Recomendaciones para leer este fic: Puedes escuchar la lista de canciones en 8tracks gracelikerayn/towards-the-oasis-oriental-rin-haru (juntar los espacios del . com) o ir a mi perfil, el link estará ahí también.

N/A: Bueno este es mi primer fic de Free!, es extraño escribir una historia que no es de mi fandom principal pero de igual disfruté haciéndola, originalmente iba a ser un one-shot pero terminó extendiéndose mucho o.o ni yo entiendo cómo

La pareja principal es Rinharu (OTP) , aunque a medida se vaya desarrollando la historia aparecerán más (^^)

De todas formas, espero les guste c:

Disclaimer: Ni Free! ni sus personajes me pertenecen ._.


Capítulo 1

Este fin es solo el principio

Agua

Necesitaba agua, tenía la garganta tan seca que el solo acto de pasar la saliva le costaba un gran esfuerzo. Había viajado ya durante dos semanas y sus reservas de agua ya se habían agotado, no pensó que llegar al siguiente pueblo tardaría tanto tiempo. El sol brillaba con intensidad en el cielo, desprendía un calor abrasador, asfixiante, infernal…

Pero no tuvo opción.

Había abandonado su pueblo cuando el oasis, su fuente de vida, terminó secándose en esos tiempos de intensa sequía, esta clase de desastre ocurría cada 10 años y acababa con el agua y por consiguiente con las vidas de los ciudadanos de los pueblos más alejados, los más adentrados en las entrañas del desierto, ciudades que si bien en otro tiempo habían sido elegidos como lugares prósperos ahora se habían reducido a pueblos fantasma, sin vida…

Sin agua.

Él ya no tenía motivo para quedarse ahí.

Lo único que quería en ese momento era un poco de agua, solo un pequeño sorbo, no pedía más que eso ahora. Su cuerpo protestaba con cada paso que daba, la fatiga de la travesía sumada a la falta de provisiones y sobretodo de agua se hacía notar cada vez más, se estaba deshidratando poco a poco, era una tortura dolorosa.

Cada vez le costaba más avanzar, empezaba a dudar que lograría llegar vivo al siguiente pueblo, del cual ignoraba el nombre ya que nunca antes había tenido que viajar fuera de su ciudad natal, simplemente memorizó las instrucciones que le dieron y partió. Sin embargo, no sentía miedo, si tenía que perecer ahí lo aceptaría pero mientras tenga fuerzas seguiría avanzando.

Había llegado a la cima de otra duna cuando se desplomó en el suelo arenoso, el peso de su cuerpo hizo que se deslizara por inercia, la soga que sujetaba a su camello se deslizó de sus manos y pudo oír al animal emitir un gruñido. Lo último que visualizó fue una silueta a varios metros de distancia.

Y luego, todo se volvió negro.


Despertó con una punzada de dolor atravesándole las sienes, trató de enfocar su visión aún borrosa, pestañeando repetidas veces hasta que se aclarara su vista sin resultados, cuando el dolor se hizo menos intenso trató de recordar qué había pasado y dónde estaba, trató de incorporarse al menos pero le dio un vahído y se dejó caer de nuevo en la cama. Cerró los párpados con fuerza y respiró hondamente un par de veces, ya sintiéndose mejor los volvió a abrir y esta vez pudo ver con más claridad, echó un vistazo a su alrededor pero ni con eso pudo recordar dónde estaba, no reconocía la habitación en lo absoluto. Cajas apiladas que llegaban al techo por todas partes, vasijas de diversos tamaños y cada una con colores distintos en sus diseños, de las cajas más cercanas y abiertas se asomaban prendas de un acabado que no había visto antes. La única luz entraba por una pequeña ventana situada en lo alto de la pared. Todo estaba tan lleno de cosas que le sorprendía que hubiera espacio para una cama en ese lugar, pues parecía más un almacén que la habitación de alguien, los únicos muebles visibles eran una pequeña mesa junto con dos sillas situadas no muy lejos de él, ahí pudo visualizar su daga, junto a ella cinturón que siempre se ponía y ubicado detrás había un espejo, un muchacho de cabello azabache y mirada cielo le devolvió la mirada. Alrededor de sus ojos azules se habían formado ¿ojeras? No estaba seguro ya que no parecían tan oscuras, mas parecían sombras de ojeras anteriores.

Bueno eso no importaba ahora.

