Esta es una historia nueva. Recuerden:
- Dialogos.
"Pensamientos"
Summary: Con los ojos desorbitados y el alma abrasandole por dentro... abrio la puerta para toparse con el más doloroso secreto./ - Sasuke-kun... - musitó al sentir como el fuego mismo le quemaba la espalda y la garra roja emergía por su estomago./
Drops of pain.
-1-
Maldita suerte.
En la plena oscuridad se encontraba ella, miraba con detenimiento el follaje lleno de coníferas que se mecían al ritmo de la armoniosa brisa primaveral. Estaba parada en un lugar desierto a pesar de ser un hermoso bosque. Cabe mencionar que no había ningún ruido en sus alrededores, era como si las criaturas hubiesen huido y como si los arboles se sumieran en un sueño eterno, intentado ocultar un secreto que era fácil de descubrir.
Entonces se dio cuenta de la enorme mansión que estaba en su frente. Intentó retroceder pero no pudo, sus pies estaban firmemente afianzados al suelo, con una clara intención de no dejarla retroceder.
El magnetismo atroz de esa incesante noche le dictaba que debía entrar, que debía descubrir lo que se encontraba en esa mansión inglesa. Y camino a paso lastimero hacia esa casa. Hacia mohines de molestia y desagrado; pero no repugnancia, sino que le temía al secreto guardado de esas hojarascas dormidas.
Abrió la puerta sigilosa y adentro se admiró con la fantástica imagen de una sala bien acomodada, buenos muebles de cedro y cipreses con resistencia a las polillas y los años. Había una chimenea con fuego crepitante y una vitrina con whisky y vinos tintos.
El piso se crispaba a pasa paso de ella. La madera casi brillantes si no fuera por el polvo que se encontraba ahí.
Camino atravesando la sala y llegando hacia una puerta con candado.
— Tiene llave, no podre abrirla. – masculló con alivio. Pero como si Dios ordenase que entrara un pequeño reflejo metálico le indico la posición de la llave. — Maldita sea mi suerte. – exclamó irritada, tomó la llave y sometió al candado.
La puerta crujió fuertemente. Se separó asustada por el ruido y la puerta fue abierta por una corriente poderosa de aire.
Ella retrocedió, por primera vez sus piernas reaccionaban a ella.
— No debiste… - escuchó una voz petrificante detrás de ella. Comenzó a sudar frio al darse cuenta de lo cerca que se encontraba esa persona.
— ¿Quién eres? – preguntó mientras se giraba temerosa.
— No debiste… abrir esa puerta. – le respondió aquel individuo. Ella lo miró, no pudo distinguirlo a la perfección, pues se ocultaba en la oscuridad. Pudo ver dos ojos rojos como la sangre escudriñándola con la mirada, se asustó al verlo de traje negro aterciopelado. La cara tan pálida, pues sólo distinguía su frente blanca.
— ¿Po-Por que? – se atrevió a preguntar con miedo. - ¿Qué pasa cuando se abre la puerta?
El ente no le respondió, sólo señaló con sus rojizos ojos el interior de la puerta. Ella, asustadiza se volvió hacia su abismal fondo. Y se arrepintió mil veces de haberlo hecho.
Contempló dos ojos brillantes como faros de un tren. El jadeo de una fiera y el vaho que emergía de sus fauces, como hambriento. Sintió los pasos entrañables que daba hacia ella, quiso huir pero no pudo. Sintió el aire caliente ponerse. Tembló entera y cuando menos lo espero del techo tronó un pedazo y la luz de la luna llena iluminó el rostro de la bestia.
Era muy grande, quemaba…
Miró como abría las fauces y como se ajustaba para comerla. Se alzó un metro sobre ella, y justamente cuando descendía para arrancarle la cabeza… despertó.
La cabeza le daba vueltas. Estaba recostada en el piso de nuevo, se había caído de la cama y para colmo se le había hecho tarde.
— Maldita sea mi suerte. – maldijo ella, mientras se levantaba apresurada y se duchaba. Fue una ducha rápida, ni cinco minutos, se vistió y corrió como loca había la universidad.
Ella, Haruno Sakura, estudiante de ultimo año en la prestigiosa Universidad de Tokio, de 20 años de edad y con una presurosa vida acababa de llegar tarde otra vez.
Entró casi arrancando la puerta del aula y todos la miraron con una ceja arriba.
— Señorita Haruno, en un futuro espero que toque la puerta antes de entrar tan estrepitosamente, le agradecemos por su ejemplo de lo que la adrenalina puede hacer, pero creo que ya va siendo hora que tome su lugar.
