Lyonel Baratheon y las Tierras de la Eterna Tormenta pertenecen a George R. R. Martin.
Esta historia cumple con el desafío lanzado por High Flying Bird en el Foro 'Alas Negras, Palabras Negras'
Lucy, sé que llega con mucho retraso... Y es más corto de lo que esperaba... Pero espero que te guste :)
Recomendación musical: Tempest III (Beethoven)
Pasear sobre las balaustradas de Bastión suele conseguir un efecto relajante en él... Sin embargo en esta ocasión su enfado no consigue diluirse ante la vista del océano y su continuo movimiento.
Lyonel Baratheon recuerda haber estado obsesionado con la historia de Durran Pesardedioses y su esposa desde que era poco más que un niño. Si cierra los ojos aún puede escuchar a su madre contándole cómo los dioses del Agua y el Aire enfurecieron al saber que su hija había casado con un mortal y que esa era la razón por la que asolaban sus tierras desde entonces, con las tormentas de las que tanto se quejaba Lyonel.
Ahora que es un hombre ha aprendido a amar la tormenta eterna que de pequeño no le permitía salir a jugar al patio.
Ahora puede contemplar la belleza del mar embravecido contra el acantilado en el que se alza la séptima fortaleza que Durran construyera en su día.
Tan inmenso e imparable. Tan profundo y peligroso.
Escucha atento la música que las millones de lágrimas que lloran las nubes crean al romperse contra la piedra y el mar. Pareciera que la lluvia y los rayos que caen sobre la Bahía de los Náufragos lo hicieran en alegría de rencontrarse. De renovar el ciclo eterno de los dioses del Agua y el Aire. Con sus risas retumbando entre las nubes en forma de truenos.
Lyonel se siente afortunado de ser quien es. De ser un gran señor admirado en todo Poniente y gran parte de Essos. De ser amado por el pueblo al que siempre a servido. De que su risa sea tan famosa y temida como los mismos truenos.
Porque ahora todos podrán escucharla más atronadora que nunca. Él es La Tormenta que Ríe, y todos sus adversarios saben que será de ellos cuando le escuchan reír.
Ahora se da cuenta de que él es como el mar que le vio nacer. Nadie puede detenerlo.
Las ofensas hacia su familia y su nombre habrán de ser saldadas. Su hija iba a ser reina, y ahora llora desolada en su alcoba.
Pero él la convertirá en princesa, pues ahora sabe lo que a de hacer. La tierra manará sangre si es necesario, pero Lyonel Baratheon se alzará sobre el poder de los dragones en sus tierras y se proclamará rey.
Rey de la Tormenta.
