una de las corporaciones más importantes e influyentes de Japón donde el joven azabache ocupaba un cargo administrativo, aprendiendo el funcionamiento de la empresa para que cuando se graduara de la universidad pudiera tomar posesión de una de las gerencias al igual que su hermano mayor; mientras eso ocurría, había decidido independizarse de sus padres pagando su propio departamento con el sueldo que obtenía, más cuando su mejor amigo de la infancia Naruto Namikaze le había insistido para que compartieran el departamento y ayudarse con los gastos, el Uchiha terminó por aceptar.

Naruto por su parte era también heredero de una gran compañía propiedad de su padre Minato Namikaze, el hiperactivo rubio le causaba grandes dolores de cabeza a sus padres al ser un poco despistado y desinteresado en su educación para suceder a su padre como cabeza de su imperio corporativo, pero en el fondo todos, incluido Sasuke, sabían del gran corazón y la increíble (y muchas veces oculta o desapercibida) inteligencia del oji azul, solamente igualada por su tenacidad y las ganas de seguir sus sentimientos e impulsos que lo llevarían a cumplir sus sueños.

- Vamos teme – repetía por milésima vez el rubio – deja de ser un amargado por una noche y diviértete.

- Ya te dije que no me iré a emborrachar con ustedes – respondió con molestia el azabache, lanzándose de un salto al sofá para recostarse cómodamente y continuar con la lectura del libro que se había propuesto terminar en los próximos días.

- Pero Sasuke – se quejaba el rubio haciendo un puchero infantil – hasta logré convencer al flojo de Shikamaru, no es posible que…

- Escucha Naruto – interrumpió el pelinegro dando un suspiro de cansancio mientras veía de reojo la pataleta de su amigo – te estoy diciendo que no iré, y esa es mi decisión final, ¿puede tu diminuto cerebro comprender eso?

- Ja, pues tú te lo pierdes teme – bufó el oji azul cruzándose de brazos y fingiendo desinterés en el asunto.

Sasuke volvió su atención a la página del libro en la que iba, con la esperanza de que Naruto no insistiera más y se largara de una vez por todas; suspiró aliviado cuando lo vió ponerse su abrigo dispuesto a salir, más luego sintió un tic nervioso en su ceja cuando el rubio se acercó de nuevo al sofá en donde él estaba tratando de leer.

- ¿Seguro no vienes? – insistió el rubio con una sonrisa de esperanza recibiendo una mirada fulminante por parte del pelinegro.

- Hmp – se limitó a decir el Uchiha mientras regresaba su vista al libro y sentía al oji azul cerrar la puerta tras de sí al salir – al fin un poco de paz.

A la mañana siguiente Sasuke se levantó temprano, se dirigió a bañarse y luego preparó su desayuno, bebiendo un jugo de naranja mientras se deleitaba con los gemidos y sollozos del rubio que se retorcía en su cama a causa del malestar que le había causado su salida de la noche anterior; definitivamente la próxima vez haría como Sasuke y pasaría por amargado, en lugar de afrontar esos fuertes dolores de cabeza que le quedaban luego de una noche de copas con sus amigos.

- Buenos días – saludó burlón el pelinegro cuando vió al rubio salir trastabillando de su habitación rumbo al baño – veo que por lo menos puedes mantenerte en pie.

- Más te vale que me dejes en paz Sasu… – empezó a decir el oji azul, más no pudo terminar su oración debido a que tuvo que apurar su paso hacia el baño, pues los retorcijones en su estómago le indicaban que ya no le darían mucho tiempo más.

- Dobe – susurró el azabache apurando el jugo de naranja en su boca para luego sonreír de medio lado con arrogancia.

- Te ves enojado – exclamó el rubio mientras sostenía con una mano su adolorida cabeza en un intento por amortiguar el taladrante martirio que lo atormentaba.

