Mis queridos lectores. Seguramente se estarán preguntando cuanto peor se puede poner la historia para los personajes en esta segunda temporada. Y la respuesta es infinito. Se puede y se va a poner mucho peor de eso no cabe duda. Atendiendo un comentario que tuve hace tiempo, quiero aclarar el desarrollo de esta segunda temporada antes que nada.

Cada capítulo tendrá dos partes regularmente. La primera parte, serán fragmentos de un diario que escribe Boruto Uzumaki contando lo que ocurrió después de que tierra de traidores primera parte terminara. Así podrán saber y quitarse poco a poco las dudas de cómo se combina esta segunda temporada con la primera.

La segunda parte de cada capítulo, es directamente lo que está ocurriendo en la actualidad. Mientras Boruto escribe su diario, también ocurren cosas en vivo y directo. Así pues, aclarado ese punto….disfruten del oscuro mundo conocido como TIERRA DE TRAIDORES. Y recuerden…no confíen en ningún personaje en particular. Aquí no existen los héroes. Y como bien saben en una tierra de traidores….la traición está en la sangre.

PROLOGO: EL APOCALIPSIS DEL TIEMPO

"Diario de Boruto Uzumaki….

10 de octubre, en el fin del mundo…

Es pasada la medianoche del día nueve en una cueva perdida en las montañas del país de Rayo. Es una madrugada donde hace muchos años en Konoha, comenzó el apocalipsis del tiempo. Difícil será para cualquier persona que lea estos documentos, el llegar a creer la línea de eventos que nos llevaron a todos, justo al límite de la locura. Es como una rueda de desgracias, que no ha dejado de girar y girar hasta el irremediable momento cuando el eje que la sustenta, definitivamente se quiebra en pedazos.

Soy consciente que me quedan pocas horas, que me está quedando muy poco tiempo. En increíble que después de tantos años de entrenamiento y lucha. Al final de tanto sufrimiento, sudor y sangre. Me encuentro deseoso de llegar al fin de mi vida. De morir, para descansar. Es como venir de una larga y eterna carrera agotadora. Por más deseos o capacidad para continuar andando, una gran parte de ti, solo quieres llegar al momento del reposo definitivo. Detenerse, rendirse. Que los músculos dejen de doler, que la respiración deje de faltar. En definitiva, dejar de sufrir por el camino. Mis palabras pueden leerse como las de un loco, pero si tengo la mínima esperanza que esta historia pueda ser entendida, memorizada y archivada en los importantes informes que prevengan una catástrofe en su aldea de origen, debo ser tan sincero y abierto como me sea posible.

Todo empezó cuando tenía 13 años, y el gran torneo Chunnin de la aldea de la hoja estuvo a punto de terminar. En medio de un feroz y desfavorable combate, recibí una golpiza y despertó en mí un poder que nadie esperaba que yo tuviera. Una habilidad especial, que sería la piedra angular de un futuro infernal. Aunque todos los esfuerzo del clan Hyuuga hubieran sido puestos en marcha antes de mi nacimiento, desperté un tipo de Doujutsu diferente que lo cambiaria todo. Me hice usuario de un Byakugan especial.

En ese tiempo, yo solo era un Gennin patético que solo destacaba por ser hijo del Shinobi más poderoso del mundo. Mi padre el séptimo maestro Hokage, no era otro que el renombrado Naruto Uzumaki. El Hokage que había logrado la paz del mundo. Aquel que había vencido a una diosa, aquel que había hermanado a todas las aldeas Shinobi en una era de prosperidad y equilibrio como jamás se había visto. ¿Y quién era yo en comparación con aquel héroe de leyenda?

Absolutamente nadie…

Pero ese Byakugan oculto, fue el comienzo de un peligroso camino para mí, y también para mi hermana Himawari, cuya herencia visual se igualaba a la mía. Sin embargo, no me voy a concentrar en los eventos de mi niñez, ni en mis deseos por un padre más presente. No voy a renegar mis ganas por imitar la grandeza de Naruto Uzumaki, ni especificaré mi frustración interna por saberme incapaz de alcanzarlo. Solo diré que un gran Shinobi, el antiguo sexto Hokage Hatake Kakashi, me tomó como su estudiante y me adiestró como un ninja de elite. Tuve la oportunidad de formar parte de una fuerza oculta autodenominada "Raíz" que con el tiempo no solo sería parte de mi vida, sino que llegaría a comandarla años después.

