Reencuentro. Sinopsis:
Neji se casó y Tenten se mudó lejos, con el corazón roto, dispuesta a olvidarlo. Poco después, él, extrañándola, se da cuenta de que en realidad siempre estuvo enamorado de ella.
Casi dos años después, ella vuelve a la ciudad a un compromiso. ¿Qué pasará cuando ambos se reencuentren? ¿Será capaz Neji de decirle sus sentimientos? ¿Tenten lo habrá olvidado?
Es un fanfic corto, una especie de continuación de dos one-shot publicados en mi perfil ("Consejo de amor" y "Vacío") para darles una especie de cierre. No es necesario leerlos antes pero sí recomendable, para estar más metidos en los sentimientos de los personajes.
Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto. La historia es mía y la publico sin fines de lucro.
Capítulo 1
Era una preciosa mañana primaveral, ni calurosa ni fría. Una suave brisa le alborotó los cabellos castaños en el momento en que salió del aeropuerto.
—¡Tenten, por aquí! —sintió la potente voz de Temari llamarla. La rubia estaba apoyada al costado de su coche con el pequeño Shikadai en brazos.
—Por Dios, cuánto ha crecido —exclamó acercándose a ellos—. La última vez que lo vi apenas estaba aprendiendo a hablar.
—Pues sí, eso fue ya hace casi dos años, Ten. Shikadai cumple tres mañana —contestó su amiga—. Saluda a la tía Tenten, Shika.
El pequeño miró un poco desconfiado pero finalmente saludó con su manita. La de ojos chocolate le devolvió el saludo con una sonrisa.
—Ay, amiga, no sabes cuánto te extrañé —confesó abrazando a la rubia y a su hijo, que era la viva imagen de su padre—. ¿Shikamaru cómo está?
—Fastidiado por el trabajo, como siempre —rió Temari mientras dejaba a Shikadai en el asiento para niños y luego ayudaba a Tenten a guardar la maleta en la valija del coche—. ¿Dónde te quedarás? Sabes que eres bienvenida en casa.
—Lo sé, gracias —la castaña le sonrió a su amiga—. Pero me quedaré en un hotel. Será poco tiempo y además no quiero incomodarlos.
—Está bien, como prefieras, pero sabes que no eres ninguna molestia.
El resto del camino hasta el hotel lo pasaron charlando. Si bien habían mantenido el contacto en este tiempo, siempre hay más cosas para contar cuando dos mejores amigas se reúnen.
Apenas entró a la habitación del hotel, Tenten se dejó caer en la cama y suspiró, el viaje la había agotado. Ni siquiera se molestó en desarmar la maleta, se quedó mirando el techo un buen rato.
Se preguntaba si había sido buena idea volver, no estaba muy convencida pero Temari había insistido muchísimo en que ella estuviera presente en el festejo de cumpleaños de Shikadai, diciéndole que ya se había perdido el festejo anterior, que a este no podía faltar.
El sueño la encontró así, tan perdida en sus pensamientos que ni cuenta se dio de cuándo cerró los ojos.
El sábado por la tarde, se encontraba mirándose al espejo y peinando sus hebras color chocolate. Tenten le sonrió a su reflejo para darse fuerzas y tomó su cartera antes de salir del hotel.
Se dirigió en taxi hasta la casa de Temari, donde se celebraba el cumpleaños del pequeño, y en todo el camino no dejó de pensar en si se lo encontraría allí. No quería, no tenía claro si había logrado olvidar todo lo que esos ojos perlados le producían.
—¡Tenten! ¡Has vuelto! —Lee se acercó corriendo apenas la castaña puso un pie en el patio trasero de su amiga—. Te extrañé muchísimo.
Los demás allí presentes voltearon a verla y se acercaron de a poco a saludarla, dándole la bienvenida nuevamente, diciéndole cuánto la habían echado en falta y preguntando hasta cuándo se quedaría por allí. La chica no puedo evitar notar que él no se encontraba entre ellos.
—Lamentablemente sólo me quedaré hasta mañana —respondió Tenten a esa última pregunta, formulada por Ino—. Tengo trabajo que hacer allá, no puedo quedarme más tiempo.
—Además, seguro que tu novio te extraña si estás mucho tiempo fuera—le guiñó el ojo Sakura.
—Sí, un poco —contestó ella un poco ruborizada. Por dentro se sentía un poco mal, desde que había puesto un pie en esa ciudad no había pensado en su novio, quien seguramente estaría ansioso esperando que ella volviera.