- Es ella – dijo el pelinegro con la mirada fija en la pantalla de su ordenador portátil, manteniendo un gesto serio en su rostro – al parecer no me quiere dejar en paz.

- No deberías preocuparte – lo tranquilizó el rubio sentándose en el comedor junto a él con un vaso de agua en una mano y una pastilla para el dolor de cabeza en la otra – ella ahora está lejos y de seguro no la verás nunca más.

- Eso espero – respondió el azabache en un suspiro mientras veía al oji azul con una ceja levantada, formando una mueca de burla – ¿resaca?

- Para nada – expresó sarcásticamente el rubio con una sonrisa, para luego depositar la pastilla en su boca y vaciar el contenido del vaso de un trago – iré a recostarme, te veré más tarde Sasuke.

El azabache no tuvo tiempo de responder, Naruto entró a su habitación y cerró la puerta de un golpe dando un gemido lastimero cuando se tumbó sobre su cama. El pelinegro no perdió más tiempo, se lavó los dientes y se dispuso a salir; acostumbraba dar una caminata a diario para oxigenar sus pulmones y estirar las piernas, tal vez pasaría por el supermercado y compraría algunas cosas luego de sentarse un rato en el parque para relajarse un poco. No era amigo de ir a gimnasios pero gustaba de mantenerse en forma, por lo que entre Naruto y él habían acondicionado una de las habitaciones extra del departamento para que les sirviera como sala de ejercicios, con unas cuantas máquinas y pesas que los ayudaba a ejercitarse y mantener un buen físico.

Apenas había recorrido unos metros cuando a un par de calles de su departamento observó un montón de camiones ya viejos y unas personas extrañas levantando unas carpas alrededor del terreno; lo que le faltaba: un circo. O eso era lo que pensaba el azabache, de niño había ido a varios circos con su madre y su hermano, pero nunca le había gustado ese ambiente: los payasos que más que gracia más bien le perturbaban y ese asfixiante olor a dulce que tanto le empalagaba hasta hacerle retorcer los intestinos de repulsión.

Ya podía imaginarse a Naruto emocionado por asistir a ese patético espectáculo, ¡pero que de ninguna manera contara con él! No desperdiciaría tiempo valioso para hacer sus trabajos de la universidad en una función de circo que ni de niño le gustaba. Decidió seguir su camino y llegar al fin al parque, allí se sentó y luego de respirar profundo un par de veces escuchó su celular timbrar.

- ¿Por qué no fuiste anoche? Creí que llegarías con Naruto – exclamó a modo de saludo una voz del otro lado del teléfono luego de que Sasuke oprimiera el botón de su celular para contestar la llamada – no puedo creer que me dejara convencer por esos imbéciles y que me hayas abandonado con ellos Uchiha.

- Deja de quejarte Hyuga – respondió con simpleza el azabache – yo no te obligué a que fueras ni te aseguré que asistiría.

- Aún así – siguió recriminando el castaño – se suponía que esa salida era para que te sintieras más relajado, estamos cansados de que estés escondido de todo y de todos, ¡esa mujer ya no está!

- No me escondo de nadie – bufó molesto el pelinegro frunciendo el ceño – es sólo que no me gustan ese tipo de salidas, y al ver el estado en el que llegó Naruto, menos.

- Si – corroboró el oji perla dando un suspiro de resignación – Kiba y Naruto fueron los que más se pasaron de tragos anoche; a Shikamaru le pareció problemático ponerse a tomar de más y Choji insistía en que debíamos ir a una barbacoa o algo así.

- ¿Y tú?

- Sabes que no me gusta el licor Uchiha – dijo con tono de obviedad el castaño haciendo que el azabache rodara los ojos – sólo fui porque Naruto me quiso sermonear con eso de ser un buen amigo y apoyarte para que reanudes tu vida social.