Cuando era joven, cumplí misiones muy peligrosas. Tuve deseos carnales por una mujer y logre apartar a mi padre de un peligro que él nunca hubiese sabido manejar. Protegí a mi familia, haciendo lo que debía que hacer para eliminar a uno de los Shinobi más poderoso de la historia. Y finalmente encontré el amor, justo en donde menos esperaba. Exactamente delante de mis ojos, donde siempre estuvo aguardándome. Me casé con ella, mucho tiempo antes de comprender cuán importante seria para mi vida. Y logré amarla sin restricciones, con una forma de amor que ni el tiempo o la distancia hicieron olvidarla completamente. Pero no fue el final feliz que toda historia debería tener.

La alegría en el mundo Shinobi no tiene larga duración, y en mi caso no sería la excepción…

Mi esposa murió, asesinada de una forma que nunca hubiese imaginado. Tuve que hacer duelo por ella y mi hijo no nacido. Soporté lo que ningún padre debería soportar, y aun en mi mayor desgracia personal, tuve la leve esperanza de restablecer los trozos desperdigados de mi vida privada, en los cálidos brazos de mi primer objeto de deseo. Si no hubiera existido su hija, seguramente a ella la hubiese amado con locura. Nunca en los años de convivencia que siguieron, me atreví a preguntarle que sentía. Tenía miedo a su respuesta, tenía miedo a sus sentimientos. Y a traicionar los míos por el recuerdo de la mujer que ya nunca estaría a mi lado.

Durante años, creí en un mundo sobre el que se sustentaban ciertas reglas. La vida de Shinobi siempre fue dura. Y yo siempre estuve dispuesto a abrazarla completamente. Con defectos y virtudes, con ganancias y pérdidas. Pero aun cuando más sangrante y cansado retornaba a casa, cuanto más desesperado y derrotado me pudiera sentir. Aun así, creía en ciertas "leyes" del universo que de alguna forma marcaban mi camino. Reglamentos simples, que eran fáciles de entender y de cumplir:

-ama a tu familia….

-cumple tu misión…

-disfruta de sexo, del amor y el licor como si fuera la última vez…

Sin embargo, por la mala experiencia y las traiciones, aprendí que estas mismas reglas se pueden interpretar de formas muy distintas. Lo que nos lleva directamente, a la base de todo el problema. Al problema principal que durante muchos años me ha torturado sin ningún tipo de piedad. Quiera o no interpretarlo de formas distintas, toda investigación o razonamiento lógico me lleva a la misma e invariable conclusión.

La traición, está en la sangre…

El tiempo terminó por afirmar esa dura lección. Los errores que he cometido me han confinado al oscuro agujero donde me encuentro actualmente. Creí que podía salvar al mundo, creí que todavía me quedaba valor y poder para intentar cambiar las cosas. Creí que podía salvarlos a todos. Pero he fracasado. He fallado de cabo a rabo. Soy simplemente un ninja derrotado que ya no tiene espacio y tiempo adonde huir. Ya no tengo fuerzas, ya no cuento con caminos de retorno. Hacia donde vaya esta emisiva, sepa que lleva mi corazón y mis últimas esperanzas de un mañana mejor.

Este relato que iniciaré, no es la historia del final de mi vida. Esos detalles los voy guardar para lo último de este escrito. Esta historia se encuentra detrás de esa historia. Es un relato del pasado, un tipo de pasado especifico que por azares del destino, se ha trasformado en mi presente y futuro. Esta es la historia que nos lleva al final de toda la historia. Nadie puede sobrevivir a esto. Nadie será capaz de detener al mal desatado. Nadie de este mundo puede hacerlo.

Este es el final de una sangrienta historia…

El fin de mundo, en la tierra de traidores…"

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El plan había sido perfecto…

Ese 10 de Octubre en la madrugada, Obito Uchiha se escabulló entre los guardias muertos en el perímetro y apareció en el exacto momento que la jinchuriki no Kyuubi Kushina Uzumaki, daba a luz. Debilitada, y desprotegida por una fracción de segundo, fue instante bastante oportuno para que Obito pudiese tomar ventaja al capturar un recién nacido.

