Miró su reflejo en el espejo del baño para colocarse el ajustado vestido que llevaba puesto para la ocasión. Bufó al oír los aplausos de la gente. En serio, ¿qué le veían? Estaba harta, aburrida, cansada de ella. Sus sentimientos hacia Danielle casi rozaban la punta del odio, por ese mismo motivo decidió acabar con su vida.
Bastaron dos eternas páginas de su libro para terminar, por fin, con la puñetera Danielle Storm. Al principio Danielle fue como aquel juguete que te regalan por navidad, divertido. Llega un momento en el que, sí, aprecias a tu juguete, pero no te importa seguir jugando con él o no. Kate Beckett estaba en un punto de no retorno y, cansada de su juguete, decidió tirarlo a la basura.
— ¡Demos una gran bienvenida a Kate Beckett ! —Escuchó que dijo alguien desde fuera. Bueno, llegaba la hora de actuar, conocía el procedimiento que requería la situación ; posar para los deslumbrantes flashes un par de veces, firmar autógrafos, sonreír a sus fans, autógrafos de nuevo, más cámaras, más sonrisas.
Sonríe, sonríe, sonríe.
—¡Kate! —Volvió a escuchar.
Finalmente, salió de aquel cubículo y puso la mejor de sus sonrisas.
"Al menos me pagan por esto" pensó, para convencerse a sí misma de que debía hacerlo.
—Gracias, gracias. —Dijo en respuesta a las aclamaciones de su insistente público.
Tras realizar con éxito el famoso modus operandi para firmas de libros , Kate posó una vez más para una última foto con su ex-novio, a demás de editor, Tom Demming. Ambos eran muy jóvenes, incluso más de lo que lo son ahora, cuando se conocieron. En un principio estuvieron enamorados, hasta que la cosa se torció debido a unos cuernos tan grandes como los de un reno del trineo de Santa Claus. Decidieron seguir juntos en el ámbito profesional, ya que a la hora de meter prisa para terminar de escribir un capítulo, Tom era el mejor.
—Lo haces para torturarme, ¿no es así? —Prenguntó con un atisbo de enfado.
—¿Hacer qué? —Preguntó Kate con desdén— ¿Matar a Danielle? ¡Oh, vamos! Ni que fuese para tanto. ¿A caso te acostaste tú con tu jefa para torturarme cuando estábamos saliendo?
Tom rodó los ojos y Kate rió internamente. Había superado lo de Tom y Gina años atrás, por su puesto que lo había hecho. Pero le encantaba fastidiar de vez en cuando a su ex recordándoselo una y otra vez.
—¿Podrías no mezclar lo personal con lo laboral por una vez en tu vida, Katherine? —Preguntó.
—¿Lo pregunta el explotador de mi editor o el incordio de mi ex? —Colocó una mano en su barbilla y frunció el ceño, como si estuviese cavilando sobre algo extremadamente difícil y continuó hablando. — ¡Un momento! ¡Pero si son la misma persona! ¡Qué sorpresa!
—Podrías haberla lisiado, haberla metido en la embajada rusa, ¡podrías haberla convertido en puta de lujo, si hubiese sido necesario! Pero , ¿matarla? ¿A qué diablos crees que estás jugando? —Dijo Tom, ahora visiblemente enfadado.
—Mira, —Dijo firmando un autógrafo— Danielle Storm nunca ha sido la gallina de los huevos de oro. Quizás si que podría considerarla como uno de esos "huevos" , pero aquí, la "gallina" soy yo. Y si en cuatro años he podido escribir una saga de best sellers puedo volver a escribir otra más cuando quiera. —Respondió Kate, dando aquella conversación por terminada.
—No es eso lo que dicen mis fuentes más cercanas. —Dijo Tom dándose la vuelta y dejándo a Kate con la palabra en la boca.
Mientras tanto, en otra parte de Nueva York...
Los pasos de Richard Castle se perdían entre entre el sonido de las cámaras mientras escrutaba con ojos fríos la habitación. Una joven rubia, quizás de veinti pocos años, yacía tumbada sobre una mesa de billar. Un manto de rosas cubría su cuerpo desnudo, y dos girasoles tapaban sus ojos sin vida.
—¿Quién eres? —Musitó poniéndose a su altura cuando llegó a la mesa.
