Estaba aquí en Volterra. Ya nada importaba, ni siquiera mi familia. Vine aquí a morir. Bella estaba muerta y, así debería de estar yo. En mi cabeza repasaba la última memoria de ella. La había dejado, traicionada, confundida y rogando. Ella había muerto pensando que no la amaba. De repente veneno comenzó a descender por mis mejillas, pero yo tenía otro nombre para ello, Lagrimas. Los últimos meses habían sido una tortura y hoy se terminaban.
Estaban aquí. Podía leer sus pensamientos. Estaban esperando a que diera un paso más hacia mi muerte. Diez campanadas. Once campanadas. Y tome un paso más. "Te amo Bella." Fueron mis últimas palabras. Lo último que oí fue el grito horrorizado de Alice. De pronto solo había obscuridad.