Minato Namikase había sido su maestro, y todos los rumores sobre su poder eran insignificantes a la realidad. Enfrentarlo directo en batalla, era el equivalente a morir. Por ello tomar como rehén a su hijo recién nacido, era una maniobra de distracción difícil de equiparar. Incluso un Shinobi tan inteligente, frio y poderoso como el Yondaime, temblaría de miedo y perdería el control ante la posibilidad de perder a su único hijo. Ese temor, incluso de privaría de considerar el verdadero objetivo de aquel enemigo enmascarado en su fugaz ataque.

Obito lo sabía, y su ataque sobre los guardias, las parteras y los asistentes fue tan rápido como silencioso. Pudo disfrutar mientras tenía entre sus brazos al bebé, como el Yondaime estremecía de miedo. Fue solo un par de segundos, porque lanzarlo lejos cargado de papeles explosivos y aprovechar esa apertura para absorber el cuerpo de Kushina hacia otra dimensión, fue su plan desde el inicio.

Segundos después, en las afueras de Konoha, Obito victorioso se dispuso a romper el sello que contenía al monstruo dentro de aquella Kunoichi. No se permitió recordar la buena persona que estaba por asesinar. No se permitió rememorar que Kushina siempre le había tratado bien por sobre todas las personas. Tampoco tuvo dudas sobre lo que estaba por realizar. Konoha fue su hogar, y había jurado defenderla. Pero la muerte de Rin Nohara lo había destruido todo en su mente. Ya no existía su honor, ni sus sueños de ser Hokage. No existía su sonrisa ni su mirada al futuro. Ni siquiera se llamaba Obito Uchiha, porque la voluntad de Uchiha Madara le había dado nuevo nombre.

-Soy Uchiha Madara…-se dijo mientras realizaba los sellos para arrancar el Kyuubi y usarlo para destruir el pueblo- soy la voluntad y la venganza…soy…

De pronto, sorprendido en su proceso para liberar a la criatura, el enmascarado atestiguó algo muy extraño. A pocos metros de su posición apareció un vórtice de luz azul, del cual surgió la figura de un hombre. Un sujeto rubio de unos 30 años, y de facciones muy similares al Yondaime. Obito detuvo la secuencia de sellos, dejando a Kushina atrapada por las cadenas y expuesta. Por un momento pensó que Minato ya le había alcanzado, pero pronto comprobó con su único ojo descubierto, que se trataba de otra persona. Sea quien fuere, primero se iba a encargar del intruso, y a continuación liberaría al Kyuubi.

-¿Quién eres? –Le dijo Obito acercándose al sujeto con cautela, ya que lo veía tosiendo de rodillas en el suelo y vomitando, justo delante del vórtice de luz que estaba desapareciendo- ¿Qué haces aquí?

El hombre era rubio, y tenía extrañas marcas en sus mejillas. Se parecía mucho a Minato Namikase, y sus ropas aunque distintas, tenían el símbolo de los ninjas de Konoha en su bandana. Ese podía ser algún guardaespaldas de Minato que aún no había sido eliminado. ¿Pero cómo escapó a la detección del sharingan? Obito había revisado las afueras completamente y eliminado a todos los ANBU que rodeaban la zona del parto. ¿De dónde surgió ese Shinobi? ¿Acaso venía a tratar de detener la extracción del Kyuubi? ¿Cómo supo en dónde buscar?

-No importa quien seas….-aseguró Obito sacando un kunai desde sus ropas- solo que ahora morirás…

Intentó apuñalarlo con fuerza, directo al cuello desde una posición alta. Pero el Shinobi rubio inclinó su cuerpo a un lado y rodó lejos de Obito evitando el ataque. En los siguientes minutos, el enmascarado inicio una ofensiva que incluyeron lanzamientos de kunai y shuriken, bolas de fuego y fútiles intentos de atraparlo mediante la técnica del vórtice y la cadena atada en sus muñecas. Sin embargo, aunque claramente aturdido y con apariencia de enfermo, el Shinobi rubio supo eludir cada embestida como si fuera capaz de anticiparlo todo. El Uchiha intentó durante minutos, perseguirlo para matarlo antes que recuperara la iniciativa y posiblemente alertara a otros ninjas, pero en lugar de continuar retrocediendo, su enemigo de pronto atacó con la palma abierta directo al pecho de Obito. Un golpe que pudo reventarle el corazón, un golpe que lo sorprendió suficiente como para no estar intangible mientras atacaba. Aun así, Obito por la previsión del sharingan pudo girar su cuerpo exponiendo su brazo artificial al ataque. Luego de ser golpeado, Obito usó su ojo para trasportarse en un vórtice a pocos metros del lugar.