- Mi vida social está bien – se defendió el pelinegro ya molesto – el que no quiera conseguir novia por ahora no significa que…

- Como digas Uchiha – interrumpió el oji perla con voz cansada – a pesar de que ninguno de nosotros te ha mencionado que consigas novia, si tú estás convencido con lo que dices, supongo que por mí está bien. Ya debo irme, dile a Naruto que no me vuelva a invitar a un plan como el de anoche, adiós.

- No soy tu mensajero Hyuga – bufó enojado el azabache, sin embargo el oji perla ya había colgado la llamada – Neji… a veces puedes ser aún más irritante que Naruto.

- ¿Hablando solo? – preguntó una voz femenina junto al azabache – eso no es buena señal.

- ¿Te parece? – inquirió el azabache sonriéndole de forma seductora a la bonita chica de grandes ojos marrón.

- Por supuesto – respondió ella aumentando el brillo en sus ojos mientras acomodaba su largo cabello negro – significa que te hace falta una buena compañía.

- Y supongo que tienes a alguien en mente – dijo el azabache mirándola fijamente mientras ella le sonreía insinuante; si sus amigos pensaban que estaba huyendo y escondiéndose del mundo mientras su "vida social" se iba por el caño, él les haría saber que estaban equivocados, Neji le había dicho que no necesariamente era una novia lo que querían que tuviera, y lo que les preocupaba era que por culpa de esa loca mujer que no lo dejaba en paz, Sasuke no volviera a abrirle su corazón a ninguna otra chica… pues bien, si lo que querían era al viejo Sasuke rompecorazones de siempre, entonces él volvería.

¿Quién lo diría? Luego de que sus amigos le criticaban tanto esa forma de ser, ahora eran ellos mismos quienes querían al Sasuke conquistador de antes; aunque el azabache debía admitir que el esfuerzo que debía hacer era mínimo al momento de conquistar mujeres, pues ellas parecían totalmente vulnerables ante sus misteriosos ojos negros y su alborotado cabello azabache, así que en parte él afirmaba ser inocente al ser tan increíblemente irresistible para las mujeres.

- Llegas tarde teme – dijo el rubio con gesto severo cuando el azabache entró al departamento – son las nueve de la noche y ni siquiera haz venido a comer algo en todo el día.

- ¿Quién eres, mi madre? – preguntó sarcásticamente el pelinegro sentándose en el sillón a ver el televisor ya encendido.

- No puedes culparme por preocuparme – exclamó el oji azul – estoy tan acostumbrado a verte encerrado en éstas cuatro paredes durante los últimos meses, que se me hizo raro que no vinieras en todo el día.

- Por lo menos ya te sientes mejor – dijo el pelinegro arqueando una ceja pero sin ver a su amigo parado junto a él, y es que Sasuke odiaba tanto cuando el rubio asumía esa actitud de madre con él… "Sasuke, no deberías jugar con los sentimientos de esa pobre chica… Sasuke, ¿por qué siempre debes estudiar tanto y ser tan serio?... teme, ya deja de pretender ser un chico malo cuando en realidad te da miedo entregar tu corazón y salir herido".

¿Acaso era cierto? ¿En medio de toda su estupidez su amigo rubio podría tener al menos un ápice de razón? ¿Sasuke en el fondo temía…? Un momento, ¿temer? ¡Ja! Como si eso fuera posible. Definitivamente no, por querer hacerle caso a Naruto una vez, quiso mantener una relación seria con una chica aparentemente dulce y buena, pero todo resultó ser un completo desastre y ahora esa mujer no lo quería dejar en paz, aún cuando el pelinegro le dejó claro unos meses atrás que su relación no tenía futuro y lo mejor era dejar las cosas hasta ahí.

Luego del regaño maternal que Naruto le siguió dando a Sasuke por su gran irresponsabilidad al desaparecerse todo el día, el azabache se vió en la obligación de contarle al rubio sobre la gran tarde que tuvo en compañía de una bella chica que había conocido en el parque; y lo mejor de todo, era que ni siquiera recordaba su nombre y estaba seguro de que no se volvería a cruzar con ella, pues Sasuke tuvo la precaución de no mencionarle dónde vivía, ni tampoco quiso saber la dirección de ella.