— Sí, sensei. – agachó la mirada. Camino bajo la mirada de todos sobre ella. Tomo su asiento y la voz de su mejor amiga la recibió.
— ¿Tarde otra vez, frentona?
— Buenos días, Ino. – dijo irónica.
— No te perdiste de mucho, sólo de los detalles acerca de las enfermedades más peligrosas del mundo y unos concejillos para cuando operes a un paciente de apendicitis.
— Vaya, soy tan afortunada. – dijo con sarcasmo.
— El maestro ya va de salida, así que podemos platicar sobre tu heroica entrada al salón de clases. – dijo Ino Yamanaka, su mejor amiga desde la infancia y casi su hermana. Claro, casi, si no fuera por que a pesar de ser buenas amigas eran grandes rivales.
— Nada nuevo, me levante tarde. – suspiró mientras recostaba la cabeza en su mesa.
— Haz estado llegando un poco tarde, ¿A que se debe? ¿Algún muchacho por ahí?
— Sí, claro, y mi promesa de llegar virgen al matrimonio con mi padre se iría al carajo.
— ¿Bromeas con la promesa, no?
— Sí, Ino.- contestó irritada.
— Pues mira mujer… - suspiró. - ¿No habrás llegado tarde por esa pesadilla, no? – Sakura no le contestó. – Maldita tu suerte.
— Ya lo sé… - dijo cansina. – Siempre es lo mismo, ese sueño me lleva acosando ya un buen rato, a parte tengo unas horribles ojeras. – dijo apreciando su reflejo en un espejo que Ino le había mostrado para que se viera.
— Yo que tú me hacia una limpia.
— No creo en esas cosas.
— Ni yo. – encogió los hombros.
— Es tan real… - suspiró. – Ya hasta me lo se de detalle.
— Bueno, dicen que si sueñas algo muy seguido, este se hace realidad.
— Uff, ojala no. No tengo ganas de que una bestia roja me arranque la cabeza de un mordisco.
— Ay, Sakurita, tus sueños son tan raros…
— Dímelo a mí, cerda. – dijo con una mirada cansina. Era explícitamente inadecuado tener un sueño en donde estás presente en la mansión embrujaba y algo o alguien te va a arrancar la cabeza.
Sakura no era muy supersticiosa, no creía en eso de fantasmas y hechizos que podían estar presentes siete generaciones, sin embargo, desde la muerte de sus padres sueños de monstruos y seres poderosos que podían arrancar un bosque entero la acosaban como una amenaza de muerte.
Por que al parecer eso era. ¿Bestias en casas en medio de un bosque ingles, que salen de una puerta secreta y quieres descabezarte de un tajo, mientras una umbría de ojos escarlata te mira en completa mesura, tácito y en silencio, guardando un esoterismo que te intriga desde el primer momento en el que te habló? Con este pensamiento pensarías que eres una bolsa que atrae las más profundas maldiciones en mala suerte. Pero, esto no era real, no era más que un simple diseño, una creación imaginaria de encuentros paralelos en un mundo que no conoces.
Ella respiró cansada por pensar en esas sandeces. Era obvio que nunca en su vida se encontraría en una situación como esa. Era inverosímil el creer que podía morir en las garras de sus fantasías.
Ella no era una muchacha que se dejara llevar por anacronismos ajenos a su país e ideologías, era una joven fuerte y, aunque estuviera manteniéndose sola era lo suficientemente capaz de ser una autónoma adulta con responsabilidades.
— Sakura. – Ino, quien hacía rato que la miraba contempló su estado de melancolía y reflexión.
— Dime. – ella la encaró.
— Es la maestra Tsunade, la directora.
— ¿Sí?- miró a la maestra con su porte de educación enfrente de la clase, buscando con la mirada a alguien entre los estudiantes. — ¿Qué hace aquí? – le preguntó, mas para su sorpresa, Tsunade la visualizó primero.
— Sakura Haruno. – Sakura alzó la cabeza. — Necesito que me acompañe. – le hizo señas con la mano.
— ¿Yo? – apuntó a si misma con su dedo índice, al no creerle del todo.
— Sí, acompáñeme. – y Tsunade salió del salón, con Sakura detrás de ella. A los lejos, pudo ver la mirada confusa de Ino.
Siguió en completo silencio a la directora de la universidad. Era muy raro de ella ir personalmente por un alumno. Ello sólo significaba una cosa: Estás en problemas.
Cuando llegaron a su habitación Sakura se tensó al ver su expediente en la mesa. Aquel fino escritorio de madera de roble hacia un juego perfecto con los vitrales y la enorme bodega de vinos que estaba ahí dentro. Ahora bien, se preguntaran por que una enorme bodega de vinos y licores, pues es una cosas sencilla. Tsunade-sama era una amante de las bebidas fermentadas y con sabor amargo, que después de unos tragos se volvían la gloria.