—Es una lástima que no haya podido venir —comentó Lee—. Quería conocer al hombre que robó el corazón de mi amiga.
Neji acababa de llegar al patio junto a su esposa, pudiendo escuchar la última parte de la conversación.
Y verla.
Allí parada, sonriendo un poco ruborizada ante las palabras de sus amigos.
Sintió que el corazón le latía más rápido mientras su esposa lo tomaba del brazo y se acercaban a saludar juntos a todos los invitados.
Cuando llegó el momento de saludar a Tenten, notó como le sudaban las manos. Había tanto que quería decirle, tanto que quería preguntarle, pero cuando fue a hablarle, su voz lo traicionó y de su boca no salió ninguna palabra.
La castaña por su parte estaba estática, en una lucha interna intentando sonreír cordialmente y luchando por no salir corriendo de allí. Fue cuestión de verlo para descubrir que, en efecto, su presencia seguía afectándola.
La tensa situación no duró mucho ya que Temari llegó con una bandeja con bocadillos que le ofreció a cada uno de los que estaban allí reunidos.
—Lamentamos llegar tarde —le dijo la esposa de Neji a la rubia de ojos verdes—. Toma, este es el regalo para Shikadai, veo que está muy ocupado jugando con los demás niños así que puedes entregárselo después.
Enseguida todos continuaron conversando relajadamente. Menos Tenten. Y menos Neji. Se lanzaban miradas furtivas cuando creían que el otro no estaba mirando, y en más de una ocasión sus ojos se chocaron.
Unas horas después, Tenten no soportó más. En el fondo todavía le dolía ver como aquella mujer sujetaba el brazo de Neji, se pegaba a él y le susurraba cosas. Se levantó disculpándose y despidiéndose de todos con un saludo general, argumentando que debía volver al hotel a preparar su maleta para el día siguiente.
—Espera, Tenten —escuchó una voz a su espalda—. Nosotros también ya debemos irnos. Te llevamos a tu hotel.
—Oh, gracias, Sasuke —respondió la castaña verdaderamente agradecida, así no tendría que pedir otro taxi.
Tenten iba sentada en el asiento trasero del coche de Sasuke y Sakura, a un lado de la sillita de Sarada. Conversaron amenamente durante el camino y de vez en cuando Sakura intentaba sacarle comentarios sobre su novio y su trabajo en la otra ciudad. Cuando pararon frente a su hotel, se despidió y volvió a agradecerles por llevarla.
Una vez en su habitación decidió darse un baño caliente. Se sentía cansada pero intuía que era algo así como agotamiento mental. Si bien estaba muy feliz de haber vuelto a encontrarse con sus amigos, no podía negar que verlo a él la había desestabilizado, había roto esa barrera que ella se había esforzado en construir todo este tiempo que estuvo lejos. ¿Cómo podía ser? ¡Si ni siquiera habían cruzado una palabra!
No supo cuánto rato estuvo en el baño, pero cuando consideró que estaba mejor, salió. Se puso un short y una remera holgados, para acostarse cómodamente a mirar alguna serie o leer. Estaba a punto de meterse en la cama cuando escuchó unos golpes en la puerta.
—Neji… —susurró en cuanto abrió la puerta— ¿qué haces aquí?
—Necesitaba hablar contigo —respondió él sencillamente—. Le pregunté a Temari en dónde te hospedabas.
—Ah… —Tenten apenas podía articular palabras— Pasa. ¿Quieres beber algo? No tengo mucho para ofrecer.
Hablaba nerviosamente mientras veía como Neji entraba a su habitación. Cerró la puerta, tomo aire y volteó a encararlo. Él la miraba sin expresión alguna en el rostro, tan típico de él. Pero sus ojos… Tenten había aprendido a leerlos hacía mucho tiempo. Ellos se entendían simplemente con mirarse, ella siempre se sintió orgullosa de poder comprender al Hyuga así. Ésta vez, pudo notar como él la veía con una mirada de enojo mezclado con, ¿tristeza? Ella no lo supo con certeza.
—¿Y bien? ¿De qué querías hablar? —preguntó Tenten cuando vio que el silencio se prolongaba varios segundos.
—¿Por qué te fuiste? —inquirió Neji sin dejar de mirarla. Directo, así era él. No había cambiado.
—Asuntos personales —respondió secamente. ¿Acaso le importaba? Jamás iba a decirle que fue por él.