- ¿Estás seguro de que eso es bueno? – preguntó incrédulo el oji azul, viendo con rostro preocupado al pelinegro.

- Ni quien te entienda dobe – protestó el azabache dándole un golpe a la mesa para luego marcharse a su habitación.

- ¿No vas a comer nada? – preguntó el rubio viendo al azabache alejarse para luego recibir el sonido de un fuerte portazo como respuesta, Naruto dio un largo suspiro y también se fue a dormir.

El día siguiente transcurrió con normalidad, Naruto haciendo tonterías que enojaban a Sasuke, quien no había podido terminar ni siquiera cinco páginas de su libro; definitivamente el rubio no iba a dejarlo concentrarse mientras insistiera en estar en el departamento, fingiendo que reparaba la licuadora cuando en realidad lo único que hacía era empeorarla aún más.

- Busca un técnico, ¿quieres? – dijo por milésima el pelinegro sintiendo un molesto tic en su ceja izquierda.

- Te dije que no Sasuke – respondió el rubio limpiando un poco del sudor que escurría por su frente – yo puedo arreglarla, dattebayo.

Sasuke permaneció inmóvil en el sillón cuando el oji azul exclamó sonriente que al fin había terminado, una gota de sudor frío recorrió el rostro del azabache al ver a Naruto conectar el aparato. Un apagón general se produjo en el departamento y parte del edificio cuando el rubio trató de poner en funcionamiento la licuadora; por suerte el generador se activó y la energía eléctrica volvió a funcionar.

- ¡Llévate esa cosa donde alguien que sí sepa! – gruñó molesto el pelinegro ante la sonrisa nerviosa del rubio que asintió rápidamente con la cabeza y salió quince minutos después con el electrodoméstico en una caja – dobe – murmuró Sasuke con rencor mientras volvía a concentrarse en su lectura.

Sin embargo todo lo bueno acaba pronto, Sasuke lo sabía y fue por eso que suspiró con pesadez cuando el rubio regresó cuarenta y cinco minutos más tarde; de seguro había conducido como loco, esa era la única razón para que siempre llegara tan puntual a todas partes.

- ¡Teme! ¡Teme! – exclamó sonriente el rubio dejando rápidamente en la cocina la caja que cargaba y llegando donde el azabache – adivina quiénes llegaron a la ciudad.

- Hmp – el azabache rodó los ojos con fastidio al darse cuenta de que Naruto ya había visto ese circo que habían levantado a un par de calles de donde estaban.

- ¿Ni siquiera tratarás de adivinar? – el oji azul seguía con el brillo de la emoción en sus ojos, contrastando con la oscura y cortante mirada del pelinegro – ¡son los gitanos!

- Odio los… – trató de decir el pelinegro para darle a entender al rubio que odiaba los circos, más se detuvo en seco cuando escuchó lo que Naruto dijo – ¿gitanos?

- ¿Por qué odias a los gitanos? – inquirió el rubio con curiosidad y decepción, él creyó que por una vez lograría impresionar al pelinegro pero ahora él decía que odiaba a los gitanos.

- No odio a los gitanos – respondió secamente el pelinegro – creí que te referías al circo que hay aquí cerca.

- No es un circo teme – exclamó el oji azul con burla – sé que te asustan los payasos así que no te invitaría a un circo nunca, los que hay en el terreno a dos calles de aquí son los gitanos, ¡¿no es genial?!

- Yo no le temo a los payasos – se defendió el pelinegro con el ceño fruncido.