Estaba a punto de intentar levantarse de nuevo cuando entró otro muchacho en la habitación. Tenía el cabello castaño y ojos esmeraldas, vestía una camisa holgada verde oscuro y unos pantalones claros y llevaba un cuenco en las manos.

-¡Vaya! Ya has despertado ¿Te encuentras mejor?- preguntó amablemente mientras le alcanzaba el cuenco que traía, estaba lleno de agua. El pelinegro lo tomó rápidamente y se bebió todo el contenido de golpe antes de decir algo.

-¿Qué…ha pasado?- fue lo primero que se le vino a la mente, no recordaba qué había pasado y el tratar de hacerlo aumentaba su dolor de cabeza. El castaño recibió el cuenco vacío y se sentó en la silla cerca de la pequeña mesa.

-"Te desmayaste a algunos metros de la entrada a la ciudad, no te hubiera visto de no ser por tu camello"-respondió con una sonrisa amable y cálida, pero había un deje de preocupación en su voz -"Has estado inconsciente durante dos días, tienes que recuperarte por completo."

El ojiazul se quedó sin palabras, dos días, debió de haberse deshidratado bastante como para eso, recordaba caminar bajo el potente sol pero luego todos sus demás recuerdos se desvanecían y mezclaban entre sí. Otra punzada en la sien le indicó que dejara de pensar en ello. Dirigió su mirada a la ventana y aunque no pudiera ver el exterior desde su posición podía escuchar el bullicio característico de un día de trabajo, personas hablando, los mercaderes anunciando sus productos y ofertas, los compradores regateando, la música a lo lejos de los artistas callejeros, sonaba tan tranquilizante de algún modo pues todo ese ruido indicaba que estaba rodeado de vida.

Y por consiguiente, había agua en esta ciudad.

Cuando el oasis se secó en su pueblo muchos pegaron un grito de pánico, los niños miraban asustados cómo la gente se desesperaba, lloraban porque tenían miedo de lo que no conocían ni comprendían. Ya no había gente en las calles, el encargado de su pueblo decía que el rey enviaría ayuda, tropas que llevarían agua suficiente para los ciudadanos y los llevarían a la ciudad viva más cercana. Él no escuchó, no iba a esperar en la incertidumbre si venían o no, prefería partir por su propia cuenta hacia la ciudad más cercana. Y así lo hizo.

Un momento.

Parpadeó un par de veces confundido, el castaño lo observó y le sonrió comprensivamente, entendiendo la desorientación del pelinegro.

-Estás en Asadel*, si quieres podemos dar una vuelta más tar-

-¿¡Asadel!?-interrumpió el ojiazul levemente agitado, incrédulo a lo que acababa de escuchar. No, no era posible que…

-Sí, Asadel-confirmó el ojiverde sin perder su tono amable-La capital, donde reside la familia real, sin embargo el palacio se encuentra en el centro de la ciudad y toma casi tres horas llegar allá, si es que el tráfico nos favorece claro.

El pelinegro se quedó pensativo, ¿en verdad había viajado tantos kilómetros desde su pueblo natal? ¿Estaba realmente en la capital? ¡Era la ciudad más grande y más completa de todo el reino, no tendría que preocuparse por pasar otra escasez de agua tan fuerte! Asadel tenía el suministro de agua más grande, siempre enviaba barriles llenos a los pueblos que lo necesitaran en los años de sequía. Aquí no padecería de deshidratación, o al menos es lo que quería creer.

Tan ensimismado estaba en sus pensamientos que no notó que el castaño le estaba hablando hasta que este sacudió levemente su hombro.

-¿Estás bien?-preguntó preocupado por la continua abstracción del azabache -"Creo que deberías guardar reposo hoy día más, pronto atardecerá así que mejor descansa."

El pelinegro levantó la mirada y asintió, orbes esmeraldas aún lo miraban con preocupación.

-De acuerdo-confirmó acomodándose en la cama mientras el castaño se levantaba y caminaba hacia la puerta, apenas llegó dio un par de pasos cuando la voz del ojiazul lo detuvo.

-Gracias.

Volteó hacia el azabache, quien ya tenía los párpados cerrados.

-No es nada- respondió –Soy Makoto- agregó aun sabiendo que el otro quizá ya no pudiera oírle, sin esperar respuesta volvió a dirigirse a la puerta. Justo en el momento en el que cruzó el umbral oyó un susurro apenas audible.

-Haruka.


N/A: Hasta aquí el primer capítulo, actualizaré esta semana a más tardar -w-

*'Asadel' significa 'La más próspera'

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