-Esa fue una técnica Hyuuga…-se dijo en voz alta Obito, viendo que su brazo artificial creado por Zetzu, se desarmaba como una masa amorfa hasta desplomarse al suelo en materia muerta- no, ese golpe fue mucho peor.

Las técnicas de palma suave bloqueaban los canales de chakra. El golpe que ese sujeto le dio, casi como un reflejo defensivo, había destrozado el brazo creado con base de Mokuton. Fue un golpe que de haberlo recibido en el pecho, posiblemente lo hubiese asesinado. Le reventó el brazo con un solo ataque. Solo usando un par de dedos, ni siquiera la palma completa. Y definitivamente no había sido solo fuerza. Ese tipo de ataque no era nada habitual.

-¿Quién rayos eres? –Dijo el Uchiha molesto- ¿Qué son esos ojos?

Los orbes celestes de su enemigo, tenían las particulares venas inflamadas del Byakugan. El sujeto parecía confundido, incluso Obito lo observó toser y vomitar nuevamente, el ya escaso contenido de su estómago. Parecía mareado, y aun así muy peligroso. Desorientado, pero con intensiones homicidas, como un tigre acorralado y dispuesto a luchar hasta el final.

Obito observó la plataforma donde Kushina estaba expuesta. La mujer no se movía y solo miraba, pero empezaba a recuperar las fuerzas para moverse. Si el asunto se retrasaba más, posiblemente Minato encontraría la forma de aparecer por el lugar. Obito recordaba que el Yondaime y su "Hiraishin no jutsu" se basaba en marcas especiales. Y seguramente la zona alrededor de Konoha donde se encontraban ahora, tenía una de ellas. Minato pronto pondría a salvo a su hijo recién nacido, y volvería a por su mujer. Obito no sabía qué hacer. Había consumido el tiempo de liberar al Kyuubi, en luchar con ese misterioso sujeto aparecido de la nada.

-No interfieras en esto….-dijo Obito metiéndose en su vórtice y trasportándose enfrente de Kushina- no es tu pelea…

Pero ese sujeto no estaba ahí para intervenir. Obito estuvo seguro de eso a los pocos segundos de seguirlo con la vista en la distancia. El ninja misterioso apenas si se podía mantener en pie. Era cierto que ese golpe no fue nada común, pero el sujeto estaba tan desorientado que no podía ni enfocar en donde se encontraba realmente. Para Obito solo quedaba una pregunta por responder para después de destruir Konoha liberando al Kyuubi, ¿Qué era esa extraña técnica que trasporto a ese ninja? ¿Era una técnica ocular como la de su sharingan? ¿Era una versión distinta del Hiraishin no jutsu del Yondaime? Ya lo averiguaría a su tiempo, porque luego de soltar a la bestia, se llevaría prisionero al rubio tonto que acababa de desplomarse inconsiente en el suelo a pocos metros, para que Zetzu averiguara quien era.

Pero aquellos minutos de dudas, donde Obito no consiguió romper el arte de sellado que contenía al monstruo dentro de Kushina Uzumaki, bastaron para que toda la historia cambiara por completo. Porque con un brazo menos, el autonombrado "Uchiha Madara", tuvo que salir en franca huida ante la inesperada aparición del Yondaime Minato Namikase. Demasiado rápido, muy poco tiempo de respuesta. El no haber soltado al monstruo dentro de la aldea, le restó al Uchiha renegado tiempo vital. Ahora el Hokage estaba enfrente de él y no quedaba otro camino que la huida al exilio nuevamente.

Esa noche donde debieron morir el maestro Hokage, su esposa la jinchuriki y el resto de la aldea de la hoja, fue un retundo fracaso para Obito Uchiha. Un amargo fracaso que le perseguiría por siempre. Y paradójicamente, el comienzo del fin para el mundo conocido.

Fin del prólogo.