- Si lo que digas – dijo rápidamente el rubio moviendo una mano frente a su rostro para restarle importancia, mostrando luego una enorme sonrisa – será genial ir a verlos, podrían leernos las cartas o decirnos nuestro futuro reflejado en una enorme bola de cristal… tal vez hasta…

- Estás loco – interrumpió cortante el azabache – de ninguna manera creas que me convencerás de tal cosa.

- Oh vamos teme – expresó el rubio con mirada suplicante, haciendo un tierno mohín como un niño pequeño – Choji convenció a Shikamaru para ir ayer cuando yo estaba ocupado en mi trabajo… Neji tiene no sé qué raro conflicto con todos los gitanos en general y me dijo que jamás me acompañaría.

- ¿Cómo sabes eso? – inquirió extrañado el pelinegro.

- En cuanto venía en el ascensor llamé a los chicos para que fuéramos todos juntos – respondió con simpleza el oji azul – sabes que odio salir solo y pensé que sería una oportunidad para pasar tiempo con mi mejor amigo.

Y ahí estaba Naruto con sus chantajes emocionales, ¿cómo era posible que Sasuke cayera siempre tan bajo como para creerle semejantes patrañas? ¡Era obvio que el rubio le decía ese tipo de cosas sólo para convencerlo! Tenía una rara manía de manipularlo para que hiciera lo que él quería y lo peor de todo era que siempre usaba esa palabrería de los mejores amigos y hacía esos gestos que más parecían la pataleta de un niño pequeño.

El azabache miró a su alrededor y bufó molesto mientras se maldecía internamente por estar en ese lugar tan extraño rodeado de gente extravagante que lo hacía querer salir corriendo de ahí. Naruto por su parte parecía más un niño en una dulcería, mirando con asombro y una enorme sonrisa a todos los gitanos y las personas que asistían a la feria para deleitarse con las diversas atracciones que allí había.

- Mira Sasuke, eso se ve delicioso – dijo el rubio feliz, señalando un puesto de comida que era atendido por un alto y corpulento hombre de tez morena que por un momento intimidó a Naruto, más cuando el hombre lo vió acercarse, le sonrió amablemente y atendió al oji azul con gran cortesía – oye teme, deberías probar esto.

Sin embargo por más que Naruto vió en todas direcciones ya no vió al azabache, pues en un momento dado el pelinegro se sintió tan abrumado y a la vez embelesado por el casi mágico ambiente en el que vivían esas personas, que quiso recorrer más el lugar para ver con qué otra cosa se encontraba. Pudo observar diferentes comidas, cantantes y hasta poetas, ¿los gitanos eran poetas?, Sasuke jamás lo habría imaginado pero así era, esas personas eran tan apasionadas en todo lo que hacían que incluso cada palabra que decían, cada gesto que hacían era fascinante.

Aún así lo más extraño para el azabache, fue comprobar que no todos los que allí habían eran gitanos; algunos de ellos vestían como los demás gitanos pero por sus rasgos físicos era obvio que no pertenecían a la misma nacionalidad que ellos.

- Esos ojos – pensó el pelinegro al observar a una jovencita gitana de su edad, de largo y hermoso cabello azulado y ojos como dos brillantes perlas blancas; ¿qué ese no era un rasgo único en los Hyuga?

Sasuke decidió seguir a la chica, tal vez era su imaginación pero ella parecía ser de Japón, si la alcanzaba y podía verla de cerca se daría cuenta si en realidad sus ojos eran iguales a los de su amigo Hyuga; probablemente sólo eran impresiones de él y esa mujer tenía los ojos claros, tan claros que de lejos parecían blancos… ¡Si Neji la viera, de seguro se sorprendería también!

Justo cuando el Uchiha creyó alcanzar a la peli azul, ésta entró en una carpa atestada de gente, en especial hombres, que gritaban y hacían ruido para que empezara el espectáculo. El azabache alcanzó a ver a la peli azul tras el telón, cuando ésta entró en la tarima siendo seguida por otras cuantas gitanas más, listas para empezar con su acto; los estridentes aplausos lograron marear por un momento a Sasuke quien estaba a punto de salir de ahí cuando algo llamó su atención.