—¿Por qué no te despediste?
—Lo hice.
—Pero no de mí —la voz de Neji era firme pero se notaba el tinte de reclamo.
—No estabas —otra escueta respuesta fue lo que recibió.
El castaño suspiró y relajó el rostro un poco. Paseo la mirada por la habitación, no entendía en qué momento había tenido ese arranque de ir a buscarla. De hablar con ella. De pedirle explicaciones. De reclamarle el hecho de haberlo dejado.
—Podrías haberme mandado un mensaje, haberme llamado —habló por fin.
—No quería interrumpir tu luna de miel —dijo Tenten con un leve tono de ironía que no pasó desapercibido por el Hyuga.
—¿Y después? ¿Tanto te costaba llamarme o escribirme un mensaje?
—Tú tampoco lo hiciste —contestó ella. Neji estaba cansándose de sus simples respuestas. ¿No pensaba darle ninguna explicación?
—¡Fuiste tú la que me dejó! —el chico de ojos perla estaba perdiendo la poca paciencia que tenía.
—Y te importó tanto que no supe nunca más de ti —escupió Tenten. ¿Qué ella lo había dejado? ¿Quién se creía que era para venirle con estos reclamos?
—Tampoco pareció importarte, tampoco supe de ti…
—Neji, no pienso seguir discutiendo, así que voy a pedirte que te vayas —la castaña sentía un nudo en la garganta pero se obligó a hablar firme. Sabía que si Neji seguía un minuto más en su habitación, iba a ponerse a llorar, y no quería darle la satisfacción de que viera cuánto la afectaba.
—No hasta que me expliques por qué te fuiste —él no iba a darse por vencido. Necesitaba saber.
—Ya te dije, asuntos personales —reiteró ella.
—¿Tan personales que no podías contarle a tu mejor amigo? —le recriminó Neji—. ¿Acaso no confiabas en mí?
—No es eso, no lo hubieras entendido, no habría podido explicártelo —trato de seguir evadiendo el tema, pero él no iba a dejárselo fácil.
—Podría entenderlo ahora, sólo dímelo—habló calmadamente acercándose a ella. La vio estremecerse un poco y notó que sus ojos estaban llenos de lágrimas.
Como vio que ella no pensaba responder, acortó sin pensar la distancia que los separaba y la abrazó.
—Te extrañé, Ten —susurró contra su pelo, sin ser muy consciente de las palabras que salían de su boca. Pero era la verdad, la había extrañado. Demasiado. Ella era lo que le faltaba a su vida. Sólo ella podía llenar ese vacío que sentía en el pecho todos los días y que se empeñaba en ignorar.
Tenten por su parte se sentía tan abrumada que no podía decir nada. Se quedó allí, de pie, dejándose abrazar por él mientras lágrimas silenciosas caían por sus mejillas.
Pasados unos minutos, cuando el llanto cesó, cayó en la cuenta de que estaba entre sus brazos y se separó.
—Vete, por favor —habló Tenten secándose las lágrimas—. Estoy cansada, me gustaría dormir. Mañana mi vuelo sale temprano.
—¿Te irás tan pronto? —Neji no supo qué más decir.
—Debo volver cuanto antes.
—¿Por qué? ¿Por qué sino tu novio va a extrañarte? —preguntó el castaño alterado, recordando la conversación que escuchó cuando estaba llegando al cumpleaños de Shikadai—. ¿Acaso no puede estar más de dos días sin ti? ¡Yo estuve casi dos años sin ti para que vengas a decirme que te vas mañana!
—No es eso, tengo trabajo que hacer —Tenten no sabía cómo interpretar el comportamiento de Neji. Decía extrañarla, haberla esperado dos años, pero no se había molestado en comunicarse con ella. Sí, es cierto que ella tampoco, pero ella tenía razones—. Además… tuviste dos años para llamarme, nunca cambié mi número.
—Estaba enojado —confesó—. Me habías abandonado.
—¡Deja de decir eso! —la castaña explotó— No te dejé, no te abandoné. Me fui porque era lo mejor para mí y punto. Ahora vete.
Neji se quedó mirándola un momento, luego comenzó a caminar hacía la puerta. Antes de irse volteó y le preguntó;
—¿Acaso pensaste en mí? ¿En todo lo que iba a extrañarte?
—Sí, Neji —respondió Tenten acercándose a cerrar la puerta, pero antes de hacerlo, susurró—. Pensaba demasiado en ti, por eso me fui.