Una caso bastante llamativo para la AA (Alcohólicos anónimos).
— ¿Sucedió algo malo? – se atrevió a preguntar Sakura, victima de los nervios que se paseaban por su cabeza.
— Siéntate, tengo que hablar contigo. – Tsunade se dirigió a la bodega de vinos y sacó uno bastante edad. — Brindemos. – le dijo, a lo que Sakura alzó una ceja.
— ¿Cómo?
— Oh, mi tierna sobrina. No estás en problemas, te llame aquí para darte una esplendorosa noticia. – le dijo la directora. ¿Que? ¿Acaso no lo dije? Pues sí, Sakura era la sobrina de Tsunade-sama, ella era muy afortunada al tener a su tía cuidándola día a día.
Ciertamente, desde que sus padres habían muerto, Tsunade se había encargado de cuidarle, de darle el apoyo que necesitaba y todo aquello que era vital para una muchacha como ella.
— Pero… ¿De que se trata? – estaba emocionada, pero al mismo revés estaba desconcertada.
— Mi Sakura, ha llegado desde Inglaterra una beca de estudio. – sirvió dos copas de vino y una se la dio a la muchacha. Tsunade dio el primer sorbo, pero al momento mostró un mohín en su cara. — Definitivamente el sake es mejor.
— Por favor, continúe Tsunade-shishou. –Sakura no tomaba, así que le impacientaba que su tía no se apresurara y se pusiera a beber.
— Bien, como te decía… Estuvimos revisando el caso de muchos alumnos que tienen los suficientes caracteres para recibir la beca, pero el consejo estudiantil cayó en la conclusión de que tú eras la más indicada.
— ¡Vaya, eso es increíble! – Sakura sonrió con una alegría enorme.
— Lo sé. – dio otro sorbo. — Irás a Londres a estudiar a una de las mejores escuelas de medicina, estoy más que segura que tus padres estarían orgullosos.
— Muchas gracias tía. – se levantó y abrazó efusivamente a su tía.
— Pero Sakura, hay algo que tengo que decirte: No será fácil, debes poner de tu parte y hablar en ingles, ¿Podrás hacerlo?
— ¡Cuente a que sí!
— ¡Eso, así me gusta! – la abrazó y le dio vueltas, su tía era muy fuerte y lo peor de todo es que empezaba a oler a alcohol. — Irás el lunes que viene en un avión privado.
— ¿Un avión privado?
— Bueno, no tan privado, irán contigo algunos estudiantes más, es un avión de la universidad.
— ¡Wow, eso es increíble, gracias, gracias! – se abalanzó contra su tía y la abrazó con fuerza.
— De nada Sakura, sólo recuerda tener mucho cuidado. – y le dio un beso en la frente.
— ¡Eso es increíble, Sakura! – Ino sonrió. Ambas estaban enfrente de un café no muy lejos de la universidad. Habían salido temprano.
— ¿Puedes creerlo Ino? Tengo una oportunidad increíble de ser mejor, es increíble yo… - calló al escucharse a ella misma. — Pero… - miró a Ino, con tristeza. — Pero, Ino… que pasara con…
— No te preocupes, frentona, tú debes cumplir tu sueño… y yo estoy en vías de conseguir una beca en diseño grafico, ¿No es grandioso?
— Es increíble… - sonrió con sutileza.
— Prométeme algo. – dijo seria Ino. Sakura prestó atención. — Prométeme que después que termines la carrera y que seguramente yo también, nos juntaremos de nuevo y compartiremos de todo lo que sucedió en nuestros años. – Sakura sonrió. — Pero sobre todo, que no nos olvidaremos.
Una lágrima traviesa atravesó la cara de Sakura e Ino sonrió con melancolía.
— Lo prometo, ¿Lo prometes? – Ino estiró su dedo meñique hacía ella.
— Seguro, Sakura. – y sus dedos se entrelazaron.
Así era la suerte, siempre tan imprudente, tan satisfactoria y tan melancólica.
El tan esperado día llegó. Sakura había comunicado a todos sus amigos sobre la noticia de su ida a Inglaterra, estaba sumamente nerviosa, sería sólo la segunda vez que viajaba en un avión, de muy pequeña lo había hecho, pero eso había sido a sus 7 años, ahora, a su edad de 20 años de edad, en el ultimo año de sus estudios universitarios… no podía tomarse el lujo de temblar como un gatito asustado o ¿Sí?