—Allison Tisdale —Respondió una de sus compañeras, Lanie Parish—Tenía veinticuatro años. Licenciada universitaria. Trabajaba en asuntos sociales.
—Vive bien, para ser asistente. —Dijo Rick mientras daba un vistazo rápido a la sala.
—Papi tiene pasta —Dijo irónicamente el detective de homicidios Kevin Ryan.
—A parte de las flores, ¿qué más ha tenido la cortesía de regalarle el asesino? —Preguntó Rick.
—Dos disparos, calibre pequeño —Dijo el médico forense, Javier Espósito mientras apartaba un pétalo de rosa que cubría las heridas de la joven.
Rick daba vueltas alrededor de la mesa, observando la peculiar forma en la que el asesino había decidido dejar a su víctima. Había visto esto antes, mucho antes, pero ¿se trataría de una mera coincidencia? Esperaba que alguien hubiese caído en la misma conclusión que él, pero al parecer nadie lo había notado.
—Los vecinos se quejaban por la música y cómo no respondía a la puerta decidieron llamar al portero.
Rick asintió asimilando la información y decidió dar a conocer lo que pensaba a cerca del cadáver.
—Vamos, ¿es que a caso esto no le suena a nadie? —Dijo Rick incrédulo— Rosas, flores en los ojos...
Sus compañeros seguían sin captar la indirecta, como si lo que estuviese diciendo fuera una locura.
—¿Es que no leéis? —Exclamó Rick.
De vuelta a la firma de libros...
—Madre —Dijo Kate llamándo la atención de esta.— ¿Serías tan amable de explicarme a qué se refiere Tom con "fuentes fiables" ?
—No tengo ni la más mínima idea de lo que me estás diciendo, ¿te importaría ser un poco más específica, querida?
—Mamá, tu breve período como actriz en los recitales escolares, y que fueses una abogogada de pleitos que se codeaba constantemente con estrellas de Hollywood no te hace actuar mejor —Dijo Kate, rodando los ojos — Pero si insistes, me refiero a que cuál es la razón por la que sabe Tom lo que hago o dejo de hacer en mi tiempo libre.
—Permiteme hacer un pequeño inciso —Dijo su hermano pequeño, Noah— pero tú no tienes tiempo libre, básicamente porque el día entero es tu tiempo libre.
—¿ Sabes, Noah? Podrías irte un rato a tomar por...
—¡Eh, eh! ¡Orden! —Dijo Johanna poniéndose en medio de sus dos hijos para evitar la inminente escena que estaban a punto de crear—Kate, sólo le he dicho la verdad ¿qué hay de malo en ello?
—¡Oh, nada en realidad! —Dijo sarcásticamente. — El único inconveniente es que cogiste el teléfono cuando yo no estaba y hablaste con mi ex a mis espaldas.
—¿A caso es un delito coger el teléfono de tu casa?—Dijo Johanna, de brazos cruzados.
—No lo sé, dímelo tú, que eres la abogada.
Johanna sonrió ligeramente, sabía que su hija aún le tenía cierto resentimiento a Tom y que quizás estaba así porque se sentía como si su orgullo se hubiese visto herido. Últimamente, Kate había tenido un humor de perros.
—Katie, vamos, cuéntame, ¿qué te pasa? —Preguntó Johanna, acariciando la cabeza de Kate como hacía cuando ella era sólo una niña.
—Estoy aburrida mamá —Dijo bufando— Estoy cansada de esto, ¡siempre es lo mismo! Firmas, firmas, más y más firmas. Entrevistas, sesiones de fotos, giras. Estuve a punto de fingir mi muerte e irme a alguna isla desierta para que la gente hiciese teorías como la de Elvis y todos esos rollos. Sólo quiero algo nuevo.
—¿Katherine Houghton Beckett? —Dijo alguien a sus espaldas.
—Mientras no me llames "Houghton" , querido, puedo firmarte lo que sea. No hace falta tanto formalismo, ¿dónde lo quieres? —Dijo dándose la vuelta con el bolígrafo en la mano.
—Richard Castle , Policía de Neva York —Dijo el detective, mostrando su placa.
—¿Te parece esto lo suficientemente nuevo, Katie?—Dijo Noah.
N/A : Bueno, espero que os haya gustado (en caso de que alguien esté leyendo mi historia) . Me haría muy feliz (y a los personajes también *carita de luna*) saber vuestra opinión sobre el primer capítulo.