Cerró la puerta, las lágrimas volvían a caer y se dejó caer al suelo, con la espalda apoyada en la puerta.
Del otro lado, el Hyuga seguía dolido y enojado con ella por haberse ido, y esta conversación no le había aclarado nada, todo lo contrario.
Cuando llegó a su casa, su esposa ya estaba durmiendo. Se metió en la cama sin hacer ruido pero le costó dormirse, no podía dejar de pensar en sus últimas palabras "pensaba demasiado en ti, por eso me fui". ¿Qué quería decir eso? ¿Con qué sentido se lo decía?
Se removió inquieto en la cama, lo que provocó que su esposa se girara. Semi dormida, se abrazó a él.
—¿Estás bien? —le preguntó en un susurro.
—Sí, no te preocupes —mintió Neji.
Un rato después, el sueño había logrado vencerlo.
El domingo por la mañana Tenten despertó temprano, se levantó de la cama a regañadientes y terminó de aprontar sus cosas. Cuando hubo terminado, se sentó en la cama a esperar que Lee pasara en su coche para llevarla al aeropuerto. Él había insistido tanto el día anterior en acompañarla a tomar su vuelo que ella no había podido negarse. No es que quisiera, la verdad es que había extrañado mucho a sus amigos en estos casi dos años y le encantaría poder quedarse más tiempo en la ciudad, ponerse al día con todos.
Mientras esperaba, su mente voló a la noche anterior. Estaba enojada con Neji. Un año y ocho meses después venía a reclamarle que lo había dejado. ¿Ella a él? ¿Acaso se olvidaba de que fue él quien decidió casarse? Suspiró. Estaba claro para ella que "abandonar" tenía diferentes significados para ellos. Él sólo estaba molesto por haber perdido a su mejor amiga, no al amor de su vida, como le había pasado a ella. De todas maneras, jamás se imaginó que a Neji podría haberle afectado tanto su partida.
Pero era peor el enojo que sentía hacia ella misma. No entendía cómo, después de todo este tiempo, verlo a él había despertado todos los sentimientos que ella creía muertos. O que al menos trataba de convencerse a sí misma de que ya no existían. Se suponía que ella estaba feliz, había conocido a un chico maravilloso con el que compartir su vida, hasta estaba empezando a pensar que podrían casarse y formar una familia. Hasta ayer. Hasta que vio a Neji de nuevo y entendió que lo que sentía por su novio, no se compararía jamás con el amor que sentía por el Hyuga.
Frustrada, trató de convencerse a sí misma de que todas esas emociones sólo eran porque estaba sensible por haberse reencontrado él y con todos. Seguro se le pasarían una vez que volviera a su casa.
El sonido de su móvil la sacó de su ensimismamiento; era un mensaje de Lee avisándole que estaba fuera del hotel esperándola.
Durante en camino al aeropuerto, su amigo no paró de hablar en todo el trayecto.
Al llegar, Lee la ayudó a descargar la maleta y la acompañó dentro.
—Debes visitarnos más seguido, ¿sabías? —le preguntó el chico con un fingido tono de regaño— Nos tienes a todos extrañándote mucho.
—Lo sé, y lo siento. Pero tengo mucho trabajo —se excusó la castaña—. Igual ustedes pueden venir a verme cuando gusten, siempre serán bienvenidos en casa.
—Y podríamos conocer a tu novio —sonrió esperanzado Lee—. Por cierto, ¿para cuándo la boda?
—Es pronto aún —forzó una sonrisa—. Estamos tomándonos nuestro tiempo, somos felices así como estamos.
—Uf… bueno, pero no se demoren que no quiero ser un tío viejo cuando nazcan sus pequeños —se quejó dramáticamente el chico hiperactivo y Tenten no puedo evitar reír.
—Gracias por todo, Lee. Espero que podamos vernos pronto otra vez —se despidió ella al escuchar como llamaban a los pasajeros de su vuelo.
—Nada que agradecer, florecita. Nos veremos, juro que si no vienes pronto a visitarme, iré yo —respondió el morocho solemnemente.
Una vez en el avión, la mente de Tenten volvió a Neji. Tenía la misma estúpida ilusión que la primera vez que se fue; que él iría a detenerla y pedirle que se quedara con él. Nuevamente, no sucedió.
Hasta aquí el primer capítulo. ¡Gracias por leer y espero que les haya gustado! Las críticas tanto positivas como negativas son siempre bien recibidas :)
