~El mimo de la quinta avenida~
Creí que ese viaje no me convenía, pero al final valió la pena. Mikasa me insistió tanto en ir, Armin me mostró un gráfico bien trabajado de que no tendría que gastar mucho dinero, incluso Jean puso de su parte diciéndome que conocía unas lindas francesas que podía ligarme, en conclusión, todo el esfuerzo de mis amigos por convencerme dio frutos, y en menos de lo que imaginé, ya me encontraba en las calles de Francia, con una malteada en manos y posando para los selfies que Jean quería hacerse conmigo para colgarlas en las redes sociales. Mi hermana adoptiva aprovechó en comprar las prendas de ese país, quería llevar de recuerdo algo para sus amigas, quiénes habían insistido tanto en que les trajera algo. Armin me dijo que se daría una vuelta por el museo, me preguntó en ese momento si quería que lo acompañase, pero me negué, ya que había quedado con Jean para ir a visitar a unas amigas que tenía en la zona. Justo en el momento en que disponíamos ir a visitarlas, él recibió una llamada telefónica, y se quedó hablando con la dichosa persona que lo llamó por bastante rato. No iba a esperar hasta que terminara, así que decidí dar una vuelta por un parque cercano que encontré. Francia sin duda era un país hermoso, y la ciudad París, lugar que nos encontrábamos actualmente, era más bella aún. Me senté en una de las bancas del parque, al momento en que me terminaba mi malteada de fresa y la arrojaba a un cesto de basura. Vi a los niños jugar en los juegos infantiles, pero de un momento a otro, todos esos pequeños prestaron su atención a cierto punto reunido de varias personas, ¿Qué sucedía ahí? Justo en ese momento estaba por averiguarlo. Me acerqué a ese gentío y me di cuenta que cosa había captado la atención de los presentes; Un mimo. Y no uno cualquiera, este parecía recién salido de una de las mejores academias de arte, quiero decir, su acto era magnífico. La forma en que simulaba estar dentro de una caja, podía creerle a cualquiera si me decía que la caja era invisible, que de verdad estaba ahí. El chico con la cara pintada no hacía ningún gesto, solo movimientos con su cuerpo, podía decirse que estaba tan concentrado en su actuación que mantenía una mirada indiferente. Al terminar todos lo aplaudieron, incluido yo, y con una reverencia agarró la lata que tenía dinero de las personas que le dieron por la actuación. Yo busqué mi billetera, y saqué un billete lo más rápido posible antes de que el chico se fuera. Me acerqué a él y le tendí el billete. El muchacho pelinegro me miró confundido, pero tomó el dinero. En ese momento le pregunté su nombre, y se mostró más extrañado por ello.
-Soy Levi – me sonrió un poco, y yo también lo hice, debía admitir que tenía una linda sonrisa, pareciera que no la mostraba muy seguido – Me parece que no eres de por aquí – me mostró el billete que le di. Pero que idiota soy, le entregué dinero alemán.
-Lo siento – le dije buscando entre mi billetera algo que tenga valor aquí en Francia.
-No hay problema, lo tomaré como un recuerdo – guardó el billete en su bolsillo – espero que mi actuación te haya gustado.
-Fue magnífica – su semblante se mantenía serio ahora, pero era una seriedad cómoda, así que supongo que estaba bien.
-Gracias – fue lo último que me dijo antes de marcharse. Vi como su silueta se perdía entre la gente que pasaba por el parque. Solté un suspiro, mientras mi vista se alzaba en la enorme torre Eiffel.
Levi, el mimo de la quinta avenida. Me gustaría volver a verlo.
No.
Quiero volver a verlo.
¿Merezco algún review? … ¿No? Bueno, ¿Y qué tal un favorite? ¿Y un follow? Ok, me conformo con que lo lean.
Hola gente hermosa que se digna en leerme, Charlie reportándose con una viñeta dedicado a esta pareja que vuelve loco a todos (Bueno, solo a la mayoría) Se me ocurrió esta idea de pronto y decidí escribirla y publicarla aquí, ¿Qué tal? ¿Valió la pena hacerlo?
Por si algunos se preguntan, no, no es la historia que dije que haría acerca de estos dos, todavía estoy intentando hilarle todas las ideas bizarras que escribí en el esquema, pero va por buen camino. De todos modos, espero que hayan disfrutado de este pequeño relato, espero escribir más de ellos muy pronto.
Eso es todo lectores(as), nos estamos leyendo.
Au revoir.
