El Potterverso es de Jotaká.


Este fic participa en el reto "Tu personaje preferido" del foro Provocare Ravenclaw.


"EL CEMENTERIO"

Por Victoire Black.


Tantos años habían pasado, que no podía recordar con exactitud ni siquiera su edad. Una de las pocas cosas que parecía tener siempre en mente, era ir al cementerio cada pocos meses. El segundo día de mayo para él era fecha sagrada; el treinta de Julio, el día de su cumpleaños, regresaba; el día de Halloween no podía faltar; y el veinticuatro de diciembre siempre estaba allí, presente.

El día de esta visita era el aniversario de la Batalla de Hogwarts, y con sus 187 años a cuestas, Neville Longbottom entró al viejo cementerio del colegio. Desde el final de la última batalla habían llevado a todos los héroes de guerra a ese lugar. Había placas para todos; no faltaba ninguno. Neville sabía que pronto estaría allí, descansando con todos ellos, y lo ansiaba. Estaba agotado de tanto vivir, y necesitaba volver a estar con sus amigos, su familia.

Se arrodilló con dificultad frente a la primer tumba conocida que vio, y con una sonrisa nostálgica leyó el nombre "Harry Potter" en la placa de piedra. A su lado, Hermione y Ronald Weasley. Y junto a éste último, su querida Ginny. Cerca de ellos yacía Luna... Amigos. Le daba paz que todos ellos estuvieran descansando al fin, luego de tantos años de guerras y sufrimiento.

Varios metros más lejos, se encontraban sus propios padres y su abuela. Al lado de ellos, el amor de su vida, Hannah. También por allí estaba la tumba de su hijo, Frankie. Pobre pequeño, ¡era tan joven!

Él mismo había vivido demasiado tiempo aún para ser un mago, y ya no quedaban muchas personas con vida que tuvieran su edad. Sabía que Lavender Brown estaba hacía meses en su lecho de muerte, y que Lee Jordan no parecía seguir envejeciendo: no dejaba la radio ni muerto, ¡vaya ironía!

Donde estaban los demás Weasley enterrados, vio a Dominique. Siempre se la encontraba llorando, dividida entre la tumba de sus padres, de su hermana, y de su único hijo. Estaba sola en el mundo, al igual que Neville: no tenía nietos ni hermanos, y sus sobrinos vivían en Francia. A veces, la veía acompañada de la dulce Lily, pero normalmente iba sola. Era adicta a ese lugar, y llorar hasta más no poder era la única forma de catarsis que tenía. ¿Quién hubiera dicho que esa adolescente traviesa e indomable que era se iba a convertir en la actual Dominique? Ni siquiera Neville lo hubiera apostado. Mientras ella lloraba, él reía recordando las cosas vividas con cada una de las personas que allí descansaban, esperándolo.

De repente, quien alguna vez había sido un adolescente sin miedo a nada, atisbó una sombra. Volteó con lentitud y la vio a Luna. ¡Hacía tantos años, más de un siglo quizá, que no veía su sonrisa! Sus ojos, soñadores como siempre, lo miraban sin pestañear. Estaba parada sobre su propia tumba, e hizo que Neville lo comprendiera en un instante. Saludó con la mano a Dominique, una especie de despedida, y se encaminó sonriente hacia la rubia.

A medida que se acercaba, a más personas veía. Ginny le sonreía sacudiendo su larga melena pelirroja, y Hermione estaba tomada de la mano de Ron, esperándolo con alegría. Harry los tomaba por los hombros, y parecía estarlo llamando con ansias.

Para Neville, ahora las cosas estaban como debían. Todo estaba en paz, y él era feliz. Ahí iba a estar con los que amaba, y nada iba a cambiar por el resto de la eternidad.