La exótica música y el bullicio de los espectadores fue un sonido lejano para Sasuke cuando vió entrar en escena a una bella gitana que sin duda era el centro de atención del acto de baile, su delgado y fino cuerpo se movía al compás de la música con una sincronía y flexibilidad perfectas, haciendo que la mirada del azabache se deslizara por cada centímetro de su blanca piel, expuesta parcialmente por su hermosa vestidura.

Los orbes negros de Sasuke estaban empañados por un extraño y apasionante sentimiento que jamás creyó experimentar; podía sentir su sangre hervir en sus venas y su respiración agitarse ante el espectáculo que contemplaba, más su corazón dio un vuelco cuando su oscura mirada se cruzó con los ojos verdes de la gitana que lo observaba fijamente, hipnotizándolo con su mirada jade y haciéndole alejarse por completo de la realidad.

La gitana movía grácilmente sus caderas mientras jugaba seductoramente con su largo y hermoso cabello rosa, ganándose los aplausos y los halagos de los espectadores que parecían querer devorarla con los ojos, además de la mirada más profunda e intensa que haya podido percibir en nadie más; definitivamente ese chico de ojos negros que la observaba entre el público le producía descargas eléctricas que se disparaban por su espina dorsal y le hacían vibrar el cuerpo, más ella tenía claro que su indomable corazón jamás se doblegaría ante ningún hombre, había recorrido tantas partes del mundo que estaba casi acostumbrada a ver hombres tan arrebatadoramente guapos como ese azabache de mirada profunda.

- Con que aquí estabas Sasuke – dijo el rubio llegando donde el pelinegro mientras le tocaba un hombro desde atrás – cuando no te vi pensé que te habías ido a casa.

Naruto vió desconcertado a su mejor amigo, por más que el rubio lo zarandeaba por un hombro el azabache sencillamente no le prestaba la más mínima atención, parecía estar como en trance, hipnotizado con el baile que las encantadoras gitanas le ofrecían a su público; más Sasuke sólo tenía su concentración fija en una de ellas: la hermosa gitana pelirrosa de ojos jade y piel de porcelana que sólo incitaban al azabache a acariciar cada centímetro de ella para deleitarse con su suavidad y aroma.

- ¿Sasuke?... ¡Sasuke! – llamó el oji azul al pelinegro cuando éste se alejó entre la multitud luego de que el baile de las gitanas se terminara y ellas desaparecieran tras el raído telón.

- Dije que debo irme – habló molesta la pelirrosa mientras trataba de zafarse del agarre de un hombre que la tenía sujeta de una muñeca y la miraba de forma indecente – si no me suelta me veré obligada a…

- Te dijo que la dejaras en paz – dijo el azabache con voz tétrica dándole un empujón al tipo y lanzándolo unos metros más allá donde unos fornidos gitanos se encargaron de sacarlo a empujones de la feria – ¿estás bien?

- Agradezco tu ayuda – respondió la oji jade con una sonrisa que dejaba ver sus hermosos y blancos dientes – pero no tenías que molestarte.

- No fue molestia – exclamó el azabache con una sonrisa de lado que logró sacarle un suspiro a la pelirrosa.

- ¿Quieres que lo saque a él también? – intervino con el ceño fruncido un gitano de cabello rojo y lindos ojos aguamarina.

- Está bien Gaara, no hay problema – lo tranquilizó la pelirrosa con actitud serena – el amable joven me salvó de ese desagradable hombre, creo que lo llevaré a dar una vuelta por la feria y le invitaré alguno de nuestros manjares; claro, si él está de acuerdo.

- Por mí está bien – respondió el azabache encogiéndose de hombros y sonriendo internamente al ver la expresión de disgusto del pelirrojo.