—Estoy muy nerviosa, Ino. – le dijo, mientras se abrazaba al brazo de su amiga con insistencia.
— Vamos, frentona, no pasa nada. – me dijo maternalmente.
— Ino tiene razón, los aviones son… relativamente seguros. – le contribuyó Kiba, un viejo amigo de la infancia y actual estudiante de Veterinaria.
— Además… cuando esté en el aire lo demás no importa.- la voz flojeada de Shikamaru, a petición de Ino se instaló en sus oídos.
— Gracias muchachos, les agradezco mucho el que estén aquí. – les sonrió, eran muy buenos amigos.
— No podíamos perdernos este momento.
— Sí, Sakura. – Sai me sonrió con esa sonrisa tan… falsa y a la vez sincera que tenía. — Espero que cuando vuelvas tengas unos lindos sen… - Sai fue golpeado por Ino. — Recuerdos, eso quise decir.- corrigió después del golpe que le había dado Ino.
— Amm, supongo que gracias… Sai. – una gotita de pena le recorrió la frente.
— Señorita Haruno, el vuelo está por comenzar. – el capitán del avión avisó a ella y a dos personas más que la acompañarían.
— Sí, ya voy.
— Te ayudamos con el equipaje, Sakura. – Sai y Shikamaru se ofrecieron.
Ino y ella quedaron a solas.
— Sakura. – Ino la miró con lagrimas en los ojos. Castas lagrimas.
— Ino… - musitó, era algo inusual.
— Cuídate mucho, Sakura. – la abrazó con fuerza, como si esa fuese a ser la ultima vez en su vida la cual compartirían juntas.
— Tranquila, sé cuidarme. – correspondió el abrazó. — Te extrañare mucho, Ino.
— Y nosotros también. – le dijo. Ambas eran casi hermanas y eso, era visto.
— ¡Sakura, querida! – Tsunade llegó arrastrando a su marido de la corbata.
— Hola, Sakurita. – saludó su tío, con una cara despreocupada.
— ¡Hola, tía, tío! – saludos a los dos adultos que se acercaban a paso rápido.
— Lo sentimos por llegar tarde, Sakura, pero ya sabes que tu tío Jiraiya quería ver el fut-bol y…
— No es cierto, ya sabes que mi sobrina es todo para mí. – intentó defenderse, de antemano Sakura conocía a su tío.
A ver, si analizamos las cosas todo se aclara.
Tsunade, a pesar de ser una adulta experimentada seguía conservando su hermoso cutis de veinticinco años, pues, era de muy buen porte, o al menos eso excusaba. La hermana de Tsunade, o sea la madre de Sakura era menor que ella por unos siete años. ¿Mucho tiempo?
Bueno, Jiraiya siempre había sido un hombre especial, desde pequeño había desarrollado un color blanco platinado. Parecía viejo, pero no lo era, era de la misma edad de Tsunade, y aunque no habían tenido hijos, eso no apagaba para nada sus expectativas y tampoco su flama pasional.
Ellos se habían hecho cargo de Sakura cuando sus padres murieron, eso hasta que Sakura lo quisiera. La apoyaban en todo y este caso no iba a ser la excepción.
— El vuelo sale en unos minutos. – les informó Sakura.
— Corrección, sale ahora. – le dijo Shikamaru, que entraba de sorpresa a la escena familiar.
— Bueno, mi Sakura. – Tsunade la abrazó efusivamente. — Por favor, cuídate mucho e infórmanos cuando llegues a Londres, ¿Sí?
— Claro. – se limpio las pequeñas lagrimas que descendían por sus mejillas.
— ¡A ver, dame un abrazo! – su tío la tomó con fuerza y la meció como si fuera una niña. — Te extrañemos, Sakurita, cuídate mucho por favor.
— Sí, tío.
— Señorita. – el piloto estaba listo y los demás pasajeros estaban listos para irse.
— Ya voy. – miró a sus tíos y les dio un beso en la mejilla a cada uno. Ambos sonrieron. — Debo irme. – le musitó.
— Cuídate mucho, Sakura. – su tía le besó la frente y ella asintió.
Se dirigió a las puertas del avión y les sonrió a todos. Luego entró.
Su viaje estaba por comenzar y el descubrimiento de una suerte nueva estaba apunto de darse a conocer.
Y, mientras el avión sobre pasaba el cielo, aquellas personas que había dejado en Japón, sonreían al ver a la pequeña Sakura ir tras su futuro.
Continuara…
Es una historia que he estado planeando hacer hace algun tiempo, no estaba completamente ensamblada, por lo que no ha publicaba, espero les guste. El misterio recien empieza.
¿Merece un comentario?
Yume no Kaze.