- Por aquí señor… – dijo la pelirrosa dándole espacio al azabache para presentarse.

- Sasuke, Uchiha Sasuke – se apresuró el pelinegro a responder, nunca antes se había sentido tan nervioso y ansioso al estar en presencia de una mujer.

- Señor Sasuke, sígame por favor – prosiguió la pelirrosa avanzando hacia el azabache y tomándolo de la mano para caminar, ambos sintieron la electricidad recorrer sus cuerpos al momento de hacer contacto entre sus manos pero decidieron ignorar la situación y continuaron.

- Por favor no me digas señor – exclamó el pelinegro dejándose guiar por la gitana, por alguna razón no le molestaba ser llevado de la mano por ella – veo que somos como de la misma edad así que no es necesario tanta formalidad.

La gitana oji jade le brindó una hermosa sonrisa que a los ojos de Sasuke hizo resplandecer su rostro con la majestuosidad de un ángel, pasaron las siguientes horas hablando entre ellos con total confianza mientras el ego del azabache se incrementaba al notar las miradas de envidia que le lanzaban algunos de los asistentes a la feria e incluso algunos compañeros gitanos de la pelirrosa.

- Aún no me haz dicho tu nombre – dijo el azabache arqueando una ceja mientras avanzaba junto a la gitana.

- ¿Mi nombre? – repitió la pelirrosa mirándolo pícaramente – no veo la necesidad de complicarnos tanto Sasuke.

- Ya veo – respondió el azabache con una arrogante sonrisa, ella quería mantener un aura misteriosa pero él estaba dispuesto a echar abajo eso; nadie le imponía un reto a Sasuke Uchiha y se daba el lujo de salir victorioso – tal vez luego de un rato más estando juntos, quizás accedas a decírmelo.

- Me encantaría – convino la pelirrosa con un hermoso brillo coqueto en sus ojos – pero temo que la feria cerrará en unos minutos y debemos despedirnos ahora Sasuke.

- Hmp – susurró el azabache en actitud pensativa, sonriendo ante la idea que acababa de cruzar por su mente – pues si pronto cerrarán, no veo que tenga nada de malo que salgamos a dar una vuelta por la ciudad… a menos que tu novio pelirrojo se moleste.

Los ojos de Sakura brillaron a la luz de la luna e iluminó de nuevo la noche de Sasuke con una sonrisa, sintiendo el suelo girar a sus pies ante la mirada jade de la bella gitana.

- Soy una gitana Sasuke – exclamó con arrogancia la pelirrosa – no hay atadura alguna que logre retenerme en algún lugar.

- En ese caso – concluyó el azabache con voz profunda y mirando intensamente a la pelirrosa – ahora seré yo quien te guíe.

Ambos se sonrieron y la pelirrosa aceptó el brazo que Sasuke le ofrecía galantemente, haciéndoles sentir tantas emociones y sensaciones que ninguno quiso atreverse a descifrar; tal vez por miedo a descubrir sentimientos nuevos y que jamás quisieron tener, lo único que querían era dejarse llevar por la aventura y el intenso remolino de encanto que les producía estar en compañía del otro; después de todo, ¿qué podría pasar? La pelirrosa estaba consciente de que su estancia en ese lugar sería cosa de días y el azabache lo sabía, nada ni nadie lograría detener el indomable corazón apasionado de una gitana… ¿o sí?


Como lo habrán notado, no tengo ni idea de la vida verdadera de los gitanos .-. ... Mi única guía aparte de esa canción, es mi alocada mente e imaginación que me hacen idealizarlo todo xD ...

El capítulo es largo porque pensaba escribir un one-shot... ¡pero es tan difícil!... Cuando me di cuenta llevaba demasiadas hojas escritas y la idea aún no la concluía (como se habrán dado cuenta)...

Aún así espero que les guste y le den una oportunidad a la historia...

Saludos!... ^w^ ...